CON TAL DE QUE ME QUIERAS

Por Mary Martín

CAPITULO 1

COMO EL AGUA DE LA LLAVE

El tiempo pasa y no podemos hacer nada para detenerlo. A veces es nuestro amigo, a veces nuestro verdugo, a veces vivimos sin darnos cuenta que está ahí. Hay momentos en la vida en que miras hacia atrás y te preguntas ¿Qué ha sido de mi vida? Si muriera mañana ¿Estaría satisfecho de lo que fui en vida?

June estaba en la cocina, pensando, sintiendo. Apenas y podía creer que Shun estuviera nuevamente con ella. Pasó tanto tiempo desde su último encuentro. Él prometió regresar el día que partió rumbo a Japón. Ella no pudo decirle… pedirle que no se fuera. ¿Cómo hacerlo sabiendo que con eso sería feliz? Se reuniría con su hermano a quien tanto ama. Cada instante estuvo pensando en él, en Ikki, tal vez por eso no se dio cuenta de los sentimientos de ella. Ella siempre lo cuidaba y le demostraba que lo quería, dio todo por él, curó sus heridas, lo ayudó a levantarse un sin fin de ocasiones… pero ¿Qué logró al final? Shun se fue dejándola con este sentimiento ahogado en su pecho.

No, de ningún modo es un reproche, solo que hubiera deseado que las cosas fueran diferentes. Estuvo a punto de perderlo en la batalla contra Poseidón. Al verlo en una cama de hospital, herido, inconsciente, tan vulnerable, se dio cuenta que si algo malo le pasara a Shun ella ya no tendría una razón para vivir. El solo hecho de pensarlo provocaba que sus ojos se humedecieran ante el dolor que eso significaría.

¿Qué hubiera pasado si aquel día en el muelle le hubiera pedido que no se vaya? Aún sabiendo la respuesta quiso soñar que él se quedaría a su lado. Pero eso ya no importa ahora. Shun está con ella pero ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuánto durará esta tranquilidad antes que Shun tenga que volver a combatir? ¿Y si algo malo le pasara en la batalla? No quería que eso pasara, pero la vida de un caballero es así. Sin embargo, ella quería… no…tenía que decirle que lo amaba… antes que sea demasiado tarde…

Por eso ahora se encontraba preparando algo rico para los dos aprovechando que estaban solos en la mansión. Estaba decidida, hoy sería el día en que le confesara sus sentimientos… pero… ¿Y si Shun no la amaba? No, no puede ser… él siempre la trato con mucho cariño, tal vez sólo sea que Shun es muy tímido y no se animaba a hablar con ella. Por eso ahora ella iba a tomar la iniciativa.

No podía dejar pasar esta oportunidad, cada segundo cuenta. Cada instante de nuestra vida pasa sólo una vez, tal vez suene tonto decirlo pero es que a veces no nos damos cuenta de nada, envueltos en preocupaciones y demás no nos damos tiempo para disfrutar las cosas simples de la vida. June lo sabía. Hoy será el día.

Se arrepintió tantas veces en la soledad de su cuarto el no haber hablado con Shun cuando tuvo oportunidad. No podía regresar el tiempo. Nunca más sería aquella tarde gris de hace un año en isla Andrómeda. Pero también sabía que hoy, ahora, el segundo que acababa de pasar no regresaría más. Lo que hizo o dejó de hacer ya sólo es un recuerdo en su memoria. Por eso no podía dejar pasar ni un minuto más callando este amor que crecía en su interior…

– Hola June – dijo Shun que recién entraba en la habitación

– Ho-hola, buenas noches – respondió sorprendida, no lo había escuchado llegar

– June, estás llorando – dijo preocupado mientras se acercaba a ella

– No es nada, es que intento preparar algo de comida italiana pero creo que no me sale muy bien y las cebollas me hicieron llorar – mintió

– ¡Ah, es eso! Ya me habías asustado. Déjame enseñarte como... – deja sus libros en la mesa y se dispone a ayudarla

– No te molestes, no es necesario, yo puedo

– Sabes que no es molestia…mira... – se coloca detrás de ella, toma las manos de la chica y las guía en la forma correcta – ...si lo haces de esta forma el sumo no te alcanzará...

La chica se empieza a poner en extremo nerviosa al tener tan cerca al muchacho, la sensación del cuerpo del Shun completamente pegado al de ella era sencillamente maravillosa, podía sentir su cálido aliento sobre su cuello y sus suaves manos posadas sobre las de ella...

– Si lo haces con las cebollas bajo el agua te aseguro que no tendrás ningún problema...

– Aja.. – ya no podía resistir esa situación, tenía ganas de abrazarlo, de besarlo, de decirle lo mucho que lo amaba desde hace tiempo... pero no podía. Por andarse imaginando cosas no puso atención a lo que hacía y accidentalmente se cortó el dedo... – ¡Auch!

– Perdón ¿Te lastimé? – dijo preocupado al ver la reacción de la chica

– No, fue mi culpa – se voltea y quedan uno frente a otro

– No es muy profundo, con un curita basta y casualmente aquí tengo uno

Entonces saca un pañuelo para curarla y luego le coloca el curita con todo el cuidado del mundo. La chica sentía una sensación calida invadiendo su cuerpo con el simple hecho de tener sus manos unidas a las de él. Durante años la situación fue al revés, ella siempre lo curaba después de las golpizas cortesía de Reda y Spica, pero ahora él lo hacia y con tanto cariño y amor, como todo lo que hacía Shun.

– Listo

– Gracias – dijo con un leve tono rojo en sus mejillas

– De nada – le sonríe

La distancia entre sus rostros era mínima y se olvidaron de todo lo que estaba a su alrededor, incluso de la llave de agua que se había quedado abierta. Sus manos todavía estaban unidas y se quedaron en silencio solamente contemplándose. Ella trataba de controlar sus impulsos y lo miraba dulcemente.

No sabía decir a ciencia cierta qué era lo que más le gustaba de él. Tal vez el hecho de que su mirada era tan dulce e inocente que cualquiera podría perderse en ella. Era apasionadamente tierno, cautivadoramente inocente, irremediablemente bueno, encantador, caballeroso, dulce... en fin, podría pasar horas describiéndolo y sentiría que no podría decidirse porque lo amaba tanto... lo amaba pero... y si él no sentía lo mismo…

– ¿Te duele? – Le preguntó en un susurro sin apartar un instante su mirada de su bello rostro, ella negó con una suave movimiento de cabeza.

Ya no pudo resistir la ansiedad ni un segundo más, amaba todo de él… su mirada, su voz, su carácter, su dulzura, cada gesto. Necesitaba tenerlo cerca…

– Bueno, con esto ya no tendrás ningún prob…– no pudo terminar la frase debido a que la chica en un movimiento rápido había unido sus labios a los de él. ¡Lo estaba besando! No lo podía creer.

Nunca en su vida había experimentado algo así, era una sensación cálida, tan indescriptible y maravillosa, tan única; pero en ese momento estaba tan sorprendido por esa acción tan inesperada que se quedó paralizado por completo, únicamente sintiendo como los labios de June se abrían paso entre los suyos… ella había soltado sus manos y ahora acariciaba su nuca por debajo de su cabello atrayéndolo más a ella, con la otra mano aferrada a su hombro…

June le estaba demostrando sus sentimientos de esa forma tan hermosa, aprisionando sus labios lentamente, humedeciéndolos de amor… le estaba haciendo sentir algo que jamás había experimentado con nadie… y era maravilloso… pero…

– ¿Shun? – pronunció tenuemente después de separarse de él pues con tristeza notó que no era correspondida… el chico no dijo nada, no pudo, sólo la miraba sorprendido mientras respiraba agitadamente igual que ella… entonces comprendió, entendió perfectamente lo que pasaba en ese doloroso instante – Shun…perdóname…yo…

Completamente avergonzada, salió corriendo. Shun se quedó parado por unos instantes tratando de asimilar lo que hace unos segundos había pasado conservando aún el dulce sabor de sus labios. Parpadeó un par de veces antes de darse cuenta que June ya no estaba con él, se apresuró a buscar a la chica, corrió tras ella y estaba angustiado al oírla llorar

– ¡June!

La chica corría con todas sus fuerzas tratando de olvidar su dolor, su amor no era correspondido, la reacción de Shun se lo había confirmado, no quería pensar, no quería sentir, deseaba que ese dolor que la invadía desapareciera porque la estaba asfixiando, sus lágrimas brotaban sin que pudiera evitarlo. Estuvo apunto de resbalar en la escalera pero siguió su camino hacia su habitación y se encerró en ella.

Poco después llegó Shun agitado por la carrera que había dado. Llegó a la puerta de la chica y desde fuera podía oír su llanto. La llamó pero era claro que ella no tenía ganas de hablar con nadie.

– June, por favor, ábreme, tenemos que hablar

– ¡Vete! ¡No quiero verte!

– Escúchame, no quise ofenderte es solo que... déjame explicarte que yo…

– ¡Que te vayas! ¿No entiendes?

– Pero June…

El chico no quería irse sin antes aclarar las cosas pero no sabía que hacer para solucionar la situación. June por su parte no quería escucharle decir que no la amaba, no podría soportarlo, sería demasiado para su ya lastimado corazón…

– ¡Déjame sola!

Shun pudo notar el dolor en la débil voz de la chica. Sabía que estaba sufriendo y más que nunca quiso hablar con ella, explicarle, hacer algo para que se sintiera mejor…

– No, no voy a irme de aquí hasta que me abras… – estaba decidido… pero lo siguiente que escuchó le hizo cambiar de parecer…

– Vete, Shun… por favor… – más que una petición, fue una súplica

– June… – qué debía hacer… no tuvo más opción que retirarse, tal vez sería lo mejor por ahora – …perdóname… – susurró débilmente sin saber si quiera si ella lo había escuchado.

Contra su voluntad, después de unos segundos dio la media vuelta y se perdió en el oscuro pasillo hacia las escaleras.

Bajó a la cocina, se sentó a la mesa. Estaba desconcertado. Se llevó las manos a la cabeza en un gesto de desesperación. ¿Cómo poder explicarle a June lo que pasaba si ni él mismo lo sabía? Lo que menos deseaba era lastimarla… pero era muy tarde ya… el daño estaba hecho…

Fijándose más allá vio la cena que June seguramente había preparado con cariño para él. Dejó escapar un suspiro. Un ruido cristalino a su derecha llamó su atención. Buscó el causante de tal y junto a las cebollas encontró la respuesta. Bajó la mirada entristecido y cerrando los ojos con fuerza dejó fluir sus lágrimas, las dejó ser para que corrieran libremente… como el agua de la llave…

Continuará…