AMOR EN LA OSCURIDAD

CAPÍTULO 1

--No sé para que molestarme en explicarte algo-- dije mientras contemplaba como la lluvia caía en mí e inundaba todo a su paso.

Miré hacía tú ventana, dónde tiempo atrás habíamos compartido un noviazgo tú y yo solos, sin terceras personas.

--La gente me ha olvidado, incluyéndote a ti, quien me abandonaste por otra-- susurré en voz muy suave pero llena de tristeza y amargura.-- Sé que me has olvidado tanto como yo a ti te olvidé al verte besar con otra a la que hoy día aún sigues--

Me encogí de hombros y me fui a casa, dónde allí nada me podría dañar, poco importaba la vida, los momentos en los que tú y yo compartimos algo, nada valía suficiente para seguir luchando por vivir...nada.

Caminaba sin apurarme, poca cosa importaba si me enfermaba o si un coche me atropellaba, tú ya no estás conmigo.

Llegué cerca de la una de la mañana, estaba empapada de arriba a abajo y yo empecé a escribir mi futuro testamento, no tenía sentido vivir...no sin ti.

Lágrimas salieron de mis ojos chocolates pero ya que mas daba, jamás volvería a sonreír, jamás sentiría, jamás le volvería a ver, ese pensamiento era el que más me atormentaba, el no volverlo a ver, pero ¿que mas da, acaso el no me olvidó por otra?.

Cogí el teléfono y llamé a mi madre, sabía que la asustaría pero lo superaría.

--Mamá, siento llamarte a estás horas y molestarte dejándote un mensaje cuando dijiste bien claro que no querías saber nada de mí, pero debes saber que he dejado un testamento y que te lo dejo todo a ti, sé que el teléfono no lo coges porque no quieres ni oírme, pero si muero alguien debe quedarse con mis cosas ¿no?-- hubo un silencio por mi parte y proseguí-- Siento mucho no haber sido la hija que deseabas, siento haberte fallado y lo más importante siento haber escogido a aquel hombre en tu lugar, quiero que sepas que jamás me volveré a equivocar, pues para entonces yo ya estaré muerta...-- se me hizo un nudo en la garganta pero debía acabar-- Te quiero, y espero que algún día puedas perdonarme-- colgué, yo ya no lo podía aguantar más y comencé a sollozar como hacía años no lo hacía, me dirigí al baño con los ojos nublados por las lágrimas, cogí la maquinilla que Inuyasha se olvidó aquella vez en mi casa.

Comencé a llenar la bañera, cogí unas pastillas para dormir y un vaso de agua, de golpe me tomé todas las pastillas que había en el bote y me bebí el vaso de agua de un sorbo, me metí en la bañera y con la cuchilla empecé a intentar cortarme las venas, pero yo cada vez me encontraba peor a causa de las pastillas, todo se volvía blanco, muy blanco, de un color puro.

La muerte es plácida y agradable,

la muerte no trae problemas,

lo difícil es vivir,

aguantar el día a día,

sin rendirte.

Me desperté en el hospital, y a la primera persona que vi fue a mi madre, con el rostro demacrado, había envejecido por lo menos cinco años más de lo normal.

Ella me estaba mirando con los ojos grandes y su pálido rostro debido al cansancio que llevaba.

CONTINUARÁ...