Es mi primer fic - Denle una oportunidad!

No me chilles que no te veo.

Era invierno, las vacaciones de Navidad recién habían comenzado y poco a poco los patios del colegio se fueron llenando de personas de rojo, verde, azul y amarillo. Mientras que alguien las miraba desde la ventana de su cuarto, en la torre de Gryffindor, buscando a una en concreto. Una vestida de verde y plata, acompañada de una engominada cabellera rubia.

Cansado, se colocó bien las gafas y se vistió para bajar a despedir a sus amigos que se irían a pasar un tiempo con su familia y amigos festejando las fiestas que se aproximaban. Bajo las escaleras, y llego a la sala común, que hoy estaba más vacía que nunca. Salía por el retrato de la dama gorda, y bajo las escaleras hasta la entrada del castillo. Salió afuera y sintió un escalofrío. En ese momento se percató de que no tenía su túnica de invierno puesta. Intentando no pensar en el frío, se dirigió a la masa de alumnos y busco con la mirada una cabellera pelirroja en particular.

- Harry - al oír que le llamaban, este se volteó y se encontró a Hermione. Esta llevaba una pequeña bolsa de piel, donde seguro tenía las cosas que necesitaba llevarse. -¿de verdad que no vas a venirte? Es Navidad y sabes que a los Weasley les encanta que la pases con ellos.

- Lo sé Hermione. - Dijo con una voy un poco ronca - Pero de verdad, me quedaré aquí. Aprovechare para terminar mis deberes de Herbología e intentar prepararme para los TIMOS. Sabes que pociones no es mi fuerte y es de las primeras asignaturas. - Hermione sonrió-.

- Esta bien Harry. - Y al decir esto se abalanzó sobre él y lo abrazó largo y tendido.- Aunque ten cuidado, es la primera vez que te quedas solo en el castillo. -Harry correspondió al abrazo y sonrió.-

- Lo tendré Hermione. -Y se separaron.- A todo esto, ¿Has visto a Ron?, lo he estado buscando.

- Lo siento Harry, no le he visto desde esta mañana. Ni siquiera bajó a desayunar.

- Esta bien, iré a buscarle. - Hermione asintió.- ¡Feliz Navidad Hermione!

- Feliz Navidad Harry, te escribiré todas las semanas, lo prometo. - Harry sonrió y como vino, se fue.-

Caminó hasta la muchedumbre, y se introdujo en aquel charco de alumnos. Miraba por encima de las cabezas para buscar a su pelirrojo amigo. A veces, parando se a felicitar a algún amigo que se va de vacaciones.

Y se chocó. Con algo, o... Alguien. Cayendo al suelo.

- Esto me pasa por no mirar hacia delante - se agarró la sien con la mano e intentó levantarse, tambaleando se un poco. Miro hacia delante y pese a su mala vista reconoció ese pelo. Rubio, más rubio que ningún otro. - Malfoy. -masculló.-

-Joder Cara rajada. - Escupió Draco. - Deja de ponerte en medio de mi camino. - Harry solo se agachó en busca de sus gafas, que se habían caído en algún momento del golpe. - ¿Es que te picó la lengua una lechuza, Potter?

En que maldito momento del día, Draco dio ese paso. Y se oyó ese "crash".

- Mierda. - masculló Harry. Mientras cogía sus gafas, de debajo del zapato de Draco. - Mierda, mierda, mierda. Joder Malfoy tu también podías mirar por donde coño vas ¿Sabes? -Draco bufó molesto.

- Mira Potter, si en primer lugar TÚ, no te hubieras chocado conmigo por ir mirando no sé donde, ni yo hubiera pisado tus malditas gafas, ni mi túnica estaría mojada. - espetó. -¡Seguro que ahora me resfriaré!

- Oh, disculpe señor soy tan delicado como una pluma que no puedo ni mojarme, pero tengo el genio peor que Snape. - Harry acabo sin aliento.-

-Potter... -Draco se apoyó una mano en la cadera y se masajes los párpados.- Me está entrando dolor de cabeza de tanto oír tus berrido, además ¿Estás seguro de que te entiendes cuando hablas?

Ya todos los alumnos se habían ido hacia el tren. Y allí solo quedaban Harry, Draco, y nieve. Mucha nieve. Y mudo odio.

Harry se lanzó encima de Draco. Por un momento se olvidó de todo. Hasta de su varita. En un momento se encontraba encima de Malfoy, golpeándole el pecho con toda la rabia que tenía acumulada. Draco intentó sacarse lo de encima, y le propinó un puñetazo en la nariz.

Segundos después, tenemos a Harry con la nariz rota y sangrando, y la maravillosa túnica de Draco llena de nieve.

-¿Se puede saber qué es lo que pasa aquí?- Harry miró a todos lados y vio a una figura detrás suya. "Oh no..." pensó al reconocerla. El silencio se hizo incomodo. - Muy bien, ya que ninguno se digna a hablar, no pienso tolerar esto, ni aunque sean vacaciones. Señor Potter, señor Malfoy, les quiero a los dos en 20 minutos, en mi despacho.

- Pero profesor Snape..

- Nada de peros. 20 minutos he dicho. Y no quiero retrasos. -Snape se dio la vuelta, y comenzó a andar. - Ah... Y vaya a la enfermería Potter.

Poco después, Snape se metió en el castillo, y el silencio se hizo de nuevo. La nariz de Harry seguía sangrando, dejando manchitas rojas en la nieve. Draco se levantó y bajo la mirada de Harry, se sacudió la túnica y se dirigió al castillo.

20 minutos después, 1 túnica limpia y 1 nariz curada.

Harry se paró en frente del despacho de Snape, cavilando en sus cosas. Por culpa de Malfoy no podía ver bien. Ni siquiera pudo encontrar a Ron. Poco después oyó una voz bastante familiar, y que hoy no deseaba oír más. Ni hoy ni nunca a ser posible. -¿Potter vas a entrar o necesitas ayuda también? - Harry se dio la vuelta. No llevaba sus gafas ya que las que Draco rompió eran las ultimas que le quedaban, y él , no sabía realizas un conjuro para arreglarlas. Soltó un bufido y abrió la puerta . Era una habitación no muy grande, llena de estanterías y estas a su vez llenas de pociones. La conocía muy bien. Había estado muchas veces allí.

Snape estaba dentro, sentado en una silla, delante de escritorio de madera de Sauce que adornaba en medio de la estancia.

-Siéntense. - Anunció. Y ambos chicos se sentaron en un sofá en frente del escritorio, cada uno lo más alejado posible del otro. - Bien. No les quitare puntos ya que estamos en fiestas, pero eso no quiere decir que no satén castigados. - hizo una pausa.- Ambos, etiquetaran todas las pociones de esta sala.

-¿¡Qué!.- Dijeron ambos al mismo tiempo.

- Lo que oyeron, señores. Todas y cada una.

-¡ Pero puede haber unas 300 pociones en cada estantería! - gimió Harry.

- Esto es injusto- reprochó Draco.

- No me importa. Tendrán todas las vacaciones para hacerlo. 2 horas diarias les será suficiente. - Snape hizo una mueca como si ¿Sonriera?- Asique será mejor que empiecen. Y más les vale no romper nada. - Acto seguido, Snape abandonó la estancia.

Ambos chicos se levantaron, y sin dirigirse la palabra Se acercaron a una estantería, la más alejada de la de su némesis que encontraron. Cogieron algunas pociones y se pusieron a trabajar. A Harry le resultó bastante difícil, ya que le costaba ver, y esto le dificultaba, haciendo que tardara el doble en cada poción.

De nuevo aquel silencio tan incomodo. De nuevo, y durante la siguiente media hora, continuó. Pero no duró mucho más.

- Todo esto es por tu culpa estúpido cara rajada.- Escupió Malfoy. - Si tan solo no fueras tan inútil...

- Si tu no fueras tan idiota Malfoy... - Soltó Harry acompañado de un suspiro.

- Si no fueras tan sabiondo.

- Pijo.

- Pi-¿¡Qué! - Malfoy se giró encarando a Harry.

- Me has oído. Pijo. PI-JO. ¿Te lo deletreo Malfoy?

Pero no hizo falta. Harry sintió unas manos agarrándole del cuello de la camisa. Al poco tiempo sintió como lo empujaban y se chocaba contra una de las estanterías. Y segundos después, unos labios junto a los suyos.

Fue un roce, brusco pero cálido. Los labios de Malfoy eran suaves, tibios. Se sentían tan bien al rozarse con los suyos, que no pudo evitar corresponder durante unos segundos. "Espera un momento. ¿Malfoy me está besando?" Apenas duro unos segundos hasta que Harry salió del shock. Unos segundos para que empujara a Draco lo más lejos que pudo. Unos segundos para que golpeara la estantería más fuerte. Y un segundo para que una poción se resbalara y cayera encima suya.

Lo siguiente que pudo ver Draco fue humo. Y mucho. Oyó una tosecilla que venía de dentro del humo. Draco abrió una ventana para que el humo se fuera.
Cerró los ojos para que el humo no irritara sus ojos. Cuando el humo se fue, los abrió poco a poco. Al abrirlos un poco mas y le da un infarto. En el suelo había un niño. Un niño moreno de apenas unos 5 años que con los ojos llorosos miraba a Draco.

"Ese niño... ¡No podía ser Potter!. No, no, no, no, no, no ¡NO!"

1 beso, 1 poción, y 1 Harry de 5 años continuaran.