Los personajes de Shaman King no me pertenecen, tan solo me adjudico la trama
The Promise
Hicieron una promesa de niños… Han pasado los años y ahora ella lo encuentra para hacerlo cumplir su palabra, el problema es ¡que el no la recuerda!... "¿No iras a retractarte, verdad Yoh?"
Los sueños son algo inconciente de la mente… ¡No te preocupes! Es rara vez cuando ocurren en verdad.
Capitulo 1: ¡Debo estar soñando!
Primer Sueño
Ambos sostenían la mirada, ella lo observaba con seriedad, mientras tanto el solo la veía tranquilo, y aquella serenidad parecía apuntar a que todo saldría bien. Los rayos del sol solo relucían las sombras de aquellos dos pequeños niños de escasos nueve o diez años, el viento jugaba con los cabellos de ambos, y aun así, se seguían mirando.
– ¿Entonces, es una promesa? –Preguntó, mirando al chico directamente a los ojos.
– Sí, lo es. – Le respondió él, soltando una de sus características risitas despreocupadas.
El despertador sonó, con su irritante chirrido que malhumoraba a cualquiera, pero no a Yoh Asakura, él solo estiro pesadamente una de sus manos hacia el molesto aparato, directo al botón de apagado. Abrió vagamente los ojos para que, unos cinco o tal vez diez segundos después volviese a cerrarlos dejando sobre su rostro una sonrisa tonta.
Quince minutos después volvió a sonar de nuevo el despertador, no el mismo, si no el que estaba al lado del primer aparato, sobre el cual aun seguía la mano del joven Asakura. Gruñó quejosamente mientras movía la mano que le quedaba libre hacia el otro despertador, volviendo a repetir la misma acción que la vez pasada, lo apago dejando la mano sobre el. Una vez que el molesto sonido se esfumo su sonrisita volvió a aparecer, y asimismo, se desvaneció cuando el tercer y ultimo despertador sonó proclamando que el chico despertara.
– Ya no me quedan más manos – Exclamo resignado en un bostezo.
Y el molesto aparato seguía sonando, cada vez mas desesperado y ruidoso al pasara los segundos. Yoh suspiro vencido y apagó el último despertador. Aun recordaba cuando en su cumpleaños, en vez de darle "buenos obsequios", su mamá, su papá, y su hermano mayor le habían dado un despertador haciendo un total de tres; "es para que no te quedes dormido" había dicho cada miembro de la familia.
Una vez totalmente conciente – y despierto – se levantó de la cama mientras observaba su tan desordenada habitación, y él no pudo reprimir una risa desvergonzada.
Acto seguido se metió al baño directo a darse una ducha, en su estadía en el baño, al sentir el agua tibia caer en su cuerpo, un escalofrío subió por su espalda hasta su cuello, su rostro solo estaba pensativo.
– De nuevo ese sueño – Se dijo a si mismo en un susurro, hace unos meses que tenia ese mismo sueño y el no podía entender el motivo del cual no hubiese variedad en su horas "productivas" de descanso.
Una media hora después salió del baño totalmente vestido, aun tenía el cabello mojado y podía notársele como las pequeñas gotas de agua escurrían por su rostro y cuello hasta llegar a su pecho descubierto. Yoh siempre usaba la camisa de la escuela sin abotonar; por consecuencia, las chicas siempre lo miraban a él. Lo deseaban a él. ¡Nadie iba a negarlo! El menor de los Asakura era tan guapo como su hermano.
De regreso en su habitación observo nuevamente el reloj despertador, se sorprendió al notar que marcaba las 7:45 AM.
– ¡La escuela ya empezó! – Gritó alarmado corriendo a ponerse torpemente los zapatos escolares, únicamente se sostenía en un solo pie tratando de acomodar bien los calcetines para que su pie pudiese entrar sin problemas, claro estaba que ocasionaba que el diera pequeños saltos para mantener el equilibrio. Termino cayéndose cerca de tres veces. Una vez más al no pisar bien el escalón al bajar las escaleras corriendo.
Pasó apurado por la cocina para tomar un pedazo de pan el cual lo metió rápidamente a su boca, y de la misma manera lo masticó y tragó. Salio de la gran casa, solitaria, que poseía concentrado en llegar lo más rápido posible a la escuela, y en tratar de evitar pensar en aquella sensación áspera en su gargantea después de tragar algo sin la ayuda de ningún liquido.
Uno, dos, tres… Fueron veinte segundos los que pasaron antes de que el volviese a entrar a la casa, con la cara ligeramente sonrojada a causa de su repentino apenamiento, ya que, había olvidado su mochila. Posteriormente, cuando estuvo totalmente listo sin tener la sensación de que se le olvidara algo, corrió de nuevo hacia su destino.
Cuando llego a la escuela eran las 8:17 AM, las clases de la primera hora ya habían comenzando, decidió que entraría a la segunda hora, después de todo, si se esforzaba por entrar a su primera clase; Literatura, el gruñón maestro de sesenta y tantos años le diría hasta de lo que iba a morir. Agitado, se dejo caer bajo la sombra de un árbol de los jardines del colegio. Con su espalda recargada en el tronco del árbol, solo se dedico a recuperar el aliento, su respiración era bastante irregular y podía notarse a gran distancia como su pecho subía y bajaba una y otra vez. El sudor recorría su frente y sus mejillas.
"Prometo que entrare a la segunda clase… Igual y no había hecho la tarea" Intento consolarse, sin embargo, al mirar a sus alrededores y no encontrar algún rostro conocido, se dio cuenta de que era el único que no había entrado a esa clase. Dio un gran suspiro para después agregar como quien no quiere la cosa "Va a castigarme" y soltar una risita que lo mostraba menos preocupado.
Al pasar el tiempo, veía como mas estudiantes llegaban dispuestos a estudiar, otros que solo llegaban a calentar pupitres y fingir prestar atención mientras pasaban por un "estado vegetal". Pero también había otros tipos de alumnos, como los bravucones que solo se aprovechaban de los sabelotodos, o los del tipo que se creían lo mejor que podía haber en el mundo, como las porristas o los jugadores de americano. ¡Y como olvidar a los que solo iban a pasar un buen rato por los pasillos y jardines de la escuela!
Yoh miraba de una forma bastante divertida todo aquello… Hasta que sus pensamientos volvieron a su extraño e invariable sueño. Y a decir verdad, no era tan invariable. Mismo sueño, distinta escena. No solo soñaba que hacia una promesa con alguien, si no que soñaba como corría y pasaba el tiempo con ese alguien. Lo peor es que no recordaba ni la cara de esa persona, sabia a la perfección que era una chica, pero ni idea de su identidad. Desde que se había ido de la casa de su abuelo no recordaba muchas cosas, pero para Yoh, no era algo para que preocuparse, en su presente tenia amigos y aunque viviese únicamente con su hermano mayor, le bastaba con vivir lo mas relajado posible, pasando las tardes con diversión, comer naranjas a todas horas y por las noches y algunas mañanas escuchar música de Bob.
Sí, su vida no estaba para nada mal.
Poco después pudo reconocer a cierto estudiante pequeño que, a toda prisa, corría por el trayecto de la entrada de la escuela hasta donde estaba el edificio de la institución.
– ¡Manta! – Grito Yoh con una gran sonrisa, el joven Oyamada lo volteo a ver y le correspondió el gesto devolviéndole una gran sonrisa al momento en que se acercaba donde su amigo se encontraba.
– ¿Tu tampoco entraste a clase, Yoh? – Preguntó con un notorio alivio.
– No, se me ha hecho tarde – Respondió para después volver a reír.
– ¿De que te ríes? – Manta le interrogo confundido – Si ahora nos castigaran a ambos.
– Por eso mismo – Le contesto sin la menor preocupación – Estoy bastante aliviado de que no me vayan a lanzar a la hoguera solo.
Ante esa contestación Manta hizo una mueca de terror, pero después se unió a la risa de su amigo.
Durante esos sucesos algo interesante pasaba en la clase de Literatura a la cual Yoh y Manta no habían entrado por decisión. Una nueva alumna había llegado al salón C del segundo año, todos los chicos de ese grupo escolar la miraban fascinados, ya que era evidente su gran belleza. Las chicas eran las únicas que la veían con una gran molestia, en especial porque la nueva estudiante se veía bastante interesante, con su pálida piel y ojos más negros que la noche.
– Alumnos y alumnas – Comenzó el profesor silenciando a toda la clase de todos los murmullos que se oían respecto a la joven. – Ella ha llegado hace apenas unas horas, pero ha insistido tercamente en unirse desde hoy a nuestro ciclo escolar. Sean buenos y denle la bienvenida.
– ¡Si! – Se escuchó al unísono, aunque estaba claro que la respuesta entusiasta fue por parte de los chicos, mientras que la resignada fue la de las chicas.
…
Algo que Yoh y Manta habían decidido unos minutos antes era que entrarían a la siguiente clase, lo que no hablaron, fue que en realidad no lo llevarían a cabo. Hoy serian de esos estudiantes que no entran a clases. Entonces al término de la primera hora fueron por sus otros amigos al salón. Manta fue el primero que se asomo dentro del salón, lo primero que vio fue una gran bola de chicos rodeando un pupitre, muchos de ellos hacían preguntas como "¿De donde vienes?", "¿Tienes novio?" y "¿Estas libre esta tarde?", a lo cual se adquirían respuestas secas como "No", y "No es de tu incumbencia". Manta no hizo caso a eso y se decidió a buscar a sus compañeros de diversión mientras Yoh esperaba fuera vigilando que no llegara ningún maestro.
– Manta – Exclamo al mas desastroso de los cuatro que componían el grupo de amigos, Horo Horo, estudiante proveniente de una lejana zona del bosque – ¿Por qué no entraste a Lite? El maestro te matara cuando sea la próxima clase.
– ¡Lo sé, pero se me hizo bastante tarde! – Empezó – La limosina de mi padre estaba dañada del motor, y como mi mamá usa la suya para ir de compras tuve que usar el autobús. Fue una gran travesía. – Exclamo el más pequeño de ellos como si hubiese pasado por una gran aventura, Horo lo miro sacado de onda, mientras que el otro chico, Ren, estudiante de intercambio proveniente de China lo miro de una forma que parecía decir que lo comprendía a la perfección.
– No te preocupes, Manta – Dijo el pelinegro – El día en que mi chofer no pueda traerme no se lo que haré.
– ¡Pero bueno, el chico sobrevivió! – Añadió el peliazul queriendo cambiar de tema – ¿Has visto al holgazán de Yoh?
– De eso venia a hablarles – Respondió él. – ¿Qué les parece si nos tomamos el día libre? – Al momento en que Manta pronunciaba esas palabras ambos chicos sonrieron, tomaron sus cosas lo más rápido y salieron del salón para encontrarse con un Yoh sonriente.
Lo que no notaron, fue que la chica nueva había estado pendiente a la conversación de los tres amigos, para después mirar detenidamente al joven Asakura.
..
El resto de las clases fueron bastante tranquilas, y a decir verdad, parecía que los amigos habían tenido mucha suerte en elegir ese día para no entrar a sus materias, ya que según conversaciones de varios chicos de su salón habían podido averiguar que ningún maestro se había molestado en dejar tarea.
Todo había sido diversión, se la pasaban recostados sobre el pasto viendo las nubes, y en cuanto algún prefecto o supervisor iba en su dirección se iban corriendo a esconder por los pasillos o baños, lo primero que se les cruzase.
¡Hablaban de cualquier cosa! Incluso todos se sacaban de onda en cuanto Yoh se metía a hablar tan apasionadamente sobre naranjas y Bob, Horo Horo decía que tal vez soñaba con hacerlo con un Bob sabor a naranja, y todos reían.
También disfrutaban ver los partidos de futbol americano, lo que mas le gustaba a Horo era ver a las porristas practicar sus rutinas y soñar con que alguna de ellas quisiese salir con el. ¡Claro que su mejor sueño era que alguna de esas hermosas chicas se le acercara a pedirle una cita!... Y al terminar su fantasía decía en tono casi inaudible "Quiero una novia", aunque todos podían oír su gran deseo y hablaban sobre eso.
Al ver el partido, también se acostumbraba bromear sobre como seria si Manta estuviese dentro del equipo de futbol, entonces Ren decía "No seria algo adecuado, podrían confundirlo con el balón" Y las risas desbocadas volvían.
Pasaban las horas y con eso el día de clases concluyó. Ahora los cuatro amigos se encontraban en las puertas de entrada/salida de la escuela, despidiéndose y al mismo tiempo queriendo hacer planes para más tarde.
– ¿Entonces, Yoh, te unes a que vayamos a vagar sin rumbo mas tarde? – Pregunto el peliazul emocionado – ¡Puede que encontremos chicas bellas!
– Si, pero estoy seguro de que ninguna de ellas quisiera salir contigo – La espeto Ren, al tiempo en que Horo se enfurecía. – ¿Cómo saldrían contigo si pueden salir conmigo?
Ahí se desencadeno una pelea por saber quien era mas guapo, y en cuanto mas comentarios se añadían, el peinado en forma de pico de Ren iba en aumento. Yoh y Manta solo reían divertidos.
Entonces Yoh sintió como le tocaban por la espalda. El volteo totalmente relajado y observo a una bella joven, que lo miraba fríamente, con su mirada negra penetrante. El menor de los Asakura se sonrojo ante ella, cosa que no paso desapercibida, la joven solo lo miraba, expectante.
– Hola – Dijo él sonriéndole. – ¿Puedo ayudarte en algo?
– Depende – Respondió ella cortante. – ¿Tu eres Yoh Asakura?
Yoh se sorprendió ante eso. A ella nunca le había visto nunca en la escuela, y sabía su nombre.
– S-sí. – Respondió nervioso, mientras sus amigos también observaban la escena – Yo soy Yoh Asakura
– Muy bien – Dijo ella, y por un segundo miro a los amigos del joven fríamente – ¿Y ustedes que ven?
– ¡N-nada! – Exclamaron al unísono todos al sentir aquella mirada intimidante, se voltearon hacia otro lado, solo que con el sentido de el oído bastante alerta. La joven se volvió a Yoh para proseguir.
– Yoh Asakura – Hablo con voz imponente – Soy Kyoyama Anna. Y estoy aquí para que cumplas tu promesa.
Yoh se sintió sonrojar. ¿Acaso la conocía? ¿De que promesa hablaba?.... Un momento… ¿No seria la misma chica que salía en sus sueños?... ¡No, no podía serlo!... Ya que eso era, un simple sueño, y un sueño era puro trabajo de la mente, no es que se fuesen a realizar las locuras que ves mientras duermes…. ¿O si?
– ¿Kyo-qué? – Fue lo único que pudo preguntar Yoh. Y gracias a eso, Yoh no lo pudo siquiera pensar la consecuencia, solo sintió un gran dolor en su mejilla derecha.
Manta, Ren y Horo Horo observaban aquella escena sorprendidos, al mismo tiempo que otros estudiantes que pasaban por ahí. Y no pudieran evitar una sorpresa mayor, al observar a Yoh caer desmayado al suelo.
Ambos sostenían la mirada, ella lo observaba con seriedad, mientras tanto el solo la veía tranquilo, y aquella serenidad parecía apuntar a que todo saldría bien. Los rayos del sol solo relucían las sombras de aquellos dos pequeños niños de escasos nueve o diez años, el viento jugaba con los cabellos de ambos, y aun así, se seguían mirando.
– ¿Entonces, es una promesa? –Preguntó, mirando al chico directamente a los ojos.
– Sí, lo es. – Le respondió él, soltando una de sus características risitas despreocupadas. – Cuando tengamos 17, nos casaremos. ¡Es una promesa!.
¡Hola gente! Jeee, esta es mi primera historia aqui en la seccion de SK, espero que les guste, y que se divertan =)
Como pueden ver, es una historia alterna, y de verdad espero que me tengan paciencia, algunas de las personalidades me son dificiles de representar.
Si les gustaria que continuara la historia, seria de gran ayuda saber su opinion en un review xD
Asi que... ¡Nos leemos luego!
Night
