Sentado en una silla miraba a sus tres amigos jugando a las cartas, a él también le gustaba jugar, pero ese día estaba tan enfadado que no quería hacer absolutamente nada que no fuera lamentarse.
-Vamos Sirius, anímate – el aludido miro a su amigo que no apartaba los ojos de sus cartas – no sé porque te lo tomas a la tremenda.
-Como se supone que me lo voy a tomar James – gruño – no quiero irme con mis padres ni a la vuelta de la esquina y menos aun pasarme quince días encerrado con ellos en una maldita casa, todos los años me niego a ir y todos los años acabo encerrado en esa condenada casa.
-No vas a estar solo con ellos – indico otro de ellos – si solo fuera tu familia sería lógico, pero estaréis acompañados.
-Creerme cuando te digo que la familia Tanrof no es lo increíblemente fascinante como tu piensas Remus, el único que me cae bien es Robert y el no va a estar.
-Esta el profesor Tanrof
-Remus – Sirius suspiro antes de continuar hablando – el profesor Tanrof me cae bien, pero pasar los últimos días de vacaciones con uno de mis profesores no es ninguno de mis sueños no cumplidos, aunque puede que el tuyo si – su amigo negó con su cabeza, pero ni siquiera se molesto en levantar sus ojos de las cartas.
-También estará Susan… yo me cambiaría por ti en cualquier momento, antes de estar el resto de las vacaciones con mi abuela.
-Peter tiene razón – revelo James.
-A mi Susan también me cae bien – siguió Remus – y desde luego yo también me cambiaría por ti.
-A vosotros – protesto Sirius – solo os cae bien porque se abre de piernas cada vez que se lo pedís.
-Por eso a mí no me hace caso – dijo Peter – porque no se lo he pedido ¿Si se lo pido creéis que lo haría? – los otros tres miraron a su amigo y negaron a la vez con la cabeza – bueno al menos a Sirius tampoco le hace caso – se conformo.
-¿Quién a dicho que no me hace caso? Soy yo el que pasa de ella, paso mucho de compartir una tía con ninguno de mis amigos.
-Eso no es del todo cierto – argumento Remus – es mas hace poco te acostaste con una chica que había estado el día anterior con James y el curso pasado había una tal… Lidia que iba de tu cama a la mía.
-Eso es verdad – colaboro el nombrado – y es extraño no te oí quejarte entonces, es mas – añadió - estoy seguro de que no te quejaste.
-No es lo mismo, además paso de ella y esta. Lo que mas me revienta es tener que verle mas la cara de lo que lo hago en el colegio, que ya es bastante, cuando aparece en mi habitación cuando le da la real gana para ir con uno de vosotros.
-Eso no es verdad – negó Remus – ella pasa bastante de ti y te da rabia y cualquiera que te oiga pensara que esta todas las noches buscándonos.
-Poco le falta… - farfullo el moreno.
-Bueno pues si eso te preocupa - dijo James – por mí no la volverás a ver, he decidido que le voy a ser fiel a Lily.
-¿A que Lily? – pregunto Sirius mirándole fijamente y temiendo la respuesta que le pudiese dar.
-¿A que Lily va a ser? A Lily Evans.
-James – empezó Remus – esta muy bien que creas en la fidelidad, pero no…
-No le puedes ser fiel a Evans – termino Sirius.
-¿Por qué no? – quiso saber el otro – me gusta mucho y no me parece bien engañarla con otras, eso si estaría mal.
-Lily te odia – todos los ojos se volvieron hacía Peter que se encogía de hombros.
-No me odia.
-Más bien te detesta – explico Sirius – un sentimiento que deja latente cada vez que te ve.
-No me entendéis. Lo que le ocurre es que se pone celosa cada vez que me ve con otra chica, porque ella quisiera estar en su lugar. Entonces se enfada y por eso creéis que me detesta.
-No – negó Peter – lo creemos porque ella te lo dice cada vez que te ve.
-Me da igual lo que penséis, he decidido que le voy a ser fiel, no tengo que daros a vosotros ningún tipo de explicación al respecto.
-Ya que tú… - Remus pensaba detenidamente cada una de las palabras que iba a decir – tú piensas serle fiel ¿Esperas que ella también lo sea?
-Claro – el otro le miro a través de sus lentes como si la pregunta fuese de tontos y su amigo se hubiese vuelto loco.
-Ya… Yo casi me voy a ir, se supone que hace dos horas que tenía que haberme ido a la casa de veraneo de los Tanrof, mi amada familia ya ha debido llegar y mi madre estará de los nervios porque aun no he aparecido. James antes de irme quiero que pienses bien lo que te voy a decir. Evans te odia, piensa que eres un presumido egocéntrico y no te quiere ver ni en pintura y lo que es mas importante de todo, no es tu novia, no tiene porque serte fiel, ni tu a ella tampoco, por Merlín que pierdes la razón cada vez que ella se te cruza en el camino.
-Creo que entiendo adonde quieres llegar… en cuanto volvamos al colegio me pegare a ella y así será imposible que piense en ponerme los cuernos – Sirius negó con la cabeza y ni se molesto en contestarle, se introdujo en la chimenea mientras murmuraba algo parecido a idiota, se queda idiota por ella.
En cuanto salió de la chimenea de la casa de los Tanrof había ya una pequeña elfa esperándole.
-La ama Tanrof, sus padres, su hermano y la ama Susan le están esperando desde hace un rato en el jardín – Sirius suspiro y sin decir nada se encamino hacía una puerta de cristal, la abrió y salio afuera.
Miro al exterior donde pudo ver a sus padres con la señora Tanrof sentados a una mesa con un velador para que el sol no les molestase, junto a la piscina tumbados en sus respectivas hamacas se encontraban, su hermano al que se le veía todo empalmado sin quitarle la vista a la hija de los dueños de la casa, que echada boca abajo con lo que parecía un pequeño bikini, ignoraba todo lo que pasaba a su alrededor. Se acerco a sus padres, pasando por alto la mirada reprobatoria que su progenitora le lanzaba.
-Madre- saludo dándole un beso en la mejilla – señora Tanrof, padre.
-Llegas tarde Sirius – le regaño su madre – recuerdo perfectamente a que hora te dije que estuvieras aquí.
-Lo siento madre, me distraje y no pensé…
-Ese es siempre tu problema que no piensas.
-No te preocupes Walburga, no es tan tarde – finalizo la dircurción la señora Tanrof - ¿Qué tal tus vacaciones Sirius?
-Muy bien gracias.
-Susan – llamo la señora Tanrof – ¿porque no le enseñas a Sirius los jardines? – la aludida levanto la cabeza y miro a su madre.
-Creo que conoce bien los jardines, todos los años se los muestro.
-Susan vas a discutir conmigo o vas a hacer lo que te he ordenado – la mencionada se levanto de la hamaca, agarro un pareo que había junto a ella y después de ponérselo en la cintura miro con el ceño fruncido a Sirius.
-La verdad que ella tiene razón, no creo que los jardines hayan cambiado tanto en un año.
-Sirius ve con Susan – dijo su madre.
-Pero si …
-Sirius obedece a tu madre – gruño su padre – tanto te cuesta darle una pequeña alegría por una vez.
-Claro padre – empezó a caminar hacía la chica que ya iba unos pasos por delante.
-Yo también voy – siguió Regulus.
-No – negó su madre – déjalos a ellos, tu quédate aquí – su hijo pequeño miro a su madre sin comprenderla, luego a los otros dos que ya desaparecían por las escaleras que llevaban a los jardines.
Ya llevaban más de diez minutos andando y ninguno de los dos había dicho ni una sola palabra, estaban llegando ya al lago que pasaba por el terreno de la mansión, cuando Susan miro hacía la casa, cuando comprobó que desde donde estaban no les podían ver, se sentó en el suelo con los brazos y las piernas cruzadas.
-¿Que haces? – pregunto el chico sorprendido.
-Estoy cansada de esta tontería de todos los años, no se porque te tengo que enseñar algo que casi conoces mejor que yo, me niego a seguir caminando, puedes seguir tu andando si te apetece – le grito ella de mala forma mientras fruncía el ceño.
-Oye – gruño él sentándose junto a ella – que a mi esto tampoco me hace gracia. Pero no por eso te grito a ti, ni me pongo borde.
-Vale – acepto ella – no es culpa tuya, siento haberte gritado, pero me agota esta tontería.
-Eso lo entiendo – accedió él – nos podemos quedar aquí un rato y luego volvemos como si hubiésemos dado el acostumbrado paseo – ella no contesto, se tumbo y cerro los ojos, mientras el negaba con la cabeza, agarro una pequeña piedra y la tiro al lago, miro a su alrededor el paisaje que le rodeaba y paseo su vista por la chica que estaba a su lado, su pelo negro oscuro estaba esparcido por la hierba, sus ojos azules que ahora se encontraban cerrados y sus labios rosados, siguió bajando la vista por el resto de su cuerpo, comprobando que el bikini era tan pequeño como el había pensado en un principio, comenzó a notar como sus hormonas se revolucionaban rápidamente, pensando como se vería ella, así tumbada y con él encima mientras ella gemía su nombre – mierda – murmuro apartando la vista de ella y tumbándose boca abajo.
-¿Qué ocurre? – él levanto la vista y se encontró con sus ojos que lo miraban interrogativos.
-Nada, no pasa nada – el silencio volvió a hacerse eco entre ellos dos y el necesitaba olvidar los pensamientos que había tenido momentos antes - ¿Tu padre?
-El….- ella se mordió el labio antes de volver a hablar y el noto como rehuía su mirada – el esta en Hogwarts.
-¿En Hogwarts¿Qué hace ya tan pronto en el colegio?
-No lo sé, el… tuvo que ir y ya esta – estaba claro que la conversación había llegado a su fin - ¿Por qué no fuiste a la boda de Narcisa? – o tal vez no.
-Ver a mi prima con el cabrón de Malfoy no era plato de mi gusto y creo que mis padres tenían miedo de que armase alguna, porque literalmente me pidieron que no fuese.
-¿Entonces tampoco iras a la de Beatrix?
-¿Beatrix?
-Se casa a finales de verano ¿No lo sabías?
-No - negó él – creo que no la veo desde nuestro quinto curso. ¿Con quien se va a casar?
-Con Rodolphus Lestrange.
-¿Pero en que demonios piensan mis tíos para casar a mis primas con semejantes individuos?
-Pues supongo que en lo mismo que los míos… en la limpieza de la sangre- lo último lo dijo con la voz más ronca como si imitara a su madre.
-¿Tú piensas a si también? – ella le miro un largo rato a los ojos antes de contestar nada.
-¿Y tú? – pregunto ella a su vez.
-Yo pregunte primero – protesto él.
-Cierto y supongo que se tu respuesta, he oído a tu hermano hablar de los alumnos que ensucian Hogwarts y la magia.
-Vale, entonces si estamos por creer que somos iguales que nuestras familias, yo ya se tu opinión también, porque también he oído a tu madre el año pasado en la estación cuando vio a Evans y supo que era hija de muggles – ella le miro asustada.
-¿Vio a Evans? No lo sabía… ¿No sabe que va a Gryffindor verdad? – el la miro extrañado.
-No lo sé, no me pare a contestar a tu madre y menos aun a informarla ¿Qué más da si sabe en que casa esta?
-Si se entera de que es mi compañera de habitación, es capaz de mover cielo y tierra con tal de que no este junto a ella y si se entera que llevo tanto tiempo escondiéndoselo me va a …
-¿A que? – pregunto Sirius, pero ella no le contesto, se levanto rápidamente y miro hacía la casa.
-Volvamos, ya deberíamos haber vuelto, vamos – no le dio tiempo a levantarse cuando ella ya había arrancado a andar como si la llevase el diablo.
Tres días llevaba en aquella infernal casa, tres largos y aburridos días, en los que lo único que hacia era nadar y tomar el sol en las hamacas con Susan y su hermano, y al agua solo se acercaban el y Regulus, porque la chica parecía tenerle alergia a la piscina y también estaba el tema que de los tres el único que hablaba era su hermano que como le ocurría siempre delante de la chica, se volvía idiota, se ponía nervioso y hablaba de las primeras cosas que se le pasaban por la cabeza, aun cuando eran las mayores estupideces que podía llegar a decir, pero tenía la suerte, de que ella siempre le respondía con una sonrisa y que ignoraba el bulto siempre visible en su bañador cada vez que ella aparecía con uno de sus minúsculos bikinis.
-El calor hoy es insoportable – murmuro Regulus – ¿nos pegamos un baño? – dijo al mismo tiempo que se levantaba y se zambullía de cabeza en la piscina, Sirius se levanto e imito a su hermano mientras Susan no levanto la mirada del libro que tenía en sus manos.
-Susan – llamo su madre - ¿Por qué no te vayas con ellos?
-Estoy leyendo, no me apetece meterme en el agua – contesto mientras pasaba una hoja de su libro.
-No hagas que te lo repita, nada un poco y así te refrescaras.
-No tengo calor madre y no me quiero bañar.
-Susan – gruño su madre mientras se levantaba de la silla en que se encontraba y se acercaba a ella – no hagas que pierda la paciencia.
-Si tanta ganas tienes de que alguien entre en el agua, porque no te metes tu a darte un baño – sabía que aquello no lo tenía que haberlo dicho, lo supo en el mismo instante en que las palabras salían de su boca, pero no lo había podido evitar.
-Susan no voy a volver a repetirlo – los ojos de su madre estaban furiosos y un estremecimiento corrió por su cuerpo.
-Madre sabes que no me gusta bañarme, por favor no me obligues – el resto miraban la escena extrañados sin comprender nada.
-Tu padre no esta aquí, no vas a salirte con la tuya como siempre – nada mas terminar de decir esas palabras, saco su varita, apunto a su hija que se elevo en el aire y fue a caer al agua, antes de que su cuerpo tocase la piscina todos oyeron una voz que provenía de la puerta.
-Madre no.
Sirius miraba la escena sorprendido de lo que estaba viendo, no podía creer que todo se hubiera iniciado solo por meterse en una piscina y ahora veía como Robert, el hermano de Susan corría hacía la piscina.
-Sirius – llamo Regulus - ¿Por qué Susan no sale a la superficie?
-Joder – nado seguido por su hermano hacía donde ella se había hundido y se sumergió, la sujeto por debajo de los brazos y subió a la superficie con ella, su hermano le ayudo a sujetarla y entre los dos la llevaron hasta donde se encontraba Robert, que desde el borde de la piscina la aferro y la saco de la piscina mientras los otros dos salían después.
-Tranquila – le susurraba su hermano – ya paso, estas fuera, todo esta bien – los otros dos los miraban de pie junto a ellos, mientras ella se convulsionaba entre los brazos de su hermano – madre no tenías que haber echo eso.
-Solo tenía que meterse en la piscina y no enfadarme, Robert, sabes como es ella siempre se sale con la suya, pero ahora que tu padre se ha ido, no pienso permitir que siga haciendo lo que le de la real gana.
-Madre por favor tienes invitados – termino Robert la conversación, conocía lo suficientemente bien a su madre como para saber que ahora estaría más ocupada en disculparse por el mal comportamiento de su hija, que de cómo ella se encontraba, así que aprovecho el momento para irse de allí con su hermana en brazos.
La cena había transcurrido tranquila después de la extraña tarde que habían pasado, Sirius hablo con Robert toda la cena, al menos ya tenía alguien con quien hablar en aquella casa, pero no se le pudo pasar por alto que Susan no había vuelto a aparecer, desde que su hermano se la había llevado.
Ya se iba a acostar cuando miro por la ventana, luna llena y él en esa maldita casa cuando uno de sus mejores amigos, estaba pasando una mala noche, le dolía no poder estar en esos momentos junto a él, miro hacía la piscina y vio una especie de sombra apoyada en la cerca que llevaba a los jardines, una sombra que sabía bien a quien pertenecía.
Se preguntaba mientras bajaba sigilosamente las escaleras de la casa que era exactamente lo que le estaba llevando a hacer eso justamente, porque no volvía de nuevo a su habitación y se metía en la cama a dormir, se lo repetía una y otra vez, iba a dar la vuelta y volver a su habitación, meterse en su cama y dormirse, eso era lo que iba a hacer, pero si eso era lo que iba a hacer, que hacía ya junto a ella apoyado en la cerca mirando a la oscuridad.
-¿No tenías sueño? – pregunto ella mirando hacia el frente.
-¿Qué haces aquí? – ella sonrió
-Estoy pensando ¿Y tu?
-¿En que piensas? – ella volvió su rostro y le miro.
-¿Vas a seguir haciéndome preguntas e ignorar todas las que yo te hago? – ahora el que sonrió fue el.
-Es posible. ¿En que piensas? – volvió a repetir de nuevo la pregunta.
-Tu familia y la mía…. ¿Crees que se parecen?
-No lo sé, nunca me lo había planteado – ella había vuelto su vista de nuevo a la oscuridad – bueno tu hermano me cae mejor que el mío y hasta creo que tu padre me cae mejor que el mío también – ella dejo escarpar una pequeña carcajada.
-¿Qué hicieron tus padres cuando no fuiste a slytherin como ellos esperaban? – el se puso rígido.
-¿A que te refieres? – solamente James sabía que era lo que había ocurrido aquellas primeras navidades que había vuelto a casa después de su entrada en el colegio, las primeras y últimas navidades que paso con su familia desde su entrada en el colegio.
-El primer años después de entrar en Hogwarts, Robert me dijo que nuestra madre había decidido que yo no fuera a pasar las navidades con ellos y que me quedaba en el colegio Cuando volví a casa en el verano, mi madre estaba aún furiosa porque no había entrado en la casa que ella quería, así que decidió que necesitaba un castigo por mi rebeldía y por la gran decepción que soy como hija, me tiro a la piscina, quito la escalera y me tuvo dentro casi dos días, no me podía sujetar a nada, había hechizado los bordes para que me mordieran , así que no me pudiese sujetar a nada, desde entonces me da pánico meterme en la piscina.
-Debió ser duro – Sirius estaba sin palabras y sin saber que decirle, sabía lo que sentía, pero no sabía como decírselo a ella – un cruciatus – ella le miro sin comprender – así fue como me castigaron por no ser su hijo perfecto – el silencio floto entre los dos.
-Mi padre se ha ido de casa, se han separado y mi madre me culpa a mí de lo que a pasado.
-¿Por qué ibas tú a tener la culpa?
-Mi padre siempre amo a mi madre por encima de todo, pero ella siempre se avergonzó de que solo fuese un pobre profesor, que su familia no fuera tan importante como la de mi madre y que Robert se haya echo mor…, que obedeciera a mi madre, es la gota que colmo el vaso, el siempre intento que ella nos quisiera, más bien que me quisiera, pero soy una decepción y me odia, aunque como ella dice, aun le queda Robert, pero las cosas entre ellos eran cada día peor, solo sabían discutir y pelearse, hace dos semanas mi padre se fue y me dejo con ella.
-Si te sirve de algo, la mía se pasa el día repitiendo, que gracias a dios aun le queda Regulus. Aunque siento lo que te ocurre.
-No te preocupes, en los últimos años, yo he realizado cosas, para que algún día ella deje de gobernar mi vida y estoy segura de que lo conseguiré.
-Eso espero – no sabía que había pasado esa noche, pero se sentía más cerca de ella que de nadie en mucho tiempo.
-Me voy a dormir – le dio un suave beso en la mejilla y antes de que Sirius se diera cuenta había desaparecido de allí.
Espero que os este gustando.
