En retrospectiva, Hermione Granger sabía que debería haber visto venir desde hacia años lo que pasó cuando Harry Potter fue elegido segundo campeón de Hogwarts en el Torneo de los Tres Magos.

La razón para ello tenía que ver con su título. Incluso si el más usado era Niño que Sobrevivió, los miembros de la casa de Slytherin lo llamaban entre susurros Señor del Miedo porque, a pesar de que los hijos de los mortífagos lo despreciaban simplemente por existir, su habilidad para hablar con las serpientes y que hubiese sobrevivido a la maldición asesina cuando era un bebé eran vistos como claros signos de un potencial mágico sin explotar que podría hacerlo tan poderoso como, o incluso más que, Voldemort. Por ello, incluso si no dejaban de burlarse de él porque claramente este no tenía ni idea de que realmente podía llegar a ser tan poderoso, todos los Slytherin menos Malfoy se sentían un poco inquietos en su presencia.

Todo cambió cuando Harry empezó cuarto curso, ya que, tras casi tener su alma y la de Sirius Black succionadas por dementores a finales del curso anterior, volvió a Hogwarts obsesionado con no ser débil y patético otra vez, algo que solo unos pocos tontos no habían notado. Esta nueva actitud preocupó a Hermione y al director, Albus Dumbledore, hasta que lograron tener un momento a solas con él y descubrieron que, desde su punto de vista, se encontraba en una encrucijada con tres posibles direcciones: hacerse más fuerte, morir o no hacer nada.

Como no hacer nada básicamente significaba lo mismo que morir, Harry había decidido hacerse más poderoso de forma que pudiera enfrentarse contra Voldemort en condiciones cuando volviesen a cruzarse. Dumbledore y Hermione habían aprobado su plan, pero Ron lo consideraba innecesario. Esto fue solo el principio del fin de la amistad entre Harry y Ron, lo que solo se consolidó cuando el nombre de Harry salió del cáliz de fuego y sus celos lo llevaron a concluir que Harry se habían inscrito como participante del Torneo de los Tres Magos para hacerse más famoso, algo ridículo porque Harry siempre odió la fama que obtuvo al sobrevivir al ataque que mató a sus padres.

Antes de que supiesen que estaba pasando, Luna Lovegood, una Ravenclaw, había ocupado el puesto de Ron, aunque la aceptaron incondicionalmente cuando ella admitió que, a diferencia de casi todos los demás en la escuela, creía que alguien estaba tratando de matar a Harry al inscribirlo en la competición.

Cualquier posibilidad de que Harry y Ron volviesen a ser amigos desapareció la tarde siguiente de la selección de campeones, cuando los dos se encontraban discutiendo ante Hermione en la extrañamente vacía torre de Gryffindor y Harry involuntariamente se había transformado en una araña gigante. Afortunadamente, ella pudo modificar las memorias del pelirrojo antes de que gritase de terror, pero ambos decidieron que lo mejor era no contactar otra vez con él porque sabían que era incapaz de guardar un secreto.

Durante la siguiente reunión entre los dos, el director y Luna, esta última se dio cuenta de lo que Harry era y teorizó que el cáliz, buscando equilibrar las posibilidades y darle una oportunidad de ganar a Harry, activó un legado de sangre no humana que este no sabía que tenía. Independientemente de si provenía de su lado paterno o materno, Harry había pasado de ser un mago común a ser un allamagoosalum, un tipo de criatura mágica más conocida como cocos o hombres del saco por los muggles.

De acuerdo con ella, estos eran muy similares a los boggarts pero podían reproducirse con seres humanos y eran mucho más inteligentes. También señaló que, al contrario de la creencia popular muggle y la propaganda del Ministerio de Magia, la mayoría de los miembros de la especie eran relativamente decentes para ser criaturas que literalmente se alimentaban de miedo, pero algunos complementaban su dieta por aterrorizar a sus víctimas antes de matarlas y devorar la carne, con la de niños humanos siendo la más sabrosa por lo que ella tenía entendido.

Hermione se había asustado mucho al escuchar ese último detalle, pero Albus le recordó que Harry, a pesar de su reciente cambio de actitud, continuaba siendo una buena persona que no comería otros estudiantes a pesar de lo que el ministerio dijese, por lo que por el momento iban a mantenerlo en secreto.

Ese secreto solo duró hasta la última prueba, que había concluido con Harry y el otro campeón de Hogwarts, Cedric Diggory, afirmando que Voldemort había resucitado y que Peter Pettigrew estaba vivo tras volver a los terrenos de la escuela después de desaparecer de los mismos por unos minutos, aunque solo porque Harry no había matado a suficientes mortífagos en el cementerio en el que se había oficiado el ritual de resurrección y Malfoy era uno de los supervivientes.

Luna fue la primera en comentar sarcásticamente que enviarlo a Azkaban podía parecer una buena idea, pero solo porque los allamagoosalum no podían morir de viejos y Fudge no tenía suficientes pruebas para ordenar la ejecución de Harry. Después de todo, enviar a una criatura que se alimenta de miedo a un lugar tan lleno de desesperación como la prisión no solo haría a Harry más poderoso, sino que, además, podría volverlo loco, algo que en su conjunto solo podía ser malo a largo plazo.

Tras un verano de calumnias, Cedric, que había sido forzado a repetir curso por orden ministerial, volvió a la escuela y comenzó una campaña entre el alumnado en contra del Ministerio de Magia, que fue apoyada por miembros de todas las casas. Umbridge había intentado reprimir a los protestantes, pero pronto ella y el ministerio dejaron de hacerlo debido a una fuga masiva de Azkaban que liberó a Harry y dejó los cuerpos de muchos mortífagos en sus terrenos junto a los de los guardias. Esa misma noche Sirius le envió una carta a Hermione en la que le había explicado que él y Remus, con la ayuda de Tonks, habían aturdido a dos guardias de la prisión mientras se encontraban esperando a sus reemplazos antes de infiltrarse en la misma para rescatar a su ahijado cuando Voldemort, que aparentemente había elegido el mismo día para su ataque, asaltó la prisión y ofreció a todos los prisioneros la oportunidad de convertirse en sus seguidores a cambio de no morir.

Lo que Voldemort no había sabido entonces era que Harry, usando sus poderes, había visitado a todos los prisioneros que no eran mortífagos y, tras convertirse en su amigo, los había convencido de matar a los mortífagos encerrados en Azkaban. No solo eso, sino que Harry también había logrado que los dementores los ayudasen a matar a los seguidores de Voldemort sin aprovechar para atacarle a él o a sus aliados, por lo que, en lugar de aceptar su oferta, todos atacaron al Señor Tenebroso, forzándole a él y a sus seguidores supervivientes a huir con el rabo entre las piernas, con los prisioneros, Sirius, Remus, Tonks, los dementores y Harry escapando de la isla poco después.

Su alianza con los dementores y los prisioneros de Azkaban hizo que Harry perdiese mucho apoyo, aunque eso cambió cuando lograron hacer salir a Voldemort de su escondite y demostraron ser el único bando en la guerra, en el cual incluían también múltiples no humanos como los hombres lobo y los duendes, que no solo se molestaba en mantener a los civiles alejados del conflicto, sino que activamente los defendían incluso si estos eran muggles.

La segunda guerra civil mágica británica apenas duró unos meses y terminó con Harry, que había tomado la forma del cadáver putrefacto de Voldemort para atacar psicológicamente a su enemigo, matando a Tom Riddle tras mostrarle sus horrocruxes destruidos.

Cuatro años después la sociedad mágica británica había mejorado mucho en comparación con su estado anterior gracias a la proliferación de utensilios mágicos que imitaban a la tecnología muggle y la colaboración más estrecha entre la gente mágica y las criaturas para asegurar el mantenimiento del Estatuto Internacional del Secreto. Todavía había racismo y resentimiento en muchos niveles de la sociedad, pero no estaba tan extendido.

Una de las mayores pruebas de lo mucho que había cambiado la comunidad mágica británica era que Hermione se había convertido en ministra de Magia, aunque el hecho de que aproximadamente el sesenta por ciento de los miembros del Wizengamot había muerto durante la guerra seguramente tenía algo que ver.

Otra era que El Profeta había desaparecido completamente tras descubrirse que su director era un mortífago. En su lugar, El Quisquilloso, dirigido por Luna Lovegood y financiado principalmente por Cedric y Cho, su esposa, no solo había sufrido una transformación radical al dejar de ser un periódico sensacionalista y convertirse en uno serio, sino que también fue el primer periódico mágico del planeta en tener su propio canal de noticias en el equivalente mágico de los televisores. Sus primeras noticias, sobre la exoneración de Sirius Black y la primera boda oficial entre un hombre lobo y una bruja, fueron un éxito instantáneo internacionalmente, lo que solo sirvió para añadir insulto a la injuria de El Profeta.

En lo referente a Harry, este se había dirigido a los Estados Unidos tras la guerra sin dar explicaciones antes de volver unos meses más tarde acompañado de otros tres cocos, un hombre y dos mujeres, quienes afirmaban ser sus primos por parte de madre. Lo que Harry solo les confesó a sus mayores confidentes, incluyendo a Albus Dumbledore mientras este se encontraba disfrutando de su jubilación, era que la razón por la que había ido a ese país, particularmente al estado de Maine, era que todos los allamagoosalum habían percibido la muerte de uno de los miembros más antiguos de su especie, puede que incluso el progenitor de la misma, y habían ido a rendirle tributo en las ruinas de una ciudad llamada Derry, que fue donde había conocido a sus primos.

Tras ese evento los dos habían empezado a salir y recientemente habían anunciado la boda, a la que estaban invitados los cocos y muchos representantes de las diversas razas que formaban parte del mundo mágico. Aun así, si alguna vez tenían hijos, Hermione iba a asegurarse de que Harry, o cualquier miembro de su familia, no usaba sus poderes ante ellos hasta que fueran lo bastante mayores como para manifestarlos y deseasen aprender cómo usarlos, ya que iba a ser ya de por sí muy complicado explicarle a sus hijos que el hombre del saco era su padre y no deseaba que su marido o su familia los traumatizase accidentalmente.