Escrito por Eduardo Arroyo
Basado en los libros de Suzanne Collins.
LOS JUEGOS
Bam, bam, bam, bam.
Cuatro muertes esta noche, sin duda muchas menos que las que presencie en el baño de sangre, ocho personas cayeron ese primer día frente a mí, vi cada gesto de dolor y el de vergüenza de unos, rostros que jamás olvidare.
- Recuerda no te arriesgues si no quieres morir en la Cornucopia - Dijo Raven, mi mentora en los juegos, y la única persona más cercana en estos días aquí en Panem.
- Descuida Raven, no lo hare no quiero morir, se lo prometí a mi madre, no puedo abandonarla soy lo único que le queda - Dije sin vacilar, lo que digo es cierto no me puedo permitir morir el primer día que empiecen los juegos.
- Así me gusta Rose, sabes, tu actitud ha cambiado mucho - Respondió cautelosa, sabe que no me gusta hablar de mí, pero la dejo que continúe sin responderle, - Creo que puedo confiar en la posibilidad de que ganes, no habrás sido entrenada como los otros allá en el Distrito 2, que pasan su vida haciéndolo para ofrecerse de voluntarios y tratar de ganar lo juegos, muchos lo hacen. Vienen y ganan, ¿pero y tú? -, Sus palabras taladran en mi mente haciendo su efecto, causándome dolor y el recuerdo de lo que paso el día de la cosecha.
Los tacones de punta de 10cm de la encargada enviada por el capitolio a elegir a los tributos en los septuagésimos cuartos juegos del hambre, resonaban con fuerza por toda la plaza, llego al podio y empezó su discurso con el horrible acento que algunos del 2 adoptaban por parecerles fascinante, luego de introducir su nombre (Diva), - Esta gente se cambia los nombres solo para ir a juego con su vestimenta y apariencia - dije para mis adentros, mi madre la cual se encontraba junto a mi pareció entender lo que pensaba, ya que me dedico una sonrisa bromista, aunque no se les permite a los padres estar con sus hijos en el mismo lugar el día de la cosecha, hacían una excepción por mi madre, considerada como una loca y adicta al morphling, solo por eso hacían esta excepción, y se los agradezco porque si no quien estaría con mi madre, nadie. - bienvenidos, bienvenidos, ciudadanos del Distrito 2, estamos aquí para seleccionar a la valiente y el valiente que los representaran como tributo en los Septuagésimos Cuartos Juegos del Hambre; las pantallas se iluminaron y reprodujeron el video que cada años estamos obligados a ver, el del surgimiento de Panem, la rebelión y como Panem triunfo sobre ella; muy bien, veo que todos están emocionados, primero las damas o, para hacerlo un poco diferente este año elijamos a los caballeros primero, que así sea, su llamativo vestido de plumas color ocre se deslizaba con cada paso que daba hasta la urna de los caballeros, que la suerte siempre este siempre a su favor, - Detesto esa frase -, y el tributo de este año es Ethan Prescott, la multitud aplaude con euforia un Prescott a los juegos es algo que a los del 2 les gustaría ver; los Prescott vienen de una larga familia de "profesionales", en el sentido de destreza, fuerza, y sagacidad, más un increíble manejo de las armas en los entrenamientos post juegos del hambre, y ahora era la primera vez que un Prescott luciría sus habilidades en el campo verdadero. No me había fijado que era solo un niño, 12 años por lo mucho; la multitud seguía aplaudiendo sin importancia, para ellos era solo un Prescott tenía que servir para dar una buena batalla; el niño asombrado subió la enorme tarima para ser detenido por Sage su hermano, que se ofreció voluntario al llegar a la tarima, este gesto fue bienvenido por todos pero no de la forma en que se espera, no lo aplauden por hacer un acto noble, si no, porque ahora sí tendrán el baño de sangre que ellos querían ver, - Muy bien empezamos con un voluntario, estos pequeños retrasos, ¡Me encanta! -, dijo Diva al mismo tiempo que le preguntaba a Sage quien era, para así nómbralo tributo del Distrito 2, acto seguido se dirigió Hacia la urna contenedora de los nombre de las damas.
- Y la afortunada que acompañara a joven caballero en los juegos es -, dio vueltas y vueltas el papel que tenía en la mano, mi nombre estaba inscrito en dos de ellos, no puedo ser yo me repetí, - ¡Rose Jamieson!, señorita Rose, señorita Rose, por favor suba aquí con nosotros -, escuche lo que dijo a la primera que menciono mi nombre, solo que mis pies no respondían, mi madre tenía esa mirada perdida y aterrorizada que siempre ponía cunado llamaban a las mujeres, pero ahora era profundamente verdadera su desesperación, - ¡No!, por favor no me lleven, ¡No! quien cuidara de ella por favor entiéndanme, ¡ella me necesita! -, Mis palabras eran solo un sonido inaudible comparado con el bullicio de la plaza. Los agentes de la paz se llevaron a mi madre sin yo poder impedirlo, - ella estará bien, ahora suba a la tarima señorita Rose -, no les creía en absoluto, al yo subirme la encerrarían, y no la dejarían salir hasta mi llegada, si es que lo hago, si es que logro regresar. - ¡Regresare mamá!, te lo prometo, no dejare que me coman viva, lo juro - con mi promesas en boca le dedique una sonrisa para supiera que estaría bien, ella y yo, bueno lo intentaría por ella y la promesa hecha. Subo a la tarima y me doy cuenta que todos están felices de verme allí parada; creo que nadie se ofrecerá voluntario por mí, no tengo esa suerte, no, en realidad no tengo familia alguna que pueda ofrecerse liberarme de este aprieto, y hablando de la suerte, esta me abandono hace muchos años atrás al dejarme sola nada mas con mi madre y estos malditos juegos del hambre; - Perfecto, ya tenemos a los honorables tributos que representaran al Distrito 2, un aplauso para ellos, la señorita Rose Jamieson y el señorito Sage Prescott - dijo Diva, luego nos hico señas para seguir nuestro camino al Edificio de Justicia, donde podría reencontrarme otra vez con mi madre.
Todavía se podía escuchar a la multitud gritando nuestros nombres detrás de las puertas del edificio, un salón grande, hermoso sin duda, asientos de tapizado blanco, piso de madera, y paredes talladas con hermosos diseños. Pasaron 2 minutos, y mi madre nada que llegaba, - No me dejaran despedirme si quiera de ella -, dije en voz alta, sabía que me escucharían, funciono pero no con los resultados que esperaba, en la puerta no se encontraba mi madre si no, dos agentes de las paz, - Señorita Rose su madre ha sufrido un episodio, motivo por el cual no está aquí, pero no se preocupe ya está internada en el hospital, y no se moleste en preguntar, ninguna duda será respondida -, quise quejarme pero no podía, si lo hacía quien sabe que le harían a mi madre, no me dejo engañar por estos tipos, sé que no son buenos, si lo fueran no, nos tratarían con desdén como algunos lo hacen, la mayoría, - Este lista pronto vendrán por usted - Dijo el otro agente de la paz mientras salían por la puerta, para así dejarme sola, con el corazón en la boca, sentimientos no expresados y una impotencia que crecía cada vez más.
La alarma que anunciaba la llegada del aerodeslizador a la torre de tributos, me saco de mis recuerdos, ya era hora, el aerodeslizador esperaba por mí. Me giro viendo cara a cara a Raven para responder su pregunta.
- Yo haré lo mismo Raven pero tienes razón, no fui entrenada como Sage o cualquier otro de los maniacos que piensan que ganar esto es una dicha, como te dije, no puedo permitirme ser blanda, ni dar mi brazo a torcer con los demás si quiero ganar, así que tal vez mi actitud cambio pero solo lo hice porque si no gano, quiero decir si muero -, La luz roja empezaba a titilar más fuerte, lo que significa que teníamos que irnos cuanto antes, - No podré ver a mi madre.
Raven asiente gentilmente con un gesto de satisfacción en su cara, mientras hacemos el camino hacia el aerodeslizador que espera por su tributo. El ascensor se sentía extraño y poco familiar, supongo que ya no bajare más a este lugar. Me despedí de cada cosa que para mí fue bonita e hizo mi estadía no tan dolorosa.
Sage, pensé, estaba a punto de salir de ascensor cuando las manos fuertes y ásperas de Sage me sujetan.
- Que haces ya empiezan los juegos, ¡suéltame idiota! -, Le dije a Sage, mi compañero Tributo del Distrito 2 y yo no, nos llevábamos bien más la presión de los juegos hacía imposible que estrecháramos algún lazo, lo cual no serviría de nada al final.
- Solo quería ver tu cara Rose -, Responde lo más normal posible.
- ¿Disculpa? -, Dije desinteresada pero sorprendida al mismo tiempo.
- Solo no quiero olvidar esa cara de niña cuando te la desfiguren con un cuchillo, he oído que estos serán las armas preferidas de muchos, además si voy a ser yo el que pondré fin a tu vida, quiero tener el recuerdo de como eras para así, transferirlo a tu loca madre -, La sonrisa en su cara se extendía cada vez más al ver la expresión de dolor y rabia que en mi cara se cernía.
- Terminaste -, Dije sin restarle demasiada importancia, aunque lo que en realidad quería era romperle la cara.
- ¡Suficiente Sage! -, Intervino Raven, - Hora de irse, nosotros ya no deberíamos estar aquí en especial tu -, con énfasis en estas últimas palabras lo echo como a un animal del bosque. No ha de haberle causado mucha gracia, por la forma en que miro a Raven antes de irse, sabía que no le había gustado.
- Estas bien -, Dijo - Hay algo que pue…, - Vámonos -, La corte antes de que pudiera continuar.
Ya puesto el pequeño rastreador en mi brazo, me dirijo hacia el contenedor que me arrojara a la arena, Repito en mi cabeza que todo estará bien, si tan solo fuera verdad. Me despido de Raven y soy arrojada a aquel campo el que puede perezca. Espero en el contenedor, redado alrededor de explosivos que detonaran si me muevo hacia afuera de la plataforma antes de que se acabe la cuenta regresiva, la cual retrocedía más y más.
- Ya se acerca -, Dije examinando el lugar al cual sería arrojada como un granzo a una manada de perros salvajes.
Veinte, diecinueve… la cuenta regresiva se hacía acortaba cada vez más rápido. Mis extremidades empezaban a temblar, - Si tan solo hubiera entrenado en el 2 como los demás nada de esto estaría pasando -, Gritaba de rabia - Diez dije a unísono con Claduis en la cuenta regresiva.
No me había calmado cuando las puertas de la plataforma se abren, como puedo hago responder mis piernas y salgo al famoso baño de sangre, una mochila tenía mi nombre escrito por todos lados, seria mía, me dije corrí y corrí, logre alcanzar ahora pesaba en mis manos, como cualquier otra persona del 2 haría, me dirige a la cornucopia nada más para ser detenida por un chico del 8, flaco y algo desgarbado, poseía un cuchillo de carnicero en mano apuntado a mi garganta.
- Por favor no lo hagas - Dije suplicando. - Tu mochila primero - Respondió rápido agitado por el baña de sangre a nuestro alrededor. Antes de poder entregársela su cabeza fue atravesada por una lanza, gotas de sangre cayeron en mi ropa y mochila.
- ¡Sal de aquí si no quieres morir! Rápido Rose -, Ese era Sage quien portaba tres lanzas en su mano, la que mato a ese chico ha de ser de él. - Corre Rose, soy yo quien debe matarte, no estos idiotas novatos, ¡Vete! - termino gritando esta última palabra.
Hice lo que me dijo, sujete más la mochila color negro perfecta para el camuflaje, - Esto es lo único que tengo.
Corrí hacia el lado opuesto de Sage, pero ni sin antes ver la muerte de una chica del Distrito 4, Laurel, cruce una o dos palabras con ella en el puesto de camuflaje en los entrenamientos, rubia ojos como el mar, hermosa sin duda, ahora su cuerpo estaba rodeado de agujas ensangrentadas.
Me dirige más rápido hacia el bosque, la punta de un cuchillo roza mi cabeza solo para se insertado en el ojo de otro tributo, Distrito 6, - Sigues tu pequeña "PROFESIONAL" -, Entono esas palabras con un sonido burlón, Clive distrito 4 tributo profesional.
- Primero tendrás que atraparme -, Respondí corriendo, hacia el bosque de pinos que significaban en ese momento una vía de escape segura.
- Sera un placer encontrarte, me encantara arrancar esa sonrisa de tu cara -, Dijo sínico como siempre se comportaba en los entrenamientos, pero sin embrago era alguien al que tenía que temer, su puntuación de 11 conseguida en la demostración a los vigilantes era la mejor, comparado con mi 7 obtenido solo por hacer una trampa funcionara, no tenía oportunidad.
Ya dentro de la protección que el bosque me ofrecía, me permití sentirme un poco aliviada, aunque no creo sea el sentimiento adecuado.
Pasaron las horas y más cañones seguían sonando hasta llegar la noche donde se detuvieron.
En total ocho cañonazos sonaron el primer día, me instale en con los suministros proporcionados por la mochila más los equipamientos dados en el capitolio.
La cueva era pequeña, gracias a mi pequeña estatura pude entrar, desde adentro podía escuchar a los Sinsajos cantar, no me causaba felicidad alguna escucharlos, les tengo envidia, ellos son libres, - No como yo, que soy solo una pieza más - dije entre lágrimas. Cualquiera en el capitolio y en todos los distritos podía ver mis lágrimas caer sin parar, no me importaba que me vieran.
Moría de hambre, pero no sabía cazar, jamás había matado a una ardilla siquiera. La mochila un termo con agua, por lo menos sirvió cogerla. El día trascurrió sin muertes algunas llegando así el crepúsculo, me escondí de nuevo en la pequeña cueva. Otra de las peores noches de mi vida, la primera fue la que pase fuera de casa sin mi madre en el capitolio.
La mañana siguiente paso adornada con los sonidos de tres cañonazos uno tras de otro y el ultimo dos horas después.
Ocho la primera noche, mas tres esta mañana, suman once muertos, en esos se encuentra Laurel la chica del 4, el chico del 8 y el del distrito 6, - Si tan solo supiera quienes quedan en juego -, apuesto a que Clive y Sage están en el juego vivos y cazando, me arrepiento de no haber prestado atención a los nombres de los tributos, ayer no sala de la cueva en la noche, así que me fue imposible ver quien murió.
Estaba a un paso de desmayarme del hambre cunado de repente la silueta de un pequeño paracaídas surgió del cielo que hace un instante estaba despejado, sin la vista del paracaídas.
¿Quién?, - Alto pequeña -, esa voz solo podía pertenecer a Sage, se encontraba en las mismas condiciones que cuando me salvo, si eso fue lo que hizo, exceptuando unos que otros rasguños y manchas de sangre en su franela, estaba igual - Eso no te pertenece, apártate o es que ya quieres morir, si es eso mi lanza está preparada para atravesarte.
- No es tuyo Sage, ni siquiera estabas aquí cuando apareció, ¡Aléjate! -, dije.
- Esto no está a discusión Rose -, Respondió.
- Entonces atraviésame y acaba con mi vida de una vez -, mis palabras salieron sin pensarlas, en realidad no lo quiero, morir, mi madre dios, no me perdonaría morir así, sin pelear.
- Seria muy fácil aquí, quiero que seas un reto, por lo menos huye me será más divertido -, Resoplo.
El paracaídas ya había caído al suelo, no miramos por unos segundos, ya era de noche; las manos de Sage estaban vacías, su lanza ya no se encontraba en ellas, ahora se dirigían al chico del distrito 10 que detrás de mí se encontraba, la lanza le atravesó antes de que pudiera hacer algo.
Sage sin armas, asustada por lo sucedido me tiro hacia el paracaídas, no sé de donde salía mi fuerza, se del miedo de morir la adrenalina que en mi cuerpo crecía por el deseo de vivir. Antes de poder agarrarlo Sage me empuja hacia él; en qué momento llego tan rápido, pensé. Rodamos por el piso lleno de ramas cuesta abajo, - Es mi fin - Dije.
Nos detuvimos antes de llegar al pequeño lago, Sage me soltó disparándome con una mirada de furia, - Porque siempre estás en peligro Rose ¿por qué? -, Dijo enfurecido. Me quede en completo silencio, no sabía que decir ni siquiera entiendo porque me salva, primero dice te matare, y al segundo me está salvando.
- Te estarás preguntando por que lo hago ¿no? - dijo Sage.
- No, bueno si un poco -, Respondo, por alguna razón siento que ya él no me lastimara, - ¿Por qué?
- Recuerdas aquel niño que llamaron el día de la cosecha y por el cual me ofrecí voluntario -, Asentí con la cabeza, como olvidar ese día, - como sabes es mi hermano -
- Eso no explica porque me salvas -, Explica mucho -, me interrumpe, - Tú me recuerdas a él, si tan solo no te parecieras tanto, ya te… -, Dejo las palabras en el aire.
- Sage, si pudiera hacer algo yo, yo -, no podía continuar, no había nada que pudiera hacer, solo estamos aquí y eso es todo, nadie se salva, ni siquiera el que gana o lo es así para mí.
- Sé que no hay nada que hacer Sage, dije, Pero tal vez si nos aliamos alguno de los dos podría llegar a la final, somos del distrito 2 no, ganadores innatos cierto, - dije un poco optimista.
- Innatos si nos entrenamos, sino nos despellejarían como a cualquier otro novato de otro distrito, si claro innatos -, Respondió con sarcasmo las últimas palabras.
- Como sea, no has respondido ¿Aliados? -, Mis palabras tomaron la suficiente fuerza que quería al final.
- ¿Tengo alguna otra opción acaso? -, Me miro y vi una sonrisa tan hermosa como la que jamás había visto.
Me sentía más optimista y de alguna manera pensaba que no nos podría ir mal, incluso si quedáramos los dos al final, sé que tendríamos una batalla limpia entre nosotros.
Parece que hable muy rápido.
Bam, el cañonazo sonó antes de ver que mato a Sage, se encontraba solo a centímetros de mis pies, su cuerpo inerte u boca abajo tenía llagas, de las que brotaba un líquido verde asqueroso.
No habíamos recorrido ni dos kilómetros en esta fría noche, - ¿Por qué? -, Lloraba sin consuelo alrededor de su cuerpo.
- Increíble, un profesional defendiendo a una novata, carne fresca por la cual deslizar un cuchillo sería tan fácil -, Clive sostenía un arma en forma de escopeta con municiones que parecían dardos.
- Tu hiciste esto -, Me seque las lágrimas para mirarlo a los ojos, si voy morir no le daré la satisfacción de verme débil y desprotegida a él ni a las cámaras. A la distancia sonaron cuatro cañonazos.
Bam, bam, bam, bam.
- Cuatro muertes mas esta noche -, Dije en voz alta, sin duda muchas menos que las que presencie en el baño de sangre, ocho personas de las cuales vi gestos de dolor y de vergüenza de algunos, sumando la muerte de Sage y tal vez pronto la mía.
-Si cuatro, cinco si contamos el de Sage hace unos minutos, respondiendo tu pregunta anterior yo lo hice, ves esto nena -, mis dientes rechinaron por la presión que ejercí en ellos, mientras el señalaba su escopeta y dardo, - Son dardos envenenados que causan la descomposición del cuerpo humano en segundos, por eso tu querido Sage, está cubierto de ese pus y llagas.
- No repitas su nombre no merece estar en la boca de alguien como tú -, Me pare con el único cuchillo que toque en estos juegos, pertenecía a Sage pero el ya no lo necesitaba. Ningún aerodeslizador había llegado para recoger el cuerpo de Sage. Estamos en terreno de batalla, me dije.
- Veo que tienes agallas niña, sumando muertes y haciendo estadísticas han muerto diecinueve, tu amigo y los otros cuatro que cayeron, solo quedamos cinco, pronto cuatro con tu muerte -, dijo a la vez que soltaba su escopeta, para desenfundar su propio cuchillo, - Creo que será más justo para ti, ¿no crees? -, No le respondí, la mirada de desprecian en mi cara era suficiente.
Me abalance sobre él, un movimiento estúpido, el mango de su cuchillo se impactó con mi nariz, ahora rota y ensangrentada, me levante rápido del suelo, no me detuve en ningún momento por dolor, moriría con dignidad, logre acertar una puñalada en su brazo izquierdo, causándole una herida profunda, cosa que lo hizo enfurecer y pelear de verdad, en un instante me encontraba desarmada sin ninguna posibilidad de vivir.
Adiós madre, perdóname, perdóname por no quedarme contigo, sollozaba, ya no me importaba quien me viera, - Cierra los ojos lindura, llego tu fin -, hice lo que me dijo, no por hacerle caso, quizás cerrar los ojos amortigüe el dolor.
Cerré mis ojos, lo último que sentí fue el frio filo del cuchillo degollando mi garganta. Mientras me desangraba en mi lecho de muerte, vi que Clive caía al suelo conmigo también, uno de sus propios dardos se encontraba en una de las cienes de su cabeza.
Dos cañonazos sonaron, anunciando la muerte de Clive y la mia.
Eduardo arroyo por medio de LJDH Venezuela agradece sus reviews de sugerencia y comentarios.
Agradecemos una vez más a los participantes del Primer Concurso de Fics, por su maravilloso trabajo.
Y a tí... ¿Qué te pareció?
¡Saludos Venezolanos!
Y que la suerte esté siempre a tu favor.
