-Entonces venerable Kaede... -prosiguió ella- ahora que Inuyasha y yo estamos juntos...
La voz de la chica mostraba totalmente su nerviosismo, no por la pregunta que quería formular a la anciana, si no por tener que sacar ese temaen particular.
-¿Si Kagome? -Preguntó la anciana prestando atención a la chica que estaba sentada en frente suyo mientras preparaba té caliente.
La muchacha bajó la mirada y se armó de valor.
-¿Cree que si pierdo mi virginidad dejaré de tener poderes espirituales de sacerdotisa? -Soltó sin pausa, cuanto antes empezara, más pronto acabaría el mal rato.
La anciana permaneció un instante en silencio observando a Kagome con detenimiento.
-¿Aún no has tenido relaciones sexuales con Inuyasha? –Preguntó la anciana con disimulo.
La sangre de Kagome subió rápidamente a su rostro ante la pregunta de Kaede, ella tenía total confianza en la anciana, pero este tema...-como era de esperar- le causaba muchísima vergüenza, pero también miedo… ¿Y si perdiera sus poderes de sacerdotisa al hacer el amor por primera vez? Ella tenía entendido que cuando una mujer sacerdotisa virgen se entregaba a un hombre, sus poderes desaparecen para ser una mujer normal y llevar una vida entregada con su amado y tener una familia…
Tal y como Kikyo pensó en su momento…
-E-Esto... no, aún no… no hemos hecho nada. -Susurró tartamudeando la chica avergonzada mientras jugueteaba con sus propias manos muy nerviosa.
-Me alegro de que hayas venido a consultarme, Kagome. -Le sonrió Kaede.
Ya habían pasado cuatro semanas desde que la muchacha regresó a la época Sengoku para quedarse con Inuyasha, y dos desde que comenzaron una relación formal. Los primeros días solo se daban besos cortos y pasaban todo el tiempo juntos sin separarse para nada, pero al cabo de los días el Hanyou se alejó de ella, pasando casi todas las horas observada desde lo alto de las ramas de los árboles. Luego decidieron vivir juntos en la misma cabaña. Al principio él dormía con resignación sentado en su postura habitual recostado en la pared hasta que Kagome le pidió que durmiese con ella en el futón, y él aceptó poco convencido por los deseos físicos que comenzaban a despertarse cada vez que la chica se encontraba demasiado cerca.
-Entonces, -continuó la chica aún con la mirada clavada en el suelo de madera- si lo hacemos,¿Perderé mis poderes?
La anciana meditó unos segundos.
-Tus poderes espirituales son muy fuertes y poderosos así que no los perderás, pero vuestro caso es diferente. -Kagome levantó la vista y miró a la anciana con atención. ¿Diferente?
Inuyasha era un medio-demonio, pero también era humano. ¿Acaso el deseo físico era diferente para los Hanyou?
-¿Diferente? ¿Qué quiere decir?
-Vaya, -la anciana le pasó una taza de té caliente- ¿Inuyasha no te ha contado nada?
Kagome cogió la taza de té y la mantuvo entre sus manos sin beber sorbo.
-¿Contarme algo? Si sucediese algo Inuyasha me lo habría contado, aparte de que él no se caya nada. –Le respondió con total seguridad.
-Oh -exclamó la anciana sorprendida- quizá Inuyasha tampoco lo sepa…
La anciana Kaede bebió un sorbo de su té mientras reflexionaba.
-¿Saber el qué?
Ahora la voz de Kagome sonaba preocupada ante las palabras de Kaede, ¿Qué pasaba?, ¿Pasaba algo malo?, ¿Pasaría algo malo?
La anciana ignoró la pregunta de la muchacha:
-¿As notado si en algún momento se ha despertado ese tipo de... deseo en él?
De golpe, toda su sangre subió a su rostro. La situación se me está yendo de las manos, pensó Kagome totalmente avergonzada y agachando la mirada de nuevo.
-Esto... él antes dormía sentado recostado en la pared, y... cuando le dije de dormir juntos en el futón me di cuenta de que estaba avergonzado y cohibido, pero al final accedió... –Respondió bajito, eso era lo único que se le había ocurrido para responder a la anciana.
La sangre de Kagome no hacía más que acumularse en su rostro.
¡Quiero que esta situación pase lo más rápidamente por favor!, pensaba la chica con desesperación.
Ahora todos los pensamientos y las sospechas de la anciana Kaede quedaban más que claros. Inuyasha había elegido a Kagome aun así sin darse cuenta, la había elegido a ella.
La cabaña quedó unos segundos en silencio por la tensión que había. Era la escena más vergonzosa de toda la vida de Kagome, que mantenía la mirada en la taza de té -ahora totalmente templado- sin poder mover los ojos del suelo por la vergüenza.
Kaede se dispuso a hablar:
-Parece que sin tener conocimiento de ello Inuyasha te ha elegido a ti. Te ha elegido como "su hembra".
Kagome alzó la mirada con el ceño zurcido ante la última palabra. "Su hembra". ¿Qué quería decir?
-Los Youkai y los Hanyou como el caso de Inuyasha, se emparejan de por vida. Solo ese tipo de deseose despierta en ellos cuando han encontrado a su hembra. -Explicó la anciana.
Kagome prestaba total atención a Kaede sin ahora tener casi toda su sangre en el rostro, pero aun así no conseguía entender nada de lo que le estaba explicando.
-¿Qué quiere decir? ¿Qué la práctica es diferente? -Preguntó totalmente confundida.
-Puede que Inuyasha sea un semi-demonio, pero es un hombre. -Dijo la anciana riendo mientras respondía a la pregunta de Kagome.
-Venerable Kaede no consigo entender nada de lo que me está diciendo. ¿"Su hembra"? -Dijo zurciendo levemente el ceño al nombrar la última palabra.
Kaede bebió un sorbo de su té con tranquilidad pensando en por dónde empezar.
-Como te he dicho antes los Youkai y los Hanyou se emparejan de por vida con una sola persona, -Comenzó a explicar la anciana- cuando la encuentran, comienzan a sentir como el deseo físico se incrementa en ellos, queriendo así hacerla "su hembra".
Kagome reflexionó sobre las palabras de la anciana. ¿Inuyasha la había escogido a ella para ser su hembra? ¿Para compartir su vida con ella?
-¿Y cómo la hacen "su hembra"?
Por la mente e Kagome solo pasan preguntas.
-Cuando se aparean por primera vez con "la elegida", clavan sus colmillos en el lado derecho del cuello para dejar su marca, introduciendo así un veneno en el cuerpo de la "hembra".
Kagome se tensó de inmediato y se le abrieron los ojos. ¿Mordedura en el cuello?, ¿Veneno? Kaede ante la expresión tan cómica que tenía la chica no puedo contener su risa.
-No tienes de que preocuparte, -Dijo tranquilizando a la muchacha- ese veneno es totalmente indefenso, solo lleva el olor del macho, haciendo saber a los demás Youkai y a los Hanyou que eres "su hembra". Pero puede que cuando Inuyasha te muerda sí sientas un pequeño dolor, pero nada más.
Ahora todas las dudas que tenía Kagome quedaron entendidas.
Inuyasha le había elegido a ella para estar siempre a su lado, para ser la madre de su descendencia y marcarla para que los demás Demonios no se acercaran a ella con intenciones sospechosas. Por eso se ponía así de celoso cuando Koga estaba enamorado de mí, pensó Kagome. Pero de pronto un recuerdo doloroso cruzó su mente.
-Pero antes Inuyasha estaba enamorado de Kikyo... –Comentó mirando de nuevo el suelo de la cabaña con tristeza en su voz.
-Pero él nunca sintió ese deseohacia ella. Pueden enamorarse en más de una ocasión, pero solo encuentran una "hembra" en su vida. Por eso solo él podía cruzar el pozo, porque vuestras almas estaban conectadas incluso a través del tiempo.
Kaede giró sobre su cuerpo dejando la taza de té vacía al lado de la tetera y volvió a girarse para encontrarse con la mirada de la chica.
-Vaya...-Susurró Kagome mirándola.
-A Koga le pasó lo mismo que a Inuyasha contigo, se enamoró de ti pero Ayame era "su hembra" desde el principio, y ahora que todo está bienestán casados y con ella esperando un cachorro. -Hizo una pausa sonriendo a Kagome- Puede que si te fijas bien le veas la pequeña marca en el cuello.
Kagome volvió a sonrojarse ante la idea de llevar la marca de Inuyasha, y así poder llevar un pequeño cachorro en su vientre, un niño con orejitas de perro, de ojos dorados, con-
-Pero tú eres una sacerdotisa, -Dijo Kaede interrumpiendo los pensamientos de Kagome- y como tal, debes mantener tu pureza hasta el matrimonio.
Kagome no daba crédito en lo que acababa de oír. ¿Casarse con Inuyasha? Se quedó totalmente en blanco y fue cuando notó que tenía la garganta totalmente seca. Se bebió de un sorbo su té totalmente frio.
-Dile a Inuyasha que como sacerdotisa debes conservar tu pureza antes del matrimonio, es la persona que más te quiere en este mundo, lo entenderá.
Kagome permaneció en silencio varios minutos. Para poder ser "la hembra" de Inuyasha primero debía casarse con él y así poder traer descendencia y formar una familia. Una familia con Inuyasha...
-Muchísimas gracias venerable Kaede, -Dijo mientras se levantaba del suelo- la verdad es que no sé qué haría sin usted y su sabiduría.
Ambas se intercambiaron una sonrisa sincera. Kagome bajo el escalón de la cabaña disponiendo a salir pero Kaede la interrumpió:
-Avísame cuando todo esté ablando y así poder preparar una bonita ceremonia.
La muchacha no dijo nada, se sonrojó y salió de la cabaña en silencio. Solo habían tres pensamiento es su mente; la boda, la marca del cuello y la descendencia. Tres cosas que la llenaban de felicidad absoluta, pero que sin embargo le causaban un terrible miedo por si Inuyasha se negaba a ello.
