Detrás del velo.

Por fin la guerra contra Voldemort había terminado pero ahora eso no le importaba al héroe más grande que haya existido en el mundo de la magia, y claro como podía importarle cuando gracias a esa guerra sus padres, su padrino, sus mentores y sobre todo al amor de su vida. Ya había pasado una semana después de la batalla final los entierros ya se había llevado a cabo y el joven mago se encontraba en una terrible depresión ya nada valía la pena para el.

-Mañana iré al ministerio a pedirle a Kingley un traslador que me lleve a América- dijo Harry esa mañana en el desayuno en donde solo estaban presentes Ron, Hermione y el señor Weasley.

-Harry si es por la casa no te tienes que trasladar a ningún lado, te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras – aseguro el señor Weasley.

-No es por que me sienta incomodo en su casa, sino que estar aquí en Inglaterra me hace recordar todo lo que perdí y no creo poder seguir por mas tiempo – explico el moreno.

-Sabes que aquí estaremos esperándote verdad Harry – pregunto Ron con una pequeña sonrisa, lo cual solo hizo que Harry se sintiera peor en su decisión, pero ya no había marcha atrás ya nada lo ataba a ese lugar.

Harry Potter se despertó muy temprano al día siguiente tenia que llegar a las 6 de la mañana al ministerio si quería que nadie lo viera, dejo sobre su cama ya tendida la nota que había escrito el día anterior donde le explicaba todo a sus mejores amigos, cuando dejo todo listo tomo lo único que se iba a llevar con el que era su testamento y con un suave plop se desapareció.

-Estas seguro de que esto es lo que quieres Harry – se escucho una voz detrás de el.

-¿Cómo supiste que estaba aquí? – pregunto el moreno al hombre que se encontraba de pie a su lado.

-Las ventajas de ser el ministro Harry – dijo Kingsley – te importaría compartir conmigo el por que de esta decisión, yo siempre te he considerado un hombre muy valiente asi que por mas que pienso no encuentro el motivo por el cual estamos parados delante del velo de la muerte.

-Ya no puedo mas todos mis seres queridos se han ido papá, mamá, Sirius, el profesor Dumblendore, Remus, y por ultimo Ginny, lo único que quiero es estar con todos ellos – confeso el pelinegro.

-Visto de esa manera creo que te entiendo – aseguro Kingley – pero también hay gente que te necesita aquí, Ron, Hermione pero sobre todo Teddy.

-Lo se Kings y créeme que me duele dejarlos pero Teddy no merece un padrino que este triste todo el tiempo, yo lo se y aunque quiero mucho a Sirius siempre me he preguntado como hubiera sido nuestra convivencia si el hubiera sido feliz – lo ultimo lo dijo de una manera tan triste que al auror no le quedo ninguna replica - ahora te puedo pedir un ultimo favor.

-Claro lo que sea por el salvador del mundo mágico – dijo Kingsley en un tono que pretendía aligerar el ambiente.

-Quiero que entregues esto es mi testamento - dijo Harry – y también que me dejes solo.

-Así se hará – aseguro el otro hombre y tras esto salió del departamento de misterios dejando solo a Harry.

A paso lento pero firme Harry se dirigió hacia el velo y no pudo evitar recordar las palabras que le había dicho la señora Weasley cuando iba a atravesar el andén 9 y ¾ por primera vez. El velo estaba cada vez mas cerca y lo único que Harry Potter pudo pensar antes de atravesarlo fue "Por fin me reuniré con ellos", mientras en su mente aparecían los rostros sonrientes de cada uno de sus seres queridos.

La puerta que conducía a la sala del velo de la muerte se abrió con un gran estrepito y por ella aparecieron dos figuras una castaña y la otra pelirroja que había corrido durante mucho tiempo para tratar de evitar la separación definitiva del trió dorado pero lo único que lograron ver fue como el velo ondeaba después de haber absorbido el cuerpo de su mejor amigo y hermano.