Hola. Esta es una pequeña historia que se me ocurrió después de ver de nuevo el capítulo 10x13. Es el primero que escribo sobre Gideon, así que no sé que os parecerá. ¡Disfrutad!
Cerró el ordenador y se recostó en la silla, tomando un sorbo de su café, y sonrió. Su equipo lo había vuelto a hacer. Habían atrapado sin problemas al apodado por la prensa "Asesino de Las Montañas", y se sentía orgulloso de ellos. Cierto es que había abandonado la UAC hacía mucho tiempo, pero para él, seguían siendo su equipo. Por un medio u otro, se las arreglaba para conseguir saber cómo les iba, le gustaba estar al tanto de su trabajo, de sus logros, de sus vidas.
Así se había enterado de que había sido su gran amigo David Rossi el encargado de sustituirlo, de ocupar su lugar cuando él ya no pudo seguir con la presión del trabajo. No había otro mejor para el puesto que él.
Supo que la dulce JJ, la enlace de comunicaciones en su época, tenía un hermoso hijo, y ahora era criminóloga. Y en el medio de todo eso, trabajó para el Pentágono. ¡Cómo cambia la gente!
Y a la maravillosa Penélope, casi le arrebatan la vida cuando sólo intentaba ayudar a la gente, como siempre hace, aunque no todo el mundo es capaz de mirar el bien en sus bonitos ojos. Se alegraba de que ese hecho no la hiciera perder la alegría.
Emily, la inteligente, sarcástica y maravillosa agente Prentiss había "muerto y resucitado" hacía unos años, y ella sí, cambió para siempre. No se puede vivir una experiencia así y no cambiar. Se alegraba de que ahora le fuera bien en Londres. Desde luego se lo merecía.
Morgan seguía siendo Morgan, el "rompepuertas", pero fuerte, duro, y leal. Un gran fichaje para el equipo. Siempre lo recordaba con cariño.
Y Aaron...sufrió mucho cuando se enteró de lo que le pasó a Haley, de lo que sufrió su gran amigo meses antes cuando tuvo que separarse de su familia, y si hubiera podido, él mismo le hubiera reventado la cabeza a Foyet. Se alegró cuando descubrió que podría volver a ser feliz con esa mujer, Beth, y deseó que pudiera funcionar. Aaron se merecía ser feliz.
Y qué decir de Spencer. Para él era como su hijo, y le dolió en el alma tener que dejarlo. Anhelaba tener noticias suyas, porque sabía que de todos, Reid era el más frágil de todos, y sabía que su partida le había afectado mucho. Al igual que con Hotch, le hubiera gustado estar con Spencer cuando se enteró de lo de Maeve, a pesar de que sabía que no estaba solo. Pero él sabía que tarde o temprano, Reid superaría la muerte de su amada, al igual que había superado su partida.
Y unos vienen y otros se van, y para sustituir a la agente Prentiss, Hotch escogió a la Doctora Blake, una agente con un curriculum brillante y una trayectoria envidiable en el FBI. No importan los errores del pasado si eres bueno en tu trabajo, y en eso se basó su discípulo para contratarla. Pero al igual que le ocurrió a él, el trabajo, la presión y el horror vivido a diario degastaron a la agente Blake, que después de dos años, decidió dejar el equipo. Sabía por propia experiencia cómo se sentía, y él no pudo por menos estar de acuerdo que era la mejor decisión para ella. No quería que terminara como él.
Y ahora, la agente Callahan ocupaba su puesto. También era una buena agente, y sabía que Hotch tenía buen ojo para escoger personal.
Todos y cada uno de ellos formaban parte de su corazón. Y a él le gustaba enterarse de saber cómo les iba para sentirse un poco más cerca de ellos. No estaba seguro de saber responder todavía con exactitud a porqué se había ido, si algún día se lo preguntaran, simplemente necesitaba hacerlo. Esperaba que eso les sirviera.
FIN
