Tetsuna: Nuevo fic esperamos que les guste.

Basado en el manga Hanayome-kun de Lily Hoshino

Diamond no Ace no nos pertenecen

TITULO: Hanayome (Flor de novia)
AUTORAS: Tetsuna Hibari y Yukihana-Hime (trabajo en cooperación)

RESUMEN: Sawamura Eijun no está exactamente contento con la tradición de su familia respecto al matrimonio, y mucho menos cuando se entera de que... ¡tiene que casarse con un chico! ¿Podrá hacerle cambiar de opinión Haruichi, el chico con el que su madre quiere que se case, quien es además, su mejor amigo?

CLASIFICACIÓN: No menores de 16 años
CATEGORÍA: Diamond no Ace
PAREJA: SawaHaru (Sawamura x Haruichi)
GENEROS: YAOI, AU, Romántico.
ADVERTENCIAS: Lemon.
SAGA: Tradición.


.

Capítulo 1

.

Sawamura Eijun era un joven saludable de pelo castaño oscuro con ojos ámbar, de tercer año de preparatoria, capitán del equipo de béisbol, un estudiante normal, con amigos normales, siempre con una sonrisa que regalar a su allegados. Estaba por cumplir los 18 años y estaba decidiendo que hacer con su vida al término de la preparatoria. Era el segundo hijo, proveniente de una familia adinerada, antigua y con una gran reputación en toda la región de Nagano.

El por qué repasaba su perfil personal en su mente, era porque se encontraba solo en aquella habitación ambientada en un estilo tradicional -japonés- y comenzaba a desesperarse. Se encontraba un poco inquieto debido a que había sido invitado por su hermano mayor a comer a uno de los restaurantes tradicionales, pertenecientes a su familia. Su hermano mayor era un médico recién graduado pero muy famoso en la región, llevaba un año de casado y en espera de su primer bebé o más bien, de sus gemelos.

No sabía la razón de tan repentina llamada, pero no debía de ser malo debido a que de serlo, hubieran escogido un lugar más personal. Tal vez quería hablar sobre sus planes a futuro, como sus padres hace dos días. Con ese pensamiento se tranquilizó un poco, sonriendo en cuanto vio entrar a su hermano mayor -Sawamura Chris, un joven de 24 años, de ojos marrones, cejas espesas y cabello castaño, alisado con dos cadenas que cuelgan en la frente- de la mano de su esposa embarazada de seis meses -Sawamura Takako una joven pelinegra de 23 años, ojos negros y figura delicada, estudiante de enfermería.-

-Buenos días Eijun. –saludaron los mayores.

-Buenos días, Onii-sama, Onee-sama.

Con educación, los mayores tomaron asiento enfrente del contrario. El silencio en la habitación le estaba dando mala espina, aun cuando minutos atrás había encontrado por fin un poco de paz. Iba a hablar por fin rompiendo aquel tortuoso mutismo, pero fue interrumpido por su hermano.

-Lo siento Eijun.

Ninguno de los adultos decía algo más pero no necesitaban ser adivinos para saber que el menor estaba confuso, Eijun siempre había sido un chico muy transparente, mostrando su sentir en los gestos de su rostro. De antemano sabían que lo que dirían era algo con lo que sellarían el destino del menor, por lo que costaba más decirlo.

Eijun los miro sin comprender, ¿por qué se disculpaba su hermano? ¿Por qué si se disculpaba, parecía feliz? Estaba confuso, no sabía que decir o preguntar. Miro en silencio a su hermano intentando descifrar lo que sucedía ahí, hasta que la voz de su cuñada lo atrajo de nuevo a la realidad.

-Parece… parece que nuestros bebés serán varones. -dijo Takako con una sonrisa a modo de disculpa.- Nos lo confirmaron esta tarde en el ultrasonido.

Si algo definía a Eijun era ser impulsivo y escandaloso, pero la persona que tenía delante estaba quieta en su lugar y en silencio total, procesando a su manera la información que le había sido dada y que alteraba su vida.

-¡¿QUÉEEEEE?! -Exclamo por fin Eijun después de un minuto. Estaba perdido, y lo sabía.- ¡¿Pe… pero no habías dicho que seguramente eran niñas, porque la panza era redonda?! -Le recrimino a su hermano. – Estaban seguros de eso.

Sabía que nadie tenía la culpa en ese asunto, después de todo nadie decide el género de su bebé… pero alguien debía pagar por romper la esperanza que nació cuando se dijo que posiblemente esperaban niñas. Alguien tenía que pagar el que su mundo se viniera abajo, ¿y quién mejor, que la persona que afirmaba serían niñas? Y esa persona no era otra, que su hermano

-Solo son supersticiones viejas, después de todo.- contesto calmadamente Chris, no sabiendo como disculparse por ser el causante de que las esperanzas de su hermanito hubieran crecido más de lo necesario. – Es por eso que como disculpa te hemos invitado a comer…- sabía que su intento de disculpa era patético, pero es que nada podía hacer.- Pide todo lo que quieras…

Chris ahora se lamentaba ante el recuerdo de como su esposa, le había recomendado tiempo atrás, no apresurar las conclusiones proclamando que su primer hijo seria mujer. Debió hacerle caso y no dejarse emocionar de más y esperanzar a su hermanito.

-N… no… no puede ser… pero… pero yo no…–debido a la conmoción de la noticia no podía hablar bien. La angustia y el pesar abundaban en su interior.- ¡YO NO QUIERO CASARME CON UN CHICO!

.

.

.

-Si el hijo mayor es padre de un varón, sus hermanos menores deben casarse con un hombre para prevenir disputas sobre la sucesión familiar. – recitaba el líder del clan: Sawamura Tesshin, un hombre mayor, de ojos y cabello oscuro, una pequeña barba y padre de Chris y Eijun. -Esta es una distinguida tradición de la familia Sawamura, que se ha mantenido por generaciones. Como cabeza de la familia, debemos seguir esta tradición.

Eijun miro por segunda vez a toda su familia que se encontraba reunida en esos momentos en la sala de la casa. Después del anuncio que recibió de su hermano mayor en el restaurante, por el cual casi sufre un infarto, regresaron a casa, donde Chris y Takako reunieron a los demás miembros de la familia para dar a conocer el resultado del ultrasonido y que se tomara una decisión sobre el futuro del segundo hijo.

-No te lo tomes mal Eijun. En el maki hay hermosos chicos. - dijo su madre: Sawamura Rei una mujer de apariencia joven, cabello del mismo tono que Eijun y ojos cafés.

El oji-ámbar frunció el ceño, su madre tomaba calmadamente un té oolong mientras él sentía que era el fin del mundo. Al menos para él lo era.

Rei no entendía porque su segundo hijo se negaba a seguir las tradiciones familiares, creía haberlo educado bien y con el conocimiento suficiente, como para que Eijun aceptara su deber como un miembro más de la familia.

-Mmm… realmente pensé que iban a ser niñas…-comento el hijo mayor, a quien Eijun identificaba como el culpable de su desgracia personal... si tan solo sus sobrinos hubieran sido niñas…-necesitamos pensar nuevo nombres…

Ok, adoraba a su hermano mayor, siempre fue su ejemplo a seguir pero en definitiva, en ese momento lo único que sentía por el mayor, eran unas ganas horribles de querer golpearlo y mandarlo a su amado hospital. ¿Cómo podía hablar de nombres para los bebés cuando el tema de su futuro seguía en juego?

-Chris, ahora estamos hablando de Eijun-kun –le recordó su esposa, al parecer su esposo ya había dado por terminado el asunto del matrimonio de su hermanito y eso le molestaba al menor.

-¿Qué es el maki? –pregunto la hija menor: Sawamura Wakana, pelo corto y castaño, ojos marrones, y una figura delgada, una jovencita de 14 años que idolatraba a sus hermanos.

-Se refiere al clan. –contesto Chris.

-Ah…

Eijun solo podía mirarlos con desconcierto, podía considerar que su familia estaba loca. En un intento de librarse de la tensión que sentía suspiro, nadie lo apoyaría al parecer. El no deseaba casarse y mucho menos si tenía que hacerlo con un hombre…

.

.

.

Al día siguiente:

Instituto Seido

.

-Entonces vamos a ignorar las leyes y todo ¿no es cierto? -susurraba Eijun recostado en su pupitre.

Por más que alego con sus padres sobre lo ridícula que era a su parecer aquella tonta tradición, no pudo convencerlos de no realizarla. Inclusive antes de salir de casa para dirigirse a la escuela esa mañana, su madre le había recordado que se concentraría en buscar al mejor candidato.

-No puedo creer que este atado a semejante tradición en pleno siglo XXI. –murmuro para sí mismo.

Durante clases pudo olvidarse momentáneamente sobre su desgracia pero ahora, en su tiempo libre, no podía dejar de pensar en ello. Sin que lo notara, un lindo chico de piel blanca, de menor estatura a Eijun, de pelo color rosa, ojos ocultos por su flequillo dándole un aire de misterio por querer saber el color de su iris, se sentó en la banca enfrente del castaño y con una sonrisa en su lindo rostro le pregunto.

-Sawamura ¿sobre qué estas balbuceando? –el castaño se estremeció ante la repentina voz.

-Oh, Kominato. -dijo Eijun irguiéndose en su asiento para encarar a su amigo.

Observando a su amigo y compañero del equipo de béisbol se dio cuenta una vez más que el chico era lindo, entendía por qué sus compañeras de clases se volvían insoportables a la hora de querer conocerlo. También se dio cuenta que durante los tres años que llevaban de conocerse el menor no había cambiado mucho.

El pelirosa era segunda base y un gran bateador muy al contrario de él, quien solo podía hacer toques y lanzar sobre el montículo una bola quebrada. Se habían conocido en su primer año, siendo de los novatos del equipo ese año, se apoyaron mutuamente para entrar al equipo principal y poder participar en los torneos. Sufriendo las constates bromas de los sempai.

-¿Quieres? –pregunto el pelirrosa, invitándole de los dulces que traía consigo.

-¿De qué sabor son? – pregunto curioso sin tomar uno aun.

-Kiwi. –contesto sonriéndole aún más a su amigo.

-No me gustan. –dijo Eijun regresando a su postura anterior pero manteniendo el contacto visual con su compañero.

-¿Eh? Es mi favorito. –dijo el chico con un nuevo dulce en la boca y haciendo un tierno puchero.

-Pero saben tan raro…

-Entonces… ¿quieres un poco? –ofreció de nuevo el pelirrosa solo que en esta ocasión era una bebida deportiva.

-Tampoco me gustan las bebidas energizantes. No tienen sabor. –contesto recostándose de nuevo en el pupitre y cubriendo su rostro con sus brazos.

-Haha. Eres como un niño pequeño. -exclamo riendo el chico.

Eijun al oírlo reír, sonrió. Kominato siempre lo hacía sonreír, además de que se sentía tranquilo a su lado.

-¿Por qué llegaste tarde al entrenamiento de la mañana? –Pregunto curioso el pelirrosa.- No es bien visto que el capitán se salte las practicas, el entrenador dijo que te castigaría.

El castaño sintió un escalofrío recorrerle la espalda, los castigos de su entrenador eran temibles debido a la retorcida personalidad que tenía. Frunció el ceño al recordar a su entrenador, Kominato Ryosuke un ex-jugador profesional, así como hermano mayor de Haruichi y uno de los mejores amigos de su hermano mayor. Era muy bien conocido en la escuela por su retorcida personalidad y lo único que sabía hacer según su opinión- era molestarlo por ser el capitán.

Aun desconocía la verdad tras el "odio" que el entrenador le tenía, ya que él no recordaba haberle hecho nada. Lo conocía desde pequeño y al principio aunque era víctima en algunas ocasiones, nunca fue tan malvado como lo era desde que ingreso a la preparatoria y conociera a su hermano menor. Desde que se hizo amigo cercano de Haruichi, fue que comenzó a sufrir del abuso de Ryosuke.

-¿Sucedió algo?

-Nada en realidad. Tenía asuntos familiares que arreglar. –contesto Sawamura, no quería que su mejor amigo se enterara del hecho que tenía que casarse con un chico.

¡Por Kami! Él no era gay y aun así, tendría que vivir de por vida con otro hombre, del cual ni siquiera sabía cómo seria y si podrían por lo menos formar una amistad, porque el amor era imposible.

-Mmm…

.

.

.

Una semana después…

Mansión Sawamura:

.

Después de una semana por fin había llegado la hora de hacer frente a su destino. Se encontraba junto a su madre en la sala estilo japonés de su casa, esperando por su futuro esposo. Su progenitora no había tardado ni tres días en encontrar al mejor candidato, según sus criterios. Había arreglado todo el asunto en velocidad record, lo único que faltaba era la presentación formal.

Lo peor del asunto para su familia, era que él, aún seguía resistiéndose a la idea de casarse con un hombre, después de todo era raro ¿no?

-Deja de jugar de una vez con la corbata. –le regaño la mujer, golpeando su mano para que soltara el pedazo de tela.

-Es molesta. –se quejó mientras acariciaba la zona golpeada.

Su madre lo había obligado a vestir formal para el encuentro. Odiaba tener que utilizar aquel tipo de ropa, después de todo amaba más el uniforme de béisbol que utilizaba durante las prácticas y los partidos que era una tela cómoda y ligera, a la cual estaba acostumbrado.

-¿Por qué debo de utilizar esta cosa? –Ahora fue el turno de jalar el cuello de la camisa que llevaba puesta, sentía que la ropa quería estrangularlo.- Ni siquiera entiendo porque debemos de realizar esta tradición tan ridícula…

-Deja de quejarte, sabes que digas lo que digas no podrás impedirlo. -interrumpió la mujer, mientras reacomodaba el cuello de la camisa de su vástago. -Ya tienes suficiente edad para empezar una familia.

[¿Cuál familia? Al casare con un hombre ni siquiera podría tener hijos]pensaba Eijun. De ser otra persona la que estuviera a su lado, tal vez lo hubiera dicho en voz alta. Es posible que fuera un poco tonto pero no era un suicida como para decirlo enfrente de su madre.

-Y no te preocupes, ya verás que tu prometido es la mejor opción. Después de todo, era el más capacitado para portar nuestro apellido… -el castaño observo como su madre continuaba diciendo cosas a favor de la persona que escogió, pero él no prestaba atención alguna, era un tema que prefería olvidar… así tuviera que ignorar a su madre.

-Además, ¿qué garantiza que esto funcionara? –le pregunto seriamente a su madre.

-Eres un saludable y energético joven de 18 años, guapo, con unos hermosos ojos ámbar…

-Descartando –interrumpió a su madre- por completo el hecho que solo soy un saludable y energético joven de 18 años y no sé qué más…

Sin embargo la respuesta nunca llego. Rei frunció el ceño al notar la manera en que su hijo estaba sentado.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que te sientes derecho? -dijo golpeando la espalda del menor, quien se había encorvado.

-Urgh… -se quejó por el dolor.

-¿Qué vas a hacer si decepcionas a tu "prometido"? –lo regaño.

-Eso es lo que estoy intentando… -dijo en susurro pero fue escuchado.

-¡Eijun!

-Eijun… Madre… -el regaño paso a segundo término, al oír el llamado de alguien detrás de la puerta- Ha llegado.

-Adelante –dijo Rei.

Las puertas fueron abiertas. Mostrando al abrirse lentamente, a una persona en posición de dogeza ((saludo formal y de respeto en Japón o bien, forma de pedir disculpas)), vestido con un kimono tradicional color blanco con detalles azules; y a su lado, estaba el hermano mayor del castaño.

.

((Yukihana/Marlene: ¡No es dogeza!

Tetsuna: ¿Qué cosa?

Angelice: ¿Y cómo se llama entonces?

Yukihana/Marlene: No recordamos. Pero la dogeza es solo para pedir perdón

Tetsuna: Da igual ¬¬))

.

Debido a la posición, la cabeza del joven prometido estaba oculta y por lo cual Eijun, tardo en reconocer al que se convertiría en su esposo.

Sin embargo debido al tono de cabello y a que lentamente aquella persona levantaba el rostro, dedujo de quien se trataba. Tal revelación dejo más que sorprendiendo al oji-ámbar, quien claramente se exalto.

-Este es Kominato Haruichi-san. –dijo su hermano mayor desde la puerta, terminando de matar toda duda que hubiera sobre la identidad del joven.

-¿Pero qué…? ¡¿KOMINATO?! –grito señalándolo con el dedo y levantándose levemente de su lugar.

-¡Hola! –saludo con una sonrisa el pelirosa y haciendo la señal de la paz con la mano derecha.

-¡Hey! ¡No debes señalar a la gente! –le grito su madre pegándole en la mano al castaño.

-¿Pero…?

-Nada. –interrumpió la mujer con tono severo.

Luego miro a su invitado al cual le sonrió. El muchacho era mucho más lindo que la foto que le enseño la nakōdo (celestina), y debía reconocer, que la ropa le quedaba muy bien. A la única conclusión que podía llegar era: [No me equivoque]

.

.

.

Después de las debidas presentaciones y de informar a la familia que se conocían de la escuela, su hermano y su madre, los habían dejado a solas para que los jóvenes prometidos, hablaran entre si y preparan ellos detalles de la boda. Pero Eijun no se atrevía a hablar, por lo tanto solo escuchaba lo que su amigo le decía, percatándose que el chico parecía feliz y calmado con tal situación, ¿o es que acaso estaba actuando?

-Hey, ¿qué opinas de este bocadillo para él té? Se podría decir que no tiene ningún sabor en particular. –comento el pelirosa comiendo bocadillos que habían sido enviados para que disfrutaran durante la charla.

Haruichi no sabía exactamente qué tema sería bueno hablar con su mejor amigo en esa situación. Estaba internamente nervioso y feliz, emociones contrarias al oji ámbar enfrente de él. Sawamura siempre había sido un libro abierto, demostrando en su rostro y con sus comentarios llenos de exaltación, cualquier emoción o sentimiento que lo afectara… sin embargo, en esos momentos el castaño se mantenía serio y callado. Algo inquietante para el pelirosa.

-….Kominato… -el de menor estatura se estremeció al escuchar por fin la voz de su acompañante - …el que estés aquí, ¿significa entonces qué eres parte del clan Sawamura? –lo miro fijamente.

-Sí, la familia Sawamura controla toda la región de Nagano. Es normal que haya varias ramas familiares como la mía. –Respondió el chico con una leve sonrisa nerviosa, a diferencia de la alegre sonrisa que siempre tenía.- Fui escogido entre varios candidatos…

-¿Estás de acuerdo con todo esto? – Eijun lo interrumpió, quería saber que no era el único inconforme con la situación... tal vez si los dos estaban en contra, la tradición no se llevaría a cabo y seguirían siendo amigos como siempre.

-¿Con que?

-¡CON NUESTRO MATRIMONIO! Si uno de nosotros sale con una chica sería un amorío, una infidelidad ¡¿sabes?! –le grito a su amigo quien se mantenía en calma.

-Entonces simplemente no nos engañemos. –dijo tranquilamente el menor y con una sonrisa más tranquilo. Su amigo comenzaba a regresar a su estado normal.- Seamos fieles y no nos fijemos en las mujeres…

-¿Estas escuchando lo que dices? –Pregunto Eijun alterado.- Es normal querer estar con una mujer, si eres hombre…

- Realmente te gustan las chicas, ¿no? Pobre Sawamura. –Dijo juguetonamente Haruichi- ¡Ah, cierto! Como yo también voy a ser "Sawamura" supongo que de aquí en adelante debería llamarte "Eijun-kun", ¿no? -dijo inocentemente.

-¿Estás escuchando siquiera lo que te estoy diciendo? – pregunto suspirando al ver que sus palabras habían sido ignoradas.

Haruichi seguía sonriendo. Siendo honestos, él no quería hablar de nada que no fuera de lo que harían desde ese momento con su vida. Tradición o no, la realidad es que se casarían y eso no cambiaría, al menos de su parte.

-Oh, es cierto. Aunque la ceremonia está muy lejos todavía, desde hoy voy a vivir aquí para ir conociendo las costumbres familiares. –le comento muy feliz.

Eijun solo escuchaba al Kominato hablar, no podía entender porque su amigo no se veía afectado por ese supuesto matrimonio.

-Ah, dije ceremonia… pero en realidad, va a ser en secreto. Mientras tanto, tratare de aprender todas tus comidas favoritas y sabo… –El pelirosa se quedó callado, al ver a su amigo en silencio completo de nuevo. Se sentía incómodo cuando el contrario no hablaba. El castaño era de los gritones a más no poder. - ¿Sawamura?

-…Tú... ¿piensas que esto es una especie de juego o algo así? –dijo el castaño mirando la mesa y apretando los puños.

-¿Eh?...

-¡Tú sigues riéndote como si todo fuera divertido! ¡No lo entiendes! –grito mirándolo molesto.

Eran hombres, entonces ¿porque parecía que a Haruichi no le importaba? Y aunque en realidad no le importara ese punto… ¿En serio estaba de acuerdo con un matrimonio arreglado?

Sonrió levemente, queriendo tranquilizar a su amigo - Sawa…

-¡TE ESTOY DICIENDO QUE TOMES ESTO SERIAMENTE! –exclamo furioso golpeando la mesa e interrumpiendo cualquier cosa que fuera a decir el pelirosa.

Debido a la fuerza empleada en el golpe, la taza de té derramo su contenido, esparciendo el líquido por toda la mesa. Aun furioso Eijun se levantó rápidamente y sin mirar a quien llamaba "mejor amigo" se fue de la habitación dejándolo solo. Quería estar lejos de ahí. Kominato se quedó en silencio y en su lugar, mirando por donde se había ido el oji-ámbar

-Ah… supongo que era de esperar. –susurro para el mismo.

Intento levantar la taza poniéndola de nuevo en su lugar pero fue en ese momento en que se dio cuenta que su mano derecha temblaba. En un vano esfuerzo por que no se moviera, la sujeto con la izquierda, sin embargo ahora fue su cuerpo quien comenzó a temblar en respuesta a que aguantaba las ganas de llorar.

.

.

.

Tiempo después y en cuanto se calmó, salió en busca de Eijun para hablar de nuevo e intentar de arreglar cualquier malentendido que se hubiera creado, por lo que se encontraba caminando por la casa sin saber en realidad hacia dónde dirigirse, ya que nunca había estado en aquel lugar.

-Sawamura. -llamo a su amigo en voz baja, no era su casa y no quería perturbar la tranquilidad de los demás miembros de la familia.

Aunque si lo pensaba mejor, pronto estaría casado con Eijun y aquella mansión japonesa próximamente también sería su casa, su hogar. Y los miembros a los que no quería molestar, también serían su familia, sonrió bobamente en pensar aquello. Miro por los alrededores para cerciorarse de que nadie lo hubiera visto, debía causar una buena impresión si quería ser aun considerado un candidato digno para pertenecer a la familia de su capitán.

Mientras seguía en su búsqueda se detuvo antes de llegar a una esquina, había escuchado unas voces hablar y no quería interrumpirlas. Cuando estaba por alejarse volvió a escuchar una voz que reconoció, si no estaba equivocado era la voz de su futura cuñada, esposa del hermano mayor de Eijun.

-No puedes… Si te arrepientes ahora… Rei-san va a estar furiosa. –escucho decir.

-¿"Arrepentirme ahora"? Nunca tuve elección como para poder arrepentirme. -la voz de su amigo sonó enseguida, por lo que se acercó lentamente sin hacer ruido.

Sabía que escuchar a escondidas estaba mal pero en esos momentos era lo de menos. ¿Sawamura se arrepentía? ¿Elección? Se acercó aún más, visualizando en el corredor a los dos familiares.

-Es probable… pero, Eijun-kun…

-¡No importa! No quiero… -la voz del castaño se oía alterada, enojada- No con él… ¡Cualquiera menos Kominato!

Aquella frase retumbo en los oídos del pelirrosa quien quedo conmocionado. No pudo evitar tambalearse cuando sus piernas perdieron por unos segundos las fuerzas, necesitando apoyo para mantenerse en pie. Se escuchó el ruido de algo golpear la pared más cercana, alertando a los hermanos políticos, que inmediatamente dirigieron su mirada al lugar donde estaba Haruichi. El ruido había sido producido por Haruichi al chocar con la pared.

-Kominato… -dijo Eijun sorprendido de ver a su amigo ahí.

El menor sin saber qué hacer, dio media vuelta y salió corrió. Queriendo alejarse de aquel lugar los más pronto posible. "¡Cualquiera menos Kominato!" Las palabras de Sawamura se repetían en su mente. Entendería si su amigo lo rechaza por ser hombre, pero a palabras de Eijun, cualquier otro hombre era mejor que él. ¿Qué tenía él? O más bien, ¿Qué no tenía? ¿Por qué era rechazado?

-¡KOMINATO!

.

.

.

Lo busco por todos los lugares posibles y cuando estaba por darse por vencido, encontró a su prometido recostado en una de las habitaciones más alejadas de la casa, cerca del pequeño estanque que adornaba el jardín.

-Kominato… -se acercó a él, un poco dudoso de cómo empezar.

No dio ni tres pasos cuando escucho la voz de la persona que yacía en el suelo.

-¿Ahora quién de los dos, es el que no entiende? –le dijo, no se había movido ni un poco de su lugar, dándole aun la espalda al contrario.

-¿Qué es lo que tratas de decir? –Pregunto sentándose a su lado. Se sentía fatal por hacer sentí mal al pelirosa pero era algo que no podía evitar hacer. Casarse con Haruichi era una mala idea. - No te entiendo

-¿No vas a continuar con lo del matrimonio? ¿Qué hay en malo en mí? Pregúntame primero porque estaba tan contento y sonriente, antes de decidir las cosas por tu cuenta.

-Hey, deja de divagar sobre miles de cosas al mismo tiempo. –le dijo el castaño un poco molesto, con tantas palabras no sabía a donde quería llegar el menor.

-¡No estoy divagando ni nada de eso! –se sentó rápidamente y termino por encararlo de frente.

-¡¿Estas lloran…?!

Eijun quedo mudo ante la imagen de su amigo; el pelirosa se levantó levemente con lágrimas recorriendo sus mejillas que se encontraban sonrojadas. Y sumándole que Haruichi le había gritado. Eso era poco común. De hecho no recordaba ningún momento en que el menor le hubiera contradicho o tan siquiera alzado la voz durante los tres años que llevaban de conocerse.

-Todo… Todo… lo…-el pelirosa hipaba sin poder decir más de dos palabras seguidas.

-Respira… -le sugirió Eijun. Consejo que el otro obedeció.

-…Todo lo que estoy diciendo… -Al fin podía decir palabras seguidas-…es porque te amo…

-Kominato…

Ok. Aquella confesión tan repentina no la había visto venir. Ingenuamente creyó que su compañero de equipo había aceptado la tradición por alguna regla especial de su rama familiar, o por algún problema financiero que pudiera tener su familia.

La situación se le salía de las manos y no podía hacer mucho por ello al saber que su amigo estaba enamorado de él.

-Me había hecho tan feliz… -Haruichi seguía hablando mientras más lagrimas salían de sus ojos ocultos. Quería librarse de todos aquellos sentimientos que había guardado por tanto tiempo - Me había rendido porque ambos somos chicos, pero luego se arregló este matrimonio. Yo estaba muy feliz… estaba tan feliz porque iba a poder estar contigo…

El castaño estaba sonrojado, la imagen del pelirosa con lágrimas era demasiada tierna para él y más si tenía en cuenta las nuevas revelaciones… sin avisar lo beso. Acallando así, más palabras que peleaban por salir de la boca de su prometido.

-¿Por qué? –pregunto sorprendido el menor dejando de llorar por el shock.

-¿Eh?... –Eijun tampoco sabía con seguridad a que se debía su repentina acción, sin embargo fue una orden que salió directo de su corazón. Algo que deseaba hacer e hizo, como siempre pasaba.- ¿Cómo que "por qué"?

-Pero si me odias ¡¿cierto?! –le dijo Haruichi haciéndose hacia atrás, para mantener cierta distancia del más alto.

-Nunca dije eso. –suspiro, no encontraba las palabras correctas, tampoco es que fuera muy bueno en ello y temía dañar más a su amigo con las palabras incorrectas.

-¿Eh? ¿Entonces no me odias…?

-No.

-Enton… entonces ¡¿porque?! –sentía como un rayito de esperanza se abría paso entre el dolor y la tristeza que minutos antes sentía en su corazón- ¿Por qué… hace unos momentos dijiste que preferías a cualquiera menos a mí? –le recordó el pelirosa con desconfianza, estaba confundido. No entendía para nada la actitud y las acciones de Sawamura.

-Eso es por…

-¿Por? -incito al castaño para que continuará. Se colocó en cuatro, mirando fijamente a Eijun, quien desviaba el rostro a otro lado, para evitar el enfrentamiento de miradas.

-Bueno, veras…

-Habla. –acorto aún más la distancia entre sus rostros.

-¡Es porque eres lindo! –grito Eijun con el rostro enrojecido, Haruichi estaba tan cerca que sentía el calor de su cuerpo.

¡Lo había dicho! Al fin había dicho lo que se había mantenido en su mente desde el momento en que vio a Kominato Haruichi entrando en la sala de presentaciones con aquella ropa, que resaltaba la belleza del menor.

-¿Eh? –el pelirosa no podía creer lo que había escuchado.

-… ¡Hubieron varias veces en las que pensé que eras hermoso! –Grito Eijun al ver que no había respuesta coherente de su prometido- ¡Por eso!… Incluso ahora… pienso así…- Haruichi no podía procesar del todo el intento de confesión del castaño- Así que… si estamos juntos, puede que me enamore de ti en serio. Eso sería malo…

-¡No…! –Grito presuroso y angustiado el pelirosa- ¡eso no será para nada malo! –Para él, la simple esperanza de que el contrario pudiera llegar a amarlo era suficiente- Por el contrario ¡Sería bueno, estaría perfectamente bien!

-He-¡Hey!

-¡No me voy a rendir con este matrimonio! –declaro el pelirrosa decidido, acorralando a Eijun debajo suyo.

Ahora que sabía que su prometido lo llego a considerar lindo en algún momento, no podía rendirse sin dar pelea. Agotaría todos los medios posibles o imposibles, para que el castaño lo amara aunque fuera un poco.

-Ya estás poniéndote exaltado y alegre de pronto. –intento desviar el tema.

Se sentía incomodo por el humor tan alegre del pelirrosa con respecto al tema de su compromiso. Tenía dos planes para deshacerse de aquella estúpida tradición, sin embargo en ambos, necesitaba de la colaboración consciente o inconsciente de su prometido impuesto.

El primer plan consistía en tratar pésimo a su pareja, de esa manera seria el prometido quien negara el compromiso y su madre no podría obligarlo a casarse. Pero ese plan no sirvió, se fue a la borda en cuanto vio llegar a Kominato. Su amigo conocía muy bien su carácter por lo que no funcionaria. Aunque debía reconocer que si lo lastimo indirectamente, acción por la que se arrepintió al instante.

El segundo era hablar con el escogido, ver si estaba siendo obligado a casarse también y juntos, podrían negarse al matrimonio; pero al parecer Kominato no parecía y no quería, romper el arreglo matrimonial.

-Es porque… estoy feliz. Dijiste que era hermoso. –explico con un leve sonrojo Kominato, mientras sonreía demostrando lo feliz que le hacían aquellas palabras. – Eso… eso me hizo muy feliz…

Eijun lo miraba seriamente y con un leve sonrojo. El ver aquella sonrisa tan sincera del pelirrosa le removió algo en su interior, una vez más pensaba que en verdad era lindo. ¿Cómo un chico podía ser tan lindo y tierno como Kominato? Era algo que nunca entendió y no entendía, ¡era un chico, por kami! Y aun así no podía negar que era hermoso a sus ojos.

Haruichi se limpió las lágrimas que comenzaban a salir de nuevo sin embargo al hacerlo su flequillo se movió, dejando al descubierto uno de sus ojos, mostrando así que eran de un color rosa intenso y brillante. Eijun quedo mudo ante la pequeña revelación, pero es que a pesar de los años que llevaba de conocer al menor, la verdad es que nunca había visto sus ojos, algo por lo cual tenía curiosidad pero que nunca fue una prioridad o una necesidad.

Sin pensarlo mucho otra vez y sintiéndose atraído por aquella mirada, tomo una de las manos del pelirosa para acercarlo y besarlo. Beso que tomo por sorpresa al Kominato pero que acepto a los pocos segundos. Era dulce y tierno, sin ninguna prisa por hacerlo más profundo o pasional. Disfrutando simplemente del roce entre ellos. Al separarse se miraron a los ojos, con un leve sonrojo en las mejillas de ambos.

-… Entonces ¿ya me amas? –pregunto sonriendo Haruichi, estaba más que feliz.

-Baka. -le contesto mirando hacia otro lado.- Es muy pronto para eso.

-Entonces…-debido a los nervios Haruichi comenzó a jugar con sus dedos. -¿puedes enamorarte de mí para el día de nuestra boda?

-¿Qué es esto, una tarea? –le pregunto sin mirarlo aun.

Haruichi sonreía divertido, Eijun era como un libro abierto en ocasiones, y el que no lo viera significaba que al menos le provocaba algo. Por el momento no importaba que sentimiento fuera, con el tiempo, haría lo que fuera para que se transformara en amor, se esforzaría por ello.

-Sawamura. -ante lo repentina voz seria del pelirrosa, el castaño lo miro.- Voy a trabajar duro para ser una "buena esposa". Lo hare. Así que… ¡por favor cásate conmigo…!

No sabía explicar totalmente lo que sentía pero la verdad era que las palabras del menor hacían feliz a Eijun. Sonrió feliz por la propuesta, de repente la idea de casarse con un hombre no parecía descabellada… más bien, la idea de casarse con Haruichi, no sonaba nada mal.

-…Esta bien, está bien. Me casare contigo… –Sawamura fingió resignación. Ante la aceptación la felicidad floto en el pelirosa-…Es una tradición, así que no tengo opción. -y eso arruino la felicidad que sentía Haruichi, inflando sus mejillas en modo de puchero. Eijun sonrió internamente, notando los gestos cambiantes del más pequeño. - De todas formas no te preocupes por si me enamoro o no de ti.

[Solo se tú mismo]pensó Sawamura para sí mismo. El castaño se levantó de su lugar, siendo seguido por su nuevo prometido, se encaminaron a la sala principal.

- De todos modos… tengamos juntos una buena vida, querido esposo. -Sonrió de nuevo.

-¡¿Esposo?! –grito exaltado Eijun.

Dirigió su mirada al menor, quien solo reía por la reacción tan exagerada del castaño por aquella palabra. Haruichi quiso tomar de la mano a Sawamura, mas no se atrevió a hacer algo tan osado, quería darle su tiempo y no presionarlo de más, por lo que solo lo sujeto de la muñeca. Eijun suspiro resignado

-Dios… esto es tan confuso.

.

.

.

Un mes después:

Mansión Sawamura:

.

-Siguiendo la tradición de la familia Sawamura, estamos a punto de casarnos… aun cuando los dos, somos chicos. Yo Kominato Haruichi y Sawamura Eijun. Hubieron muchos obstáculos en el camino ¡pero finalmente! Vamos casarnos ¿verdad Sawamura? –la voz juguetona de Haruichi se escuchó por el pasillo de la casa principal de la familia Sawamura.

Era el día de la ceremonia de matrimonio. La ceremonia se llevaría a cabo en la mañana para disfrutar después de una comida con toda la familia ahí reunida. Los novios estaban en el pasillo, esperado su momento de ingresar al salón y llevar a cabo la ceremonia. Kominato vestía un kimono negro tradicional ajustado a su figura, con un poco de maquillaje que parecía natural y con su flequillo cubriendo sus ojos.

Eijun debía reconocer, que a pesar de que Kominato era un chico deportivo, no tenía cuerpo musculoso, por el contrario, poseía una figura delgada y delicada. Haruichi se sentía más que feliz de que ese día llegara, por lo que no podía evitar bromear un poco, sus padres y su hermano mayor se encontraban ahí en ese día tan importante para él.

-Deja de divagar ¿"muchos obstáculos"…?–Dijo Eijun en tono molesto, aunque no lo estaba, simplemente estaba nervioso y trataba de ocultarlo- Ni siquiera paso un mes…

Era el día que tanto había buscado evitar, sin embargo ahí estaba, vestido con un kimono tradicional de boda un poco más claro que el de Haruichi. Estaba nervioso e incómodo, ya no le molestaba casarse con el pelirrosa, a lo que temía era al después de aquello, al que dirían si alguien se enteraba y esparciera la noticia. Después de todo estaban en Japón, país donde las parejas de hombres no son del todo bien vistas. Además de que aún no estaba del todo seguro de tener como pareja a un hombre y sumándole a eso, que el hermano mayor de su prometido lo mataba con la mirada.

-¡Eijun! ¡Qué grosero! ¡Va a ser tu esposa, con quien vas a pasar el resto de tu vida! –le regaño su madre un poco más severa de lo normal.

El castaño frunció más el ceño, estaba a punto de objetar algo cuando el recuerdo de porque su madre estaba furiosa vino a su mente.

~Flash back~

Ya se encontraba completamente cambiado, gracias a la ayuda de sus hermanos, por lo que comenzó a caminar por la mansión para relajarse. Veía a la servidumbre un poco apresurada preparado las cosas para la ceremonia, donde solo asistirían miembros cercanos; en pocas palabras, su familia y la de su futuro esposo.

-¿Eh? –escucho la voz de su amigo. Sin pensarlo mucho se acercó a la puerta de la habitación de donde salió la voz y la abrió. Encontrando su Haruichi y a su madre, Rei.

-Sí, ¿porque ocultas tus ojos? De seguro son lindos, así que hay que mostrarlos. -dijo su madre delante de su amigo, quien igualmente ya estaba vestido y se veía hermoso.

-Bueno, no tengo una razón en particular. -contesto Haruichi tocando su fleco con las yemas de sus dedos.

-Entonces te lo levantare, de seguro impresionaras a mi tonto hijo. -aseguro Rei poniéndose detrás del menor y con el cepillo que traía en mano empezó a jalar el cabello del chico.

Ante eso, Eijun se acercó rápidamente a su madre para agarrarla de la mano. No permitiría que los ojos de su amigo fueran revelados, después de todo le pertenecían y solamente él podría verlos, como aquella vez en que los descubrió por primera vez, no pudo evitar días después poner su mano en el rostro del chico para mover levemente aquel flequillo para ver los hermosos ojos que lo habían hipnotizado. No sabía la razón de su egoísta deseo, pero en verdad no quería que alguien más viera aquellos hermosos orbes color rosa.

-¿Eijun? ¿Qué haces aquí? Es de mala suerte ver al prometido antes de que inicie la ceremonia.-le recrimino su madre.

El reclamo lo hizo dudar pero cuando vio que el pelirosa lo veía, se armó de valor para enfrentar a su madre, a la cual amaba, pero le tenía miedo.

-Madre no le vayas a quitar el flequillo a Kominato.-dijo.

-¡¿Pero que estás diciendo?! Lo tengo que peinar para que quede espectacular. -dijo Rei.

Eijun ya la había soltado de la mano pero se había quedo con el peine, por lo que no podía proceder con su labor de peinar aquel flequillo, intento quitarle a su hijo el objeto pero fue imposible.

-Péinalo pero no le quites su flequillo. -volvió a decir sin entregar el peine.

-¿Porque? –pregunto, sabía que su hijo lo decía por algún motivo en particular, y ella deseaba saber la razón.

Sin embargo el castaño no respondió, solo miraba a su madre preguntándose qué contestar sin parecer patético. Porque el motivo en verdad le parecía patético y egoísta. Era más que claro, que no diría que no dejaría que nadie más viera los ojos del menor, en voz alta.

Haruichi miraba en silencio la pelea de madre e hijo, se sorprendió de ver ahí a Sawamura pero al mismo tiempo se sonrojo al ver que el chico estaba bien vestido, estaba espectacular ante sus ojos.

-Rei-san… ¿podría dejarme mi flequillo, por favor? -pidió tímidamente a la mayor, quien al escuchar la petición, miro fulminante a su hijo quien empezó a sudar ante la reprobación y enojo silencioso de su madre.

Haruichi no deseaba que pelearan por algo tan insignificante como su flequillo. Desconocía el motivo del castaño pero lo adjudicó, a que tal vez de esa manera seria más fácil para Eijun, el casarse con un hombre.

-Pero…

-Por favor Rei-san…-pidió de nuevo el chico a lo que la castaña no pudo negarse, el chico se había ganado su cariño.

-Está bien –volteo su mirar de nuevo a su hijo- ahora vete –le dijo estirando la mano para que le fuese entregado el peine.

Eijun lo entrego más sin embargo no se fue, por el contrario, se sentó en un sillón de la habitación. Frustrando el plan de su madre quien esperaba que se fuera para ser de las suyas, sin embargo Rei no pudo intentar convencer a Haruichi de levantarse el flequillo por la presencia de su hijo.

~Fin Del Flash Back~

-Comencemos con la ceremonia de bodas - dijo su padre, antes de que una pelea de madre e hijo comenzara.

.

.

.

-…ichi… Haruichi…

-¡Si, madre! -contesto rápidamente el pelirosa al notar que le llamaban, en sus mejillas se notaba el sonrojo provocado por la vergüenza.

Se sentía avergonzado. No quería causar ninguna mala impresión con su ahora "madre" política y la verdad es que no había puesto atención a lo que le hubieran dicho por estar perdido viendo su argolla matrimonial. Y como no perderse viendo aquel circulo de metal, que ahora estaba unido a su mano izquierda, más precisamente a su dedo anular si era con lo que soñó desde que se enamora del castaño.

Si bien, la ceremonia era solamente entre familiares –para mantener el secreto-, había sido muy hermosa en su opinión. Todo el rato acompañado por su ahora esposo, Sawamura Eijun, y siendo felicitado por sus familiares de sangre y políticos. Durante todo el rato que duro la comida de celebración, su amado, no menciono nada sobre haber sido forzado por la tradición familiar, e incluso creía haberlo visto sonreír en algunas ocasiones. No podía pedir más.

-Haruichi, Eijun… -La voz de Rei lo atrajo de nuevo a la realidad; donde se encontraban Eijun y él, sentados estilo seiza enfrente de ella, recibiendo las últimas indicciones del día.-…Con esto ya están oficialmente casados.- No pudo evitar sonreírle al castaño quien lo miraba con duda, tal vez preguntándose porque sonreía tanto. - Así que, desde hoy, por favor muden sus pertenencias al hanare.

-¡¿QUÉ?!... –Eijun rápidamente quiso protestar, no estaba de acuerdo con esa petición. Bueno, no estaba de acuerdo con muchas cosas, pero la verdad es que eso era excesivo.- pero… nosotros…

-Las necesidades básicas serán suficientes. ¿Entendido?

Haruichi se sentía perdido en esa parte de la conversación. No entendía porque Eijun parecía más alterado de lo normal, ¿tan malo era mudarse al hanare? ¿Más bien, que era el hanare? El nombre se le hacía conocido, pero por más que quería recordar no podía… la verdad es que su cerebro solo podía pensar en que estaba casado con la persona a la que tanto amaba y lo de mas era secundario, importante tal vez, pero secundario para él.

-Pero…

Eijun se levantó un poco más para protestar, la idea de mudarse al hanare era ridícula y sin sentido para él. La razón de usar el hanare, era la misma por la que se había casado con un hombre, ¿es que su madre no entendía que no importaba donde estuviera, sería imposible?

-¿Entendido? –el tono en la voz de Rei, no daba espacio al descuerdo.

-…Si…

El nuevo miembro de la familia Sawamura no entendía nada pero por unos instantes sintió curiosidad y más al ver como a pesar de haber aceptado, su esposo se resistía ante la idea.

-Ahora vayan a preparar las cosas de Eijun, para que este mismo día duerman allá. –Ordeno la mujer desde su lugar.

-Como digas. –El tono en la voz de Eijun le indico a Haruichi que estaba molesto. Sin mucho esfuerzo el castaño se levantó dirigiéndose a la salida.

-¿No piensas ayudarlo? –cuestiono Rei al notar que su nuevo hijo aun sentado enfrente de ella, simplemente seguía con la mirada a Eijun.

-¡Ah, sí! –El pequeño se sonrojo y rápidamente con un poco de torpeza Haruichi se puso de pie, y desde el umbral de la puerta corrediza, realizo una leve reverencia a la mujer.

Cuando estuvo segura de que los jóvenes se fueron de la sala, Rei tomo un poco del té que tenía en manos. Después de un suspiro, sonrió, estaba realmente feliz de no haberse equivocado con la elección del esposo de su hijo. El niño era un amor y por mucho que no se negara a seguir la tradición, temía internamente que Eijun hiciera una locura; como irse de la casa u otra cosa peor. Pero después de una semana de tratar con el pequeño Haruichi y de ver la devoción del pequeño para con su hijo, estaba más que segura que no escogió mal.

Y hasta talvez, con el paso del tiempo, Eijun podría enamorarse del pequeño pelirosa y ser ambos felices. Se merecían la máxima felicidad, como su primer hijo. Ante los demás debía mostrar una faceta imponente y hasta frívola, pero no por ello dejaba de amar a sus pequeños y preocuparse de ellos y su felicidad.

.

.

.

-Ahora que lo pienso esta es mi primera vez en el hanare. -menciono Haruichi desde afuera de la edificación.

El lugar era una pequeña casa muy al estilo tradicional, ubicada un poco alejada de la casa principal y rodeada mayor mente por vegetación, dándole un toque de tranquilidad y lejos del ruido.

-Por supuesto que lo es…- dijo Eijun un poco incómodo, adentrándose en la casa para comenzar a desempacar.

Haruichi lo observo confuso, no sabía que tenía tan inquieto a Eijun desde que su madre les había dicho que se mudarían al hanare. Después de unos segundos en los que se dedicó a pensar en posibles razones de ese comportamiento y al no dar con una respuesta complaciente, entro al que sería su hogar por el siguiente año.

Por dentro el lugar era hermoso y familiar. Como la casa principal, mantenía el estilo tradicional, con pasillos estrechos, puertas corredizas, adornos sencillos, tatami, colores neutrales y con solo 4 habitaciones -aparte la cocina, el cuarto de baño, el aseo y el genkan-. Internamente decidió que si Eijun no tenía ninguna queja, dormirían en la misma habitación, las otras tres las usarían de sala y habitación de huéspedes o cualquier otra cosa.

Busco a su esposo, encontrándolo en una de las habitaciones que debido al tamaño, se podría decir que era la principal. Eijun se encontraba desempacando una de las dos maletas que había preparado con sus cosas, no había movido todas sus pertenencias debido a que no estaba lejos de la casa principal, por lo que si quería algo, bien podría ir a buscarlo.

Las cosas de Haruichi se encontraban también en dos maletas, solo lo indispensable por el momento, lo demás por órdenes de su madre política, debía permanecer en el cuarto de Eijun en la casona principal, después de todo ahora eran esposos y compartirían habitación pasado el año.

Con cautela se adentró en el cuarto, tomando una de sus maletas comenzó también a desempacar. El silencio inundo la habitación, solo escuchándose el sonido de las cosas al ser acomodadas dentro de los cajones. El pequeño comenzaba a dudar si era un buen momento para proponer el que durmieran en la misma habitación, después de todo, no sabía el estado de ánimo del momento, de su ahora esposo.

-¿Sawamura? –le llamo una vez que termino de acomodar sus cosas.

-¿Mmm? –ante la escasa contestación, el pelirosa se giró para encontrarse con un Eijun que peleaba con unas comisas que había desdoblado por accidente.

Rio, ante la escena. En ocasiones el castaño era muy infantil. Se acercó al de mayor estatura, sentándose a un lado, notando que a pesar de que él empezara después, termino antes que Sawamura. Las maletas de Eijun seguían casi llenas. Sin más, le quito las camisas al peleador y comenzó a doblarlas nuevamente para después, acomodarlas en los cajones correspondientes, todo bajo la atenta mirada ámbar de su acompañante.

-Se te da bien el doblar la ropa. –comento el castaño.

-Ah, sí. Gracias. –dijo tímidamente el pelirosa.

Se mantuvieron nuevamente en silencio. Eijun frunció el ceño, antes de que todo esa loca tradición comenzara, podía hablar libremente con su amigo pero ahora la verdad es que era un poco difícil, por no decir incomodo el tan solo verlo a los ojos.

-Oye Kominato. –El pelirosa miro al castaño- ¿Qué era lo que querías decirme?

-¡Oh! Cierto -acomodo la playera que estaba a punto de guardar, adoptando una postura un poco más formal- En realidad quería preguntarte si, ¿dormiremos en la misma habitación? –un gran sonrojo se mostró en su rostro, mostrándole al castaño la vergüenza que le generaba tener que preguntar algo así. – No importa si no quieres, muy bien puedo dormir…

-Está bien. –lo interrumpió Eijun.

Muy a su pesar no le molestaba compartir cuarto con su amigo, además de que le tenía miedo a lo que su madre podría hacer si descubría que no dormía con su "esposo." El menor se sonrojo aun si es que era posible,

[¡Esto es peligroso!] Pensó. Sentía deseos de abrazarlo al ver, lo sonrojado y lindo que estaba el menor.

-¿Eso era todo? –pregunto mientras se levantaba, tenía que salir de ahí.

-Si. –contesto Haruichi volviendoa su labor de acomodar la ropa.

.

.

.

Al llegar casi el anochecer Haruichi se encontraba preparando la cena, aprovechando que Eijun se había retirado a tomar un baño. Se sobresaltó un poco al oír la voz de su esposo en la entrada del comedor, avisándole que el baño estaba listo. Como a la cena aun le faltaba para estar lista decidió retirarse a tomar un baño, encargándole al castaño la comida durante un rato, quería tomarse su tiempo para disfrutar del baño, después de todo, había sido un día largo, feliz y emocionante. ¡Se había casado! Eso bastaba para que su interior se sintiera dichoso.

Después de salir de bañarse y arreglarse, se dedicó a servir la cena. Durante todo el rato Sawamura se mantuvo callado y pensativo, incomodando un poco al pelirosa por no saber la razón de aquellas emociones.

-¿Qué pasa Sawamura? -pregunto repentinamente el menor, rompiendo así el silencio en el que se habían sumergido- Estas actuando raro desde hace un rato, o mejor dicho… desde que Rei-san nos dijo sobre lo de mudarnos aquí.

-El hanare… -debido a que apenas escucho el murmullo de Eijun, levanto la mirada para verlo.

-¿Qué pasa con eso? –cuestiono al no saber porque tanto problema con el lugar, lo notaba más tenso que el día que los presentaron como prometidos.

-El hanare… es un lugar para ser habitado solamente por los recién casado durante un año.

-Ohh…

-… Kominato eres medio lento ¿no? -El castaño lo miro incrédulo, ¿por qué Kominato tenía que ser tan inocente? Por esa razón tenía que decir algo demasiado vergonzoso.

-¿Eh? ¿De que estas hablando?

-Par ser directo…-tomo un poco de aire, intentando armarse de valor.- El hanare es para que los recién casado estén solos… a si pueden… -Haruichi se llevó un bocado de arroz al ver que su amado se estaba tomando su tiempo para hablar.- ¡Tratar de concebir un bebé!

-Cof… cof…-debido a la sorpresiva información se atraganto con el arroz.- ¡Oh…! Ento… Entonces…–se había convertido en un tomate, él desconocía eso y su voz mostraba sus nervios- Ya-ya veo…

-Tsk. No entiendo el objetivo de vivir juntos aquí. –se quejó Eijun con un leve rubor en sus mejillas.

~De todas formas no te preocupes por si me enamoro de ti o no~

~Es la tradición así que no tenemos opción. ~

Esas palabras golpearon la mente de Kominato, recordándole una vez más que el castaño no lo amaba y que si se había casado con él, era por el hecho de estar obligado por la familia. No mentía cuando decía que el simple hecho de haber unido sus vidas en matrimonio era suficiente, pero internamente había otro deseo que por lo menos quería, aunque fuera una sola vez, se hiciera realidad. Sabía que era mucho pedir y que tal vez Eijun lo vería como un deseo egoísta pero quería ¡ser egoísta! Aunque fuera solo por ese día, por esa noche…

-Sawamura…-la voz repentinamente seria de Haruichi hizo que Eijun le pusiera totalmente su atención- ….tengo que pedirte un favor

-¿Por qué estas siendo tan formal? -pregunto un poco preocupado por el repentino cambio de atmosfera. -¿qué pasa?

-Esta noche…-sin levantar la mirada el pelirosa comenzó a hablar, su rostro estaba completamente de color rojo, no se sabía quién ganaba en una competencia; si él o un tomate- Aunque solo sea una vez… - Suspiro para calmarse, con valentía del momento levanto el rostro para mirar a su esposo con determinación- ¿Me harías el amor aunque sea una vez?

.


Notas finales:

Yukihana: ¡Hola! espero les haya gustado, como se dijo al principio este fic está hecho a base de cooperación con Tetsu.

Tetsuna: Hacer fic´s contigo es una molestia.

Yukihana: ¡Que cruel! TToTT ¿y las otras dos?

Tetsuna: No las deje venir ¬¬ se portaron mal

Yukihana: Pobre de Mar y Ang... bueno dejando eso a lado eso es todo por hoy, espero les haya gustado.

Tetsuna: Es el primer fic que hacemos de este anime y en cooperación.

Yukihana: Bueno eso es todo. Bye~

Tetsuna: Hasta luego

-se apagan las luces-

Yukihana: Tienes que sonreír ante la cámara ¬¬

Tetsuna: ¿Cual cámara? ¬¬

Yukihana: Dejemos de pelear y tengo hambre... -mira a Tetsu- no tienes un RW que quieras darme.

Tetsuna: No, así que muere...

Yukihana: Eres mala