Disclaimer: Naruto no es mío.
El sol brillaba, los pájaros piaban y el viento mecía sus suaves cabellos, cualquiera diría que iba a ser un buen día. Pero no, aquel iba ser un día terrible, su nombre, Hinata Hyuga. Se acercó al lago y asomó su cabeza. Su oscuro cabello contrastaba con su pálida piel, demasiado, pensó. Su largo vestido verde oscuro la hacía ver más joven de lo que era a pesar de sus dieciséis años.
Suspiró cansada y se sentó en la orilla. Escuchó pasos y se giró para ver quien era.
-Neji -susurró, probablemente iría a hablar con ella de lo mismo.
-Hinata-sama -se sentó junto a ella , sin preocuparse por manchar su caro traje-. Debería pensarlo más detenidamente.
-Yo... -cerró los puños-. No pienso hacerlo, ni aunque me muera de hambre. Son personas inocentes, no pedazos de carne.
-Como protegida mía, no puedo permitir que le suceda nada -se tumbó sobre el césped-. Algún día de estos podría desfallecer o incluso perder el control. Sería mucho peor que... -dudó ante las siguientes palabras-. Alimentarse como acostumbramos a hacer los demás.
-Jamás lo he hecho de esa manera y no sé cómo se siente -al igual que su acompañante se tumbó en el césped-. Siempre lo he hecho igual, con ''sangre envasada''. Pero ahora es distinto. Siento mis fuerzas escasear, cuando veo a personas normales, me entran unas ganas increíbles de lanzarme a su cuello y succionar hasta su última gota de sangre hasta quedarme sin aliento. Y yo... -su rostro se ensombreció-. Yo ya no sé que hacer.
Neji observó como el rostro de su prima se transformaba en indecisión. Ella era así, jamás pensaba en ella, siempre iban las demás personas por delante.
-Sabe -cerró los ojos -,hace muchos años, incluso antes de que usted naciera, nació una antepasada nuestra. Era igual que usted, todo inocencia y amabilidad. Jamás bebió una sola gota de sangre humana. Quería la paz entre las diferentes razas. Simplemente con fuerza de voluntad consiguió no perder el control. Estoy seguro de que ustedes tienen el mismo don.
La joven soltó un par de lágrimas de felicidad. Su primo creía en ella, y con eso le bastaba. Le abrazó como si su vida le fuera en ello. El joven sonrió, había conseguido arrancarle una sonrisa a su prima.
-Será mejor que nos vayamos, la están esperando para realizar sus tareas, al menos así estará distraída -se levantó de un salto.
La mujer le imitó.
-Tienes razón, mejor vamos antes de que nos echen de menos.
Avanzaron a una velocidad inhumana al castillo que se encontraba detrás de ellos. Y es que, toda familia adinerada y de la nobleza tenía un castillo. Pero uno no sabe lo que puede llegar a encontrar cuando investiga lo suficiente a una familia supuestamente normal.
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Se quedó observando el techo de la habitación. Piedra, al igual que las paredes y el suelo. Varios candelabros adornaban los extremos. Una chimenea situada al lado de la alfombra, lo que no pasó desapercibido por el moreno, como todas las mañanas idiotas, pensó. Tendría que ordenar algún día de ésos que los cambiaran de lugar. Se sentó en la cama y estiró los brazo, formando una O con la boca.
Se acercó al espejo que había en una esquina de la habitación. Llevaba únicamente unos pantalones para dormir, dejando su torso desnudo. Movió su pelo con los dedos, dejándolos aún más despeinados, y se fijó en su cuerpo. Una venda teñida de color rojo cubría su brazo izquierdo, a parte de eso no encontró nada especial, salvo las cicatrices que adornaban algunas partes de su cuerpo y se sabía de memoria. Comenzó a vestirse lentamente, todo ropa oscura, como le gustaba. Abrió la puerta de su cuarto y salió.
El camino hacia el comedor se le hizo largo, como siempre. Todo estaba decorado por lujosas pinturas y armaduras. Las pinturas, algunas eran retratos de sus antepasados, y las armaduras, las que usaron para enfrentarse a ellos. Entró en el comedor. Allí encontró a su hermano mayor Itachi, algunos dirían que eran la misma imagen, salvo por algunas marcas faciales y el pelo. Tampoco le sorprendió encontrarse allí a su prima, Sakura. Su pelo de un color rosa chillón llamaba la atención sobre todo lo demás, seguido por sus ojos, verde esmeralda. Cualquiera podría enamorarse de ella a primera vista, pero cuando se la llegaba a conocer mejor... Sasuke se sentó en la mesa con su familia.
-Buenos días Sasuke -saludó Sakura.
-Hmp -respondió Sasuke mientras se llevaba una manzana a la boca.
-Como siempre, mi hermano no sabe lo que significa buena educación -dijo Itachi-. Saluda bien Sasuke -dijo a modo de regaño.
-Yo saludaré como me dé la gana -bufó Sasuke.
El ambiente se tensó, cosa que notaron los tres. Sakura intentó con éxito cambiar el tema de conversación a asuntos más importantes.
-Bueno, chicos. ¿Van a salir a cazarlos?, a los vampiros me refiero -preguntó como si fuera lo más normal del mundo.
-Tsk, sí. Hoy haremos lo mismo que siempre -respondió Itachi por la parte del bosque. Últimamente han habido muchos asesinatos por esa zona. Seguramente encontraremos algo por ahí.
-No puedo creer que le hagan eso a la gente -aportó Sakura-. Son unos monstruos.
-Te equivocas -le contradijo Sasuke-. Es su naturaleza, si no lo hacen se morirían. Son como nosotros con los animales. Cazamos para sobrevivir. Ellos hacen lo mismo.
Sakura e Itachi quedaron callados. No habían pensado en esa posibilidad, que a decir verdad era cierta. Hasta entonces, su especie habían sido los cazadores, y ahora, ellos eran los cazados.
-Yo ya me voy, tengo mucho trabajo que hacer -agregó Itachi mientras se levantaba -. Voy al bosque, Sasuke, date prisa.
-Mph, termino y voy. Ve adelantándote -dijo Sasuke.
-Sakura, ¿vienes? -volvió a preguntar Itachi.
-No, hoy no voy a ir de caza, tengo tareas que hacer respondió -dijo Sakura-. Pero si tú quieres Sasuke, voy.
Sasuke se levantó de la silla, aún sin haber terminado de desayunar. Dirigió una mirada fría a su compañera, que no lo notó.
-Itachi, mejor vayámonos ya. Tengo ganas de acción.
Salieron del comedor y caminaron por los largos pasillos de piedra. Llegaron a la salida y el sol les cegó momentáneamente. Todo era verde hasta donde les daba la vista a alcanzar. La voz de Sasuke cortó aquel silencio que reinaba.
-El bosque está a más o menos un kilómetro de aquí. Si nos damos prisa, podremos llegar en un cuarto de hora.
-De acuerdo, ¿tienes prisa, eh? -dijo irónico Itachi.
Sasuke, haciendo caso omiso de su hermano, empezó a correr como si la vida le fuese en ello. Su familia no era normal, ni mucho menos. Su familia era cazadora de vampiros. Aunque aparentasen ser una familia de la nobleza más, no lo eran. Su velocidad y fuerza eran el doble que las de una persona normal, casi llegando a alcanzar a las de un vampiro. Por eso eran especiales.
Siguieron corriendo. Atravesaron campos y lagos hasta llegar a su destino. Un denso bosque se extendía ante ellos. Los árboles de vivos verdes se alzaban unos detrás de otros. Muchos enamorados iban de vez en cuando a esa zona, sobre todo a ver el atardecer en el horizonte.
-Mejor será separarnos, así tendremos más posibilidades de encontrar algo -sugiró Itachi.
Sasuke afirmó con la cabeza. Ambos se dirigieron en direcciones opuestas. Definitivamente, hoy Sasuke tenía ganas de acción.
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-¡Hinata! -chillaba la niña de cabellos castaños mientras iba a abrazar a su hermana mayor.
-Hanabi -la mayor acarició el pelo de la niña-. ¿Qué tal te encuentras hoy?
-Yo me siento bien -su rostro cambió a uno de pena-. Me han dicho que no quieres comer. Me siento triste -mostró su preocupada cara la niña de apenas seis años.
-No tienes porqué -aseguró Hinata-. Te prometo que estaré bien, además, ¿cómo me iba a perder el cumpleaños de mi hermana preferida? -el rostro de Hanabi se iluminó
-¡Te has acordado! -señaló seis de sus dedos a su hermana-. Cumpliré seis dentro de dos semanas. Y papá piensa dar un gran baile en mi honor. ¿No es genial?
-Claro que sí -añadió la mayor, lo que más quería en el mundo era que su hermana fuese feliz, sobre cualquier cosa.
-Hinata, prométeme que no te pasará nada -lágrimas asomaron de los pálidos ojos de la chica-. Promételo.
-Te lo prometo Hanabi -después añadió-. Además tengo un regalo muy especial que me gustaría darte -el comentario arrancó una sonrisa en la niña-. Mejor hablamos luego, es que tengo que recoger plantas medicinales al bosque para mi siguiente clase.
-De acuerdo, avísame cuando vuelvas -Hanabi dio media vuelta y se marchó.
Hinata observó el paisaje que la rodeaba. El aire le golpeó la cara. Aspiró hasta no poder más, y después soltó el aire. Amaba esa sensación, la frescura del viento. Se puso en marcha, el bosque estaba a menos de quinientos metros. Giró para ver si había alguien cerca. Nadie. Corrió. Las imágenes pasaban por su cabeza a la velocidad de la luz, hasta que vislumbró el bosque. Paró, pero en vez de quedar de pie, cayo, cesta en mano. Le daba vueltas la cabeza, y un dolor tremendo golpeó su estómago. Tenía ganas de vomitar, pero aún así no lo hizo. Se encogió y se agarró la tripa, al cabo de unos minutos se encontró mejor. Jamás le había sucedido nada así, y no creía que fuese por correr. Se puso en pie y caminó hacia el bosque, aún interesada por lo que le había pasado. Se adentró entre los árboles.
Al instante empezó a reconocer algunas plantas, pero ninguna era la que quería. Las que buscaba estaban en el corazón del bosque, al que tardó unos pocos minutos en llegar. El centro estaba adornado por un lago, unido a una pequeña cascada de aguas cristalinas. Y ahí estaban, de un tono verde oscuro, unas plantas descansaban al lado del lago. Se aproximó para intentar cogerlas, pero cayó de rodillas. De nuevo ese dolor, pero esa vez fue peor. Su imagen se tiñó de color rojo como la sangre. Estaba al borde de la inconsciencia, y sabía porqué era. Hambre. Tenía hambre, y si seguía así, no sabía si iba a poder seguir. Sentía la garganta seca, y el dolor del estómago arremetió contra ella con más violencia. Abrió la boca para gritar, pero no salió ningún sonido.
Los arbustos situados detrás de ella se movieron, algo de lo que no se dio cuenta. Al momento, sintió el frío acero de una espada contra su garganta.
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Se había acercado al lago con la intención de relajarse, pero no pudo. Cuando llegó, ya había alguien allí. Llevaba un vestido verde, lleno de encajes. A simple vista parecía el tipo de trajes que cuestan una fortuna, cosa que no se le pasó. Su cabello oscuro caía en cascada por su espalda. Una imagen digna de ver, si no fuera por la expresión en el rostro de la joven. Parecía estar sufriendo. Se iba acercar a intervenir, pero la imagen de unos largos colmillos asomando en su boca al intentar emitir un grito, hicieron que cogiese la espada que llevaba atada a su cinto y se acercara por detrás sin hacer ningún ruido. Levantó la espada y la apoyo en el cuello de la mujer. Ella levantó la vista, viendo unos ojos tan oscuros como la noche, pero no era eso en lo que más se fijó, sino en su pálido cuello, tan... apetitoso pensó Hinata algo digno de probar.
-Muere, vampiro -levantó la espada para acertar el último golpe.
Con lo que no contó fue que la mujer agarró su brazo libre y lo tiró al agua. Su espada cayó al agua, al igual que Sasuke. Por suerte cubría poco. Agitó su cabeza para evitar que el pelo le tapara la vista. La mujer había desaparecido.
-Mierda -susurró Sasuke-. Ahora que ya tenía a una presa fácil.
Intentó levantarse, pero no lo consiguió. La mujer a la que había intentado matar, se encontraba en esos momentos sobre él, agarrando sus muñecas con sus manos. Antes de que pudiese hacer nada, ella ya había hincado sus colmillos en el pálido cuello del muchacho. Sintió como su boca se llenaba de la sangre del muchacho, una sangra dulce y caliente, jamás había probado algo así, su estómago dejó de dolerle al poco. Mientras, él, sentía como los colmillos se clavaban en su piel, absorbiendo lentamente su sangre, era una sensación maravillosa, increíble, me está matando poco a poco, y aún así estoy disfrutando. Se deshizo del agarre y apoyó sus manos en la cabeza de la chica, haciendo que ella clavara aún más sus colmillos. Sin importarle lo que estuviese pasando, todavía seguían en el agua, cosa que le distraía, quería disfrutar a tope esa sensación. La agarró de los muslos, haciendo que ella rodeara su cadera con sus piernas. Pesaba poco, y con su superior fuerza le costó poco llevarla hasta la orilla. Dejaron atrás esa superficie mojada, para poder hacer algo que los dos estaban disfrutando enormemente. La apoyó contra el árbol para que no se distrajera y siguiera con lo que estaba haciendo, pero empezó a verlo todo borroso.
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Itachi ya llevaba rato viendo esa escena, la había visto desde el principio, desde el momento en que ella había hincado sus dientes, escondido entre los árboles. No había intervenido, quería ver de lo que era capaz su hermano. Lástima que solo se dedicase a disfrutar, y no hacer lo que tenía que hacer. Suspiró. Aquella escena le llevó un recuerdo a la mente. La atracción de la sangre, en el momento en que se es mordido, se pierden los cinco sentidos, no se es capaz de pensar en otra cosa que no sea lo que está pasando, ni siquiera en librarte de la criatura que te está mordiendo, simplemente, te dedicas a disfrutar de la que podría ser el único momento feliz de tu vida. Vio como Sasuke caía inconsciente delante de la chica. Se fijó más en ella. Se había llevado una mano a la boca, cosa que no había evitado que Itachi viese la sangre que recorría un camino desde su boca hasta la barbilla. Sus ojos de un color perla sobrenatural mostraron una tremenda tristeza, y casi al instante, dos gotas de agua salieron de sus ojos y surcaron sus mejillas hasta caer al suelo. Le siguieron más lágrimas. ¿Está llorando?.Jamás en su vida había visto a un vampiro llorar, se suponía que eran seres sin corazón, que no sentían, ni amor ni bondad. Ningún sentimiento salvo el de la codicia y las ansias de poder. Pero aquella persona, parecía diferente. La Profecía. Fue lo que pensó Itachi.
Salió al claro, donde ella le pudo ver perfectamente. Estaba asustada, y también lo demostraron sus ojos.
-Tranquila, no voy a decir nada -se acercó lentamente.
-¿Está... está muerto? -preguntó acercándose al chico inconsciente-. Yo... yo no quería hacerle daño. No sé que me ha pasado.
-Tranquila, no está muerto, solo inconsciente, se recuperará -aseguró-. Estoy seguro de que no le querías hacer daño.
-¿Por qué crees eso? -preguntó limpiándose las lágrimas-. Sabes lo que soy, y has visto lo que acabo de hacer, ¿quién dice que no podría lanzarme en estos momentos contra tu cuello?
-No creo que tú seas igual que los demás -informó-. Tu mirada es distinta, podría decir que bondadosa. No creo que le hayas hecho esto a mi hermano porque tú quisieras -Hinata abrió la boca impresionada.
-¿Es tu hermano? -se puso a jugar con sus dedos-. Si a mi hermana le hubiesen hecho algo así, yo buscaría venganza.
-Tienes razón, yo también buscaría venganza, pero ya te lo he dicho, eres diferente -pasó el brazo de Sasuke por detrás de su cuello.
-Los humanos sois extraños -susurró Hinata.
Itachi esbozó una sonrisa, jamás había tratado con un vampiro tan diferente.
-Recuerda, tú no has hecho esto, y no nos conoces de nada. Pase lo que pase, tú no has estado hoy aquí. ¿Quién sabe que has venido a este bosque? -preguntó serio.
-Mi hermana pequeña y mi maestra de artes medicinales -informó Hinata.
-Será mejor que hables con ellas -dio media vuelta-. Que no digan que has estado aquí. Adiós, supongo que nos volveremos a ver -desapareció.
-Adiós -susurró Hinata para sí misma-. Es extraño lo que puede llegar a pasar en unos pocos minutos.
¿Qué os parecido?
Aunque sea nueva, espero qwue os haya gustado
Hata la próxima
Dejen reviews, pleaseeee
Ciao
