Sus ojos sin vida miraban a la nada. Veían el infinito. Estaban claros, ya llevaba un tiempo recostado sobre el frío hielo, a la vista de todos. Bien podría haber estado en un montículo de calcita blanca pulida.
Todos pasaban a su alrededor sin dedicarle más que una mirada, eso si tenía suerte. ¿Qué tan monstruoso podía ser el ser humano? ¿Exhibir a tan inocente criatura así? Todavía podía sentir sus pensamientos. Sus últimos momentos, problablemente acorralado con otros de su tipo. Su única esperanza era saltar dolorosamente, tratando de obtener oxígeno aunque sabía perfectamente que no podría. Volver a casa. Ser acariciado por las suaves corrientes. Esas simples sensaciones a las que nadie les suele prestar atención, pero cuando faltan dejan un vacío profundo, uno queda lleno de añoranza y nostalgia.
No era el único que había pasado a otra vida. Muchos, de distintos tipos, colgados, destrozados, despellejados; inclusive algunos pequeñitos... Todos con la llama de la vida extinguida.
No podía soportarlo. Las lágrimas recorrían silenciosamente mi rostro, creando pequeños ríos que muchos recordarían como casa.
A mi lado estaba mi novia, la primer persona que pensaría que me consolaría y reconfortaría en estos momentos de profunda tristeza. Pero no. Lentamente acercó sus labios a mi oreja. Su aliento me hacía cosquillas, pero no me hacía reir. Ella susurró: Esto es por tu broma de la araña, Sesos de Alga.
Una vez que ella decidió que mi alma había sufrido lo suficiente, abandonamos esa horrible, perversa y asquerosa pescadería.
Tuve un momento de inspiración y no pude no escribirlo. Espero que les guste^^
