Derry era su territorio.

Eso, cuyo verdadero nombre era completamente impronunciable para una garganta humana, estaba segura de ello y, mientras le perteneciese, podía hacer lo que quisiese en el mismo.

Al menos hasta que Cthulhu despertase de su siesta y la humanidad fuese destruida en el proceso o, tal vez, los supervivientes se convirtieran en una raza servidora, como los gules a los que dejaba devorar los restos de sus victimas o los profundos que controlaban las profundidades de los océanos y cuya presencia era ignorada por la mayor parte de la humanidad.

Pero para eso aún quedaba mucho tiempo. Como todos los primigenios, ella podía percibir que las estrellas estaban casi en la posición que marcaría el despertar de su sumo sacerdote y la ruptura de las cerraduras que mantenían a tantos miembros de su familia encerrados, pero, a no ser que Yog-Sothoth se volviese repentinamente proactivo, todavía quedaban algunos milenios para que eso pasase. Era inevitable que fuesen liberados, pero Eso nunca había sido conocida por su paciencia.

Mirando las ruinas de su territorio desde el plano paralelo donde su verdadera forma, los fuegos fatuos, se encontraba, empezó a cuestionar si sus acciones hacia las crías humanas habían sido las correctas, dado que, aunque podía sacar poder del miedo que los mortales sentían, que ella usaba para hacer lentamente más grande la grieta dimensional a través de la que manifestaba a Pennywise, su avatar, tal vez se había precipitado al hacer ese trato.

Los miembros del Club de los Perdedores podían no saberlo, pero los niños que devoró ya le habían sido entregados por los fundadores de la ciudad siglos antes, cuando los muy idiotas intentaron invocar al diablo para asegurar la prosperidad de su recientemente fundada comunidad. Como no habían dibujado los símbolos necesarios para manifestar a un avatar del heraldo de los dioses exteriores correctamente, en su lugar contactaron con ella y trataron de convencerla de usar sus poderes a su favor, lo que se había negado a hacer antes de descubrir que el miedo que sentían por quién creían que ella era había hecho la grieta entre dimensiones ligeramente más grande, por lo que exigió que cada veintisiete años, que era cuando la barrera era más débil, se le entregase un tributo en la forma de niños que ella misma mataría.

El hecho de que aceptaran tan rápido su demanda le dijo que o no tenían hijos o realmente no merecían ser padres. No era que ella fuese una madre ejemplar, pero, al menos, se aseguraba de que sus hijas estuviesen fuera de la prisión y parte de la razón por la que cazaba personas era para alimentarlas.

Además, iban a pasar otros veintisiete años antes de que pudiera volver a manifestar físicamente a Pennywise, aunque podía mantenerse distraída manipulando las mentes de los humanos de localidades cercanas de forma que reconstruyesen la ciudad y se aseguraran de que volviera a ser habitada por los progenitores de sus futuros sacrificios, todos los cuales iban a ser destinados a abrir completamente la grieta dimensional de forma que ella pudiese escapar en unos pocos siglos. También podría esperar a que Cthulhu despertase, pero todavía tenía que pasar mucho tiempo para que eso pasara y Eso no pensaba esperar tanto.