Prológo

La última vez que pude ver su sonrisa, fue un mes de abril. Teníamos quince años y asistíamos a la misma escuela, aunque no estábamos en el mismo grupo siempre la buscaba en las horas libres o con la excusa de que me ayudara a estudiar iba a su casa, por muy mal que pudiera pasarla, ella siempre fue mi motivo para sonreír.

Esa mañana habíamos salido a mirar los cerezos, al ser nuestros padres amigos siempre fuimos cercanos desde muy tierna edad y pronto terminaríamos siendo mejores amigos, aunque para mí fue aún más, estaba totalmente enamorado de ella.

Desde pequeños ya me gustaba estar con ella, siempre sonriente y animada, no tarde mucho en quererla y desear siempre estar a su lado. Ella que parecía ser tan fuerte, también era débil, pero no lo mostraba a los demás, solo a mí y de ahí fue que me hice la promesa de siempre protegerla.

– no es hermoso – Sakura extendía sus manos intentando atrapar algunos cerezos, recordar aquella escena aun hace que mi corazón se exalte y sienta una profunda tristeza.

Me pregunto si ella se sentiría de la misma forma, ¿me querrías tanto como yo a ti Sakura?

Unos días antes había intentado confesarme, espere por ella a la salida de la escuela, lo cual no era inusual, solíamos ir juntos a casa, sin embargo, me sentía sumamente nervioso. Cuando la vi salir me acerqué rápidamente, que suerte encontrarla sola. A veces Ino la acompañaba.

– n-necesito hablar contigo – intenté decir de la forma mas calmada que pude sin embargo mi voz sonó temblorosa, y podía sentir mi rostro completamente rojo, apreté mis puños intentando calmarme.

– claro, pero… estas bien Naruto? – puso su mano sobre mi frente – estas muy caliente, acaso estas resfriado? – desde siempre había sido así conmigo, preocupándose por mí.

Pasaron segundos, que me parecían eternos, sin embargo, las palabras no salían de mi boca, porque me costaba tanto decirlo.

– Naruto? – volvió a llamarme, me miraba preocupada

– te llevare a casa – apure a contestarle, tome su mano y comencé a caminar, ella intento liberar su mano de la mía – espera, q-que haces, puedo caminar sola – pero no la solté ni detuve mi paso, al final termino por aceptarlo, todo el camino no fui capaz de decir nada, ni mirarle a la cara. Aun si ese día solo había conseguido tomar su mano, eso me había hecho inmensamente feliz.

– ven Naruto, sentémonos ahí – señalo un gran árbol, extendió una pequeña manta y saco aperitivos – mira he hecho esto especialmente para hoy – de su bolso sacaba unas enormes bolas de arroz.

– pero que grandes! – exclame riendo, nunca se le había dado la cocina sin embargo parecía realmente disfrutar intentándolo.

Me paso una bola de arroz, "salado" pensé después de probarlo – ¿te gusta? – sus ojos brillaban

– por supuesto – no pude evitar sonreír, y di otro gran bocado para terminármelo, lo que hizo que ella sonriera aún más.

Si, aquella fue la última vez que pude verte sonreír.