-¡Alfred F. Iones, suelta a Japón en este mismo instante!- dije enfadado, esto ya era demasiado.

-¡No! Si no lo mato... ¡Tu jamás vas a amarme!.

Me respondió con tanta sinceridad... lastima y no puedo hacer nada por él...

Ejerció más presión sobre el pecho de Japón con el cuchillo que llevaba en la mano izquierda, asfixiándolo con el brazo derecho.

-¡Sueltalo!- corrí hacia él, trate de acercarme lo más que pude, pero fallé en el intento siendo golpeado y noqueado al chocar contra el duro y frío piso.

Oh, mi cabeza... duele. Me levanté confundido de la cama en donde estoy recostado. ¿Qué pasó? ¿¡Y Japón?! Justamente, se escucha un grito de dolor con su tono de voz. ¿Donde esta? ¡Tengo que encontrarlo!

Corrí hasta la puerta. Trate de abrirla, sin embargo, estaba cerrada con llave. Aun podía escuchar a Japón gritar, parecía que suplicaba. ¿America, que estas haciendo? Oh, Dios mio... se escuchan cerca, como si estuvieran en la habitación de a lado. Debo encontrar una salida. Y rápido

Otra vez, aquí escribiendo como si nada más importara :D

Historia hecha solo por diversión. Hetalia y sus personajes NO me pertenecen son del asombroso Himaruya Hidekaz. Tan vez continúe esto, tal vez... yupi un pendiente más a la lista.