Adaptación: Tr3s

Fandom: D. Gray Man

Autor(a): Stormy Night Rain92

Disclaimer: D. Gray Man© Katsura Hoshino

Tiempo: Manga~Anime /A.U. (Universo Alterno)

Resumen:

Allen Walker, un estudiante recibe una llamada de un asesino que lo involucra en un juego donde debe confesar su pecado al mundo comenzando así una guerra contra la locura, en compañía de Road Kamelot agente del Arca, y de Lenalee Lee agente de la Orden Oscura, buscan ganarle en su propio juego y el resto del gobierno exige respuesta.

Basada en la novela Tr3s del Autor Ted Dekker

Advertencia: ¿Spoiler? ni idea…(^w^)!3

Nota: Tenía ganas de realizar esta adaptación desde hace un tiempo atrás y por supuesto en el fandom hacen falta estas historias y más del mundo de D. Gray Man donde se pueden destacar este tipo de emociones.

Comunidad: Resurgiendo entre las cenizas y La Mansión Campbell.

Capítulo 1:

Viernes, al mediodía.

Aquella oficina no tenía ventanas, solo focos para iluminar los cientos de lomos de libros colocados en sus estanterías de madera de cerezo. Una sencilla lámpara difundía su tono amarillento sobre el escritorio coronado de cuero. El salón olía a aceite de linaza y páginas húmedas, pero para el Dr. Cross Marian era el aroma del conocimiento.

La maldad está fuera del alcance del hombre.

¿Pero puede un hombre ponerse personalmente fuera del alcance del mal? —preguntó Allen.

El decano de asuntos académicos, el Dr. Cross Marian, miró por sobre los lentes al hombre sentado frente a él, y permitió que le surgiera en los labios una ligera sonrisa.

Esos ojos grises escondían un profundo misterio.

Un misterio que se le había resistido desde que se vieron por primera vez tres meses atrás, cuando Allen Walker se le acercó después de una clase de filosofía.

Habían entablado una amistad única que incluía numerosas discusiones como esta.

Allen se sentó con los pies juntos, las manos en las rodillas, la mirada penetrante y tranquila, el cabello alborotado a pesar de un hábito compulsivo de pasar los dedos entre los rizos sueltos color gris. O debido a eso. El cabello era una anomalía; en todo lo demás el hombre se arreglaba perfectamente. Bien afeitado, a la moda, agradablemente perfumado... si el profesor suponía bien.

El irregular cabello de Allen desentonaba con un aire bohemio.

Otros jugueteaban con lápices, hacían girar los dedos, o cambiaban de posición en sus asientos; Allen se pasaba los dedos por el cabello y daba golpecitos con el pie derecho; no de vez en cuando o en pausas adecuadas de la conversación sino regularmente, al ritmo de un tambor oculto detrás de sus ojos grises.

Alguien podría considerar molestas las pequeñas manías, pero el Dr. Cross Marian las veía solo como claves para descubrir la naturaleza de Allen. La verdad: pocas veces evidente y casi siempre hallada en sutilezas de un comportamiento amable; en el golpeteo de pies, el jugueteo de dedos y el movimiento de ojos.

El Dr. Cross Marian echó hacia atrás del escritorio su silla negra de cuero, se puso lentamente de pie, y fue hasta un estante lleno con las obras de eruditos antiguos.

En muchos sentidos se identificaba tanto con estos hombres como con el individuo moderno. Póngale una toga y se parecería más bien a un erudito de aquellos gobernantes cuya experiencia era mayor que su edad, le había dicho una vez Allen. Recorrió un dedo sobre una copia atada de los Rollos del Mar Muerto.

En realidad —expresó el Dr. Cross Marian—. ¿Puede un hombre estar fuera del alcance del mal? Creo que no. No en esta vida.

Entonces todos los hombres están condenados a una vida de maldad —contestó Allen.

El Dr. Marian se volvió hacia él. Allen observaba inmóvil, a no ser por su pie derecho que seguía golpeteando.

Sus redondos ojos grises permanecían fijos, mirando con la inocencia de un niño perspicaz, lleno de magnetismo, sin inmutarse. Estos ojos suscitaban prolongadas miradas de los seguros y obligaban a apartar la mirada a los menos seguros.

Allen tenía veinticinco años, pero poseía una extraña mezcla de brillantez e ingenuidad que el Dr. Cross Marian no podía entender. Ese hombre totalmente desarrollado físicamente tenía la sed de conocimiento de un niño de cinco años.

Algo que ver con una excepcional crianza en un hogar extraño, pero Allen nunca había sido comunicativo.

Una vida de lucha con la maldad, no una vida de maldad —clarificó el Dr. Cross Marian.

¿Y escoge el hombre simplemente el mal, o lo crea? —Inquirió Allen, ya a muchos pensamientos de su pregunta inicial—.¿Es la maldad una fuerza que nada en sangre humana, luchando por hallar su camino hacia el corazón, o es una posibilidad externa en espera de ser formada?

Yo diría que el hombre escoge el mal en vez de crearlo. La naturaleza humana está saturada de maldad como resultado de la caída. Todos somos malos. —Respondió Cross observando al joven quien tenía su atención en su estante.

Y todos somos buenos —concluyó Allen, golpeteando con su pie—.Lo bueno, lo malo y lo bello.

El Dr. Cross Marian asintió ante el uso de una frase de su propia cosecha, la cual se refería al hombre creado a la naturaleza de Dios, el hombre bello, luchando entre el bien y el mal.

Lo bueno, lo malo y lo bello. Es verdad —repitió, y se dirigió a la puerta—. Acompáñame, Allen.

Allen se pasó una mano por las sienes y se puso de pie. Siguió al Dr. Cross Marian desde la oficina y subió un tramo de peldaños hacia el mundo de lo alto, como a Allen le gustaba llamarlo.

¿Cómo avanza tu artículo sobre las naturalezas? —Indagó el Dr. Cross Marian.

Sin duda le hará arquear las cejas —contestó Allen mientras ingresaban al vacío salón principal—. Estoy utilizando una historia para ilustrar mi conclusión. Nada convencional, lo sé, pero ya que Cristo prefería usar parábolas para comunicar la verdad me imaginé que a usted no le importaría si lo imito a él.

Mientras sea interesante. Esperare a leerla. —Comento Cross mientras llegaba hasta la ventana desde la que solía avistar el Campus de la Universidad.

El chico tenía una extraña manera de atraer su atención, al verlo salir supo que había sido una decisión acertada acogerlo aun si lo negara ante otros y por extraño que pareciera Cross Marian apreciaba al chico albino que al parecer sabia su aprecio.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Hola, bendiciones.

Espero les guste este nuevo proyecto y bueno continuando con la temática de actualizaciones nos vemos, minna! (nwn)b