Capitulo 1: ¿Cuándo llegará una pony para cuidarme?
Había en Ponyville una casa. Una casa grande, que tenía muchas habitaciones. En esa casa Vivian potrillos y potrillas. Ninguno tenía un padre o una madre que los cuidaba. En esa casa grande había una yegua, color morado, llamada Cheeriliee quien se encargaba de cuidar a esos potrillos, que eran unos 12 aproximadamente. Ellos eran huérfanos, posiblemente sus padres los habían abandonado, o se habían perdido. Todos eran Pegaso, unicornio o terrenal, provenían de diferentes familias, iban al colegio, jugaban, tenían cutie marks… Bueno, Casi todos…
Habitaba en una de esas habitaciones, una Pegaso potrilla llamada Scotaloo. Era de color anaranjado, su cabello era morado, sus ojos un lila claro y su cutie Mark… No tenía…
Scotaloo asistía al colegio de Ponyville, donde estudiaba y pasaba tiempo con sus mejores amigas: Apple Bloom y Swettie Belle , quienes también eran sus compañeras del grupo de "Cutie Mark Crusaiders", una asociación para ayudar a ponis sin cutie Mark y encontrar su talento especial. Además de esto, Scootaloo se dedicaba en sus tiempos libres a aprender a volar… Pero cada intento era un fracaso. Aleteaba, pero no tenía fuerza para separarse medio metro del suelo.
Saltaba, pero su aleteo era tímido y no podía. Scootaloo quería ser como Rainbow Dash, la pony más cooler de Equestria, pero los sueños de nada servían cuando la esperanza no llegaba más…
Una noche, en su habitación de la casa, Scootaloo leía uno de los libros de Daring Do que había tomado prestado de la biblioteca. Escuchó risas que provenían de afuera. La potrilla dejo el libro abierto arriba de su cama y se acerco a la ventana a mirar lo que significaban esas risas, hasta que logró ver a una de las potrillas que vivían en el lugar. Esta estaba bastante feliz, abrazando a un Pegaso grande y una Pegaso de igual edad. Por otra parte, estaba Cheeriliee viendo con lágrimas de felicidad la escena.
Scootaloo miro a su amiguita tan feliz con su nueva familia, que llena de ira, juntó las cortinas y se subió en su cama, tirando lejos el libro. Una vez sentada, pestañeo y su cara de enojo pasó a ser una cara de tristeza, y se acostó lentamente a llorar, escondiendo su rostro bajo la almohada.
A los segundos llegó Cheeriliee al cuarto. Abrió la puerta y pisó sin querer el libro, entonces lo levantó y sostuvo con sus dientes hasta que vio a Scootaloo llorar. La yegua dejó el libro arriba de un mueble y se acerco a la cama, vio un par de segundos a la niña, y con preocupación le preguntó:" ¿Por qué lloras Scootaloo?"
- Es que… -contaba lentamente la niña, llorando y con su cara bajo la almohada- Es que todos los ponis de aquí se van con sus nuevas familias…
- Oh, vamos Scootaloo, como siempre te he dicho, algún día llegara una familia para ti…- la animó Cheeriliee acariciando la melena de la potrilla.
- No! Espere durante meses y nada pasa- seguía llorando la niña- Creo que es porque no tengo mi cutie Mark y por qué no puedo volar…
- Scootaloo!- dijo Cheeriliee agarrando la almohada y viendo a la niña- No te preocupes por eso, algún día llegara tu día, no importa que no tengas tu marca, o que no puedas volar aún, pero ya llegara el tiempo en el que todo eso te pasara, y te olvidaras de los llantos que has pasado…
La niña se quedó callada, levantó su cara y se sentó otra vez.
- Usted lo cree, señorita Cheeriliee?- preguntó con duda la potrilla.
- Claro que creo!- sonrió la yegua- Y sabes que más Scootaloo? Yo creo en ti…- agregó dándole un abrazo a la niña y sonriéndole.
Scootaloo dejó caer su última lágrima y sonrió. Luego, Cheeriliee se fue del cuarto, y la niña agarró su libro otra vez, para continuar su lectura. Pero antes de ponerse a leer, se acercó a la ventana de nuevo, corrió las ventanas y vio el hermoso cielo azul, repleto de brillantes estrellas.
Con sus ojos brillantes, Scootaloo vio una estrella fugaz pasar, entonces cerró los ojos y pidió un deseo: "Que algún día llegue una pony para cuidarme…"
