Capítulo 1: El Adiós.

Solo espérame

Ya que quiero que seamos

Algo más de lo que somos.

Sería ideal que todo lo que quisiéramos estuviera frente de nosotros, esperando a que solo nos decidamos a tomarlo delicadamente, mientras nuestros ojos brillan al admirar con ternura esa recompensa, lo que nosotros queríamos y ahora ya poseemos, pero lamentablemente eso no sucede. El camino de nuestra vida da tantos giros que nosotros nos quedamos ahí, sin mover un dedo, pues nos encontramos confundidos por tantas vueltas y en estos momentos yo me encuentro de esa manera.

El fácil decir que queremos realizar una decisión, pero lo complicado se acerca cuando quieres realizar esa decisión, crearla, formarla, hasta convertirla en algo palpable, en algo que se va a realizar, pero cuando un decide que es momento de decir adiós, es lo mas complicado.

Mi mente deambula casi sin fuerzas, pues me he convertido en un cascaron seco y sin sentimientos. Una máquina, que solo realiza operaciones y que no piensa en algo mas que lo objetivo de la vida, pero es inevitable sentirme así, sobre todo por él.

Fue antes que terminara la última semana de clases, mi vida simplemente una fantasía de la cual no quería despegarme jamás. Existía una relación secreta, misteriosa pero que llenaba de vida de sensaciones inimaginables. Esa persona cambio mi mundo, cambio mi ser hasta pensar que sería absurdo alguna vez separarnos, pero una decisión cambio todo, ya que me pedía era demasiado, no podía hacerlo, no podía abandonar a mis mejores amigos, a la gente que yo más amaba por él. Se pensaría que es inconcebible pensar de esa manera, pero para mí enfrentarme a fuerzas más oscuras por un bien común era lo importante y más si estábamos a punto de culminar una guerra que creíamos que jamás terminaría. El señor tenebroso seguía incrementando su poder y estábamos entrenando para poder vencerlo a él y a sus fuerzas, las cosas se dificultaban más todavía, pero teníamos la esperanza de que lo lográramos.

Todavía me recuerdo esa última semana de clases en la cual cambio todo. Era una soleada tarde donde los niños de salir y divertirse en el lago, pero yo corría deprisa, pues ya eran pasada de las 4 de la tarde. Llegue a una de las estatuas del cuarto piso y la toque con la varita tres veces murmurando unas palabras en latin. Una puerta apareció detrás de la estatua y entre cerrando la puerta tras de mí.

Ahí estaba él, en uno de los sillones de esa mini sala de estar, me observaba profundamente como muchas veces lo hacía desde que estábamos juntos. Me acerque a él y me senté a su lado esperando que el hablara primero. Él me había citado ese día, y al parecer era importante.

Me voy – dijo – él me ofreció una oportunidad para poder comenzar de nuevo y quiero que te vayas conmigo.

Yo quede en shock. Lo miraba tratando de que me dijera una broma o que Dumbledore no le había dicho eso o algo que me dijera que no era verdad.

No me mires así, sabes que soy desertor y que me están buscando para aniquilarme… y ya me canse de estar sentado todo el día acá esperando que el cara rajada se digne a aniquilar al señor tenebroso para poder salir y volver a ser alguien normal. – comenzó a decir mientras su mirada se ponía fría.

Te he dicho que no lo llames así – solo atine a decir – es mi amigo.

No desvíes el tema – me dice molesto, pero trata de controlarse – quiero que te vayas conmigo.

Quería irme con él, lo anhelaba con todas mis ansias, pero…

No, Draco… lo siento – me levante despacio tratando de no mirarlo – pero mi deber es ayudarlos, ayudar a mi amigos, no podría abandonarlos.

El no dijo nada, quizás su orgullo lo incitaba a eso, a no hablar, a no rogarme, a no decirme nada.

Haz lo que quieras – fue lo último que dijo, pero la dureza de sus palabras devasto mi ser.

Cuídate – le dije antes de marcharme de ahí, antes de abandonar mi mundo y dejarme convertida en solo una coraza que debía hacer lo que se esperaba de ella.

La última vez que lo vi, aunque mis esperanzas seguían en que todo fuera solo una triste pesadilla en la que yo despertaría de un salto dándome cuenta que él seguía a mi lado, pero no fue así.

Paso esa semana y no lo volví a ver, y aunque nadie noto su ausencia, yo sí y con un dolor insoportable en el pecho, en mi vida, solo quedando ese vacío, ese cascaron sin vida que tiene la misma apariencia mía.

Es triste recordar tantas cosas en una sola fracción de segundo y sin poder detener el avance de imágenes que llegan como un torbellino a punto de arrasar todo, pero es inevitable, tan inevitable como que ahora me encuentro caminando a paso veloz, casi corriendo.

El pasillo se me hace eterno mientras sigo avanzando y sería ideal que supiera el porque me dirijo a esa habitación en particular. Es la primera vez que me encuentro en esta casa, aunque el termino casa no es bastante grande para describir esta especie de mansión. Una de las sirvientas de la casa está a mi lado, pero ella está corriendo para alcanzarme, está un poco colorada por la presión de la tarea, pero me dijeron que era un asunto urgente y que debía presentarme de inmediato en la mansión Yoxall a pedido de mi madre.

Preocupada hice un viaje de dos horas en tren, para luego abordar un taxi que me llevaría a una pequeña villa alejada de la ajetreada ciudad de Londres. Estamos en pleno verano, y las temperaturas habían subido considerablemente, por lo que el viaje fue poco placentero. Me sorprendí al notar la magnificencia de la pequeña villa y del porte de la mansión de acabados del siglo XVIII, los jardines eran dignos de admirar y mientras me quedaba en un estado de latencia, la sirvienta, que ahora corre a mi lado, se apresura a identificarme para luego llevarme de inmediato a donde se encuentra mi madre.

Como mencione, es la primera vez que vengo a este lugar, y nunca había escuchado el apellido Yoxall, a no ser si comienzo a indagar en noticias de la alta sociedad londinense, pero como no lo hago, no conozco la historia de esta familia. Con la respiración agitada y con una leve mirada a la puerta de caoba antigua, decido golpear tres veces y esperar respuesta. La sirvienta sigue a mi lado, pero un poco más agotada que yo y tratando de agarrarse el costado por la presión que este ejercía.

Adelante – se escuchó del otro lado de la puerta. Una voz masculina, quizás de algún anciano.

Permítame señorita – se apresura a decir la sirvienta, para luego abrir la puerta y dejarme pasar primero.

Me quedo impactada por lo enorme de la estancia. Quizás lo que más resaltaba era el piano al costado de la habitación, de un color blanco que se iluminaba por el gran ventanal que se encontraba al lado. Habían varias personas sentadas cerca de la chimenea que se encontraba en el otro costado, tomaban té y al parecer no tenían buenas caras, algo había sucedido. Sus rostros denotaban cierta tristeza, pero hubo un cambio drástico al verme, vestida solo de jeans y una camiseta de color negro y aparentemente algo colorada por la travesía de llegar a ese lugar. Comenzaron los murmullos incansables, mientras seguían las miradas de extrañeza hacia mi persona.

La sirvienta tosió para hacerse notar y todos callaron, por lo que supuse que me iban a presentar.

La señorita Granger – dijo suavemente y con una mirada gentil hacia mi persona, se da la vuelta y se retira de la estancia cerrando la puerta tras ella.

Me siento un poco descolocada y conteniendo unas enormes ganas de salir huyendo por el mismo camino que tomo la sirvienta, finjo una sonrisa cortes y dos un paso hacia delante, esperando y rogando por todos los medios que mi madre apareciera.

Mia – habla alguien que se encontraba al fondo de la habitación. La voz de mi madre es tan inconfundible y la busco con la mirada. Pocos saben que mi madre le gusta decirme Mia cuando estoy en casa, una costumbre que se ha hecho tradición en mi familia, ya que nadie me llama por mi nombre.

Mama – hablo tratando de no sonar desesperada. Ella llega a mi lado y me abraza mientras se refugia en mi hombre y llora incontrolablemente.

Algo grave había sucedido, pues mi madre siempre se ha caracterizado de ser una persona bastante fuerte y con toque aristócrata, pero ahora solo era una mujer que buscaba el afecto y el apoyo de alguien cercano, pues al parecer los otros no eran tan amigables para refugiarse en ellos.

¿Qué ha sucedido? – le pregunto, mientras ella se seca un poco las lágrimas.

Tu abuelo ha fallecido – y luego se vuelve a hundir en mi hombro.

Me quedo sorprendida, pues desde que tengo memoria mi madre nunca ha contado nada de su padre, de mi abuelo. Y debo reconocer que nunca tuve el interés de conocerlo, por las cosas que ella me contaba. Ellos hace mucho tiempo tuvieron una pelea por la decisión de mi madre de casarse con mi padre y de convertirse en odontóloga. Nunca supe por qué mi abuelo había estado en contra de todo eso si sabía que eso convertiría a mi madre en una persona feliz. Pero tampoco quiero ser injusta, siempre me enviaba obsequios desde que tengo memoria y en muy contadas ocasiones el quiso visitarme o quería que yo lo visitara, pero mi madre prefería que no fuera así, como quisiera ocultarme de algo, pero como siempre apoye las decisiones de mi madre, preferí no conocerlo. Pero mi abuela era otra cosa, ella si mantenía constante contacto conmigo cada vez que podía, me iba a visitar y aunque siempre la considere una mujer muy aristócrata, jamás trato de convencerme de conocer a mi abuelo, pues ella sí que sabía el secreto que él escondida.

Ahora que trato de unir cabos y observo el lugar, me puedo dar cuenta porque mi madre nunca quiso enviarme a esta casa.

Tranquila mama, estoy contigo – la abrazo lo más fuerte que puedo mientras espero que ella aminore el llanto. Quizás ellos siempre estuvieron peleados, pero el amor que se tenían nunca iba a cambiar, pues a pesar de todo es su padre.

Señores, por favor necesito su atención – dijo una voz masculina que se encontraba frente la chimenea, al parecer el abogado de la familia. – ya que nos encontramos todos reunidos, es momento de leer el testamentos del Señor Yoxall.

Todo quedo en silencio, mientras el señor abogado sacaba de un sobre una hoja que debía ser el testamento. Tosió una vez para aclarar la garganta y comenzó a leer.

Querida familia.

Si están leyendo esto, es por los he abandonado y he partido hacia un mundo mucho más allá de lo que nosotros estamos acostumbrados. Es momento de decirles lo que quieren oír, pero lamentablemente tendré que decepcionar a muchos de los presentes, pues he tomado una decisión que solo reúne a dos personas, a mi amada esposa y a mi nieta Mia. Les dejo todo lo que poseo y un mensaje especial a cada una.

Mi querida Emily, siempre te amare y quiero pedirte perdón por todas las decisiones erróneas que alguna vez tome con respecto a nuestra única hija.

Y Mi nieta Hermione, quiero que me perdones por no atreverme a ser más insistente para poder conocerte, pero tenía miedo a tu rechazo después que supieras la verdad de mis acciones. Que lo que te deje repare en algo el no poder estar todos estos años contigo.

Mi madre me abrazo, tratando de protegerme de las miradas envenenadas de las personas que se encontraban a mí alrededor. El silencio todavía reinaba y solo el abogado lo corto para poder seguir hablando.

Señorita Hermione, sería tan amable de acercarse – me dijo. Y yo trate de acodarme de como caminar, pues todavía estaba en shock por la noticia.

Si, si – le digo rápidamente, para que supiera que le había entendido y me acerco de inmediato.

Me entra un sobre que debe ser lo que me dejo mi abuelo y luego me pasa otra cosa, una pequeña cajita con detalles en oro y luego una minúscula llave.

A su abuela ya le he entregado el sobre que le dejo su abuelo, y me pidió que después que leyera el testamento, le dijera que la espera en el salo continuo a esta sala – y me indico una pequeña puerta de color negro que se encontraba al fondo de la habitación.

Yo trate de ignorar los murmullos de lo que deberían ser mis familiares cercanos, que nunca he conocido. Mire a mi madre y ella me sonrío con aun los ojos llorosos, pero me dio valor para seguir hacia la puerta y abrirla.

Ahí estaba mi abuela, estaba vestida de negro, pero el porte de aristócrata nunca faltaba en ella. Me saludo con un leve gesto y me indico que me sentara a su lado. La habitación debía ser de exclusividad para ella, para meditar, pues era pequeña, pero acogedora. Había una pequeña mesita con te servido y unas galletas para degustar. El ventanal daba a un pequeño jardín secreto con una fuente y unas bancas, su área personal.

Cuando eras pequeña, tu madre trato de alejarte de todo esto para que no fueras como los demás de esta familia, seres avariciosos que lo único que buscaban era el dinero de tu abuelo. Tu madre siempre fue una persona bondadosa e independiente, ella no quería ser una… como decía ella.. "una hijita de papa mantenida hasta los 80 y sin un pasado que recordar", quería vivir la vida y disfrutar los pequeños gustos que esta te da. Siempre risueña, siempre feliz y fue entonces cuando conoció a tu padre, un hombre que de verdad merecía el cariño de mi hija y yo los ayude y los apoye, pero tu abuelo, un ser obstinado, siempre quiso que se casara con alguien con apellido y dinero. – Tomó un sorbo de su té y me indico que hiciera lo mismo – ella se fue de esta casa para no condenarte a ti a todo esto, pero tu abuelo, al fin y al cabo, logro introducirte a este mundo.

Yo solo la escucha mientras mantenía la taza de té en mis manos, mientras la miraba como si fuera lo más interesante que había en esa habitación.

No culpes a tu madre, no culpes a tu abuelo, solo quieren lo mejor para ti – ella dijo mientras tomaba otro sorbo de té y luego dejaba la taza en la mesita.- tienes toda una vida para decidir lo que vas a hacer, pero ahora solo tienes que ser feliz y terminar la escuela.

Y ahí quedo esa conversación. Quizás debí pedir explicaciones o algo más, pero decidí que no, mis decisiones ahora serian importantes para la responsabilidad que me dejo mi abuelo, pero como dijo mi abuela debo terminar la escuela para poder seguir adelante.

De vuelta hacia Londres, me doy cuenta del peso de toda la situación que esta ocurriendo, de que ese vacio en mi interior por su ausencia, de las responsabilidades encomendadas por mi abuelo y la guerra que se aproxima, sin contar que me queda otro año en Hogwarts, me dejan sin respuesta ingeniosa para alivianar la carga.

Solo espero que salga todo bien.