Bueno, me encontré por ahí en algunos fanfics de Iron man, esto que es como una especie de reto de pequeños drabbles con temáticas de canciones XD Y dije, anda, a ver qué sale.

Hay un par de reglas que se deben seguir.

—Elegir el personaje, la pareja o el fandom: Ranma, por supuesto.

—Pon tu reproductor de música en modo aleatorio

—Por cada canción que toque, escribe un drabble inspirado en ella relacionado con el tema escogido. Sólo tienes el tiempo de lo que dure la canción. No planear de antemano, empiezas cuando la canción de inicio y nada de repetir después. Cuando la canción termine, se termina de escribir

—Redactar diez drabbles con esto y luego publicarlo.

Antes de que comiencen a leer, tengo que advertir que no pude cumplir la regla de la duración de escritura… ni la cantidad de palabras… ni la no repetición de la canción :D pero en todo lo demás… ok, vale, vale, tampoco pude respetar la secuencia aleatoria u_u Sin embargo, los llevo escribiendo durante el transcurso del día de ayer y no quería dejarlos guardados en mi compu.

También debo avisar que en estos drabbles encontrarás universo alterno, bastante OOC, humor negro, insinuaciones de contenido lemón y alguna que otra idea muy descabellada. Si no son de tu agrado las cuestiones anteriores, te invito a tomar tus precauciones.

Por cierto, cuando terminen de leer las historias, les agradecería que pudiesen pasar por mi perfil, tengo una petición que hacerles…n_n

Tenía intenciones de poner todos los drabbles juntos, pero pienso que están mejor separados. Los iré colocando a lo largo del día n_n Son entre diez y doce, porque, por supuesto, tampoco he respetado la regla de la cantidad de drabbles... u_u soy un caso.

Ahora sí, a leer. No los entretengo más.

Todos los personajes que aparecen en esta historia son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi, los cuales utilizo sin ningún ánimo de lucro.

Montaña rusa

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I

Tú de qué vas, Franco de Vita

Ranma estaba sentado en la duela de su habitación, de piernas cruzadas y masajeándose los dedos de uno de sus pies. Un suspiro de satisfacción salió de sus labios pero, aún así, no lograba olvidarse de la razón por la cual era la décima vez del día en la que sus dedos parecían sentirse atraídos por la pared, las patas de una mesa o los bordes de una cama.

—¡Maldita sea! —Masculló, gesticulando una mueca de dolor al tocar uno de sus dedos más lesionados —¿Desde cuándo me volví tan torpe? —Su estómago protestó junto a él con un sonoro gruñido, después de horas de no probar bocado, pero el pelinegro tenía otra idea al respecto— ¡Claro! Es porque no he comido bien estos días—. Viniendo a su mente todas las veces en que Akane se aprovechaba de su estado para comerse su sagrada porción de pepinillos…

—¿Decías algo, Ranma? —Peguntó ella, asomando la cabeza por la puerta del baño. El joven trató de retirar sus manos del pie, pero ya lo habían descubierto— ¿Te lastimaste? —Señaló su extremidad.

—Eh… no… no —Soltó una risita nerviosa de culpa—. Creo que me ha dado un calambre, eso es todo.

—¿Estás seguro?

—Sí, no es nada —Remarcó, negando con la cabeza—. ¿Ya vas a salir?

—Oh, espera un momento. Ya casi—. Acto seguido, la puerta volvió a cerrarse, para abrirse unos segundos después.

—¿Y bien?—. La muchacha salió del cuarto y cerró la puerta tras de si, recargándose en ella y bajando la mirada al ver que él había comenzado de inmediato su recorrido visual de forma ascendente.

"Te robas mis pantuflas" Se repitió Ranma al verle los pies hinchados y la necesidad de utilizar unas sandalias más grandes de las que tenía.

"Te robas mi comida" Su mirada azul subió por las piernas desnudas de la joven y se detuvo en los bordes de un pequeñísimo short color blanco que sobresalía de la camisa que portaba la chica.

"Y ahora te adueñas de mis camisas" Terminó por alzar la vista y se encontró con la mirada curiosa de su esposa, quien formó una letra "t" con sus brazos para que viera lo holgada y cómoda que le sentaba la prenda. Su ropa normal le iba quedando cada vez más apretada, y esa noche había llegado a la conclusión de que ya no podría utilizar más su pijama.

Y fue ahí cuando Ranma decidió cederle una de sus camisas Chinas. A ella le llegaba como una bata corta, y en la parte del torso le sobraba aún bastante tela, mas era cuestión de semanas para que ese espacio fuera ocupado.

—Creo que te sienta mejor que a mí—. Sonrió divertido.

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