Bah, sólo puedo hacer One-shoots, si fuerzo a mi cerebro a ir más allá, el pobre queda trabado.
Naruto le pertenece a Kishimoto Masashi, yo sólo tomo los personajes y los distorsiono un poquito.
Seguramente si Sasuke le hubiera preguntado en ese momento sobre las flores, él le habría salido con un discurso sobre las angiospermas.
Menos mal que Sasuke no estaba en condiciones para ponerse a preguntar sobre esas cosas.
Aunque pensándolo bien, también había que darle crédito a las horas que pasó Itachi organizando y memorizando ese discurso, y meditando lo suficiente como para poder hacerse el insensible y hacer todo lo que había hecho.
Ahora, mientras Itachi le explicaba, en un estado que rayaba con ser automático, a un lloroso niño de ocho años que debía convertirse en una cierta clase de vengador y matarle, su cerebro había entrado en una reunión de emergencia para decidir qué se debía hacer a fin de evitar el colapso nervioso que amenazaba con llegar desde que le habían asignado la misión.
– ¡No! –su alma sensitiva, quien hasta ese momento era el que estaba dirigiendo el cuerpo y haciendo que éste hablara con una impresionante frialdad, rugió ante la propuesta– ¡No podemos hacer eso! ¡Sé que es la única forma, pero no puedo hacer que diga algo que consuele a Sasuke! ¡¿Qué acaso no ves que se va a dañar todo el plan?!
– Tiene razón –murmuró el alma intelectiva cerrando los ojos, buscando una solución. Él había decidido no entrometerse. No mucho; la lógica que por regla general manejaba Itachi no le daría más que problemas en ese momento– No podemos hacer eso.
– Pero si no lo hacemos se quebrará –el alma vegetativa, que lograba -con esfuerzo- mantener los ciclos de diástole y sístole a un ritmo regular, se quejó casi avergonzado ante la mirada de los otros– Y no podré evitar que se aloque.
– ¿Qué propones? –una enojada alma sensitiva miró con malicia al alma vegetativa; sabía muy bien que pensar no era lo suyo, aunque tampoco lo de él.
– Cállense –el alma intelectiva miró a los otros dos con severidad– No pienso dejar que entre en paranoia o desorganización cognitiva o algo semejante, y yo, por lo menos, intento pensar en algo.
– Lo de siempre –masculló el alma vegetativa completamente aburrida.
Pasaron unos segundos en los que el alma vegetativa se quejó de lo dañino del sharingan para sus funciones normales, el alma sensitiva se le unió al agregar que "esa cosa" no le dejaba apreciar el mundo como era, y el alma intelectiva intentaba concentrarse cerrando fuertemente los ojos e ignorando el ruido que los otros hacían.
– Tendremos que tomar medidas drásticas –dijo después de un rato, y bastante serio, el alma intelectiva, mientras abría los ojos y miraba hacia cualquier lado– Tenemos que actuar con mucha precisión para no provocar más daño, y para evitar que Sasuke se dé cuenta.
– Eso va a ser difícil –al alma sensitiva no le quedó de otra que reconocer las palabras del alma vegetativa con un cabezazo afirmativo.
– Difícil pero no imposible, par de idiotas –el enojo en la voz del alma intelectiva no pudo ser pasado por alto por los otros, aunque eso, lo sabían bien, sólo ocurría cuando él se encontraba en un grave dilema– No tenemos otra opción.
El alma intelectiva decidió, sin consultar a nadie más (de todas maneras era él el que siempre terminaba ganando cualquier clase de discusión sobre las acciones a realizar) que la única manera de hacer que la mente de un ya consternado Itachi se mantuviera lo suficientemente sana, era canalizar y liberar todos los angustiosos pensamientos en una forma tangible, y de manera que Sasuke no lo observara, pero, como era de esperarse, eso implicaba aún más autocontrol y tiempo.
– ¿Estás seguro de esto? –el alma sensitiva tragó saliva con pesadez antes de mandar un impulso a todo el cuerpo, que catapultó a Itachi hacia un techo cercano– Si no funciona, te aseguro que van a haber cosas peores que el cargo de conciencia.
– Sí, estoy seguro –murmuró enojado el alma intelectiva mientras intentaba deshacerse del agarre de un asustado alma vegetativa– Avanza un poco más y hazlo.
Itachi saltó por un par de tejados más, evitando los kunai que Sasuke, en un intento de hacerle algún daño, le lanzó, únicamente logrando hacer que cayera la bandana que llevaba.
Sasuke observó, arrodillado en el piso, a su hermano agacharse para recogerla, y luego arreglar sobre su cabeza la pañoleta con la placa de Konoha, antes de que lo mirara, dejando escapar una única lágrima y desaparecer, dejándolo solo en la oscuridad.
– ¡Te lo dijimos! –reclamaron a una sola voz las conciencias no pensantes de Itachi– ¡Nos vio!
– ¡Ahora no va a poder continuar! –el lloriqueo del alma sensitiva se tornó de cierta forma teatral.
– ¡Y seguro va a dejarse morir! –el alma intelectiva se masajeó las sienes -previendo una jaqueca- al observar, y oír, las estupideces que sus compañeros decían.
– No –los gimoteos cesaron ante esa simple negación– Eso era parte del plan.
– ¿Eh?
– Lo que mantendrá a Itachi cuerdo será eso.
No respondió a las insistentes preguntas de los otros, porque simplemente ellos no podrían entender sus razones.
El alma vegetativa había acelerado el corazón y la respiración, y el alma sensitiva le puso en alerta máxima e hizo recorrer el temor de ser descubierto por su cuerpo, pero, en un rincón de su mente (representada por el alma intelectiva) Itachi se sintió aliviado de que su hermano le viera llorar.
El alma intelectiva, que por alguna razón seguía planeando cada uno de sus pasos hasta los próximos tres años, pensó tranquilizado que tal vez -en algún momento de su vida- Sasuke le daría el beneficio de la duda, o por lo menos, se pensaría con otros ojos esa noche.
Y, claro está, también le alegraba el que no pasaría a ser un renglón torcido.
No te preocupes por ellos Dios, porque todos son equivocaciones tuyas;
son los renglones torcidos de cuando aprendiste a escribir.
!Los pobres locos son faltas de ortografía!
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Los renglones torcidos de Dios
Torcuato Luca de Tena
La filosofía me hace sufrir (y llorar, y rabiar, y maldecir a diestra y siniestra, pero de eso no digo nada) pero de lo poco que se me quedó de mis clases extras (sí, me tocó tomar clases extras) fue la teoría hilemórfica del viejo Aristóteles (al que le tengo lástima porque lo cristianizaron ya estando muerto; era pagano ¿porque no lo dejaron tranquilo?) que dice que el hombre es un compuesto de alma y cuerpo, donde el alma está también dividida, pero por sus funciones:
- el alma vegetativa, es decir la potencia nutritiva y reproductiva, propia de todos los seres vivientes, empezando por las plantas;
- el alma sensitiva, que comprende la sensibilidad y el movimiento y es propia de los animales y del hombre;
- el alma intelectiva, propia del hombre y que explica nuestra inteligencia (o eso dicen)
El "aloque", es decir, la paranoia o desorganización cognitiva, son trastornos psicológicos, donde, en el primero se habla de trastornos delirantes dadas por falsas creencias, y en el segundo se habla de que, gracias a un trauma importante (léase una experiencia de angustia, pérdida de un familiar o ser querido, rabia o culpa) se dan una serie de alucinaciones sensoriales relacionadas con el difunto (en este caso se agrega un gran plural)
Por otro lado, las angiospermas son las plantas con flor y fruto (para más información vean la maceta más cercana)
Gracias por leer, y recuerden que dejar review es bueno para la salud del autor.
