Aqui tienen otra de las aventuras de Razor Blade.
Bleach y sus personajes son de Tite Kubo.
Razor Blade: Bala en el corazón.
Capitulo 1
Orihime se había ausentado un mes a su trabajo, todos los de la empresa creían que estaba bajo un tratamiento especial en el hospital y no podía recibir visitas, solo tenía permitido comunicarse a través del Internet por correos, con un límite de una hora, pero la verdad era otra, la verdad es que se encontraba entrenando para Razor Blade, al parecer, la heroína debía hacer una misión realmente importante, por lo que estaba obligada a aumentar sus fuerzas.
Después de un mes ausente, ella finalmente pudo volver al edificio. Ella lo miraba fijamente después de haberse bajado del taxi y agacho su mirada, viendo un sobre café claro. Lanzó un suspiro, debía seguir adelante, era lo mejor para ella, para sus amigos… incluso era bueno para él.
Ella no vestía como ejecutiva como sus antiguos días de trabajo, en esta ocasión, usaba una calza negra hasta los tobillos, zapatos de tacón del mismo color, una blusa azul claro con dibujos de flores de cerezo y una cartera de cuero, de color café oscuro. Dio otro hondo suspiro y se atrevió a caminar finalmente.
-Pero que sorpresa – Exclamo el señor Ogata, el portero y guardián – Finalmente la vemos con nosotros Orihime-san.
-Me alegra verlo también señor Ogata – Sonriendo amablemente.
-He oído lo que le ocurrió… Y pobre de la señorita Rukia, que boda de pesadillas. Hemos estado todos preocupados por usted, incluso Aizen-sama, no hallaba la hora de que regresase – Dijo con un tono de diversión al recordar las expresiones de su jefe.
Orihime no respondió, seguía en un estado de sorpresa y confusión al oír que su jefe, Aizen Sousuke, estaba preocupado por ella. Agacho la cabeza con un poco de tristeza, llamando la atención del hombre. De seguro es mentira, otra de sus actuaciones. Pensó con desánimo.
-¿Señorita Orihime?
-No me pasa nada, lamento haberle preocupado señor Ogata – Sonriendo para poder calmarlo – Si me disculpa, quiero ver a los demás.
Orihime subió al elevador para poder ir al último piso. Una vez encerrada, cerró sus ojos, necesitaría mucha fuerza para lo que haría allí, sabía que lastimaría a sus amigos con su decisión, pero pronto partiría a una misión y debía dejar todo "limpio". Gracias a las habilidades de Shinji, supo que hoy almorzarían todos en el salón de reuniones por ser el cumpleaños de Rangiku, incluso su jefe estaría allí, por lo que aprovecharía los minutos a solas para llenar parte de su misión en aquel lugar.
Sus pies la llevaron a su cabina. Se lo quedo mirando, sus ojos le reflejaron a ella misma sentada en esa silla, tomando de un café caliente mientras hablaba con sus amigas. Cerró sus ojos y se mordió el labio inferior. Debajo de su escritorio había una caja de cartón, lo coloco sobre la mesa y fue guardando sus cosas uno a uno, su mano derecha se detuvo cuando ella notó que estaba tomando un portarretrato, se lo quedo mirando unos momentos para luego cerrar sus ojos y guardarlo. Debía tener su mente en blanco.
-Es lo mejor, es lo mejor – Se decía mientras dejaba su cabina para ir a la de Rangiku. Una vez allí, sacó de su bolso un paquete de regalo y lo dejo sobre el escritorio.
Respiro hondo una y otra vez, creyó que iba a llorar en cualquier momento. Camino nuevamente por el lugar, ahora solo debía esperar, pudo haber ido al salón, pero no quería arruinar la fiesta de Rangiku por su deber, así que prefirió esperar a que el momento se acercase.
-¡Orihime! – Se oyó al mismo tiempo que la puerta se abría de golpe. Orihime se sobresalto por ese repentino movimiento de Rangiku y antes de que se diese cuenta, ella ya la estaba "abrazando" – Que emoción es verte, no sabes lo feliz que me puse.
-Rangiku-san… me estas ahogando – Susurro como podía, atrapada en sus tremendos atributos.
-En verdad estas aquí Orihime – Cuando Orihime fue liberada, le toco a Rukia abrazarla – No sabes lo preocupados que estuvimos.
-Lo siento, lo siento.
-¡¿Este regalo es mío? ¡Gracias Orihime! – Rangiku tomo su regalo feliz.
-Esto… de nada.
-¡Orihime!
-Hola Ishida, por favor, no me abraces, ellas ya me arranaron.
-No me sorprende, pero igual – Ishida se atrevió a abrazarla, pero a diferencia de las chicas, su abrazo fue calido, transmitiéndole lo preocupado que se sentía – Bienvenida.
-No digas esa palabra por favor…
-¿Por qué? – Los tres estaban confundidos.
-Era cierto – Ahora fue el turno de Hinamori en aparecerse – Orihime, que gusto es… ¿Qué ocurre? – Pregunto al ver aquel tenso ambiente.
-Parecen tensos, deberían estar celebrando el cumpleaños de Rangiku y el regreso de Orihime con nosotros.
El cuerpo de Orihime reaccionó al oír esa voz, su tono era suficiente para erizar su piel, por eso se mordió el labio, temía que al voltear y ver esos ojos, retrocediera de sus planes, seguía siendo una masoquista al querer sufrir con solo tener más de aquella fruta de los pecados. Lentamente volteo, cruzando sus grisáceos ojos con los café de Aizen Sousuke, se quedo perdida en esos colores oscuros, también se sentía incomoda y asustada, como si en cualquier momento la atacaría.
-Aizen… sama… tengo que hablar con usted – Sus manos, algo temblorosas, hacían presión el sobre que sujetaba sus manos, sobre que llamo el interés de Sousuke.
-¿En privado?
-No – Dijo rápidamente, temía lo que podía hacer en ese estado – Tome – Entregándole el sobre con la cabeza gacha. Respiro hondo, en busca de más fuerzas. Finalmente lo encara nuevamente – Renuncio.
Aizen reflejo la sorpresa, pero solo por unos segundos, volviendo a sus facciones serenas, aunque tenía una de sus cejas alzadas, viéndola con desaprobación. Los demás simplemente gritaron sorprendidos, rodeando a la chica, buscando respuestas.
-Lo siento – Se disculpo – Pero ya no puedo trabajar aquí.
Ignorando las palabras de sus amigos, sus pies la movieron hacía su gabinete para recoger sus cosas y dirigirse lo más pronto posible a los elevadores, no quería dar más explicaciones, no quería mirar atrás y arrepentirse, por eso tenía que repetirse nuevamente en su mente "Es lo mejor", tenía que borrar todo rastro de su existencia en esa ciudad para no hacer sufrir a nadie.
Una vez refugiada en el interior de ese pequeño elevador, se apoyo en la pared, cerca de los controles y como los elevadores tenían espejos desde la mitad hacía arriba, ella podía ver su reflejo, al verse tan miserable, débil y con los ojos rojos y liberando lágrimas, cerro sus ojos, oyendo como las puertas se cerraban.
-No lo permitiré – Sus ojos se abrieron de la sorpresa al oír esas palabras, al mismo tiempo que las puertas se abrían.
-Aizen-sama… - Susurro sorprendida, ¿Él la quería a su lado acaso? Negó con la cabeza, no es así, ella se estaba engañando de nuevo, se estaba cegando a ese mundo de fantasías que se construyo desde que lo conoció – Le pido que me deje sola.
-¿Estás huyendo?
-No, no estoy huyendo… Solo quiero sacar a Inoue Orihime de la ciudad para que crean que estoy bien… que estoy… No importa, usted no es nadie para saber mis horarios.
Aizen lo comprendió, había algo oculto tras ese asunto. Orihime cerró sus ojos nuevamente, tenía unos deseos de desahogarse, pero no podía, ni mucho menos delante de él, reuniendo toda la fuerza que le quedaba, dejo que la caja cayese al suelo mientras ella toco a ese hombre del abdomen con sus manos.
-Mejor alégrese de que no le pisaré más los talones, embustero. – Fue todo lo que dijo mientras lo empujaba – Adiós… Sousuke – Se despidió con una cansada sonrisa en el momento que apretaba el botón que cerraba las puertas.
Las puertas se abrieron de nuevo, con la cabeza gacha salió de ese lugar, despidiéndose de Ogata y diciéndole lo mucho que le gusto conocerlo. Cuando termino de bajar las escaleras, un mercedes negro se hizo presente y ella, sin siquiera alzar su mirada, abrió la puerta y entró, ni siquiera vio al piloto, quien era Shinji. Este la miraba del rabillo, especialmente las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.
-Por favor… No digas nada… quiero sufrir sola…
Shinji no dijo nada, tal como ella le pidió, pero aún así, se atrevió a abrazarla por los hombros con su brazo derecho y la atrajo hacía él, apoyando su mano en la nuca de la chica. Orihime se sorprendió, pero agradeció en silencio el gesto y se desahogo en el pecho de su amigo.
-Solo puedo hacer esto.
-Es más que suficiente.
-Tu departamento esta vació, todas tus cosas están en la base.
-Gracias… Ahora por favor, vamos con Yoruichi-san.
Yoruichi se encontraba en su oficina, ordenando unos papeles, pero era difícil cuando tu mente estaba en otro lado. Su rostro se giro para ver una foto que colgaba en su pared, se podía ver a ella con Orihime hace unos años. Ella había cuidado de Orihime desde que su hermano Sora murió en un accidente de avión, le dolía en verdad hacer esto, sería una falla a su promesa, pero nadie estaba más calificado que Orihime.
-¿Sigues culpándote?
-Por favor Kisuke, no entres así a mi oficina.
-Es que te veías tan bonita con esa expresión pensativa – Por su comentario, se gano un golpe en la cara.
-No digas estupideces, tengo suficiente con esta misión en América – Pasando sus manos por sus morados cabellos – Tal vez si debí enviar a Shinji…
-Yoruichi-san, Orihime esta capacitada, ya verás que regresará sana y salva. No por nada estuvo entrenando este mes.
-Lo se, lo se – Lanzo un hondo suspiro – Debe ser que para mí, siempre será una niña.
-Los niños crecen, lo más doloroso en la etapa de los padres.
-No lo digas de esa forma Kisuke, suena extraño.
Urahara Kisuke sonrió ante sus palabras y la tomó del mentón para que alzase su mirada, le deposito un beso corto en los labios, para luego juntar ambas frentes – Orihime fue entrenada por ti, ¿No es así? Entonces estará bien – Sonrió al ver la expresión de la morena mujer.
-Llévame a comer afuera – Ordeno.
-Claro, pero lamento no poder llevarte a un restaurante de tu categoría – Frotándose la nuca con su mano derecha.
-No me interesa el lugar, solo quiero que me lleves a comer.
-Yoruichi-san, la agente 005 se reporta – Oyeron al otro lado de la puerta.
-Pasa Orihime.
La puerta se abre y se hace presente Orihime. La muchacha se encontraba usando unas ropas de oficial: zapatos de tacón negro, una falda de color azul oscuro que le llegaba por arriba de las rodillas y con un cinturón café claro rodeándola, una chaqueta de saco que también era de color azul oscuro que solo tenía un solo botón que se encontraba a nivel de sus pechos, por lo que se podía ver su ombligo ya que debajo usaba una pollera blanca que le llegaba por arriba del ombligo.
-005 ha sus órdenes.
-Razor Blade – Todas las preocupaciones que tenía desaparecieron, ahora debía lucir como un líder – Espero que no haya dudas en tu misión.
-Me lo se al derecho y al revés.
-¿E Inoue Orihime?
-Orihime acaba de desaparecer de la ciudad, sus amigos creen que fue a Kioto a vivir con sus familiares lejanos.
-Bien hecho, tu vuelo parte mañana en la mañana, así que por favor… descansa lo necesario – Pidió haciendo girar la silla para no seguir observándose.
-Sí, gracias Yoruichi-san – Hace una inclinación y se va.
Una vez afuera, Orihime lanzó un suspiro de cansancio y llevo una mano a su pecho para sentir el latir de su corazón, preguntándose en que momento dejara de latir. Camino hacía su dormitorio nuevo, el mismo que uso hace años, antes de trasladarse a unos departamentos para ser más… "Normal". Una vez adentro, se tendió sin muchos ánimos en la cama, boca abajo y deseando que esta misión comenzase pronto.
-¿Cómo decir… que esta podría ser mi última misión? – Susurro en el momento que se giraba para ver aquel portarretrato en donde salía ella con todos sus amigos de su ex trabajo, incluso salía Aizen. Su mirada estaba clavada en él, en sus profundos ojos que creía que eran los más pacíficos del mundo y en esa sonrisa que en realidad ocultaban la maldad pura y que había tenido oportunidad de probar… Cerró sus ojos, no debía pensar así – Me odio a mí misma.
El despertador estaba sonando.
-Y también odio este despertador – Fue la queja de Orihime en el momento que se incorporaba de la cama para apagarlo.
Se estiraba mientras pisaba el frío suelo descalza en busca de ropas adecuadas para el vuelo, optando por un simple vestido verde y sandalias. Como tenía su equipaje listo, solo basto de pescar sus cosas, pero cuando estaba por salir, le llego el remordimiento, el deseo de hablar con él una vez más, aun que sólo sean palabras superficiales que no tienen ningún valor, quería oírlo y tenerlo bien grabado en su memoria antes de salir, antes de partir a una misión en que no volvería jamás.
-Basta – Se auto castigo para luego abrir la puerta y salir molesta.
Bota tus sentimientos.
Nunca más te servirán…
Porque morirás en tu misión.
