Slythiboy acaba de iniciar sesión.
Hermione miró nerviosa la pantalla, de Windows Messenger, donde se suponía que iba a volver a hablar con esa misteriosa persona que le agregó meses atrás. Se retorció las manos en su falda de color canela, vaporosa y larga hasta los pies, y miró como el chico escribía un mensaje en la ventana:
-Hola
-Hola -respondió Hermione-. Que tal hoy?
-Pues bien. Y tú como estas, preciosa?
-Bien -escribió Hermione, unos segundos mas tarde de lo que debería, debido a los nervios-. Hoy he estado un poco ocupada. Ya sabes, con los deberes y demás…
-Se tu secreto mi querida Witchiegirl -dijo el chico, y puso un emoticono de sabihondo-.
-Que secreto? Sabes que no escondo nada -contestó ella. Era mentira, por supuesto. Ella había escondido su edad, su ubicación y también, por supuesto, su condición de bruja, por seguridad. Primero pensó en que su Nick la delataría, pero se sorprendió de ver muchas witches y witchies y también muchos sorcerers y wizards. Así que tampoco le dio demasiada importancia. Además, el chico, que dijo que se llamaba Sly, un nombre común australiano, no despertó el menor interés de Hermione, pues sabía que no habría dado su verdadero nombre. Sin embargo, por lo menos sabía que usaba el mismo para todos sus contactos puesto que tenía puesto en su Nick el mismo-.
-Si que lo tienes.
-No, no lo tengo. Y no me gusta que me amenaces.
-Ya, y sin embargo sabes que se tu secreto.
-Pero que yo no tengo ningún secreto! No sabes mi nombre, no sabes mi edad, pero tampoco son ningún secreto, no?
-No, tienes dieciséis años, diecisiete el diecinueve de septiembre, por eso vas a un curso menor, por diecinueve días. Tus iniciales son H.J.G., y vas a un colegio internado en escocia en tren. Me equivoco?
-Como sabes todo esto? -preguntó. Se arrepintió de inmediato, justo al apretar "enter". Podría haberlo negado! Y sin embargo había sido tan tonta que no se había percatado de su ventaja-.
-Pues simplemente, lo se. Pero nada de eso es un secreto, no lo suficientemente importante.
-Y que tipo de secreto es ese?
-de verdad quieres saberlo?
-Por supuesto! -exclamó, mirando con incredulidad a la pantalla, como la que quisiera transmitirle literalmente a través de esta sus sentimientos-. A caso crees que soy estúpida?
-No, no eres estúpida. Eres la mejor alumna de tu curso. Eres castaña, de pelo rizado, mejillas sonrojadas y temperamento muy fuerte.
-Pero porque sabes todo eso?
-Llevo años observándote en silencio.
-Y donde estabas tu cuando me observabas? No me he dado ni cuenta! No me harás daño, no?
-No, no pienso hacerte daño. Porque estoy enamorado de ti, Hermione Granger.
Hermione se retiró instintivamente de su ordenador portátil, mirando su nombre y su apellido como si este fuera su sentencia de muerte.
En ese mismo momento, Slythiboy cerró sesión.
Hermione se tumbó en la cama, mirando al techo, con el ordenador apagado ya.
Quien demonios sería aquel chico y porque sabia tantísimo de ella? Hermione estaba asustada. Fue al cuarto de su madre, donde ella se relajaba, y llamó a la puerta, dispuesta a contarlo todo para que pudieran ayudarla. Pero su madre no contestó, y Hermione miró la hora: las 04:45. Normal que no le contestara, debería de estar en el quinto sueño del paraíso, con su padre, en la habitación.
Su último recurso era escribir a Harry y Ron y contárselo todo.
Corrió a su cuarto, y vio como la cortina de su ventana se movía un poco hacia fuera, hacia el hueco de la ventana abierta. Se le pusieron los vellos de punta. Era pleno agosto, si un soplo de aire en un mes, porque se movía ahora su cortina? Sacó su varita con lentitud pero muy bien agarrada, tanto que por poco y se hace daño. Miró alrededor, esperando no tener que utilizarla. Entonces se lo pensó mejor y cogió un bate de béisbol en el pasillo, donde la ropa de béisbol del partido de su padre de esa tarde estaba amontonada, lista para llevar a lavar por la mañana. Encendió la luz, pero no había nadie. Por si acaso, miro bajo la cama y dentro del armario.
Tras cerciorarse de que estaba completamente sola y segura, miró de nuevo la pantalla. Slythiboy estaba en "no disponible", pero ella no quería hablar, pues estaba en "no conectado". Aun quería pensar, deducir un poco mas. Había tenido que observar en silencio… Y se llamaba Slythiboy! Así que el gran secreto es que sabía que era una bruja!
Pero bueno, si el era un slytherin, mago contra bruja no llegaría muy lejos. Después de todo si se lo desvelara, incluso por Internet, a un muggle, el ministerio se presentaría en su casa. Y seguro que ese Slytherin, sea quien fuere, seguro que no le gustaría demasiado manchar el nombre de su remilgada familia de sangre pura con trapicheos en el ministerio. Y quien seria el misterioso slytherin? Empezó a desechar posibilidades, entre ellas todas las chicas, puesto que ponía "boy" en el Nick de MSN, y además la había observado "en silencio" a ella. A ella, una Gryffindor!! Una Gryffindor, amiga principal del trío dorado preferido por Dumbledore, amiga de Harry Potter, cuya relación con Slytherin era su conexión mental con Voldemort y también su enemigo… Draco Malfoy!
Pero como no se le había ocurrido antes?! El chico era Draco Malfoy! Hermione sintió su corazón revolucionarse, y miró de nuevo el ordenador: aun seguía allí, en "no disponible". Casi se cae Hermione al incorporarse de golpe desde su colchón de agua y volver casi trastabillando hasta el asiento donde estaba el ordenador, y escribió temblorosa.
-Yo se quien eres.
-Eso no es verdad. No intentes despistarme, porque no vas a conseguirlo.
-No lo intento, no tengo porque despistarte. Solo te diré que te he visto en una situación en la que no saliste muy bien parado.
-Hay muchas situaciones comunes en las que podría haber salido mal parado, tanto yo como cualquier otra persona.
-Los hurones cuentan como situación común? -preguntó perspicazmente. El chico se quedó callado durante al menos dos minutos, reconsiderando sus respuestas cada poco tiempo, pues ponía "escribiendo un mensaje" pero después no enviaba ninguno.
-Como me has reconocido?
-Ha sido sencillo, ahora tu secreto sobre mi esta completamente resuelto. Pero no entiendo como es que te has molestado en una sangre-sucia como yo para poder averiguar cosas.
-Pero, no lo entiendes, Hermione, yo no sabía como hacer para acercarme a ti.
-Y me atacas por mi lado muggle? No lo encuentras un poco irónico? -preguntó con amargura, obviamente indetectable en el monitor-.
-Atacar? Yo no te estoy atacando. Aun no te he ofendido de ninguna manera.
-Eso es verdad -admitió Hermione, un poco retraída, recapacitando ahora sobre sus erróneas bases en las que se había subido para descubrir a su amenazante nuevo amigo cibernético-.
-Claro que es verdad.
-Ahí tenemos el orgullo del Slytherin, como has conseguido esconder tu enorme ego en una pantalla tan pequeña como la mía? -ironizó-. Ya en serio, porque me has agregado a tu lista de contactos?
-Pues en realidad eres la única en mi lista de contactos -admitió-. No tengo amigos muggles.
-Se me olvidaba por supuesto -dijo Hermione-.
-Pero Hermione, yo quería decirte algo importante.
-Muy importante?
-Si, muy importante.
-Pues espera a llegar a Hogwarts, porque pienso desadmitirte de mi lista de contactos ahora mismo -dijo con soberbia, ahora si que bastante perceptible, la castaña.
Movió el ratón táctil de su ordenador con el dedito índice y relajadamente seleccionó a Draco Malfoy, alias "slythiboy", y le dio al botón de eliminar.
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-Ya estoy en casa, mama!!! -dijo Hermione, con su vestido de flores color amarillo, entrando por la puerta de la cocina-.
-Hola, cariño -dijo dándole un beso a su hija-. He hecho pastelitos de plátano, para la merienda. Tienes una visita, espero que no te moleste que le haya echo pasar, parece encantador.
-Una visita? A lo mejor es Ron, o Harry! -dijo, y sin darle tiempo a explicarse a su pobre madre, corrió escaleras arriba hacia su cuarto.
-Hola, Granger -dijo una voz arrastrando las palabras-. Como te habrás dado cuenta, no he podido resistirme a venir a contarte hoy lo que no quiero contar dentro de tres semanas.
-Acaso no puedes dejarme en paz ni siquiera en mis vacaciones de verano, Malfoy? -dijo molesta, cerrando la puerta tras de si-. Porque no mejor te alejas de mi y de mi vida muggle y te limitas solo al terreno mágico para molestarme a tu gusto.
-No vengo a molestarte -dijo suavizando un poco su tono de voz-. Lo siento, pero es un poco la costumbre. Tu madre ha traído estos… en fin, que son?
-Ah! -dijo mirando la bandeja con zumos-. Son pastelitos de plátano y zumo de arandino. Pruébalo, no están embrujados, mi madre no podría hacer eso -dijo con diversión, sentándose en su cama. Draco se inclinó un poco desde la silla y mordió un pastelito con miedo. Su cara adquirió un rubor poco común en sus mejillas-. Es plátano. Están ricos.
-Por supuesto, son pasteles, siempre están ricos -dijo Hermione como si fuera obvio-. Además, los pasteles de tu madre son siempre los mejores.
-Mi madre no cocina para nosotros. Se encargan de eso los elfos.
-Ah -musitó Hermione. Sintió un poco de pena por el chico, porque en realidad seguro que no sabría ni lo que era un hogar de verdad-. Bueno, que era eso que querías decirme?
-Pues yo, Hermione, quería decirte algo importantísimo, con lo que no podré estar todo séptimo dentro y que prefiero que sepas para poder separarme cada vez más de ello. Te amo, Hermione.
Hermione casi se atraganta con el platanito de encima del pastel.
-Que? -exclamó con nerviosismo. A ella siempre le había parecido atractivo, pero porque el chico era de verdad atractivo. Mas que una admiración hacia el era como una afirmación. El chico era guapo. Pero Hermione siempre vio un Slytherin fuera de su alcance y de contexto también, puesto que ella era una sangre sucia.
-Que te amo. Te amo, Hermione. No me mires así -dijo al ver los ojos con mirada defensiva de la chica-. Yo no escojo lo que siento ni por quien lo siento, y bastante que mi padre me ha encubierto porque piensa que aquí vive un Slytherin que se camufla entre muggles para no llamar la atención y que no me descubran. Y también llevo casi cinco años intentando olvidar tus ojitos castaños al irme a dormir, simplemente por el gusto de recordarlos. O tu pelo, que siempre ha sido tan lindo e indomablemente adorable, con tu rizo cayendo desordenado por tu frente, como ahora -dijo retirando un poco el flequillo de la muchacha, que llevaba un pequeño moño. Ella se sonrojó-. Eres hermosa.
-Eh… Gracias? -preguntó Hermione-. Lo siento, Malfoy, pero todo esto para mi es un poco complicado de creer. No me has dado nunca ninguna señal de poder fiarme de ti. Como se que puedo hacerlo ahora y que no estas intentando atacar por un lado mas sutil?
-Ni yo soy así de retorcido, Hermione -dijo mirándola con aires ofendidos-. Simplemente el visitar un barrio de muggles sabiendo en que bando esta mi familia y arriesgándome a morir debería bastar para afirmar que lo que siento por ti es real, y no pura ficción como estos monitores -dijo señalando el ordenador, cerrado en ese momento-.
-Draco, lo siento, pero creo que deberías ir a casa y seguir con tu esplendida vida de niño rico.
-Está bien -dijo agachando la cabeza, un poco decepcionado-.
El se levantó y Hermione se levantó también. Sin previo aviso, Draco Malfoy comenzó a avanzar hacia Hermione y la abrazó. Ella notaba su piel, sus brazos musculosos rodeando su cuerpo, peligrosamente cerca del suyo, pero sobretodo notaba los suspiros entrecortados del llanto del muchacho, que la golpeaban con la verdad como un martillo en la cabeza, haciéndola sentirse miserable. Avanzó una mano hacia arriba con mucha cautela, y acarició su suave cabello rubio, mientras con la otra mano rodeaba su cintura con un poco de vergüenza. Al poco se separaron.
-Yo… lo siento mucho -se disculpó, secándose las lagrimas-. Debo parecerte patético. No importa, ya me voy.
-Bien -acertó a decir la ojimiel, con el corazón latiendo a mil por hora. Se adelantó a el y le dio un suave besito en los labios. El sonrió.
-No hace falta que te apiades de mi -informó-.
-Lo se, no lo hago… -dijo sonriente-. Nos veremos en Hogwarts.
-Si, hasta el uno de septiembre -se despidió, y saltó por la ventana.
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Hermione subió las escaleras, camino a su dormitorio, cuando en el pasillo una lechuza comenzó a picotear el vidrio. La chica corrió hacia la ventana, antes de que se rallara el cristal, y entró a la lechuza, dejándola apoyada en un palo que había comprado para las lechuzas de correo, harta de tener que limpiar excrementos en el suelo.
Era un búho de un plumaje negro y porte elegante, con brillantes ojos verdes.
Traía una nota de color verde claro, con un lazo rojo profundo. Hermione abrió el lazo y desenrolló un pergamino. Allí solo había un dibujo a carbón, de una pareja abrazada.
Hermione sonrió durante toda esa noche.
