Entre en caos reinante, no había mucho tiempo para despedirse. Prefectos de todas las casas ayudaban a los alumnos a pasar entre el estrecho pasadizo de la Sala de los Menesteres. La fila avanzaba rápidamente, y Colin Creevey aún no había tomado su decisión. Dennis se aferraba a su brazo, con temor. Sin embargo, cuando sus miradas se cruzaron, Colin vio en los ojos de su hermano la misma determinación que él mismo tenía. Supo entonces qué hacer. Sus padres no podían perderlos a ambos. Al llegar frente al pasadizo, y con el dolor escrito en la mirada, Colin se quitó su cámara fotográfica y la colgó del cuello de su hermano, abrazándolo. Antes de que éste pudiera reaccionar, el rubio lo empujó hacia los prefectos, que lo introdujeron en el túnel. Y él corrió, ignorando los gritos de su hermano. Corrió, dispuesto a luchar por Hogwarts, por su familia, por Harry; por la Magia.
