L'amour

Quitó la fastidiosa humedad impregnada en su rostro con ayuda de su mano, siguió con el mismo paso lánguido mientras entonaba una extraña melodía que ni él mismo alcanzaba a descifrar.

Dobló por la misma esquina en la que vio entrar a su compañero de armas, sacó un cigarrillo de su vieja chaqueta junto con un extraño encendedor. El calar un poco de nicotina hizo que sus pupilas se dilataran y brillaran, mientras su lengua se glorificaba con aquel sabor tan añorado.

¿Hace cuánto tiempo venía caminando? Realmente no lo sabía, sin embargo, mientras más se adentraba a ese lugar, más extraño le resultaba.

Quizás porque no era como esas callejuelas por las que llegaba a caminar, plagadas de luces neón y vitrales detrás de los cuales, distintas mujeres contoneaban sus cuerpos de forma lasciva prometiéndole la mejor noche de su vida.

Mucho menos, como aquellas repletas de tabernas con hombres alegres, embriagados por el destilado de un mosto de cereales o la fermentación de la malta.

No, no lo era. Tal vez por eso le resultaba extraño, pero entonces: "¿a qué tipo de lugar irán estos idiotas?", se cuestionó al tiempo que su boca dejaba escapar el humo del cigarrillo mezclado con su propio vaho.

Siguió caminando por aquella zona estrecha y oscura, aspirando bocanadas de nicotina. 'La garganta del diablo', se le ocurrió nombrar ese lugar.

Su tarareo seguía y su curiosidad aumentaba, hasta que finalmente…

¡Impresión!

Sus ojos se agrandaron y su cuerpo se dobló de forma extraña debido a la fuerza que necesitaban aquellas carcajadas -un tanto sombrías y huecas-, que emergían de su garganta.

- "¡Pero qué idiotez es esta! ¿Un circo? ¡Enserio Leo, aún eres un niñato!"- decía mientras giraba sobre sus pies sin parar de reír, para andar nuevamente por aquel camino sobre el cual había llegado.

"¡Por Athena! " – gritó. ¿De dónde demonios había salido aquel jodido mimo que obstruía su camino?

― "¡No jodas!" ― exclamó empujándolo.

El mimo tomo su mano y de pronto la musiquilla peculiar de los circos se hizo escuchar y de la nada, una horda de gente se arremolino contra él. Payasos, mimos, bailarinas, enanos...

¡Todo era un festín!

El chico de extraño aspecto no supo cómo, pues juraba no haber dado ni un solo paso, pero repentinamente se encontró adentro de aquel 'circo'.

― "¡Con un demonio!" ―gritaba―"¿Qué diablos? ¡Quítense! ¡Déjenme salir! ¡Los mandare al infierno, estúpida gente!"

―"Tranquilo señor."― escuchó decir a un hombre bastante robusto, vestido con el típico traje rojo y botas de presentador de circo que venía hacia él.― "Lo estábamos esperando."

La muchedumbre se dispersó y él respiró profundamente. Más 'tranquilo' y con mirada investigadora; observó el lugar buscando a aquel idiota al que se le había ocurrido seguir, mientras el presentador le daba la bienvenida y decía… quien sabe que cosas.

El recinto era mucho más amplio de lo que parecía por fuera, al parecer la carpa solo era una fachada, pues en realidad no era un circo.

Observó que las paredes estaban tapizadas de espejos, el techo teñido de múltiples colores que difícilmente permitían identificar dónde comenzaba uno y terminaba otro; el piso parecía un gran tablero de ajedrez y la gente… la gente con sus ojos cristalinos y perdidos parecía embelesada por semejante lugar.

―"…cada uno de ellos tiene un espectáculo especial para usted. ¿Quiere entrar?"

― "¿Qué?"― preguntó el chico de cabello azul y bebió de un solo sorbo el líquido lechoso contenido en ese extraño vaso que sostenía su mano derecha. Sintió su garganta quemar y se preguntó en qué momento había llegado ese vaso a su mano.

Desafortunadamente su cabeza no logró formular una respuesta lógica y rápida puesto que su atención se centró en el estúpido gordo de traje rojo que reía de forma burlona.

- "Venga" - le dijo mientras lo tomaba del brazo con familiaridad.

― "¡Con un demonio, no pienso entrar a ningún lado!" ― exclamó el chico mientras se jalaba hacia atrás zafándose del agarre del presentador.― "¡Ahora mismo me largo!"

― "Lo lamento señor, pero eso resultará imposible. Una vez adentro, no puede salir hasta ver algún espectáculo."

― "¡Ya veremos!"― sostuvo desafiante el muchacho.

Comenzó a caminar por aquel amplio y lleno espacio buscando la salida, recorrió todo el lugar y finalmente… ¡NADA! No había puerta alguna. "Perra suerte", pensó.

―"Venga señor, le mostrare los espectáculos" ―dijo con una enorme sonrisa el presentador, sonrisa que aquel chico quería borrar de un solo puñetazo; pero comprendió que lo mejor sería seguir el juego.

El presentador lo llevó hacia los espejos. ― "Por cierto señor, no me he presentado, mi nombre es…"

― "Me importa un bledo cual sea tu jodido nombre, dime, ¿dónde están esos estúpidos espectáculos?"

― "Aquí mismo, señor" ―aseguraba el presentador señalando los espejos. ¡Ah claro, ahora se burlaba de él!

― "¡Crees, que soy idiota! Aquí solo veo mi ref..." ― lo asombroso de la situación impidió que el chico siguiera hablando.

Y es que, algo extraño ocurrió. Los espejos se transformaron en una pantalla líquida, mostrando del otro lado a gente divirtiéndose. ¡La misma que hace un momento estaba ahí con él, rodeándolo!

El chico de cabellera azul dio un paso hacia atrás, abrió y cerró sus ojos tratando de aclarar su visión. Giro sobre sus pies, y sorprendido se dio cuenta qué, de los muchos que había visto, ahora solo quedaban tres enormes espejos a su alrededor y no solo eso, ya que el presentador y él eran los únicos en ese espacio.

"¿En qué momento toda la gente se traslado del otro lado, o, en qué maldito momento hemos entrado a este cuarto triangular?", pensó.

― "Y bien, señor, ¿a cuál de ellos desea entrar?" ― el chico no entendía que pasaba. En su cabeza solo existía el ruido que minutos antes toda esa gente hacia y que ahora estaban 'adentro' de los espejos.

Giraba y veía las imágenes que los 'espejos' le devolvían. Una -hace mucho olvidada-, sensación de miedo comenzaba a apoderarse de él.

Agitó su cabeza logrando que se despejara, pero la lucidez no tardó mucho ya que una extraña melodía de ritmos dramáticos se adueño rápidamente de ella. Venia del espejo que se encontraba atrás de su espalda.

Aunque su perfil dictaba lo contrario, se acercó temeroso. Tocó con la yema de sus dedos el espejo, haciendo que éste se moviera como gelatina.

― "Adelante, el espectáculo está por comenzar…"― dijo el presentador con voz lúgubre y aspecto siniestro, empujando al joven dentro del espejo― "… señor, Death Mask."


Notas: Hola gente linda, pues nada hace mucho pero muuuuucho tiempo publique esta historia en mi cuenta de nina scorupkos. La leí y dije, porqué no, vamos a terminarla... así que espero hacerlo ^^' ya que tengo tiempo sin escribir. Este cap lo re-edite, espero se entienda, oigan y...

¿Ustedes creen en lugares mágicos?... Qué será esto... ¿Cabaret, circo, teatro, qué será este lugar?...