Asesinos.
Eso era lo que los tripulantes de la Event Horizon y de la Lewis & Clark, la primera nave humana en entrar en su territorio y la que apareció tras escuchar su mensaje de auxilio para investigar qué le había pasado a la primera respectivamente, eran incluso si aún no eran conscientes de ello.
Pero, para ellas, daba igual. Los antepasados de parte de la tripulación habían matado a su madre cuando esta se encontraba en la Tierra y sus crímenes mancharon a sus descendientes de la misma forma que ellas habían sido contaminadas por los crímenes de su madre. Era justo: ellas habían sido pisadas por sus ancestros por los crímenes de su madre y, ahora, ellas devolvían el favor.
Cuando habían logrado escapar de la Tierra y entrar en la dimensión de los fuegos fatuos, donde se encontraban sus verdaderas formas, habían descubierto casualmente que otras especies del plano que acababan de abandonar usaban extraños vehículos para atravesar su hogar con el objetivo de moverse más rápido entre distintas estrellas o planetas. A ellas no les importaban esos detalles, solo que eran capaces de producir el miedo que necesitaban para alimentarse, pero sabían perfectamente que la comida dejaría de pasar tan convenientemente por casa si atacaban todo lo que atravesaba la misma.
Por tanto, se dividieron la dimensión entre ellas, con cada una supervisando una determinada porción de la misma y avisándose mutuamente si encontraban una nave con suficientes mortales para comer pero no lo bastante importante como para ser echada de menos por quienes la habían construido, que todas atacarían antes de, una vez que los cadáveres ya se habían enfriado, manipular la evidencia de forma que quienes investigasen el incidente, si lo hacían, pensasen que había sido obra de piratas o de un accidente.
Como el tiempo no pasaba de la misma forma en su dimensión que en el plano en el que la Tierra se encontraba, se habían sorprendido mucho cuando una nave entró en su hogar desde la zona donde se encontraba su mundo natal y decidieron investigar, descubriendo en el proceso que algunos de los descendientes de los Perdedores, el grupo que había matado a su madre, eran parte de la tripulación.
Ellas se habían cobrado su venganza allí mismo, haciéndolos sufrir tanto que creían que se encontraban en el infierno. Se sintieron satisfechas cuando todos estaban muertos, pero eso cambió cuando parte de la nave salió de su dimensión y unos exploradores aparecieron para ver qué había pasado.
Los que estaban relacionados con los Perdedores fueron brutalmente asesinados por ellas. A los demás humanos se les permitió vivir cuando intentaron devolver la nave a la dimensión de los fuegos fatuos, algo que solo consiguieron parcialmente porque algunas de ellas deseaban hacer una breve visita a la Tierra antes de volver a su dimensión y sabían perfectamente que era posible que un equipo de rescate apareciese buscando supervivientes.
