Estos personajes no me pertenecen... snif...
Ikki busca pareja!!!
Capítulo 1: Buscando una página.
Los caballeritos, santos, o lo que sean, estaban flojeando después de su última batalla, saboreando la paz el mundo desde hace ya siete meses. Vivían lo más normalmente que se puede cuando se tiene que proteger a una diosa y se sabe que los malos pueden aparecer en cualquier momento. Ahora se encuentran sentados en el salón de la mansión de su jefecita, en Japón, cada uno en lo suyo. Shun dibuja a Ikki, que está tendido en un sofá haciendo nada; Hyoga mira un programa junto a Seiya, y Shiryu investiga en Wikipediars...
Han pasado varios años desde la muerte de Esmeralda – dijo Shun de repente – deberías rehacer tu vida.
No es tan fácil – respondió Ikki – porque me da miedo hablarle a una mujer.
Noooo... – intervino Hyoga - ¿Puedes hacerle frente a dioses, guerreros y eso, y no puedes hacerle frente a una mujer? Qué vergüenza, si hasta tu hermano...
¿Mi hermano qué? – preguntó Ikki.
¡Nada, nada! – interrumpió Shun.
¿Por qué no quieres que le diga? Tiene derecho a saberlo – repuso Hyoga, con una maligna sonrisa -. Hasta tu hermanito menor se liga mujeres desconocidas en las salidas que tenemos.
¿Shun? – preguntó Ikki con un hilo de voz.
Por eso está interesado en que consigas a alguien – dijo Shiryu -, no quiere sentirse culpable de dejarte solo mientras él sale a divertirse.
Muy bien, lo haré – dijo Ikki -, pero no sé cómo, porque no pienso salir a pubs, discotecas o lo que sea, porque me da susto hablarle a las mujeres...
Entonces no sé qué rayos vas a hacer – repuso Seiya – porque las mujeres no saltan en tus brazos si te quedas acá encerrado.
Puede entrar a una página web de citas – dijo Saori, apareciendo de repente y sobresaltando a los pobres niños.
¿Página web de citas? – preguntaron al unisono, pero ella ya se había marchado.
No es mala idea – dijo Shiryu – la red es una herramienta que ayuda a satisfacer cualquier eventualidad que surja en nuestras existencias terrenales.
¿Qué? – dijo Seiya.
Que te ayuda en lo que quieras – aclaró Hyoga.
Genial...- dijo Shun – Entonces esa es la respuesta. Busquemos una página web que le sirva a mi hermano.
¿Cuál puede ser? – se preguntó Shiryu en voz alta – Voy a buscar en goog...
No es necesario buscar – dijo Saori, apareciendo nuevamente – Puedes intentarlo en la mejor: .com.
¿Cómo sabes tanto de eso? ¿Acaso te inscribiste? – preguntó Ikki.
¿Qué otra cosa puedo hacer? Encerrada aquí no voy a conocer ningún hombre.
Los jóvenes se miraron mutuamente un largo rato.
¿Y qué seríamos nosotros, entonces, Saori? – preguntó Shiryu.
Ustedes no cuentan; tú – respondió Saori, refiriéndose a Shiryu – no eres capaz de declararte a una chica que está loca por ti, esa pobre desgraciada de Shunrei (el Dragoncito agachó la cabeza, mientras el resto reía). Y tú – señaló a Hyoga – estás obsesionado con el recuerdo de tu madre, y no eres capaz de comprometerte verdaderamente con una mujer (el Cisnecito hizo un puchero). Y tú – señaló a Shun – tienes el pelo verde. ¡Cómo alguien puede tener el pelo verde!
Tú lo tienes lila – se defendió Shun.
Por eso, el lila y el verde no juntan ni pegan. ¿Acaso no sabes nada de estética? Tu hermano, por su parte, no es confiable y es demasiado serio. ¡Yo necesito a un hombre que me haga reír!
Ése soy yo – saltó Seiya.
¡No! ¡Tú usas polera roja con un pantalón azul! ¿A quién se le puede ocurrir eso? ¡Horrible! Pareces bandera... Me voy.
La pobre diosa salió de la sala, dejando a los niños muy aliviados.
Busquemos esa página – dijo Shiryu, y entraron juntos a la magia de la red...
Continuará...
