Disclaimer: Los personajes y el mundo de Shingeki no Kyojin son obra de Hajime Isayama.

Personajes: Rivaille y Eren.

Advertencia: Relación chico x chico. Yaoi.


Reencuentro.

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~...~

El soldado Rivaille se encontraba al lado de Eren, con sus costados casi tocándose, se hallaban frente a una tarea que les robaría la vida.

—Lo siento sargento.

—Con esto ganaremos.

—Aunque no veremos la victoria.

—Somos soldados basta con saber que seremos útiles.

El chico asintió. —Sargento no necesita quedarse.

—No discutas.

Eren le sonrió con lágrimas en los ojos. —Como diga Corporal.

Saltaron a un abismo de gritos y angustia, mientras caían se prometieron que se volverían a encontrar y cuando sucediera no tendrían que separarse de nuevo.

~…~

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Rivaille había logrado ingresar como asistente del doctor del instituto de la localidad el año anterior. Para un recién graduado obtener ese puesto no era muy ventajoso, pero el doctor a cargo se retiró ese año, por tanto él obtuvo el puesto de manera automática.

Su predecesor lo instruyó y aconsejó durante todo el año pasado. Le advirtió de los estudiantes que fingían dolores para faltar a clases o a pruebas, también le habló de las jovencitas que se le acercarían con dobles intenciones y la manera en que debía despacharlas sin herir sus sentimientos, pero sin dar pie a nada más.

Sin embargo él no tuvo ese problema, pues con su actitud fría las mantenía a raya, aún así hubo algo que no le advirtió y a lo que se enfrentaba seguido desde hace cuatro meses.

—Fuera de aquí Jaeger— dijo al joven en cuanto ingresó a la enfermería.

No lo miró pues de antemano sabía que ya estaba ahí, era común cuando el mocoso tenía libre alguna clase que terminará ahí.

—Pero estoy mareado.

—No voy a recetarte nada, fuera.

— ¿Puedo por lo menos descansar aquí?

Por fin lo miró irritado, el chico alto sentado en la camilla era la razón de sus preocupaciones cotidianas, contaba los días para su graduación. Sólo podía agradecer que se trasladara cuatro meses atrás y que quedaran únicamente tres meses para su graduación y librarse de él.

Sabía también que echarlo lograría tenerlo el resto del día rondando la enfermería o ingresando en cada oportunidad mirándolo con esos grandes ojos de cachorro.

—Última camilla, usa las cortinas y quédate en silencio.

El chico hizo un gesto pero obedeció. Rivaille se quedo en su escritorio ojeando una revista, demasiado pendiente de la hora y de la presencia del muchacho al final del cuarto.

—Levántate ya— ordenó con el cambio de clases.

El chico adormilado salió frotándose un ojo, Rivaille desvió la mirada odiándose por sus estúpidos pensamientos. ¿Cómo podía pensar que era lindo?

—Gracias por dejarme estar aquí.

No le contesto, quería que se fuera, que se alejara, que saliera de una vez por todas de su vida.

—Tuve de nuevo ese sueño raro.

—No me interesa.

El chico lo ignoró y continuó hablando —Creo que es un sueño recurrente, paredes tan altas que es difícil ver su final, y me siento volando entre tejados y estructuras antiguas...

Rivaille lo observó entonces ocultando su sorpresa. El chico tenía la mirada perdida y en cuanto se dio cuenta de lo que había confesado se sonrojó con fuerza.

—Lo siento, divagué— Le sonrió y antes de irse le lanzó una mirada anhelante. —Sensei...

—Vete Jaeger— cortó irritado el médico.

El chico cerró la puerta en silencio y Rivaille soltó un resoplido.

Eso había sido difícil. Verlo sonrojado con la mirada perdida fue un reto a su fuerza de voluntad. Subió una mano a su rostro cubriéndolo irritado, cada vez era más complicado y el mocoso no ayudaba.

Pensó en el sueño que le contó, y recordó sus propios sueños recurrentes, paredes altas, él mismo moviéndose entre techos, gigantes criaturas...

Sacudió la cabeza, los sueños que antes tenía en raras ocasiones se habían vuelto casi cotidianos desde que ese impertinente muchacho apareció.

¿Por qué? ¿Qué estaba mal con él?

Tuvo incluso un par de novias antes, entonces ¿por qué estaba tan atraído por ese chico?

Su tortura aumentó cuando el mocoso apareció una tarde totalmente sonrojado confesando que lo amaba. Su propio horror al descubrir lo feliz que esa confesión lo hizo, le dio la fuerza para decirle que no dijera estupideces y se marchara.

Agitó la cabeza y trató de volver a sus asuntos, debía evitar acabar pensando siempre en ese mocoso.

Pasó el resto del día con tranquilidad olvidando el incidente de la mañana, atendió un par de dolores de cabeza y por fin llegó la hora.

Desde su ventana veía el equipo de atletismo entrenar. Jaeger estaba entre ellos, al principio luego de admitir su clara obsesión con el joven, pensó en cambiar las cortinas a unas más oscuras que le impidieran ver afuera, pero no pudo hacerlo. Ese chico era una maldición.

Estaba por marcharse acabado el día de trabajo cuando la puerta se abrió. Levantó la vista y de inmediato la molestia pintó su rostro.

— ¿Qué haces aquí a esta hora?

El joven sonrió —En realidad, esta vez es en serio.

Frunció el ceño, así que confesaba que mentía constantemente para estar ahí. Eren entró cerrando la puerta y Rivaille notó la herida en su espalda. Su cuerpo se movió solo.

— ¿Qué te paso?

Llegó a su lado examinando el corte que parecía algo profundo a través de la camisa rasgada.

—Fue un accidente.

—Siéntate— olvidando sus reparos lo tomó del brazo y lo llevó hasta la camilla. —Quítate la camisa.

Eren sonrió siguiendo su instrucción. Amaba verlo serio y metido en su tarea, desde hace mucho sólo le gruñía cuando llegaba y luego de saber sus sentimientos no charló mas con él. Además no creyó posible que alguna vez le ordenara que se desvistiera.

— ¿Cómo sucedió? — preguntó el hombre mientras comenzaba a limpiar la herida, y se maldecía por examinar a consciencia el cuerpo del muchacho.

—Entrenábamos, Mikasa me sobrepaso y al tratar de empujarla para pasar... — Era vergonzoso para él confesar.

— ¿Qué?

—Bueno ella es monstruosamente fuerte, no pude moverla, me caí yo y rodé sobre una lata. — su mala acción le salió al revés y Mikasa no paraba de disculparse aun cuando no fue su culpa.

—Necesitara puntadas.

—Eso pensé.

Para Eren era complicado, su espalda dolía, y la herida le escocía mientras Rivaille la limpiaba, pero sentir sus manos aun con guantes sobre su piel... Cerró los ojos y apretó los puños.

—Dolerá un poco.

La voz del médico sonó inesperadamente amable, no irritada como de costumbre. Sólo pudo asentir antes de que el líquido desinfectante cayera en su herida.

— ¿Recuerda... — dijo tratando de pensar en otra cosa —...la primera vez que nos vimos?

Rivaille empezó la limpieza minuciosa de la herida sin responder. Lo recordaba, el muchacho acababa de trasladarse para concluir la secundaria en su instituto.

Él salía de la enfermería cuando oyó su voz.

—Disculpe ¿puede decirme cómo llegar al salón 3 C?

Recordaba cómo se giró impasible dispuesto a dar la dirección cuando vio su rostro.

Los ojos verdes que lo miraban se abrieron de par en par, la expresión del chico era de sorpresa y se encontró incapaz de pensar en nada, ni con fuerza suficiente para apartar la mirada. Se quedaron ahí, frente a la enfermería mirándose intensamente como si de repente fueran a entender que sucedía.

Rivaille siempre que pensaba en ello, se explicaba a si mismo lo que sintió en aquel momento como la sensación de encontrar a alguien que recuerdas, pero sabes que nunca has conocido. Era como eso pero cien veces peor.

El chico era más alto que él, pero pareció encogerse ante su presencia. Y cuando el muchacho comenzó a ruborizarse, Rivaille se asustó lo suficiente para reaccionar al comprender que pensaba en lo lindo que era, y lo fácil que sería acercarse y besarlo.

— ¿Qué necesitabas? — y su voz salió más segura de lo que espero.

—Yo... yo— el chico miró desesperadamente al suelo tratando de encontrar una respuesta, y la encontró en los documentos que cargaba.

—Salón— dijo aturdido tratando de dar una respuesta —Salón 3 C.

—Es el piso inferior, aquí está la enfermería y audiovisuales.

—Ah— dijo aun sonrojado. —Mu... muchas gracias.

El joven se dio la vuelta y casi corrió escaleras abajo, él se quedo ahí confundido sin entender porque su corazón latía tan deprisa.

Eren Jaeger, supo su nombre al día siguiente, cuando le informaron que cursaría lo que restaba del año ahí, agradeció silenciosamente saber que estaría por menos de un año. No pudo sacarse su mirada de la cabeza desde el día anterior.

El muchacho comenzó a asistir con regularidad a la enfermería y él sospechó de sus intenciones. Aún así se riñó a sí mismo por pensar mal y luchaba por tratarlo con normalidad.

Sin pensar y de forma ajena a su personalidad, incluso charlaba con el mocoso de trivialidades, en más de una ocasión reprimía sonrisas ante comentarios ingenuos del muchacho. Conversaban de deporte y la pasión del joven por el atletismo, le contó de su tiempo como estudiante y de su carrera de medicina.

Sin embargo pronto fue consciente de lo mucho que se habían acercado y se encontró horrorizado, trató de alejarse y mantenerse distante. Entonces Eren siempre encontraba la manera de enfermarse y cuando las visitas se tornaron diarias, las sospechas de Rivaille de que fingía sus malestares aumentaron.

Por fin amenazó con remitirlo al hospital, con eso logró mantenerlo alejado dos semanas enteras, pero se encontró ansioso y comenzó a ver los entrenamientos de los atletas a diario.

Estaba mal, de muchas maneras, pero no podía controlarlo, inconscientemente su mente regresaba a él una y otra vez. Creyó sinceramente que era una obsesión y se despreció a sí mismo por su débil voluntad.

Eren apareció casi tres semanas después de su amenaza, una tarde cálida, poco después de terminadas las clases.

—Yo sé que no debo— inició mirándolo ruborizado y temblando un poco —Pero no lo puedo evitar... sensei... Lo amo.

Fue un balde de agua fría, su pulso se aceleró y se sintió dichoso tras esas palabras. Luego vino la furia y la confusión, necesitaba alejarlo, no que se le confesara.

—Fuera de aquí Jaeger.

—Pero...

Los ojos de Eren lucieron cristalinos y sintió una alarma interna encenderse al pensar que lloraría.

—Comprende, somos dos hombres, tu eres un estudiante, no tiene sentido.

Pensó en lo que debió constarle al muchacho entrar ahí, reunir el valor y confesársele.

—Estás confundido. — le dijo tratando de ser razonable.

El mocoso hizo un mohín —No estoy confundido.

—Vete.

Cuando el chico se fue, se derrumbó en su silla y se cubrió el rostro con ambas manos de pura frustración.

Desde entonces Eren había estado rondando la enfermería, visitándolo ya de forma descarada sin fingir enfermedades. Pensó en llamar a sus padres, pedirles que se lo llevaran pero no pudo, marcó tantas veces y nunca pudo hacer la llamada.

— ¿Sabe?

La voz del chico lo trajo de vuelta mientras empezaba las puntadas.

—Estaba asustado al inicio, y confundido. No podía dejar de pensar en usted— Eren se encogió de hombros cuando la aguja pinchó con fuerza. —Sé que es una situación difícil, pero no puedo explicarlo, es algo que me supera.

Rivaille trabajaba mecánicamente escuchando como el muchacho ponía en palabras lo mismo que él sentía.

—Me quedan tres meses aquí— dijo triste —Yo... me duele pensar que no lo veré mas.

Rivaille terminó su labor y colocó una pequeña venda.

—Quita la venda mañana y lava la herida con el medicamento que te daré. En seis días quitare los puntos, no fue tan profundo como parecía.

Se volteó sin mirarlo, no podía continuar contemplando su espalda desnuda y su cabeza baja sonrojada. Se quitó los guantes y tomó el medicamento para entregárselo.

Se puso frente a él —Las píldoras aliviaran el dolor, tómalas cada seis horas.

No recibió respuesta y Eren no levantaba el rostro.

— ¿Jaeger me escuchaste?

Eren asintió sin mirarlo.

—Ponte la camisa— ordenó con voz ronca.

Eso hizo al muchacho mirarlo y Rivaille se congeló al ver sus lágrimas.

—Lo siento yo...

Eren levantó la mano para secarse el llanto, pero un par de manos se acercaron a su rostro. Rivaille limpió sus lágrimas con sus pulgares, y sostuvo el rostro del muchacho mirándolo detenidamente.

—Sen...sei.

El hombre estaba arto, era insoportable y doloroso reprimirse. Lentamente se inclinó y unió sus labios a los del muchacho.

Eren abrió los ojos de par en par incapaz de creer lo que sucedía. Rivaille se apartó un poco mirándolo y fue hasta ese momento que Eren notó un velo distinto en los ojos del doctor, como si un peso se fuera, como si algo se liberara.

—Abre los labios Eren.

El rubor cubrió todo su rostro al escuchar la orden y su nombre de los labios del hombre al que amaba.

—Sen...

Rivaille lo tomó de la nuca en esta ocasión y lo besó con un ímpetu que el chico no pudo seguir, aún así obedeció y abrió los labios. Se sorprendió cuando la húmeda lengua invadió su interior, la respiración le faltó, pero cuando lo liberaron para que tomara aire, sintió la falta de contacto como una herida física. Se inclinó hacía el hombre que se alejó.

— ¿Sensei?

—Vístete— ordenó Rivaille.

—Pero...

—Eren vístete— vístete antes de que cometa una imprudencia quería decirle. Todo su cuerpo ardía y pedía a gritos poseer al muchacho.

Eren obedeció torpemente y sintió como el fuego aun invadía cada parte de su cuerpo. Se vistió y espero, mirando al hombre de espalda apretar los puños, entendía la situación, él también se estaba controlando. Sentía que iba a llorar de felicidad, comprendía que sus sentimientos eran correspondidos.

—Sensei.

—Esto... — comenzó Rivaille, pero el chico se adelantó y lo encaró enojado imaginando lo que diría.

—No diga que es un error, no lo es, lo sabe tan bien como yo. Esto es lo correcto.

Eren estaba decido, serio, confiado, podía enfrentar a quien fuera para demostrar que su amor era sincero. Sabía que el hombre tenía que haber sentido como él que en ese beso había algo poderoso, más grande que ellos mismos. En el rostro de Rivaille se formó el amago de una sonrisa, para total sorpresa de Eren.

Rivaille reprimía una sonrisa porque entendía que no podía, ni quería luchar contra lo que sentían. Porque por más imposible que le pareciera estaba enamorado de ese mocoso insistente. Para bien o para mal era algo que no podía negarse, lo sentía en su pecho, la certeza de que para ellos eso era lo correcto.

—Esto no volverá a suceder Eren.

Al chico se le cayó la fuerza de la mirada y sus hombros se encogieron.

Rivaille se acercó y colocó las medicinas en sus manos —No volverá a suceder hasta que te gradúes en tres meses.

El rostro del chico era ahora una sincera expresión de sorpresa y confusión.

—No voy a perder mi empleo por seducir a un alumno, además dentro de tres meses podrías cambiar de opinión.

—No lo hare— el chico estaba extasiado.

El médico contemplando la expresión de alegría en el rostro del muchacho casi sonríe de verdad.

—Ya lo veremos. — Dijo serio — Ahora vete, no quiero verte rondando por aquí, tienes exámenes finales y uno de admisión pronto. Esta de más decir que no querré saber nada de ti si no obtienes buenos resultados.

—Saldré bien, he estudiado. — Tenía ahora mil razones más para estar entre los mejores.

Eren estaba por irse cuando se detuvo en la puerta.

—Sensei— llamó despacio. —Lo amo.

Rivaille resopló viendo la puerta cerrarse, era curioso como los últimos meses se habían vuelto una tortura y con una decisión tan repentina ahora sentía que todo estaría bien.

Lo vio a lo lejos desde la ventana, corría por el patio ignorando por completo la herida en su espalda, como si no pudiera contener su alegría.

Ya estando solo Rivaille dejo libre su expresión y sonrió.

—Tres meses pasan rápido después de todo.


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Hola, por aqui de nuevo con algo mas largo de estos dos.

Dos imágenes inspiraron este twoshot, generalmente no me gustan los AU pero hace días escribí gran parte y ya después me emocioné. Tendrá sólo dos capítulos como imaginaran, el segundo probablemente tenga lemmon así que no sé si será del gusto de muchos.

Gracias a todos lo que se toman su tiempo para leer o dejar comentarios.