El Destino de 2 Almas

Shaina de Ophiuchus se encontraba sentada en un parque, abrigada y triste. Era Navidad y no tenía con quien pasarla. Suspiró pesadamente por endécima vez. Llevo sus manos a la cabeza y apoyo sus codos en las rodillas.

-¿Por qué?... – Susurró, ¿Que importaba?, él tenía una familia, Saori y Koga, ella estaba de más en esa relación, habían pasado meses desde que no se hablaban, el ya la había superado hace mucho-. Seiya...¿Por qué?

Una lágrima resbalo por su mejilla helada. Como si fuera un sueño unos cálidos brazos la rodearon con dulzura, una de sus manos se dirigió a su mejilla y le secó la lágrima. Shaina alzó la mirada.

-¿Seiya? – Se sorprendió, estaba un poco cansada y triste, seguramente era una ilusión.

-Shaina, ¿Que haces aquí sola?

-Seiya, estoy bien – Bajo su mirada-. Saori...Athena – Se corrigió-. Debe estar esperándote, junto a tu hijo.

-Shaina, tengo tiempo para estar con una amiga – Se sentó en la banca junto a ella y la rodeo de nuevo con sus cálidos brazos, pegándola a su pecho. Shaina recapacito por un momento. Seiya era casado y tenía un hijo, no deberían estar en esa posición. Se despojo de aquel calor.

-Seiya, vete por favor – Pidió asiendo que unas cuantas lágrimas se hicieran presentes, el la miró sorprendido-. Seiya, tu tienes una familia y debes estar con ella. Te pido que te vallas y me dejes sola.

-Pero, Shaina, ¿De verdad quieres pasar la Navidad aquí?

-Si, Seiya como dije antes. Vete por favor.

-Shaina... – La miró a los ojos, aquellos ojos llorosos, acercó lentamente sus labios a los de ella, un roce...¡Un beso!. Shaina dejo que sucediera, solo por esa vez.

Luego de 8 segundos se separaron. La peliverde llevo sus dedos a sus labios para asimilar lo que había pasado.

-Seiya, yo...no se que decir.

-No digas nada y respóndeme – La peliverde calló-. ¿Tu me sigues amando?

-...Si – Fue su respuesta luego de un largo silencio-. Mucho Seiya – Se levantó y se sacudió el abrigo lleno de nieve.

-Shaina, pudiste evitar que me casara con Saori.

-Pero no lo hice – Exclamo son un tono serio.

-¿Por qué?

-Porque la amas y quieres estar con ella. Tu no me amas, pero yo a ti si, Seiya no estamos destinados a estar juntos.

-Saori y yo si – Repuso-. ¿Todo este tiempo sabias que yo iba a casarme con Athena?

-Si, Seiya creo que debemos dejar nuestra amistad aquí.

-Shaina...

-Cuando te veo quiero lanzarme a tus brazos y besarte como una loca – Expresó con un tono de dolor e ira-. Adiós Seiya de Sagitario.

Ella le tendió la mano lista para despedirse, pero el la agarro de la muñeca y la jalo, sus caras estaban tan cerca que rozaron sus labios.

-Si vas a despedirte de mi... – Susurró entre dientes-. Hazlo bien – La beso, Shaina deslizo sus manos por el rostro cálido del chico. Luego de 1 minuto se separaron por falta de aire, sonrieron.

-Adiós, Seiya – Dijo con una voz apagada.

-Adiós Shaina – Observo como su amiga desaparecía entre la neblina.

Ya todo había acabado...¡Era un adiós pero aún así! Sabían desde el fondo de su corazón que se volverían a encontrar tarde o temprano.

Shaina detuvo el paso frente a la Mansión Kido, escucho risas y alegría.

-Se feliz Saori Kido – Dijo con un tono triste-. Seiya es el mejor amigo y hombre del mundo.

Continuo su camino sin mirar atrás, todo había acabado, ya Seiya no estaba con ella. Era raro pero ella...no le guardaba rencor a su Diosa, si no que estaba feliz por ella.

-Adiós, Sagitario Seiya - Dijo perdiéndose en el horizonte.

En el parque...

-Adiós, Ophiuchus Shaina.