Aclaro: Nada de esto me pertenece, es todo obra de la gran J..K, Rowling.
-Voldemort ha muerto.
Las voces de alegría de la gente que se encontraba en el castillo se fueron convirtiendo en gritos, gritos que reflejaban el dolor y, a la vez, la alegría.
La guerra había acabado y Harry ya no tenía que temer por su vida, pero todas las vidas perdidas le hicieron sentirse mucho más desgraciado de lo que se sentía cuando llegaba el momento de volver con los Dursley cada verano.
Durante todos esos años, personas y personas murieron por él, por protegerle: sus padres, Dumbledore, Fred, Remus, Tonks, Sirius y todas esas demás personas que fallecieron en la guerra. Harry se sentía desgraciado por tener que vivir con la culpa de todas esas muertes, y prefería estar muerto antes que soportar eso.
Había algo bueno para Harry en medio de todo ese dolor, y era que Ginny estaba viva. Su sufrimiento durante todo el tiempo en el que estuvo buscando Horrocruxes era todo lo malo que le podía ocurrir a la pelirroja. Lo que más le asustó durante todo ese tiempo: perderla. Y ahora estaban en el Gran Comedor, los dos juntos con muchas personas más, pero los dos juntos.
A pesar de todo eso, Harry no sentía las ganas de vivir. Se puso en pie y se dirigió al puente de piedra donde horas antes había pasado Voldemort, Harry en los brazos de Hagrid y todos los mortífagos detrás.
Aire fresco, eso era lo que Harry necesitaba. Se asomó a los bordes del puente: un precipicio. Si saltara todo acabaría… El dolor terminaría y todo el mundo podría ser feliz al fin. Subió a lo alto del bordillo, dejando que el aire le acariciara el cabello negro azabache. Un paso más, un paso más y todo acabaría…
-Harry...- La voz de Ginny llegó como un susurro.
La pelirroja estaba detrás de él, unos pasos alejada del bordillo en el que Harry estaba subido, a un paso de la muerte.
-No saltes, por favor… -la chica le tendió la mano.
Harry la miró a los ojos y, con un suspiro, agarró la mano de Ginny y bajó del bordillo.
-Yo debería haber muerto, no ellos. Toda esta gente que durante años ha muerto por mí no debería haberlo hecho.
-Harry, esa gente luchó por un mundo mejor y al final, su sacrificio valió la pena. No digas eso, si lo dices habrán muerto en vano y, créeme: no lo han hecho.
Harry empezó a llorar. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que lo que acababa de decir Ginny era cierto: sus padres, Sirius, Dumbledore y todas las demás personas no habían muerto en vano, habían muerto por protegerle y darle al mundo mágico una nueva forma de vida, sin magos tenebrosos y sin miedos, un mundo en el que poder crecer tranquilo. Harry decidió vivir en honor a toda esa gente… Y también por Ginny.
-¿Qué haría yo sin ti? –preguntó Harry.
Ginny sonrió. La pelirroja y el azabache se besaron.
No sé cuantas veces tengo que decirlo: no seáis sosos, no me como a nadie que me deje reviews!
