Gold [one-shot]
Al emprender una odisea para atrapar a un narcotraficante chino, Vali pierde más que la confianza de su ahora exnovia.
Disclaimer: Highschool DxD no me pertenece. One-shot por día de San Valentín aunque haya sido horriblemente atrasado.
No tenía otra opción más que ir a trabajar aquel día. Sí, se sentía una mierda pero también necesitaba un poco de plata para continuar subsistiendo a base de tarros de helado de fresa y Nutella.
Kuroka Toujo trabajaba en uno de los bares más exclusivos y raros de todo Kuoh, un día podía ser una jungla en toda la extensión de la palabra y el otro un castillo de la época victoriana en todo su esplendor, sin embargo con el bum de cierto anime y aprovechando la romántica época del año, sus jefes Rias Gremory y Riser Phenex habían decidido convertir el bar en una pista de hielo y como ella había decidido gritarles que se metieran su romanticismo por el culo pero que ella necesitaba trabajar habían decidido vestirla de pingüino ya que no había aceptado el bonito traje de lentejuelas.
—¡Míralos son tan perfectos! Son él uno para el otro —suspiró su compañera en la barra ese día, Irina Shido.
—Ese hijo de puta no tiene derecho a que le miré —gruñó iracunda, y como no hacerlo si le había hecho pasar la vergüenza más grande su vida.
Él y ella se amaban, si claro. Vali de hecho era sobrino de Rias, hijo de su hermano mayor Sirsechz y su esposa Grayfia Lucifuge, idéntico a esta última, de un bello cabello plateado y ojos hermosamente azules, ¡ay! Le provocaba retortijones el solo recordarle, porque la verdad es que aún le amaba, pero él no. De hecho no estaba segura de que él amara a otra mujer ¡Porque había ido a meterse con el mejor amigo de su hermana! Las lágrimas le picaban en sus ojos de solo acordarse.
No le importaba que él le hubiera prometido el cielo y las estrellas, lo que realmente le dolía era que ella le había mostrado sus más íntimos miedos, los más grandes sueños que tenía y sobretodo le había entregado todo su amor, claro pero el no había dudado nada al irse a revolcarse con ese estúpido chico.
—¡Hola Kuroka! —alzó su mirada y se encontró con aquel hombre que tanto le había hecho sufrir, ella entorno los ojos.
«¿Cómo te atreves a dirigirme la palabra siquiera después de hacerme todo lo que hiciste?» oh, pero él no iba a verla hecha una mierda y tampoco merecía su ira, colocó su sonrisa y tomó un vaso dispuesta a atenderlo, desgraciadamente tenía que hacer su trabajo. —Buenas noches caballero, ¿Qué desea hoy para amenizar su velada? —le pregunto con una bella sonrisa a pesar de que sus mejillas le dolían.
Irina le dio un codazo, bueno ella no conocía la historia entre los dos, de hecho era la única en todo ese bar que no había visto el drama ya que llegó poco después de aquel barullo.
—Vamos no seas tan formal —pidió él con aquella sonrisa que le derretía, ¡oh no iba a caer de nuevo!, lo juraba o se quedaba con ese estúpido traje de pingüino puesto por siempre.
—Lo siento señorito Gremory, pero debo hacerlo, son políticas del lugar además de que es familiar de la señorita Rias —el chico soltó una triste sonrisa.
—Lo entiendo. Dame un whisky en la rocas y un Martini seco —ella asintió y con la sonrisa aún le sirvió a Vali.
En el instante en que vio a Kuroka su corazón volvió a latir con la misma fuerza que lo hacía como cuando estaban juntos, pero no podía volver con ella, no aún. Cao-Cao tenía su familia amenazada, pero el actuaba como si no lo supiera, pero lo que "si sabía" era que aquel sujeto era gay y de esa manera se había acercado a él, aún a costa de su integridad física y aún más que todo aquello alejando a Kuroka y su hermanita de todo aquel turbio asunto con la mafia china.
—¿En qué piensas? —en ese instante se encontraba con Cao-Cao en su departamento, había oído que el chico por fin obtendría algo de un narcotraficante colombiano, de hecho se trataba de un pago, pero uno muy peculiar, idéntico a aquel hombre frente a él: doblones de oro. Aquella idea le parecía un tanto graciosa, sin embargo su amante tenía la suficiente influencia como para pedir aquellos caprichos.
—Nada —contesto risueño y de inmediato se apoderó de sus labios, esa misma noche le quitaría el maletín donde estaba el oro, pero primero deseaba divertirse una noche más.
"Hola, sé que no debería de llamarte, incluso no debería de meterte en esto pero Cao-Cao ha amenazado a mi familia, hoy lo atraparán, lo sé, pero necesito de tu ayuda, por favor quiero que nos veamos en el barrio chino a las 12."
Había dejado suficientes rastros como para que la policía le siguiera, de hecho los había visto seguirlo por el retrovisor, pero eso no le importaba ahora, tenía que deshacerse de ellos o no podría salir de ese lugar rápido.
—Para qué me quieres aquí —Kuroka se sentó frente a él, la unidad de encubiertos aún no llegaba pero tampoco tenía mucho tiempo.
—Ponte esto y aléjate lo más rápido que puedas de aquí —le dio un par de lentes de sol y una peluca rubia.
—¿Por qué, según tú, atraparán a Cao-Cao? —gruño recelosa.
—Por favor Kuroka, ponte esto, después te cuento —ella tenia muchísimas dudas, sin embargo jamás había visto a Vali así, rodó los ojos y tomó la peluca y los lentes—, también esto —le entrego una bolsa que recordaba era de Rías.
Fue directo a servicio del restaurante y trabó la puerta, para comenzar a desvestirse, miró la ropa que le había dado Vali, si quería que pareciera prostituta pues lo había logrado. Quería golpearlo, y lo haría después de que le explicase todo el asunto en el que estaba metido. Terminó de vestirse, guardó sus cosas en la bolsa y salió, solo para encontrarse que él ya la estaba esperando fuera.
—Vámonos —la tomó del brazo y salieron por la puerta de servicio del restaurante. Una vez fuera del lugar ella se soltó.
—Ahora me dirás...
Sus reclamos fueron acallados por los labios de Vali. Sería una estúpida si se negará que desde hacía más de cuatro años esperaba que eso pasará, sí lo quería, pero ahora había otra cosa más importante de la cual quería saber. Vali lo notó y se separó de ella tan solo para mirarla a los ojos.
—Cao-Cao es un capo de China, amenazó y mis padres y... a toda mi familia de hecho, he orquestado un plan para que la policía me siga como si yo fuera él.
—Claro, eso explica por qué me trataste como una mierda —soltó con acidez y una sonrisa falsa en su rostro, eso sin contar las lágrimas que amenazaban con salir.
—Nada explica eso, ni me estoy excusando. Toma esto y si algo sale mal... —trago saliva de forma ruidosa y bajó la mirada, a estas horas no solo la policía le buscaba sino también los hombres de Cao-Cao—... lárgate del país. No dejes que te encuentren solo hay una tarjeta de crédito y un pasaporte falso con una nueva identidad para ti —tomó con delicadeza la mejilla de la chica y la volvió a besar—. Te amo y no dejaré que nada te pase, de acuerdo.
—Mira, no es como que mágicamente te haya perdonado, pero... mierda, Vali. Lo planeaste tú, y eres tú quien lo hará, no hay forma de que lo que sea que harás fallé.
—Ve por el barrio chino, piérdete por allí, ve a tu casa y enciende la televisión en el canal de noticias, mi chófer dejó un auto para ti... salga bien o mal sabrás algo por ese medio, si atrapan a alguien ve directamente al aeropuerto —ella asintió y salió del callejón donde estaban con el maletín que le había dado Vali. Poco después notó que él la seguía. Y ella aún con miedo continuó caminando. Todo iba relativamente bien, se habían cruzado con una especie de celebración del lugar así había mucha gente entre la cual perderse.
Vali miró por el rabillo del ojo que varias camionetas habían aparcado cerca y el triple de hombres trajeados y con comunicadores habían salido de ellas. Comenzó a respirar pesadamente y se desvió del camino que había seguido Kuroka para despistar a aquellos hombres. Mientras tanto la chica seguía caminando sin mirar atrás, tenía que llegar al final de la calle para después ir a su casa, sin embargo alcanzó a divisar que unos metros más adelante se encontraban varias patrullas policiales. Se detuvo y volteó hacia atrás, Vali venía saliendo de una calle alterna distraído sin embargo alcanzó a ver a la chica y su rostro sumamente preocupado, continuó caminando a ella, sin embargo ella tomó la primera calle que encontró y desapareció entre la gente, a los pocos segundos se dio cuenta de los oficiales frente a él, está vez no podría escapar así que simplemente los saludo con cinismo al tiempo que todo ellos levantaban sus armas para apuntarle.
—Cao-Cao, queda arrestado —soltó una sonrisa al notar que su plan había marchado medianamente bien, sin embargo su sonrisa se borró al notar que la placa del oficial era de la Interpol y no de la policía japonesa.
—Todos mis hombres te han estado vigilando por un largo tiempo, yo personalmente te he estado vigilando. Dime, ¿Cao-Cao es un apodo? —Vali simplemente se mantuvo en silencio—, ¡Oh! realmente crees que tienes amiguitos que te ayudarán a salir de aquí. Nadie te quiere en las calles de nuevo —el se mantuvo impasible aún ante la ira de aquel agente rubio—. Te conozco y se quién eres —gruño e hizo que la chica –otra rubia– que fungía como su secretaria abriera el maletín que traía, ella también estaba especialmente ansiosa por acabar con ese caso por lo cual la ira la inundó cuando al abrir el maletín y lo lanzó por los aires dejando ver que solo había ropa.
—¿Dónde está el oro, Cao-Cao? —gritó la chica tomándolo de las solapas del saco que traía.
—Yoo-Hoo, bonita. No me conoces, ni sabes quién soy —ella le soltó una palmada en la mejilla ante aquello, pero Vali simplemente sonrió—. ¿Me pueden quitar esto ya que no soy ningún sospechoso? —mostró sus manos esposadas y los agentes obedecieron a regañadientes y con elegancia él se levantó y tomó su ropa esparcida por el lugar teniendo la calma de acomodarla en el maletín y salió de la comisaría.
—Ahí está, síganlo todos —ordenó Cao-Cao por el comunicador al ver a su "amante" salir de la comisaría.
Al subirse en su Jaguar negro, Vali miró por el retrovisor y notó la camioneta de Cao-Cao, piso a fondo el acelerador y se internó directo en las calles aledañas a las principales de Kuoh, no necesitaba que aquel loco le atrapase en medio del tráfico. Aceleró lo más que pudo para ir directo a las afueras de la ciudad donde había comprado una maltrecha casa que podía destruir sin problemas. Hizo que la puerta se abriera estando a diez metros de ella, rápidamente metió el auto y fue a dejar el maletín encima de la chimenea, después se dirigió al cuarto de baño y encendió la mecha que unía a varios fuegos artificiales que había notado sonaban igual a un disparo. Varios autos se detuvieron y el se apresuró a llamar a la policía, lanzó el pequeño teléfono al sofá y entro al túnel que había cavado en medio de la sala y que cubrió con una alfombra.
—Vali, querido mío —hablo Cao-Cao al otro lado de la puerta—. Se que tienes mi maldito oro. Entrégalo antes de que me enfade —gruño furico, miró a su guarda espalda y le indico a sepas que abriera la casa.
"Esta es la línea de la policía, ¿Cuál es su emergencia"
Lo único que se escuchaba en la casa eran los incesantes gritos de Cao-Cao en busca del oro.
—Lo tenemos ahora sí, jefe.
—Lo se Asia, esta vez nos iremos a casa.
Apenas entro a su departamento encendió la televisión, se quitó la peluca y la arrojó a una bolsa negra de basura, continuó con la ropa asegurándose de que –según por experiencia además de las series policiales de las cuales los fines de semana se la pasaba viendo– no tuvieran absolutamente ningún rastro de ella.
"La policía en conjunto con la Interpol han lanzado un operativo a las afueras de la cuidad con el informe de detener al Capo de China conocido como Cao-Cao"
«Era cierto» aún así ella no tenía la fuerza de voluntad como para perdonar de nuevo a Vali, pues la próxima vez no soportaría otro engaño así, por más de que tuviera un buen motivo por detrás. Por medio del helicóptero de la cadena de noticias pudo ver cómo varias patrullas y un par de autos negros rodeaban el lugar, disparos se escucharon levemente y la policía se cubrió solo para abrir fuego en contra de la casa.
—¡Mami, estoy en casa!
—Hola bebé —el niño saltó a sus brazos.
—Gracias, Shirone —agradeció a la mujer de cabello blanco que venía detrás de él.
—Te dije que...
—Por favor hermana, no me digas eso. No después de tantos años y todo lo que ha pasado —Koneko asintió y en silencio se retiró de la casa despidiéndose únicamente con un gesto del pequeño en brazos de su hermana—. Ahora pequeño, ¿Tienes hambre? —el niño asintió.
No se pudo dar el lujo de subirse a un auto y lo único que hizo fue salir corriendo de lugar y de la misma forma ir directo a la casa de Kuroka. Tocó la puerta de forma insistente, escuchó como la mujer hablaba con alguien y después pasos trémulos se dirigieron hacia la puerta la cual de un instante a otro fue abierta de par en par con el único fin de tenerlo con una pistola apuntando a su frente.
—Creí que habías abandonado la policía.
—Aun tengo la portación de armas —dejo de apuntarle y guardó el arma en su cintura
—¿Por qué lo abandonaste, pudiste llegar a ser investigadora?
—Tenia mis motivos, Vali. Podrías retirarte de mí hogar.
—¡Te dije que te marcharas del país! —grito desesperado, sin embargo ella solo soltó una carcajada.
—¡Mami! Se calentó la sopa —el hijo de Kuroka apareció corriendo desde otra habitación, ella le volteó a mirar extrañada. Sin embargo, el segundo en que Vali vio al niño la sangre se le fue a los pies, ¿acaso Kuroka ya tenía una familia con alguien más? Ella simplemente suspiró y miró a Vali.
—¿Quieres pasar? Estábamos comiendo pero al parecer se enfrió la comida —aunque los ojos se le aguaban, Vali decidió acceder, si tenía a alguien más aprovecharía esa última vez para verla. El niño fue dando saltitos hacia la cocina mientras que Kuroka iba detrás de él con una sonrisa, Vali por su parte se quedó unos pasos más atrás de ellos mirando las fotos en las paredes que tenía Kuroka. Desde la graduación de la Academia de policías, unas cuantas con sus amigas, temió seguir avanzando y ver al padre del niño con ella pero lo único que encontró fue una foto de ella embarazada en el bar de su tía rodeada por todos los trabajadores, Rias, su esposo y sus padres. ¿Por qué? ¿Cuando había pasado eso? El único lapso de tiempo en que no estuvo en la ciudad fue el primer año después de dejarla cuando él y Cao-Cao fueron a Estambul, y luego la encontró: la foto del día exacto en que él le pidió matrimonio, las lágrimas se le salieron, no sabía si de rabia o de tristeza.
—Oye, mi mami dice que vayamos al comedor.
Miró al pequeño y asintió, tenía un modo de caminar muy alegre que le recordaba a...
—... Issei —el pequeño se detuvo en seco.
—Conocías al tío Issei —no supo si le alegraba oír aquello o le traía mal espina.
—¿Qué le pasó a Issei, pequeñín?
—Me llamo Viktor —dijo sin ganas—, mamá dice que fue al cielo, pero la tía Koneko llora siempre, Yuuri también llora cuando le recordamos a su perrito y el dice que murió y está con mi tío.
¿Issei estaba muerto? ¿Por qué?
—Cariño ya está tu sopa de nuevo —le dijo tiernamente al niño y después viró su mirada hacia él—. ¿Quieres lasaña? —el asintió y los tres fueron al comedor, Kuroka fue por el plato para Vali, así que tenía muy poco tiempo para hablar con Viktor sobre su padre.
—Oye pequeño y tú papá —el niño se quedó pensando y después colocó una gran sonrisa.
—Es granjero —respondió—. Mami dice que fue tras huevos y en la escuela la miss Pamela me dijo que las gallinas ponen huevos y están en las granjas.
—He pensado seriamente, pequeñín —habló Kuroka sorprendiéndolos a ambos—, quizá se trate de un pirata, hace poco buscaba un baúl con oro.
Los ojos de Viktor se abrieron de par en par brillando cual luceros.
—Crees que algún día me llevé al mar en su barco —Kuroka solo sonrió feliz mientras negaba y se dedicó a comer—. Mami —preguntó un rato después de que todos ya solamente comían.
—Si cariño.
—Ese señor —señalo a Vali y hacia la voz como si cuchicheara pero en realidad el volumen de su voz era el mismo—... Es tu novio.
Los dos adultos casi sé atragantan al escuchar la inocente voz del niño. Ella le dirigió una mirada de odio a Vali y él simplemente agachó la cabeza.
—No, cariño.
—Es que se parece al hijo del abuelo Sisech...
—Sirsechz —repitió ella acentuando la "r"
—Es que porque no tiene un nombre más fácil... Que tal Tommy, si como el Ranger más genial —Kuroka soltó una carcajada ante las ocurrencias de su hijo. Ahora que Vali miraba bien al niño notaba unos hermoso ojos azules idénticos a los de su madre y su cabello con el efecto de la luz se veía más claro casi llegando al color gris.
—¿Es mi hijo? —antes de que todo se volviera negro alcanzó a ver una hermosa sonrisa de parte de Viktor y el rostro de Kuroka totalmente sorprendido.
Notas del autor: Pues al parecer la musa quiso que Vali tuviera familia. Originalmente se trataba de algo inspirado en el vídeo de Dusk till down después cambio a algo de Mon Laferte y Rockabye, entonces como decir que, pues se terminaron uniendo tantas ideas y varias cosas pasaron para terminar así. También debo admitir que olvide subir este shot ya que era para San Valentín, ¡Que triste! Un mes tarde
