Aclaración: Shingeki no Kyojin no me pertenece, es de su creador "Hajime Isayama". Solo me encargo de crear la historia de mi fanfic sin lucros de su magistral obra.

"Deber y Protección"

Mirando su propio rostro a través del espejo, pensaba en su próximo movimiento, sabía que el enemigo vendría pronto a la isla Paradis para poder vengarse de las muertes y la destrucción que el causo. Su mirada reflejó seriedad completa, sin emoción alguna, debía luchar y luchar. Tan sólo así, obtendría la salvación para todos, y para ella también.

—¿Cómo estás? —habló una voz conocida para el soldado.

Sus ojos color esmeralda distinguieron a la persona que estaba frente a la celda, enseguida la ignoró y siguió viéndose en el espejo. No obstante, Hanji insistió con sus comentarios fuera de contexto y sentido común. Eren no lo pudo tolerar más.

—¡¿A qué te has venido?! —no pudo ocultar su fastidio y amargura, quería encontrarse solo en esa oscura y fría celda.

La comandante de la Legión de Reconocimiento continuó hablando sobre los motivos de la pregunta que hizo, sin embargo, llegó un momento en el que reaccionó tras escuchar el nombre de la Reina.

Su cuerpo se tensó por unos segundos, pero logró disimularlo a la perfección. Estaba molesto e indignado por suponer que ya no le importaba el bienestar de Historia, y el niño que estaba esperando en su vientre.

Eso ocasionó que parte de sus impulsos se afloren, y provocando que le revelara el poder del Titán Martillo de Guerra, tanto su uso como su función. Fue entonces que quiso respuestas de su comandante, de las que fueran capaces de detener esta guerra que se avecina.

Pero lo único que recibió fue un golpe en su mano, esto luego de haberle sujetado fuertemente de su chaqueta. Hanji decidió marcharse de ahí, sabía que no iba a recapacitar en su grave falta por haber invadido a Mare, dejándolo por fin solo en aquella prisión.

Una vez que se aseguró que no había nadie en el área, volvió a verse en el espejo.

Eren, viendo su propio reflejo, recordó el motivo por el cual hizo esa misión secreta en solitario. Todo desde que ocurrió ese maldito plan de reproducir a la sangre real.

"Flashback"

El atardecer se hacía presente entre las montañas, y el paisaje del campo abierto le daba tranquilidad a su alma atormentada y mortificada. La razón de encontrarse ahí, en el orfanato, fue para verla a ella y saber la cruda verdad. La verdad de haber aceptado el tercer paso hecho por su hermano, Zeke Jaeger.

Ya había pasado una semana desde aquella propuesta, y desde la última vez que pudo verla sonriente y llena de esperanza.

—Eren... ¿A qué viene tu visita tan de repente?

El soldado de cabellera azabache la pudo ver, tan calmada y serena, llevando puesto una vestimenta normal cómo era costumbre en sus visitas a este lugar. Entonces caminó hasta llegar a la diminuta mujer de cabello rubio y ojos zafiros.

—¿Por qué...? ¿Por qué tuviste que aceptar este loco plan? —intentó hablarle sin llegar a alterarse, y no porque fuera la Reina, sino porque era su camarada y amiga—. Dime Historia, ¿por qué aceptaste el plan de Zeke?

Eren no lo podía entender, ni menos comprender. ¿Acaso su silencio fue en vano? ¿Y por qué siempre había un sacrificio para lograr su ansiada libertad?

—Es mi deber como Reina, Eren —dijo con voz neutra, apartando su mirada con la de él—. Si eso es todo lo que querías saber, entonces paso a retirarme. Nos vemos, Er-...

—¡Espera! —gritó en cólera, no pudo aguantar escuchar tal estupidez—. ¿Por qué me evades, Historia? ¿Por qué sigue actuando con eso de cumplir con tu deber? Tal vez todos se creen que la única salvación sea esperar cincuenta años, ¡pero yo no me fío de esa mierda!

Ella pudo ver fijamente sus ojos penetrantes, siempre fue así, directo y firme, jamás callando ante nadie. Siempre lo supo. Supo el motivo por el cual se mantuvo al margen en no revelar la activación del Titán Fundador, interponerse a volverse en la sucesora del Titán Bestia, y convertirse en una fábrica de bebés. Todo esto lo hizo por protegerla.

Sin embargo... ya no había marcha atrás para evitar lo inevitable.

—Es tal como lo dijo Kiyomi Azumabito, mientras no sean conclusiones, no puedes asegurar que habrá otra forma para acabar con este ciclo maldito —su rostro lucía insegura ante sus propias palabras, repentinamente, sintió las manos del soldado en sus hombros—. Eren...

—No lo voy a permitir, y no lo acepto.

—¡Esa no es tu decisión!

—¡Y la tuya sí!

Historia se quedó abruptamente callada, no supo que más decirle para hacerlo entender, lo único que hizo fue llorar delante de él. Eren se dio cuenta de la gravedad de sus palabras, y decidió reconfortarla en un abrazo, que ella aceptó sin rechistar.

—Lo siento —fue lo único que salió de la boca del muchacho.

—En serio quiero creerte, Eren, pero no hay manera de impedirlo. La vida de Zeke está a punto de acabarse, y no puedo abandonar mi puesto como una egoísta —hundió su rostro en el pecho de Eren, su calidez natural le daba paz y armonía—. Yo deseo que la siguiente generación no viva de más muertes y sufrimientos, tal como nos ocurrió a nosotros.

—Historia... Te prometo que encontraré una solución, no importa de qué forma. Haré cualquier cosa para impedir que seas sacrificada.

Esas palabras le dieron de nuevo esperanza a la Reina, y a la vez la respuesta a su gran duda.

—Pero si esto no resulta, quiero pedirte un gran favor, Eren.

—¿Cuál?

—Quiero que seas el padre de mi hijo.


Desde aquel día, Eren se mantuvo pensativo y distante, primero tratando de encontrar una solución para evitar el tercer paso, y segundo por la proposición de la Reina. En realidad no entendía el porqué de escogerlo para semejante responsabilidad.

Tener un hijo con Historia.

Esa idea le parecía más conveniente a ella, pero también forzado e irracional. No quería aprovecharse de su amistad que perduró por años, ni tampoco arrebatarle lo más preciado e importante para una mujer.

La única forma de despejar su mente fue en la práctica de puntería. El sonido del rifle lo alejaba de sus problemas internos, y lo ayudaba a tener un objetivo principal: Mare y sus guerreros. Si ellos no existieran, Historia no tendría que aceptar la propuesta de Zeke.

Sabía lo que tenía qué hacer, pero... ¿sus compañeros lo apoyarían en su causa?

Mikasa lo haría sin dudarlo.

Armin y los demás... no tenía ni la más mínima idea.

Ya no podía confiar en su primer amigo, quien se había encariñado con la gente que para él era su enemigo. Y producto de eso, ambos se distanciaron, o más bien él se distanció.

Los días pasaban volando como las hojas de los árboles, que, sin darse cuenta, ya había un año de forma cruel e inesperada. El tiempo de vida de Zeke estaba a punto de acabarse, y la salvación de Historia también.

Una noche sin querer escuchó la conversación de Hanji, en especial cuando ella pronunció el nombre de la Reina. La puerta estaba casi abierta, y aprovechó ese descuido para observar a escondidas, aun sabiendo las consecuencias de su acto, pero no le importó en lo absoluto, él quería descubrir lo que ocurría en aquella habitación.

Pudo notar que el capitán Levi junto con el comandante Pixis estaba viendo unos papeles, y fue entonces que pudo oír la palabra "pretendientes".

Eren no entendía de qué se trataba el asunto, o quizás su sentido propio le nublaba lo obvio.

Repentinamente sus ojos se abrieron en grande cuando oyó el maldito tercer paso, ya no tenía ningún motivo para quedarse a escuchar el resto. Estaba más claro que el agua.

En silencio se dirigió a su cuarto, totalmente solo, sentado en su cama se lamentó. No podía creerse que iniciaran con el plan de procrear a la sangre real.

¿Por qué no encontraron otro motivo para cambiar de parecer?

¿Acaso Historia aceptaría ese deber como Reina, y se acostaría con un desconocido?

Eso último le dio asco completo, casi queriendo vomitar lo que había comido hace unas horas. De nuevo sus esfuerzos fueron en vano, y la ira comenzó a recorrer por todo su cuerpo mientras la sangre le hervía en cólera.

No obstante, la fatiga y el estrés, acumulado, hicieron que se quedará dormido sin previo aviso. Lo único que pudo ver antes de cerrar los ojos fue la Luna a través de su ventana.


Es un niño, cariño.

El hombre tomó a su hijo entre sus brazos, y la mujer sonrío ante ello.

Su nombre será Zeke, y se volverá en el salvador de nuestra gente, Dina.

Yo también lo creo. Zeke es nuestro futuro, y la unión de nuestros deseos por ver a Eldia libre de nuevo.

¡Por supuesto! Su sangre real corre por sus venas. Este niño nos llevara a la victoria.


Eren se despertó enseguida y lo primero que pudo observar fue la luz del día. Tocó su cabeza por un largo rato, poniéndose a recordar aquel sueño, no, mejor dicho las memorias de su difunto progenitor.

No entendía el motivo por el cual volvió a soñar con esa escena por una segunda vez, o tal vez fue una señal, una señal que le decía que la maldición volvía a resurgir.

Se negó a creerse en tal cosa como el destino, pero gracias a eso, pudo encontrar el error que consistía en ejecutar ese maldito tercer paso.

El plan de Zeke, su hermano de sangre, era el mismo que cometió su padre, Grisha.

Entonces, ¿por qué lo hacía? Incluso sospechó que seguía siéndole fiel al enemigo como un perro obediente a su amo, y el propósito real de este macabro plan era con el objetivo de no extinguir a la sangre real y usarlo para un futuro beneficio.

No lo aceptaría, ni muerto.

Sabiendo que el tiempo seguía avanzando en su contra, y el tercer paso ya fue dado oficial. Sólo tuvo una opción que más tarde se lamentaría en los años que le quedan de vida.

Esa misma noche tomaría a cabo ese plan, y posiblemente en las otras siguientes.

Y entonces, Eren esperó, esperó a que la gente dentro del castillo se retirada. Llegando a esa lamentable noche, decidió ir a la habitación de la Reina, y justo cuando pisó el balcón, ahí la vio, esperándolo con una sonrisa melancólica.

—Así que por fin viniste, Eren.

—Historia...

El soldado empezó a acercarse y luego se detuvo a unos dos metros de ella, podía verla nerviosa, llevando puesto solo un camisón que le cubría hasta las rodillas.

Por medio de una vela apoyada en la mesita de noche, la miró por fin a los ojos luego de un año, un maldito año que no pudo encontrar la solución para salvarla, y ahora se encontraba con ella, en su alcoba, cumpliendo el gran favor de tener a su hijo.

—Yo... Lo siento... No pude cumplir con mi promesa... Perdóname... —su voz sonó dolida e impotente, sin embargo, sintió la mano fría de su Reina en su mejilla—. Historia...

—No tienes por qué disculparte, Eren. Hiciste todo lo que pudiste y no te rendiste en intentarlo, aun sabiendo que era imposible de realizar. Yo siempre he creído ciegamente en ti... Siempre lo he hecho... —lo acarició con ternura, Eren pudo notar las ojeras que adornaba sus bellos ojos zafiros—. Estuve esperándote desde aquel día... Cada noche... Esperando que llegues a mí cuarto para cumplir con nuestro deber, como soldado y reina.

El tacto con su mano hizo que Eren viajara dentro de sus recuerdos, justo en ese día y en ese lugar, cuando ambos hablaron por primera vez en aquella habitación.

—Volviste a tener otro recuerdo... ¿Acaso fue de tu padre o de mi hermana? —preguntó con normalidad, acostumbrada a eso, y la expresión de Eren lo delataba, igual como aquella vez que besó su mano durante la ceremonia.

Eren, regresando a la realidad, guió su mano apoyando con la de ella, rozándola y cubriéndola de su propio calor.

—Nada de eso... Yo, recordé sobre nosotros... En aquel día...

—Ya veo —lo captó por instinto—. ¿Y te sientes decepcionado por verme actuar de nuevo como Krista?

—¡No eres Krista! ¡Eres Historia! ¡¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?! —su voz no sonó enojado, ni tampoco disgustado.

—Lo siento... —ahora ella se disculpó, sonriendo con sinceridad, mientras Eren daba un largo suspiro—. Es verdad. No soy Krista, pero tampoco soy la Historia de aquel entonces.

—¿Qué quieres decir?

—Historia Reiss nunca fue amada, ni por sus padres, ni por alguien más. ¿Lo recuerdas?

—Sí, lo recuerdo. Pero ¿a qué viene eso?

La Reina, sin previo aviso, depositó su otra mano en la mejilla faltante de Eren y, alzándose de puntas, lo besó. Surgiendo el primer beso de ambos. Para Eren, el primero con una mujer, y para Historia, el primero con un hombre.

Cuando ella se separó, sonrojada y avergonzada. Eren sólo estuvo callado e inmóvil.

—Porque ahora Historia es amada por todos, y todo gracias a ti —de pronto se asombró cuando éste la abrazo de sorpresa—. ¿Eren?

—Te protegeré...

Entonces Historia entrelazó sus manos por la espalda de su soldado.

—Lo sé.

Eren cargo el delicado y frágil cuerpo de su Reina, y dio algunos pasos hasta su gran cama para finalmente recostarla. Primero se desvistió, desde su chaqueta hasta sus botas, luego se acercó a ella y acto seguido la besó, inexperto pero tierno.

Ambos continuaron por unos minutos hasta que se separaron por falta de aire, dejando un hilo de saliva entre sus labios, ambos estaban emocionados y agitados, producto de las hormonas y el calor de sus cuerpos.

Eren le pidió permiso para desvestirla e Historia aceptó gustosa.

Cuando lo levantó y quitó dicha prenda, comprobó que no traía puesto ropa íntima, y quedó un rato, viéndola gratamente su cuerpo desnudo, siendo iluminado a través de la luz de la Luna, que le daba una escena maravillosa ante sus ojos.

Abriendo delicadamente sus piernas blanquecinas, avanzó un poco y guió su miembro con mucho cuidado hacia sus labios vaginales, sabía de las consecuencias y lo menos que quería era lastimarla. Entonces entró en ella y un sonoro quejido salió por la boca de Historia.

Lo había hecho, había quitado la virginidad de su Reina, y ahora sólo faltaba la parte fundamental para cumplir con ese bendito tercer paso.

Ya no había motivos para buscarle pretendientes, porque ella era suya, y ella de él.

Espero unos minutos para acostumbrarse en su interior, tan apretado y cálido, hasta que Historia le indicó moverse, y dio su primer embate. Ambos gimieron ante la delicia de experimentar por primera vez el placer.

Eren movió sus caderas con frenesís, recibiendo los dulces gemidos de su Reina como parte de su recompensa, y cuando empujaba hasta el fondo de su útero, escuchaba su nombre con desesperación pidiendo más.

Historia no se quería quedar atrás y esperar a que su soldado hiciera todo este sacrificio, no era justo, y dando un gran impulso, hizo que sus cuerpos cambiaran de posición. Ahora ella estaba encima de él. Agarrando las manos de Eren, ella los colocó en sus pechos, quería sentirse deseada y amada, incluso olvidarse del motivo por el cual lo estaba haciendo.

La Reina soltó un gemido agudo cuando él los apretó y manoseó. El soldado podía sentir su suavidad y la forma voluptuosa de sus pechos medianos. Historia decidió moverse, apoyando con ambas manos en el torso de Eren, sorprendiéndolo por esta nueva posición.

Pero la verdad es que ella sólo repetía las indicaciones que aprendió en sus tiempos como un soldado sobre cómo cabalgar un caballo, sonrió victoriosa por haberle funcionado y darle satisfacción con su cuerpo.

Eren notando que estaba a punto de llegar a la gloria, inconscientemente, sostuvo los muslos de la joven e hizo que la penetración fuera intensa y rápida. Ambos gemían a la par y sus movimientos fueron sincronizados, hasta que llegaron a su preciado clímax.

El soldado derramó toda su esencia dentro de su Reina, logrando así, cumplir con el acuerdo de Zeke.

Historia dejó caer su cuerpo en el pecho de Eren, agotada por el esfuerzo hecho, sentía las piernas temblarle y algo caliente llenándole en su interior.

—Muchas gracias, Eren —dijo entre lágrimas, pero no de tristeza, sino de felicidad por ser él con quien compartía su cama y no con otro sujeto.

Eren no dijo nada al respecto, tan sólo se dedicó a acariciarle su sedoso y largo cabello rubio, hasta que escuchó sus suaves ronquidos. La vio dormir con una sonrisa, llena de vida, eso alivio un poco su culpa de haberle convertido en mujer.

No iba a permitir que nadie se le acercara a ella, porque si eso ocurría, él se encargaría de matarlo de la forma más dolorosamente posible, sin importarle el duro y severo castigo que le daría el capitán Levi.


Desde aquella noche que se entregaron en cuerpo y alma, ambos siguieron repitiéndolo, no por obligación, sino por sentimiento mutuo.

Cada día...

Cada semana...

Cada mes...

Hasta que se dio con la noticia de que la Reina de las murallas está embarazada.

Logró cumplir con su deber, sin embargo, no dejaría que a su hijo le sucediera algo, ni tampoco a su madre. Y una noche, en el interior del castillo, mientras todos estuvieron celebrando por el futuro descendiente de la realeza... Eren desapareció.

El joven soldado se había dirigido al puerto, y aprovechando de que no hubo mucha guardia por ese día. Robó un pequeño barco y el uniforme de un Marleyano que capturó hace tres años, y entonces partió hacia mar abierto.

Había pasado algunos días desde que emprendió su viaje a territorio enemigo, y gracias a la información dada por Zeke, tenía una oportunidad de infiltrarse dentro de sus filas.

Sabía que no habría forma de remediar lo que iba a hacer en ese lugar, y ni siquiera buscaría el perdón de sus conocidos por su pecado. Fue ahí que pudo entender la situación de Reiner, vivir una doble vida, ocultando sus obligaciones por un bien en particular.

Entonces lo decidió, decidió que en el momento de que lo volviera a ver, no pelearía de forma inconsciente, al contrario, hablaría con él de todo, esperando buscar una respuesta clara y coherente. Tan sólo así, comprendería un poco la situación que vivió el guerrero dentro de su mismo zapato.

"Fin del flashback"

El tiempo para la verdad se acercaba más pronto de lo que tenía pensado, y eso incluía la batalla final con el enemigo que inició esta guerra mortal y sangrienta. Eldianos contra Marleyanos. Una lucha que cambió la vida de muchas personas en ambos bandos.

Eren estaba preparado para enfrentarlos, con ayuda o sin ella, sólo dependiendo de su propio juicio en seguir peleando, y con el poder de los tres titanes que poseía actualmente.

Una vez que apartó su mirada del espejo, miró la luz que traspasaba afuera de su celda. Teniendo un fugaz recuerdo de su padre junto a su primera esposa.

—No permitiré que la historia se vuelva a repetir —dijo consigo mismo, apretando con fuerza su mano derecha—. Así que peleare y pelearemos.

Mientras en una pequeña cabaña, ubicada en el campo abierto y fuera de toda civilización.

Historia sentada en una mecedora, veía el ocaso entre las montañas, sosteniendo con sus pequeñas manos su abultado vientre, esto luego de sentir algunos movimientos. Su expresión carecía de vida alguna, pareciéndose a su madre luego de su nacimiento.

—Entra, Historia. Debes cuidar más de tu condición —aconsejó la persona que le fue asignado la misión de ser su escolta personal.

Pero la Reina no respondió a su petición. No hasta volver a ver el rostro de la persona que la embarazó, y le dio sentido a su propia existencia.

F I N

Notas del Autor:

Todavía me siento muy impactado por lo que ocurrió en el último capítulo de este mes, e incluso he sacado mis propias conclusiones de que Eren puede ser el padre del hijo que espera Historia. La verdad es que Isayama es un tremendo loquillo, siempre dándome suspenso y sorpresas, y esto no fue la excepción.

Aunque también siento miedo de que Historia corra peligro, porque la loca de Gabi esta suelta y desea vengarse de Eren por lo que le hizo, espero que el dulce Falco la detenga.

En mi opinión personal creo que es coherente la teoría que puse en este One-shot, sólo un poco, ya que Eren siempre protege a Historia de cualquier cosa, por eso supongo que aceptó el tercer paso y después se marchó a invadir a Mare para robar el poder del Titán que poseía la familia Tyber.

Tan sólo me queda esperar el próximo capítulo del siguiente mes, y descubrir la verdad de su embarazo, pero si resulta todo lo contrario a lo que plasme aquí, al menos quedará como un buen recuerdo de mi teoría. Además, hoy se estrena la tercera temporada con la saga de la Insurrección, y tengo que admitir que el cantante Hyde da toques geniales a este opening.

¡Comenten que les pareció este One-shot!

Emilion se despide de ustedes lectores, hasta la próxima.