-Olvídalo, John, no lo haré, y no voy a cambiar de opinión. Es un rotundo NO- Sin esperar ninguna respuesta, apreté el botón rojo, y dejé caer mi celular sobre la cama King Size, y solté un suspiro.

Mi manager y sus estúpidas ideas para conseguir más fama.

De más está decir que con la fama que tengo me alcanza y me sobra.

-Pase-Contesté cuando un oí un pequeño golpe en la puerta.

-¿Señorita Isabella? Su coche la espera abajo, y los guardias ya están listos para ayudarla a salir.

-Gracias, Ally-Le contesté a mi nueva asistente personal. Había sido difícil conseguir otra que reuniera todos los requisitos luego de que mi anterior asistente apareciera en todos los canales de televisión existentes hablando sobre mi vida privada.

Si, había sido una decepción, pero se tienen muchas de esas en este ámbito.

La nueva chica era eficiente, aunque algo reservada y tímida. Un poco más de tiempo cerca de nuestro equipo y terminaría siendo igual de loca y extrovertida que todos.

Sonreí divertida. Prefería pensar en todos ellos como mi gran familia, porque eso éramos.

Luego de pasar tanto tiempo juntos en los tours nos habíamos convertido en una enorme y hermosa familia.

Mis más allegados eran Alice, Jasper, Lucas y Valentine que conformaban mi coro, ellos eran mis mejores amigos, y los adoraba.

Luego estaban los bailarines, y los chicos del backstage, que siempre estaban ahí ante cualquier inquietud que tuviera.

Dios, definitivamente no sería nada sin ellos.

Bajé hasta la recepción y les sonreí a Frank, Josh y Louis, mis guardaespaldas.

-Hola, chicos. ¿Todo en orden?

-Perfecto, Bells. ¿Nos vamos ya?-Me dijo Louis mientras yo sonreía aún más al oír los gritos que soltaron los fans al verme desde la calle.

-Vamos...-Los dejé guiarme hasta la gigantesca puerta del hotel en el que me hospedaba en Londres, y comencé a reír cuando, al salir afuera, los gritos de los fanáticos parecieron multiplicarse por mil.

-¡Te amo, Bella! ¡Te amo! ¡Aaaaaaaaaah!- Cientos de chicos y chicas se apretujaban para poder llegar a tocarme y yo los saludaba con diversión.

-Tranquilo, hey, hola...-Le susurré a un muchacho rubio de unos 18 años que estiraba los brazos hacia mí, repitiendo una y otra vez 'Te amo, Bella, te amo...' Tomé sus manos entre las mías con suavidad, y el chico parecía que iba a hiperventilar.

-¡Bella, camina!-Tuve que soltarlo cuando el grito de Josh me hizo seguir con mi camino.

-Wow-Solté un suspiro de felicidad cuando pude entrar al carro, y bajé un poco el cristal para tomar las manos de los fanáticos que se arremolinaban alrededor del auto.

¿Cómo podría John pretender que les mintiera a ellos? Sin ellos no sería nada, no estaría en donde estoy, no hubiera logrado absolutamente nada. No, no lo haría.

...

..

.

-¡Bella, no seas cabeza dura! Tan solo piénsalo, ¿Sí? No es una mala idea, sólo será por un tiempo.-Rodé los ojos y me recosté en la silla.

-No.

John rodó los ojos molesto.

-No seas tan cerrada, simplemente escúchanos en cuanto lleguen Edward y Frederick, ¿Puedes?

-Cómo sea...-Me miré las uñas con desinterés y solté un resoplido. Levanté la vista para volver a examinar la habitación mientras John telefoneaba a su "nuevo amigo".

Era una habitación mediana, que se encontraba junto a la sala de conferencias del hotel MontCalm, en el centro de Londres.

Oí la puerta abrirse con lentitud, y vi a John saludar con un gesto amistoso al hombre cuarentón que cruzó el lumbral primero, y luego apareció él.

Edward Cullen, la rockstart del momento, el chico malo de Hollywood.

Llevaba puesta una chaqueta de cuero negra que marcaba su fuerte espalda y sus marcados brazos, y traía las manos en los bolsillos, sonriendo con cinismo mientras me observaba desde el otro lado de la habitación.

-Edward, Frederick, les presento a Isabella Swan. Bella, ellos son Edward Cullen y Frederick Llyod, el manager de Edward-Me levanté de mi asiento, sólo por cortesía y caminé hacia los dos hombres que acababan de ingresar en la estancia.

-Buenos días-Les dije mientras contenía el enojo que sentía al saber el propósito de estos dos aquí.

-Supongo que John ya te contó acerca de nuestra charla-Me dijo Frederick, mientras Edward miraba hacia un lado con fingido desinterés.

-Sí, lo hizo, y mi respuesta es no.

Miré con una ceja alzada al muchacho que se paseaba como Juan por su casa en la estancia cuando soltó una risa despectiva.

-¿Perdón?

-Me habían dicho que eras bastante cabeza dura, pero nunca me imaginé que fuera para tanto.

-¿Cabeza dura? ¿Yo? Es una broma, ¿Verdad?- Miré fríamente al cobrizo, que me sonrió con suficiencia.

-Ni siquiera has escuchado la propuesta de Frederick, y ya has dicho que no- Murmuro mientras comenzaba a caminar desfachatadamente hacia mí.

-Sólo lo hice porque John ya me contó todo, y no creo que tu manager pueda agregar algo más. Vamos, ¿Tú estás de acuerdo con esto?-Le pregunté sin creérmelo.

Nunca me había hecho una idea de sobre cómo sería Edward Cullen, ni nunca me había importado hacerlo, pero al verlo metido en esto estaba dudando fuertemente de los valores que el aparentaba tener.

-No, no lo estoy, pero si mi manager me dice que es lo mejor para mi carrera, confío en él.

Rodé los ojos molesta.

-No puedo creerlo-Me volví a sentar pesadamente en mi silla, molesta.

-Bella, sólo hazte una idea. Una relación entre el chico malo de Hollywood, y del angelito, Isabella Swan, la niña buena y adorada por todos, ¡Sería un Boom! ¿Quién no querría comprar una revista para leer sobre ellos? ¿Quién no pagaría para saber más sobre está excéntrica relación?-Frederick había ocupado el asiento frente a mí, sonriéndome con camaradería, y yo lo miré con desconfianza.

-Dios, esto arruinará mi reputación.-Oí susurrar al cobrizo mientras pasaba una mano por sus dorados cabellos, molesto.

-¿Qué tiene que ver tu reputación?-Le pregunté con las cejas alzadas, cruzando mis brazos sobre mi pecho.

-Ya sabes, todos me conocen por salir con las mujeres más hermosas de Hollywood-El cobrizo esbozó una sonrisa despectiva, y yo abrí la boca, pero ninguna palabra salió de ella.

¿Qué decirle? ¿Que era un imbécil, estúpido playboy?

Me limité a mirarlo con enfado, y voltear mis ojos hacia Frederick.

-¿Y yo que gano? ¿Engañar a mis fans?

-Aaaaaw, ella se siente mal por mentirle a sus fans, que buena niña eres, Isabella, todo un angelito- Edward se paró junto a la silla de su manager, mientras se burlaba de mí.

-Eres un idiota- Murmuré y él sonrió más ampliamente.

-Fama, dinero, popularidad ¿Qué más quieres?-Me dijo John apoyándose en la mesa junto a mí, mirándome fijamente.

Rodé los ojos ante tanto materialismo y superficialidad.

-Edward aceptará si tu lo haces. ¿Qué dices, Bella? ¿Te arriesgas durante tan poco tiempo, o no lo haces?

Pasee mi mirada desde John a Frederick, y luego a Edward, que me miró fijamente a los ojos y sacudió la cabeza casi imperceptiblemente.

Él quería que yo dijese que no.

Sonreí con sorna.

-Sí, acepto-Edward se giró frustrado, y saló caminando de allí con paso firme, mientras John y Frederick sonreían y festejaban felizmente.

Me mordí el labio nerviosa.

Sería poco tiempo, y podría hacerle pasar un mal rato a Edward. Perfecto.

...

...

..

.

Les gustó? Es una nueva historia en la que llevó pensando por mucho tiempo jaja

Espero que les haya gustado la idea!

Muchas gracias por leerme, besoos chicas.

Emma :)