¿Estás de paso? (Cars)

Broooooommm…

Las ruedas de ambos resonaban sobre el asfalto como si aquella fuese la mayor carrera de sus vidas. Para Rayo no era ni mucho menos su velocidad punta, pero las curvas del terreno lo obligaban a forzar al máximo su concentración. A lo que no ayudaba tener a la vista cada dos por tres el tatuaje tribal de la espalda de Sally a la vista. Sacudió el morro para no distraerse y amagó con adelantarla en algún momento, pero el elegante Porsche Carrera continuó en cabeza casi todo el tiempo hasta casi llegar al límite de Radiador Springs. Entonces, Rayo hizo un último intento aparente de rebasarla, Sally aceleró y el joven coche de carreras frenó disimuladamente.

–¡Yuuuuujuuuuu! –gritó Sally, eufórica mientras frenaba, antes de girarse hacia Rayo, que la seguía a corta distancia. Al ver su sonrisa socarrona, enarcó una ceja oscura–. Empiezo a pensar que me has dejado ganar…

Rayo sonrió más ampliamente, sin abandonar el aire misterioso.

–Hace una semana que te debo una cena, ¿recuerdas?

Sally soltó una risita y apartó ligeramente la vista. Si hubiese tenido sangre en vez de gasolina, se hubiese puesto del mismo color que el objeto de su interés.

–Está bien, tú ganas –aceptó mientras se encaminaba hacia la gasolinera de Flo.

Él se rio y la siguió despacio. La dueña del local, en cuanto los vio aparecer, sonrió. Ya anochecía y era la hora de mayor afluencia para los habitantes de Radiador Springs.

–¡Hola, pareja! ¿Qué os pongo?

Ante aquella mención, ambos saltaron como dos resortes antes de mirarse y empezar a tartamudear.

–No… No… ¿Pareja? ¿Nosotros? ¿Qué…?

Las risitas avergonzadas y el hecho de apenas mirarse por el rabillo del ojo hacía la situación aún más cómica, pero Flo prefirió quitarle hierro al asunto con un "¡que es un decir, hombre!" mientras muchos se acercaban para saludar a Rayo. Sally, al no estar en el pueblo, había sido la última en enterarse de su retorno, pero él casi lo prefería. Había podido estar con ella a solas un rato y si no hubiese sido por Mater… "Un amigo inoportuno", ironizó el corredor mentalmente mientras Flo les servía a Sally a él dos de sus mejores latas de aceite. Su acompañante hizo entonces un gesto con los ojos hacia el exterior de la gasolinera, y Rayo la siguió sin pensárselo dos veces. La noche era maravillosa, mejor de lo que nunca hubiese soñado. Durante un rato, bebieron sin hablar, solo mirando las estrellas, la carretera recién asfaltada y la noche cayendo sobre el horizonte mientras los neones de todos los edificios empezaban a encenderse. La gente a la que Rayo había hablado de Radiador Springs aún pululaba por las calles, para sorpresa de Sally. Si se quedaban, tendría que ocuparse de ellos, abrir el motel… Sin quererlo, empezó a sentir cierto nerviosismo mientras sus ojos no perdían de vista a los nuevos visitantes.

–Bueno, tu sueño hecho realidad de verdad, ¿no es cierto? –preguntó Rayo, sacándola de sus pensamientos de golpe.

–¿Qué? ¡Oh! Sí –Sally sonrió y se giró un poco hacia él–. Gracias, Rayo.

Él sonrió con algo que parecía cariño e hizo una ligera reverencia que a Sally le puso las bujías de punta.

–Era lo menos que podía hacer –admitió a la vez que movía una rueda para abarcar el pueblo–. Sonará extraño, pero vosotros me enseñasteis en poco tiempo lo que es realmente importante.

Sally casi se atragantó.

–¿Ah… sí?

–Sí –continuó él, aparentemente ajeno a su reacción–. Y lo de antes lo he dicho en serio… que lo sepas – por algún extraño motivo , ahora el atragantado era él–. Si me aceptáis, claro.

Sally estaba tan perpleja e inundada de emociones que por un momento se quedó sin habla totalmente. La sensación de estar en un maravilloso sueño se acrecentaba por momentos. Aquello no podía ser real. No podía ser que eso que sintiera fuese lo que echaba de menos en Los Ángeles. No había querido hacerse ilusiones desde el momento en que él se fue a California a correr, pero ahora… Al ver que él la miraba, esperando una respuesta, sacudió el morro para despertar y volver al mundo real, mientras sonreía.

–Bueno, mientras no te cargues el pueblo de nuevo… –trató de ironizar. Y al ver que él se reía, agregó en un tono menos sarcástico–. Si lo necesitas, puedes quedarte en tu cono todo el tiempo que quieras.

Una extraña mueca pasó por los labios de McQueen, y Sally intuyó a qué podía deberse, pero no podía ofrecerle más de momento. Si daban un paso adelante y luego él volvía a irse… porque volvería a irse… Tendría que correr. Seguía queriendo ganar una Copa Pistón y ser el mejor corredor. Y entonces, ¿seguiría interesado en alguien como ella? ¿Alguien que lo dejó todo para irse a un pequeño pueblo del desierto y regentar un motel? Ella estaba orgullosa de su trabajo y su vida, pero no sabía qué podía ofrecerle a alguien como Rayo McQueen.

Entonces, lo escuchó. En la radio sonaba una canción bastante actual que la había cautivado desde la primera vez que la escuchase.

Ayer me preguntaste algo que creía que sabías

Así que te dije con una sonrisa: es todo sobre ti.

Luego me susurraste en el oído y me lo dijiste también

Dijiste que hiciste que mi vida valiera la pena

Es todo sobre ti…

Y sin saber cómo, de repente se lanzó a preguntarle a Rayo:

–Pegatinas… ¿bailas?

Continuará…

¡Hola a todos! Bueno, tras volver a ver la saga de Cars, la tercera concretamente en el cine, y tras llevar una semana con la idea rondando mi cabecita, me he lanzado a hacer una serie de one-shots sobre Rayo McQueen y Sally Carrera. ¿Cómo empezó su relación tras el retorno a Radiador Springs? ¿Afectó la prensa rosa a su relación como figura famosa y joven desconocida? ¿Qué sintió Sally cuando él se fue a correr la Copa Pistón?

¡Espero vuestros comentarios, es un pequeño experimento en un terreno que conozco poco como son los coches pero espero que os guste! ¡Besos!

(Canción: All about you, McFly)