DULCE VENGANZA

CAPÍTULO 1

- - Diálogos

" " Pensamientos

Aquella era una mañana cualquiera en Odaiba, una isla artificial en la bahía de Tokio. Un día como todos, sin mayores cambios para la estabilidad de la misma o el país entero. Pero no sería un día como cualquier otro para algunos de sus habitantes.

Con los primeros rayos del sol entrando por su ventana, una joven de cabellos rojizos se ocupaba de estirar perfectamente las cobijas de la cama mientras silbaba alegremente una canción de amor.

Se sentía de extraordinario humor. ¿Cómo no estarlo si la noche anterior se la había pasado con su novio y tendría un par de días de descanso? El trabajo de diseñadora de modas había sido tan pesado en las últimas semanas, que no había podido disfrutar de un merecido descanso. Apenas podía esperar para realizar todos los planes que tenía.

Tan alegre estaba que en un descuido se le cayó la cobija a los pies de la cama, con desgana se inclinó a recogerla, pero un trozo de tela rojo atrajo su atención. Estiró la mano bajó la cama, cogió aquel pedazo de tela y lo acerco a su rostro luego de extenderlo.

Frente a sus asombrados ojos apareció un tanga de encaje color rojo. Que definitivamente no era suyo.

/-/-/-/

Los insistentes golpes en la puerta cesaron cuando ésta se abrió de golpe, mostrando a una muy molesta mujer de cabellera rosa con toda la facha de haber sido sacada de la cama, a pesar de la hora. Sin darle tiempo a su amiga de quejarse por ser molestada, Sora extendió el tanga frente a su somnoliento rostro.

-Gracias amiga, pero prefiero comprar mi ropa interior en lugar de que me la regalen

-Que simpática eres-replicó Sora en tono mordaz mientras entraba a la casa, pasando al lado de Mimi - No es mía, es de Matt

-¡¿Matt? Nunca pensé que tuviera esas mañas.

-Insisto, amaneciste muy simpatica. Es de una de sus amiguitas. Lo encontré esta mañana bajo la cama- Mimi silbó mientras se sentaba en un sillón y Sora se dejaba caer a su lado-¿Puedes creerlo? Nuevamente me está poniendo el cuerno

-Increíble- sin embargo el tono de voz de Mimi y su encogimiento de hombros indicaba que no le tomaba para nada por sorpresa

-¡¿Ya lo sabías?

-No, pero no me sorprende. Ya te puso el cuerno antes Sora, cuando un hombre te es infiel y tú lo perdonas, ellos piensan, inconscientemente, que les estás dando permiso. Tú lo perdonaste así que ¿qué esperabas?

-¡Yo nunca le dije que lo dejaría pasar por alto una vez mas!

-No, pero lo dejaste por la paz. No lo amenazaste con matarlo si lo volvía a hacer, no lo mandaste a volar, no hiciste nada que él viera como una amenaza

-¡No le hable en dos semanas!

-Pero no mencionaste ni una sola vez la palabra ruptura. Él te dio por segura, y ahí están las consecuencias

Sora gimió con fastidio mientras recordaba la anterior infidelidad de Matt, ocurrida el año pasado. Mimi y ella habían estado cenando en un restaurante tranquilamente…hasta que vio a Matt, en una mesa al fondo del local, recibiendo una revisión dental de parte de una rubia. Había estado tan furiosa que destruyó aquella ala del restaurante y en consecuencia le prohibieron la entrada de por vida.

-Y bien ¿qué vas a hacer?

-No lo sé-respondió Sora en tono desganado mientras se escurría en el sillón y cubría su rostro con las manos.

-¿Lo ves? Te ha sido infiel nuevamente, y en lugar de decirme que lo vas a mandar al diablo…no sabes que hacer

-A veces eres tan molesta, Mimi. Estoy tan furiosa y confundida. Lo que yo en verdad quisiera es darle una cucharada de su propia medicina, regresarle el golpe ¡Que él también sepa lo que se siente sufrir una infidelidad!

-¡Eso si que sería un duro golpe al enorme ego de Matt Ishida! Pagaría por verlo. Pero seamos honestas, tú no eres capaz de hacerlo

-¿Qué? ¿Por qué no me crees capaz?

-No serías capaz de mantener una relación con alguien por quien no sintieras algo muy fuerte. El sexo sin compromiso no va contigo.

-¿Algo como lo que tú tienes con Daisuke?-preguntó en tono mordaz, pero Mimi se limitó a encogerse de hombros y contestar con naturalidad

-Exactamente. Daisuke y yo solo nos acostamos ahora porque está peleado con esa profesora de informatica. Pero seguramente en cuanto algunos de los dos deje de lado el orgullo, se reconciliarán y volveremos a ser solo amigos.

-¿Cómo puedes hacerlo? Estás enamorada de Izzi- preguntó en tono censurador

-¿Y de qué me sirve? Izzi y yo salimos durante un tiempo y nada funcionó. Se limitó a encogerse de hombros e irse, solo porque se sentía incapaz de sostener una relación con un mínimo de compromiso. Todo eso me dejó muy lastimada y lo sabes. Es por eso que lo mejor para mí, en estos momentos, es el tipo de relación que tengo con ese holgazán de Daisuke. Si dejaras de juzgarme tanto, entenderías lo beneficioso que es tener un amigo con derecho a roce. Un poco de sexo y diversión y al final la amistad queda intacta. Puedes tener lo mejor de ambas relaciones sin problemas.

Sora iba a darle nuevamente su opinión al respecto, cuando una idea estalló en su cabeza con la misma intensidad que una bomba. Se levantó de golpe mientras su mirada se iluminaba, todo ello ante una desconcertada Mimi.

-¡Que gran idea!

-¡¿Qué?-exclamó la mujer de cabellos rosa, incapaz de comprender que su amiga le estuviera dando su aprobación

-Luego te cuento, ahora necesito ir a ver a alguien. Sé muy bien quien puede ayudarme con esto.- A toda prisa salió del departamento sin despedirse siquiera

"¿Qué demonios acaba de pasar?" se preguntaba Mimi, completamente desconcertada por el comportamiento de su amiga.

/-/-/-/

"leyes, acuerdos, convenciones"

-Yagami

Al escuchar su apellido, Tai detuvo el pasar de los libros y volteó en dirección al lugar de donde procedía la voz. Uno de sus compañeros, cuyo nombre no podía recordar, se acercó de mala gana a él y cuando llegó a su lado le dijo

-Una de tus amiguitas te busca, desgraciado- aquella última palabra no se la había dicho de frente, pero tampoco había hecho algo para impedir que lo oyera.

Aquella era una de las razones por las que Tai no recordaba su nombre. Procuraba no almacenar en su mente información referente a quienes lo maltrataran o lo que le decían, solo así había podido resistir su solitaria y problemática adolescencia. Además sabía muy bien que lo que motivaba aquel comentario y su tono, no era otra cosa que envidia por no tener la suerte que él tenía.

Se levanto de su asiento y pasó con rapidez una pequeña toalla por su rostro y cuello, para retirar el sudor que lo empapaba a causa del calor que hacia por esa época. Era miembro de un buffet de abogados Odaiba, y mientras todos sus demás compañeros se relajaban o platicaban entre ellos cuando no tenían que estar tramitando o investigando algo, él se la pasaba repasando y estudiando los casos que llevaba y buscándoles mejores soluciones. Llevaba infinidad de solicitudes de admisión denegadas para entrar al comité diplomático, por eso endurecía sus repasos y estudios para poder estar listo cuando finalmente tuviera la oportunidad.

Aunque había estado haciendo una agotadora sesión de lectura, caminó con energía hasta llegar a la recepción del edificio donde seguramente lo estarían esperando. Su mente consideraba las diferentes opciones de quien lo buscaba, pero cuando llegó a la entrada de la recepción y vio por detrás una cabeza con inconfundibles cabellos rojizos, se sintió completamente desconcertado, emocionado y preocupado. Todo ello a la vez.

La visita de Sora era lo que menos esperaba, aunque probablemente a quien en realidad buscaba era a Matt y solo pasaba él solo quería saludarlo. Eso explicaba el apelativo tan cariñoso que le había dirigido el compañero que le avisó que lo buscaban. El individuo probablemente pensó que estaba haciéndole una mala jugada a su amigo.

"Imbécil"

Él era incapaz de hacer algo así. Principalmente porque Sora no tenía ojos para alguien que no fuera el siempre popular Ishida Matt

Pensó en acercarse para saludarla, pero decidió esperar un poco para poder verla con tranquilidad. Llevaba una minifalda lo suficientemente corta y ajustada en la cadera para darle una tentadora visión de su trasero. Su blusa hacía perfecto juego con sus ojos, además de permitir una perfecta visión de sus pechos.

Sora conversaba con Catherine, quien al parecer también estaba llegando a la oficina para cubrir su turno, platicaban sin problemas hasta que la joven rubia desvió su mirada y lo vio, provocando un instantáneo sonrojo en su rostro que extrañó ha Sora y la hizo voltear en su dirección y descubrirlo. Le sonrió animadamente y caminó con paso firme hacia él.

-Tai, me alegra mucho verte- aseguró en cuanto intercambiaron sus respectivos saludos

-A mi también Sora. Pero si buscas a Matt, lamento decirte que no está, hoy quedo de verse con un cliente fuera de la ciudad

Por el gesto de Sora, Tai supo que había metido la pata y cerró los ojos como gesto de arrepentimiento

-No debí haber dicho eso ¿verdad?

-Él me dijo que no tendría que salir de la ciudad esta semana

-Bueno…estoy seguro que en realidad lo mandaron llamar de emergencia. Quizá le asignaron un caso o algo de improviso- era ridículo intentar justificarlo cuando Sora ya se había dado cuenta, pero aún así se sintió en la obligación moral de cubrirle las espaldas a su amigo

-Ahórrate el esfuerzo de justificarlo, Tai. Sé muy bien que me está engañando de nuevo

-Yo…lo lamento

-¿Por qué? Tú no se la presentaste… ¿o si?

Un escalofrío de miedo recorrió a Tai ha causa de la mirada y el tono de voz que había empleado Sora. Evidentemente ella quería un culpable para poder descargar su rabia, pero él no era tan imbécil como para cargar culpas que no le correspondían, así que se apresuró a defenderse mientras negaba frenéticamente con la cabeza.

-No, claro que no. "Él se las arregla solo para encontrar conquistas."

-¿Cómo se llama?- no tenía sentido hacerse el loco, sobre todo porque todo mundo en la estación lo sabía y a Sora no le costaría ningún trabajo enterarse.

- Anna. Trabaja en el área de derecho comercial.

-Anna- repitió su nombre como si quisiera memorizarlo y al mismo tiempo analizar a la persona que lo llevaba -Es un nombre de puta- aseguró con rotundidad y Tai no iba a discutirla.-En fin, no es exactamente eso lo que quería tratar contigo. Venía buscarte a ti porque necesito hablar contigo

-¿A mi?

-Si, ¿por qué te sorprende que sea a ti a quien busque? Eres mi mejor amigo desde la escuela, no le veo lo raro a que te haga una visita

-Si pero…tú no me visitas muy seguido

Sora experimentó una punzada de culpabilidad al caer en la cuenta de lo cierto de aquella observación. No había sido algo intencional, de hecho ni siquiera se habían dado cuenta del tiempo que había pasado sin visitar a Tai, pero se prometió internamente que lo compensaría. Más adelante.

-Bueno, pero ahora quiero hablar contigo. Pero no aquí, debe ser un lugar privado. Vamos a tu casa

-¿Ahora?

-Si. -de pronto se dio cuenta que era probable que Tai estuviera de turno y no tuviera tiempo, algo que egoístamente ella había pasado por alto -A menos estés de ocupado.

-No exactamente. En teoría ya estoy libre, pero había pensado quedarme hasta más tarde

-¿Otra vez estás trabajando mas de lo debido? Pensé que ya había acabado esa etapa, cuando te aventabas semanas enteras trabajando en horas extras hasta altas horas de la noche

Tai se removió incómodo en su lugar, aunque trató de no demostrarlo. Estaba tan acostumbrado a estar solo y no rendirle cuentas a nadie, que no era nada raro que muchas veces se extralimitara. Sora era la única persona que se preocupa en ese sentido por él y lo regañaba cuando consideraba que se estaba exigiendo demasiado

-Descuida, Sora. No estoy trabajando tanto, en verdad. Así que tampoco tienes que preocuparte porque no pueda salir; solo dame unos minutos para avisar, y podremos irnos

-Perfecto.

/-/-/-/-/-/-/-/-

Casi una hora después ambos entraban en el departamento de Tai. Un solo vistazo le bastó a Sora para comprender que su castaño amigo había trabajado tanto como para no tener tiempo de ordenar su apartamento. Todo era un caos.

Su mirada debió ser muy elocuente porque Tai se dispuso de inmediato a recoger algunas cosas, mientras ella se sentaba en el sillón a esperarlo. Un par de minutos después la sala ya no parecía haber sido escenario de una guerra y Tai se dejó caer a su lado en el sillón

-Bien Sora, soy todo oídos

Ahora era ella quien permaneció unos instantes en silencio, intentando ganar un poco de tiempo para ordenar sus ideas. Había organizado un plan y aún estaba convencida de llevarlo a cabo, pero no estaba segura de encontrar las palabras correctas para obtener la ayuda de Tai y que no pensara que estaba loca.

-Matt me ha engañado de nuevo

La mirada que le dirigió Tai indicaba claramente su confusión porque le estuviera diciendo eso, cuando obviamente ya habían hablado de ello poco tiempo antes

-Si…lo sé

-Estoy furiosa. No, furiosa es poco. ¡Estoy que hecho fuego por la boca!

-Com…comprendo -casi parecía asustado. Asustado y confundido por su raro comportamiento, así que Sora se convenció de la necesidad de explicarse por completo

-Pensé en mil formas de tortura, en castigos tremendamente dolorosos, pero me di cuenta que ninguno de ellos le dolería tanto como experimentar en carne propia lo que estoy sintiendo -los ojos de Tai se abrieron asombrados, evidentemente parecía estar captando un poco lo que se proponía -Quiero regresarle el golpe…y quiero que tú me ayudes.

-No estoy seguro de entender lo que me estás pidiendo…

-Venganza. Quiero venganza

-Creo que te entiendo pero yo no…

-¿Me entiendes? Obviamente no eres capaz de entender lo humillante que es pasar por esta situación…de nuevo. Cuando hoy entré en la recpcion todo mundo me lanzó miradas compasivas y algunas mujeres hasta burlonas. De seguro pensaban 'Pobrecita ¡siempre es la última en enterarse!' -exclamaba la joven mientras movía los brazos con energía, para recalcar cada punto, ante la asustada mirada de Tai, que temía ser el receptor de toda aquella furia

-Bueno… ¿por qué no hablas con él?

-No funcionaría. Ahorita no deseo hablar con él, ¡deseo matarlo! Pero haré algo mejor que ello y para eso necesito tu ayuda

-Sora, tú sabes que siempre puedes contar conmigo…pero no sé lo que quieres de mi

"Es la hora de la verdad" pensó Sora con una mezcla de nerviosismo y determinación. Por primera vez desde que la idea acudía a su mente, expresaría sus intenciones en voz alta, y no estaba segura de cómo lo iba a tomar su amigo

-Quiero regresarle el golpe. Quiero que tú yo tengamos una aventura.

El silencio que inundó la habitación fue tan cargado, que si un alfiler hubiera caído en aquel momento, se hubiera escuchado con gran estruendo.

Los ojos abiertos hasta un punto humanamente imposible y la mandíbula desencajada de Tai, mostraban claramente su asombro al escuchar sus intenciones. Si hubiera sido otra situación Sora no dudaba que se hubiera echado a reír ante esa expresión.

El castaño pareció reaccionar poco a poco y en cuanto se sintió suficientemente recuperado, exclamó

-¡¿Qué? ¡Una aventura! ¿Tú y yo? -a Sora no le gustó nadita el tono horrorizado que había empleado su amigo. ¿Tan repulsiva era para él?

- Bueno…no una aventura exactamente. Una aventura me suena a mucho tiempo, y relación a escondidas y eso. Mi idea solo implica que nos acostaremos juntos y luego se lo confesaré a Matt. Eso lo volverá loco. Yo, su tímida y fiel novia, poniéndole los cuernos.

-¡Estás loca! Mira Sora, entiendo que estés enojada y dolida, pero esa idea que me planteas, definitivamente no es la solución a nada. Lo mejor es que todo esto que me estás diciendo te lo pienses con calma, tómate tu tiempo, entonces entrarás en razón y te darás cuenta de que todo esto es una locura

-¡No es una locura! -la mirada de Tai hablaba por si misma, así que Sora tuvo que concederle un poco de razón -Está bien, puede que sea una locura. Pero quiero hacerlo. No tienes una idea de lo mucho que deseo regresarle el golpe y hacerlo sentir como me siento yo. Disfrutaré enormemente revelándole como le fui infiel.

-Aparte ¿no te das cuenta lo que me estás pidiendo, Sora? Si decidiera ayudarte, si considerara llevar a cabo ese loco plan, perdería a mi mejor amigo. Matt jamás me perdonaría que lo hubiera traicionado de esa manera, acostándome con su novia.

-Ese no es un problema

-¿Así lo crees?

-Si, porque nunca le diría con quien fue. Él nunca tendría que saber tu papel en todo esto

-¡Pero yo lo sabría! ¿Cómo podría volver a verlo a la cara sin recordar lo pasó entre nosotros? ¿Por qué mejor no lo mandas al carajo, si tan enojada estás con él? -la joven desvió la mirada y aquello le bastó a Tai para comprender algo más -¡Ni siquiera habías pensado eso!

-Tai…

-No, escúchame a mí. Tú no eres el tipo de chica que podría llevar a cabo esto, Sora. Por eso sé que te arrepentirías de ello de inmediato y las cosas entre nosotros no volverán a ser las mismas.

-Eso mismo me dijo Mimi -murmuró de mala gana para si misma

-Bien, es más sensata de lo que aparenta

-Quiero que entiendas una cosa Tai. Sé que esto es una locura, que es una idea totalmente alejado de cómo soy y todo lo demás que quieras decirme. Pero quiero que sepas que lo he pensado muy bien y deseo hacerlo.

-Es una locura en la que no quiero ayudarte

-Pensé que eras mi mejor amigo -susurró en tono lastimero y desviaba la mirada

-¡Ah no! El chantaje sentimental está fuera de esto, y también las amenazas por favor. Por lo mismo que soy tu amigo es por lo que estoy intentando que recapacites

-Escúchame bien Tai. Si te lo pedí a ti es porque te considero mi mejor amigo y sé que podría confiar en ti sin problemas. Pero quiero que sepas que llevaré a cabo este plan con tu ayuda o sin ella. Si no es contigo será con otro. Hay cientos de bares por la ciudad, seguro encuentro a un tipo que no me ponga tantas pegas para hacer el favor que te estoy pidiendo a ti.

Aquella amenaza lo dejó literalmente boquiabierto y le llevó un par de segundos salir de la impresión. Cuando logró recuperarse un poco, se levantó del sillón y empezó a caminar por la sala como un animal enjaulado, lanzándole a su amiga algunas miradas evaluadoras. Evidentemente estaba tratando de analizar si era capaz de cumplir con su amenaza y al mismo tiempo pensando posibles escenarios a los que podría enfrentarse.

Finalmente detuvo su caminata y por la postura de los hombros hundidos, Sora supo que había ganado.

-Está bien, soy tu hombre Sora.

Un grito de puro gozo escapó de los labios de Sora. Se levantó del sillón sin poder contener su alegría por haber conseguido la ayuda de su amigo, a pesar de todas sus dudas y oposiciones. Pensó en abrazarlo para agradecerle, pero por alguna ridícula razón, aquello le pareció un tanto íntimo. Ridículo considerando que iban a hacer algo mucho más ÍNTIMO.

Tai pareció darse cuenta de su conflicto interno porque sonrió sarcásticamente, pero no le dijo nada al respecto. Sora se sintió tremendamente incómoda e insegura de lo que pasaría a continuación, obviamente no había contemplado suficientemente lo que pasaría entre la aceptación de Tai y la consumación.

-Bueno…supongo que podemos ir a tu cuarto y…-los vagos balbuceos de Sora fueron interrumpidos tajantemente por Tai, que se acercó a ella y la miró fijamente a los ojos mientras le decía

-Voy a ayudarte. Pero será con mis condiciones.