Comentarios del autor: Bueno, este es mi primer fic de Harry Potter y como no podía ser de otra manera, se trata de un DRARRY. Me gustaría que disfrutaran leyendo la historia tanto como yo estoy disfrutando escribiéndola, así que pónganse cómodos y hagan caso a las advertencias antes de sentarse y disponerse a pasar un buen rato. Un saludo!

Título: Felix Felicis

Autor: Quimaira

Pareja: Draco Malfoy/Harry Potter

Advertencia: Slash (relaciones homoeróticas explícitas). Pese a que no me centraré solo en el lemon, sí que lo habrá – aunque no desde el primer capítulo – de forma abundante y narrada en profundidad y con detalle, así que si no están a gusto con este tipo de escritos, pueden dejar de leer desde ya.

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen a mí, sino a JK. Aún así me tomo la libertad de escribir sobre ellos para cumplir mis enfermas(¿) fantasías.


FELIX FELICIS


Aguamenti

Decir que el día había sido bueno o malo hacía tiempo que había perdido total sentido para el joven de cabellos desordenados y perspicaz mirada verdosa. No era algo reciente, ni siquiera explicable, y pensar en ello intentando darle forma concreta a sus filosóficos pensamientos no era precisamente algo que estuviera dentro de sus planes, por ende se limitaba a vivir los días tal cual como se presentaban, sin divagaciones absurdas más que los logros o fracasos conseguidos a lo largo de la jornada.

Ya desde muy joven había adquirido esa innata costumbre de los muggles por definir los días. Quizá se debiera a haber visualizado alguna de esas películas o teleseries en las que la típica pregunta de "Cariño, ¿qué tal el día?" resonaban como un cliché en la rutina – nada desencaminada – ficticia de los actores que interpretaban un papel. Pensándolo en frío, a él jamás nadie le había planteado ese tipo de pregunta y siendo franco consigo mismo, no habría sabido con certeza qué responder de haberlo hecho.

Cuando vivía con los Dursley podía considerar un buen día aquel en que no era humillado constantemente por sus tíos, su primo o los allegados a los mismos, pero aún así jamás respondería "bien" a nadie que durante esa época le hubiera formulado la anteriormente citada pregunta. Quizá tampoco habría respondido "mal" por el mero hecho de que a tan corta edad, ya las circunstancias le habían enseñado que las horas siguientes podían ser peores que las anteriores, que un tiempo de tregua y relax no significaba que las cosas fueran necesariamente positivas, que un descanso en su rutina de vejaciones no incluía la felicidad.

Habiendo posteriormente ingresado en Hogwarts, su infantil y – hasta entonces – inocente mente había dejado escapar la idea de que las cosas cambiarían, de que encontraría el disfrute que los años anteriores se le había negado. De que dejaría atrás los malos recuerdos, postergados tan solo hasta las vacaciones dónde regresaría al domicilio familiar para seguir con la rutina, a diferencia de que esperaría ansioso la vuelta al colegio. Si bien no se equivocó del todo, la plenitud de la que imaginaba se vería embriagado nunca se presentó delante de él. Cierto era que tanto amigos como profesores hicieron de su estadía algo agradable, de lo que sacar hermosos recuerdos, pero creciendo como persona entendió que allí dónde había luz, había también oscuridad. Que la felicidad absoluta estaba lejos de existir. Que cada momento apacible podía verse roto al segundo siguiente por el más mínimo capricho del destino, ya estuviera relacionado con algún Señor Tenebroso o por las zancadillas de cierto Slytherin rubio y las sabandijas que tenía como secuaces de fechorías.

La Guerra sobrevino entonces como un enorme peso sobre sus hombros, entendiendo entonces que su incierto futuro ya había estado atestado de responsabilidades incluso antes de nacer. Que, por injusto que fuera para alguien que no podía considerarse que hubiera vivido demasiado, estaba en su mano el destino de muchas personas, que con cada acto – acertado o desafortunado – la balanza de la vida se inclinaba hacia un lado o hacia otro de forma rauda. Un peso sobrecogedor, una carga no escogida pero sí decidida. Un peón en una partida de ajedrez de la que en algún momento y de manera equivocada se había creído el jugador cuando no era sino parte del tablero.

Un leve hormigueo en su cabeza, suave y relajante, consiguió que la piel de la nuca y de gran parte de su alta espalda se erizase, arrancándole un sutil suspiro calmado y quedo, que resonó contra el vaho de las paredes sin alterar lo más mínimo el ambiente y por ende, sin conseguir sacarlo de sus cavilaciones. Aquella época había dejado tras de sí innumerables pérdidas, demasiados muertos que llorar. El mundo había cambiado y – para bien o para mal – ya nunca sería lo mismo. Las garras del pasado se afianzaban todavía con fuerza a los retazos del presente, como pretendiendo perdurar en un futuro, luchando contra el inminente fracaso de ambos bandos ya que nadie, absolutamente nadie que se tomara unos segundos para pensar en ello, podía considerarse totalmente vencedor en aquellos días.

El hormigueo se deslizó ahora con la misma sutileza hacia su hombro derecho, dejando que pequeñas gotas de agua enjabonada se precipitasen con lentitud sobre el omóplato del mismo lado, con la calidez del agua en estado gaseoso acariciando la piel expuesta. Una sonrisa se dibujó en los labios del Gryffindor, que se dejó recostar un poco más contra el pálido pecho tras él, acomodándose entre el hueco pronunciado del hombro y el cuello del dueño de aquel afilado mentón níveo. Sus pies salieron un poco por el otro extremo de la bañera dado el reducido tamaño de la misma para dos personas. Aún a día de hoy le costaba acostumbrarse a esa paz exenta de protestas y ofendidas quejas, pero que no estuviera hecho a ello todavía no quería decir que no lo encontrara de lo más deleitoso.

Una pálida rodilla se alzó entonces a uno de sus costados, haciendo que el agua alrededor de ambos cuerpos ondease un par de segundos antes de volver a la calma, dejando que la blancuzca espuma se deslizase descaradamente por el consiguiente muslo hasta volver a posarse de forma lenta y sinuosa sobre la superficie acuática. El silencio solía adueñarse de ambos con cierta frecuencia, pero lejos de ser una situación incómoda, hacía tiempo que el moreno encontraba en esos momentos una sosegada paz que atesoraba tanto como sus discusiones.

Sin que pudiera hacer nada por evitarlo, su mente vagó en recuerdo a alguna de esas cinematográficas situaciones y no pudo más que ahogar una pequeña carcajada al emular a Malfoy esperándolo en casa para que luego de un arduo día de trabajo, sus labios pronunciaran su interés por saber qué tal le había ido el día.

- ¿Qué es tan gracioso, Potter? – la desdeñosa voz de su amante, arrastrando las sílabas de su nombre con petulancia y cierto hastío, no exento de curiosidad, resonó nítida en el escueto cuarto de baño, volviendo al moreno de golpe y porrazo a la realidad, todavía sonriendo ante la imposibilidad de que aquello fuera probable en otro sitio diferente a su imaginación. No, definitivamente Draco Mafoy jamás en plenas facultades mentales pronunciaría esa sencilla pregunta que al Niño-Que-Vivió se le antojaba tan curiosa.

- Hace unos momentos no me llamabas así, Malfoy – hizo especial hincapié en su apellido, desviando de esa manera la atención de la pregunta inicial del rubio, haciendo que una de sus prácticamente albinas cejas, perfectamente delineadas, se enarcara sobre su platinado orbe, fijo ahora en los llamativos jades del auror.- Vamos, no me mires así, sabes que no miento – en una divertida pantomima, el moreno cruzó los brazos sobre el pecho y medio ladeó el cuerpo para encarar al Slytherin, alzando también una de sus cejas en un burdo intento de imitar la mueca de fingido desconcierto del rubio.

- Discúlpame, seguramente debido a tus exagerados elogios sobre la…labor que estaba desempeñando escuchaste mal – se excusó sin perder en lo más mínimo ese porte sobrio y aristocrático, pese a que los mojados cabellos se le adherían de forma algo desordenada a la pálida frente, acrecentando más si cabía su belleza natural debido a ese pequeño contraste asalvajado de finas hebras rubias descolocadas. El brillo de fingida molestia que se instauró en los verdes ojos del auror no pudo ser sostenido mucho tiempo y pronto mutó en una mal disimulada expresión de picardía que, para evitar que su acompañante la viera, no tuvo más opción que esparrarle sobre ese estoico rostro una esponja empapada que flotaba a la deriva por la bañera. El claro sonido del "chof!" junto con el respingo que pegó Draco ante tan imprevisible suceso en el que sin duda el moreno acababa de atentar contra su dignidad, y por tanto, contra su propia vida dadas las consecuencias que aquello acarreaba no consiguió sino que Harry estallara en carcajadas antes de que su amante se le fuera encima en busca de venganza.

Las piernas se enredaron, parte del agua jabonosa entró en las bocas de ambos y hasta por la nariz de Potter y otra parte desbordó en cascada de la escueta bañera, empapando el suelo. Esa era su pequeña guerra particular. Una guerra que no dejaba víctimas mortales aunque sí exhaustas, una guerra que pronto se trasladaría a la cama entre risas, caricias y mordiscos, además de susurros amenazadores y palabras tiernas, insinuaciones subidas de tono y confesiones. Una guerra en la que Potter volvía a ser Harry de forma necesitada, y en la que Malfoy era un Draco pronunciado con deseo.

En la mente del moreno volvieron a sucederse fugazmente las imágenes de un soberbio rubio esperando su llegada, pronunciando un "Bienvenido, Cara-Rajada, ¿Qué tal el día?" y pese al apelativo, él solo pudo sonreír de forma mordaz y abrazarse a su cuello, olvidando si el día había ido bien, mal o regular, pero teniendo la certeza que desde que se encontraba con él, iba mejorando por momentos.


Muchas gracias por haber leído hasta aquí! Espero que haya sido de su agrado aunque al tratarse de un prólogo es solo una pequeña presentación de lo que será la historia en sí, dónde se narrará cómo llegaron a ese punto.

Espero reviews con ansias ya que me alimento de ellos para seguir escribiendo(?) xD. Nos leemos!