Okay, este es un drabble de lo que Sam pasa cuando esta embarazada. Si quieren fanart de esto, busquenme en deviantART como Leneeh. En esta ocasión es la carne.
Habían pasado ya tres semanas desde la primera vez que había comido carne después de 17 años. Y aunque podía haber seguido resistiéndose, la verdad era que no quería, su cuerpo la necesitaba, ella la necesitaba. Nadie se lo había podido confirmar, ni los carísimos y discretísimos doctores que sus padres pagaban, ni los Fenton con todos sus aparatos raros, pero ella sabía (y realmente así lo deseaba), que se trataba de una niña. Aunque para ser sincera, fuese lo que fuese, ella solo quería que saliera de ella sana y salva, sin complicaciones ni cosas raras. Pero obviamente, en la vida de Samantha Manson, ahora señora de Fenton, pero nadie había podido convencerla de cambiarse el apellido, nada era normal.
Despertó de una de sus siestas para recuperar la sensibilidad en los pies, hinchados de una forma que no podía ser posible y bajo lenta y pesadamente las escaleras de una por una. Tenía hambre y algo olía delicioso en la cocina. Así que intento darse prisa, y mientras más se acercaba al pie de la escalera más cerca estaba el delicioso aroma de lo que reconoció como bistec de res, pero entre más olía, más se escuchaba un murmullo de voces que bien conocía. Frunció el ceño. Apostaba su salario entero, que debido al "donativo desinteresado" que sus padres habían realizado a la empresa para la que trabajaba, con la secreta condición de adelantar su incapacidad por maternidad, había aumentado también; a que su esposo se había dejado convencer por su mejor amigo para romper "momentáneamente" el trato que tenían con ella para balancear el nivel de animales muertos si ella empezaba a comer carne, para hacerse unos sándwiches del delicioso bistec, cuyo olor ahora inundaba sus fosas nasales.
Estaba ya casi llegando a la cocina, cuando el teléfono del pasillo comenzó a sonar y aunque de mala gana, avanzó los dos pasos que le faltaban para descolgarlo, pero cuando lo hizo ya había alguien en la otra línea.
"¿Si?"
"Hola, Danny. ¿Está Sam?" Ella reconoció la voz de su madre.
"Ah, hola señora Manson. Sí, pero está dormida, si quiere-"
"Espera Danny, estoy en la línea, bajé por un bocadillo."
"¡Oh!, está bien. Las dejo entonces. Hasta luego señora Manson."
"Adiós Danny." Se escuchó el ruido de la bocina contra el interruptor de colgado y en seguida susurros y mucho movimiento al otro lado de la habitación.
"Hola mamá." Dijo ella girando los ojos, casi podía ver a sus dos mejores amigos buscando donde esconder los ingredientes de su sucio secretito. "¿Son ya las tres de la tarde?"
"Si, cielo. Hoy dormiste más que ayer, ¿estás bien? Porque puedo ir en este momento y acompañarte a ver a la doctora Haskell. Podemos-"
"Tranquila mamá, estoy bien. Estaba cansada, es todo. Danny me tiene MUY bien cuidada." Pronunció la palabra "MUY" en tono más alto y direccionada hacia la cocina, donde aún se escuchaba estrepito y susurros.
"Bueno, de todas formas iré, porque en tu condición cualquier cambio es merecedor de una revisión rápida, incluso si crees que no se trata de nada."
Sam suspiró y se pasó la mano por el cabello. Su madre llamaba todos los días sin excepción a las tres en punto para saber cómo se encontraba y aunque al principio parecía tolerable, su madre se exaltaba por cualquier cosa, desde un simple estornudo hasta un pequeño ataque de hipo. Creía que el hecho de que nadie lograra ver al bebé como si no estuviera ahí hacía que el embarazo de su hija fuera 50 veces más riesgoso que uno normal. Así que no paraba de hacer preguntas y de sugerir cosas. Lo veía muy lógico, ya que ella suponía que una madre debía de preocuparse por el bien de su hija, pero la persistencia de Pamela después de enterarse de quién era en realidad el esposo de su hija la hacía preguntarse si ella algún día se convertiría en una madre así. Se deshizo de esos pensamientos y prestó atención a lo que su madre decía.
"-embarazada de ti, tenía sólo 2 años más que tú y tu abuela tuvo que mudarse conmigo, y sabes que desde ese día vive con nosotros y-"
"¡Oh, por dios, mamá! Estoy bien, de verdad. Sólo estaba cansada. No necesitas venir, y mucho MENOS vivir aquí. Aprecio tu preocupación, pero Danny me está cuidando, y si hubiera algún problema me llevaría en seguida a casa de sus padres, que serían más capaces de ayudarme en el momento que la buena doctora Haskell."
"Bueno. Está bien, pero de todas formas iré, sólo para estar segura, nena."
"¡Esta bien!" se rindió, era mejor así. Antes de que se le ocurriera llegar con una ambulancia. "Prepararemos la cena y puedes traer a papá si quieres."
"Tu padre está jugando golf con los idiotas del banco, y después irá a cenar con ellos. Y tu abuela encontró la forma de conducir una moto sin usar las piernas, así que iré yo sola."
"Si querías venir a cenar porque estabas sola, sólo tenías que decirme."
"Como sea, te veo a la hora de la cena, cariño."
"Está bien, mamá. Pero recuerda que el vino del 72 y Danny no se llevan. Ah, y TUCKER ESTA AQUÍ, ASÍ QUE TE AGRADECERÍA SI PASARAS A COMPRARLE UNA BUENA ENSALADA PARA QUE EL CENE." Dijo de nuevo gritando hacia la cocina.
"Volvieron a comer carne, ¿verdad?"
"Ya los conoces." Su madre se rió al otro lado.
"Te quiero. Adiós."
"Yo también. Adiós." Colgó. A decir verdad ahora se llevaba mucho mejor con su madre que cuando era adolescente, pero era de entenderse, debió haber sido una pesadilla para sus padres encontrarse con una terca adolescente gótica que creía que vivían para hacer de su vida un colorido y superficial infierno. Ahora ella se rió, pero en el momento recordó a que había bajado en primer lugar y se dirigió de nuevo a la cocina, pero no llegó, ya que su esposo salió rápidamente y le impidió el paso.
"¡Sam! Estas despierta." Y le sonrió de oreja a oreja. "¿Qué quería tu madre?" Ella volvió a suspirar.
"Venir a cenar." Le contestó y Tucker salió de la cocina.
"Hola Sam. ¡Wow! Debiste aumentar unos dos kilos desde la última vez que te vi."
"Estuviste aquí hace tres días."
"Escuché que tu madre viene a cenar."
"Si, así que es mejor que vaya y me ponga la ropa de embarazo que me regaló. Si me ve vestida así no podré evitar que se mude aquí." Se dio la vuelta, dejando que creyeran tener la victoria al menos por una vez. De verdad debía cambiarse y su madre no tardaría ni 1 hora en llegar.
"¿Eso quiere decir que tengo que cocinar?" le preguntó Danny viendo cómo se alejaba.
"Carne para DOS, nada más. Mamá traerá ensalada para ustedes." Dijo con una sonrisa maliciosa y dobló la esquina que la dirigía a la escalera.
"¿Crees que sabe que comíamos carne?" susurró Danny.
"El embarazo la debe tener muy fuera de frecuencia." Le contestó el moreno. Y en ese segundo uno de esos malditos cambios de humor la invadió y gritó a todo pulmón desde media escalera.
"¡FENTON!, ¡FOLEY! ¡¿Creen que soy estúpida?! ¡Puedo oler el bistec desde aquí! Así que si quieren vivir para volver a probarlo, ¡ALEJENSE DE MI CARNE!" Y escuchó como ambos salían corriendo lo más rápido que sus piernas se lo permitieron.
