Vanitas
Por: Joey Hirasame

Capitulo 1

Realidad

Vivimos en una sociedad en extremo superficial, eso lo he aprendido por las malas. Desgraciadamente, la demás gente te trata de acuerdo a cómo luzcas; si te vistes como pordiosero te lanzan monedas, si te vistes bien, te respetan. Para bien o para mal nuestro estatus está definido por nuestras ropas, por los lujos que tenemos, por nuestra residencia, y en el más común de los casos, por la complexión de nuestro cuerpo. Odio a la gente que dice "soy como soy y no me importa lo que piensen", siendo que es una completa mentira.

O dime, ¿Acaso no te preocupa si estás gorda? ¿Acaso no te preocupa vestirte bien? La chica interesada siempre busca al galán bien parecido, el galán bien parecido siempre busca a la chica que luce despampanante, y la chica despampanante-

"¡Oye, Red!" Levanto la mirada de mi cuaderno para regresar a la realidad, y encontrarme a mí mismo en el jardín de la escuela, sujetando con más fuerza de la necesaria un lápiz que amenaza con romperse. La veo acercarse, y no puedo evitar sentirme como cliché de película; ya saben, con las mariposas en el estomago, las manos sudorosas, el corazón latiendo a 90 revoluciones por segundo… aún si no estoy seguro de qué tan rápido es eso. En fin, ella llega junto a mí y se sienta en el césped. Yo vuelvo la mirada a mi cuaderno. "¿Qué escribes?"

"Oh, nada importante." Decido dejar el cuaderno de lado; no quiero que me descubra en mis ratos amargados. "¿Cómo va tu día?"

"Horrendo." Suspira ella, sonando en extremo fatigada, y no puedo evitar reír un poco. "¡No te rías! No tienes idea de lo que es ser yo." Bromea, lo sé, pero la verdad es que si sé lo difícil que es su vida. Lo sé todo de ella.

Blue Asai, está en mi mismo semestre, pero en diferente clase. De 16 años de edad, hija de un famoso pastelero en la ciudad, ella siempre ha estado consciente de la posición que sostiene sobre las demás personas, y le encanta actuar de acuerdo a esa posición. ¿Qué significa esto? Pues que le gusta manipular a la gente a su antojo, incluyéndome. Conozco a Blue desde el segundo año de secundaria; ella siempre ha sido hermosa, inteligente y agradable. Demasiado agradable; siempre la veía paseándose por ahí con varios tipos.

Tipos que no son yo. Que deberían ser yo- ella y yo lo sabemos.

"Claro, tu vida es toda una novela." Bromeé, esperando en cualquier momento el contraataque.

"No tienes ni la más mínima idea, flaquito." Y acto seguido, sus manos fueron a parar a mis costados, helándome la sangre casi al instante. "¡Mira estas costillas! Podría usarlas de xilófono."

"B-Blue…" Murmuro, pero ella susurra algo inentendible, antes de que sus manos viajen más abajo, hasta el borde de mi camiseta negra, y después se introducen por debajo, tocando mi piel desnuda, haciéndome temblar.

"Shh, relájate. No te voy a lastimar." Quiero reclamar, quiero pedirle que pare, quiero detener ese ardor que siento recorrer mi cuerpo desde mi pecho hacía abajo, y abajo, y abajo, hasta un punto en donde se agolpa toda la sangre de mi cuerpo. "Solo… te haré reír hasta la muerte."

"¿Eh?"

Y todo se fue al diablo cuando comenzó a hacerme cosquillas, y yo empecé a reír como un vil estúpido, en medio del patio de la escuela, con un montón de gente a nuestro alrededor. En medio de todo el barullo, no me percaté de que mi camisa se había corrido hacía arriba, hasta que por fin me quité de encima a Blue, y quedamos tumbados en el césped, ambos, uno frente al otro, con su rostro a escasos centímetros del mío, la respiración agitada y las mejillas ligeramente coloradas.

"Dios mío, se pueden ver los huesos de ese tipo." Ese comentario me sacó del trance en el que estaba, y me provocó examinar mis alrededores; varias personas se habían girado a observarnos, y un par de ellas me señalaban a mí. Si, entonces fue que me percate de la situación con mi camiseta, y de cómo se notaban mis costillas y los huesos de mi cadera. No pude evitar sentirme apenado, y cuando volví mi mirada a Blue, al notar como ella rehusaba la mía, me sentí peor.

Tomé mis cosas, me levanté y salí corriendo a toda velocidad.


Si, sé que ahora parezco un hipócrita, pero déjenme explicarme; no me apena mi cuerpo en sí. Lo que ocurre es que me apena tener que avergonzar a Blue de esa manera. Además, no sé qué tiene de malo ser delgado cuando más de la mitad de la población mundial sufren de obesidad. No es como si no me alimentara bien; ¡Siempre cómo como si no hubiese un mañana! Esto es cosa de mi metabolismo, estoy seguro, entonces no soy anoréxico ni nada parecido.

Estoy bien, maldita sea.

"Podrías haber llamado." Dijo una voz profunda y grave, cuando un muchacho de cabello castaño entró a la habitación en la que estaba. Oh cierto, esta no era mi habitación.

"Si, pero de seguro me habrías dicho que no viniera." Rebatí, acostado en su cama, mirando el techo como si fuese lo más interesante del mundo. "¿Vienes del gimnasio, eh?"

"Brillante deducción." Lo decía por el hecho de que venía cargando su mochila y estaba sudando a mares. Bien, mis habilidades de deducción no son las mejores, pero acerté, ¿O no? "¿Ocurre algo?"

"No, solo quería venir a visitarte." Confesé, adornando el comentario con una sonrisa. Todo es mejor si sonríes, después de todo. "Hace tiempo que no sé de ti."

"He estado algo ocupado." Sé que no era mentira. Green Oak es un genio, avanzado un grado, por lo que estaba a punto de graduarse. Y entre el gimnasio, los preparativos de la universidad y su incesante esfuerzo por mantener sus notas no menores a 100%, no le quedaba mucho tiempo para nada más. Por lo cual, tenía que sorprenderlo de estas maneras. "¿Cómo va todo con la chica?"

"¿Blue?" Pregunté, y él me lanzó una mirada por encima de su hombro, antes de sentarse frente a su escritorio y buscar en los cajones unos papeles. "Bien, supongo. Solo somos amigos."

"'Solo amigos'" Repitió él, mientras escribía en esas hojas. Siempre he admirado la capacidad que tiene de hacer muchas cosas a la vez. Me recuerda que es un verdadero genio, y me hace sentir orgulloso de ser su amigo. "¿Hasta cuándo?"

"No lo entiendes, Green." Suspiro, levantándome un poco sobre mis hombros para verlo. "Ella está acostumbrada a estar con estos tipos musculosos y gigantes. No se interesaría en mi."

"¿Qué ocurre con eso de la superficialidad y cómo no debes juzgar las cosas por su apariencia?" Me reprendió, lanzando mis palabras en mi cara. "¿O es que ya no crees en eso?"

"Si lo creo." Me defendí, tratando de sonar tan honesto como pude. "Pero sé que no todo mundo piensa como yo."

"Eso es cierto." Intervino él, antes de mirar por encima de su hombro, sonriendo burlonamente. "El resto del mundo de hecho piensa."

"¡Oye!" Y rompiendo cada onza de concentración que hubiese logrado acumular en el tiempo que se sentó a trabajar, le lancé la almohada más grande que pude encontrar. "Yo pienso… a veces."

Y después de esa bien intencionada broma, nos quedamos en silencio por horas. Él trabajando en lo que sea que estuviese haciendo, y yo pensando en ella, y en lo que había sucedido aquella tarde.


Solía llegar a clases justo a la hora que era, ni un minuto antes ni después, simplemente porque quería estar ahí no más del tiempo que fuese necesario, pero esa mañana mi cama se sentía tan cómoda, que ahora corría a toda velocidad por las calles de la ciudad, tratando de mantener mi registro perfecto de asistencia que, si bien no significaba nada, considerando mis notas promedio y mi falta de actividades deportivas y extra… extra… eso- pues, era lo único rescatable en todo mi registro académico.

A paso veloz, entre al campus por la parte trasera, abriéndome paso por los campos de fútbol y las canchas de volleyball y todos esos lugares que, de tratarse de una o dos horas después, estarían atestados de gente. Pasé por las gradas, sin bajar la velocidad, pero mi visión periférica alcanzó a ver algo en las sombras de aquella estructura.

Me detuve solo una vez que estuve a una distancia segura, pero al girarme a verificar, pude verla- a ella, la castaña que ocupaba mis pensamientos a cada instante, besándose con otro tipo, un tipo alto, bronceado y musculoso, un tipo cuyo nombre no sabía ni me interesaba. No sé cuánto tiempo me quedé ahí, presenciando con horror y asco aquella escena desenvolverse, pero fue el tiempo suficiente como para que ella se percatara de mi presencia, el tiempo suficiente para que me lanzara una mirada de angustia, para que se separara de ese sujeto y, mientras él besaba su cuello, sus ojos no se apartaban de los míos.

Me marché de ahí, al doble de la velocidad de antes, simplemente porque no quería darle la satisfacción de notar mi dolor.


Ni siquiera me molesté en entrar a la primera clase- mi registro de asistencia ya no valía nada, al fin y al cabo. Solo me fui al único lugar en el que sabía que tendría un poco de paz y quietud para reflexionar un poco: la biblioteca. A esta hora estaba completamente sola, ni siquiera la encargada había llegado, así que solo me senté y recosté la cabeza sobre una mesa, tratando de disipar mis penas, intentando desesperadamente borrar aquella escena de mi mente.

Pero me era imposible. Aún podía ver sus ojos, aún sentía mi respiración detenerse, aún sentía pena, rencor y tristeza, y esos sentimientos no parecían querer marcharse muy pronto. Oscurecí mi visión, bloqueando la luz con mis brazos, solo para tratar de bloquearme del mundo.

"Disculpa." Me llamó una frágil voz, apenas audible. De hecho, si hubiese una sola persona más en aquel lugar, no la hubiese escuchado. "No puedes dormir aquí." Levanté la mirada, solo para disculparme y salir.

Y descubrí a esta chica, de corta estatura, muy corta. De hecho, lucía muy infantil, entonces no me creo que fuese estudiante de preparatoria. Su cabello era rubio- no, dorado. Brillaba de una manera en que yo nunca había visto, sus ojos color ámbar se abrían de sobremanera, y se fijaban solamente en mi, su piel pálida se sonrojaba de forma apenas visible. ¿Hacía calor? No, quizá solo estaba resfriada o algo. Lucía el uniforme de la escuela, entonces sí, era una estudiante. Sujetaba entre sus brazos un morral de color amarillo, y en su blusa portaba un gafete en el cual se leía "Auxiliar", entonces supuse que ella se encargaba de vigilar aquí.

Sip, soy muy perceptivo, pero solo en las cosas importantes.

"Lo siento." Me disculpé, levantándome de aquella silla. "Ha sido una mañana muy pesada." No pude evitar reír ante mi comentario; apenas había pasado media hora desde que comenzaron las clases. "Saldré de tu camino." Caminé hasta la puerta. Creí haberla escuchado decir algo, pero al mirar por sobre mi hombro, la encontré con la mirada agachada, entonces no le di importancia.


La primer hora había terminado, entonces el pasillo se abarrotó con gente de todos los semestres, corriendo de un lado a otro. Yo ya tenía todas mis cosas listas en mi mochila, entonces solo era cuestión de ir a mi siguiente clase. Pero entonces, una mano se posó sobre mi hombro, y me obligó a girarme, para quedar de frente a aquellos ojos azules que más temprano activaron tantas cosas en mi.

"¿Qué diablos pasa contigo?" Preguntó ella, pero yo no supe exactamente a qué se refería. "¿Por qué te quedaste ahí parado, mirándonos?"

"¿Te refieres a ti y al tipo aquel?" Pregunté, estúpidamente. Era obvio que se refería a eso. "Podría preguntarte lo mismo."

"¡Me incomodaba que estuvieses viéndonos, trataba de pedirte que te fueras!" Exclamó ella. De acuerdo, quizá no se me ocurrió eso. No soy tan perceptivo. Algunas personas en el pasillo se habían detenido a presenciar nuestra disputa, pero ninguno de nosotros les dio importancia. Ambos éramos un par de desvergonzados en cuanto a este tipo de cosas. "¿Quién te crees para acosarme de esa forma?"

"¿Eso es lo que crees que hacía?" Pregunté, sorprendido. "¿Acosarte? Dios, pensé que me conocías mejor que eso."

"Entonces, Red. Ilumíname." Dijo ella, sonriendo de una forma que no me gustaba. Sarcástica, desafiante, como solo ella sabía. "¿Por qué lo hiciste?"

"Porque…" No podía hacerlo. No aquí, esta no era la manera. "No lo sé."

"Por supuesto."

"El no te merece." Espeté, sonando molesto. Y quizá lo estaba un poco, pero no era mi intención. "¿Crees que él se preocupa por ti la mitad de lo que yo lo hago? ¿Crees que él dedica sus noches enteras pensando en ti? ¡No, no lo hace! Él no se preocupa por ti como yo- ¡Nadie lo hace! Nadie te quiere tanto como yo, nadie- ¡Nadie te ama tanto como yo!"

"Red-"

No le permití terminar aquella frase. La sujeté de los hombros, y como pude, la llevé hasta el casillero más cercano, donde la besé. Había deseado hacer eso por tanto tiempo, y aunque no de esa forma, sentí un tremendo alivio al hacerlo, sentí que me quitaba un peso de encima.

Pero cuando ella me empujó, y sentí aquel impacto en mi rostro, sentía un mundo entero caerme en el estomago.

"¡¿Quién demonios te crees que eres?" Exclamó, mirándome furiosa. Estaba demasiado sorprendido como para entenderla, o como para argumentar algo, así que solo me quedé allí, mirándola en silencio. "¿Crees que puedes decir esas estupideces y solo venir y aprovecharte de mí? ¿Crees que lo permitiré? No, Red, el mundo no funciona así."

"Acaso no entiendes que-"

"Vete al diablo, Red." Me cortó ella, marchándose sin mirar atrás, luciendo más molesta de lo que yo jamás la había visto. Y en un instante, me encontré a mí mismo, en medio del pasillo, con la mejilla derecha completamente enrojecida y decenas de personas viéndome como si fuese algún fenómeno de tres ojos.

Aguantándome todo lo que sentía para después, tomé mis cosas del suelo y me marché.


No sentí el resto de la mañana pasarme de largo; antes de darme cuenta, ya estaba caminando de regreso a casa, con la mirada gacha, rememorando todos los eventos del día, pensando en cómo se había ido todo al diablo. Cómo permití que sucediera. Entonces, cuando más estaba hundido en mi miseria, sentí algo; sentí como mi cuerpo se volvía más ligero, y mis brazos eran aprisionados a mis costados, mientras el aire abandonaba violentamente mis pulmones.

No estuve al pendiente de cómo, pero terminé en un lugar oscuro en cuestión de segundos, y empecé a sentir como algo- o mejor dicho alguien- golpeaba mi rostro repetidamente, con una brutalidad animal. En medio del furioso ataque, solo pude ver una melena negra, que lucía increíblemente familiar.

Su corpulento brazo detuvo el asalto, y con una mano me sujetó del cuello de mi camiseta, para levantarme con facilidad.

"Para tener tantas agallas, eres demasiado débil y escuálido." El sujeto rió, antes de lanzarme contra una pared. Entonces fue que reconocí el lugar; estábamos debajo del puente en la avenida Silph. Aquí nadie podría escucharme gritar, incluso si lo hiciese, aquí nadie podría venir en mi auxilio. Me levanté con las pocas fuerzas que me quedaban, y me lancé contra él, intentando un puñetazo directo a su rostro, pero él simplemente lo detuvo en el aire, con una mano, y torció la mía hacía atrás, en una manera poco natural.

No pude aguantar un alarido de dolor, y mis rodillas se doblaron, obligándome a caer al suelo. El tipo me soltó, rió un poco y dijo algo que no pude entender, antes de patearme el rostro con fuerzas. Para ese punto, yo ya estaba al borde de la inconsciencia. No escuchaba nada, no veía nada, no sentía nada.

No, mentira. En ese punto pude ver algo, pude escuchar algo, pude sentir algo. Vi la silueta de un muchacho, que venía hacía mi a toda velocidad, escuché una voz extrañamente reconfortante gritar maldiciones que nunca había escuchado de él, y sentí una inmensa sensación de seguridad y alivio, cuando supe que él había llegado.

Estuve a punto de desmayarme, pero su voz me detuvo.

"He-Hey. Oye, despierta." Su rostro lucía borroso, pero pude notar que su ojo estaba morado, y comenzaba a hincharse un poco. "Todo estará bien, te sacaré de aquí."

"Ho-hola, Green." Murmuré, escuchando mi propia voz y sorprendiéndome por lo ronca que sonaba. El castaño me rodeó con sus brazos y me puso de pie, y juntos salimos caminando de las sombras de aquel puente. Avanzamos un par de metros, y entonces se detuvo. Me giré a preguntarle si pasaba algo, y lo encontré con la mirada elevada. Seguí el trayecto de esta, y me encontré con ella, mirándonos desde aquel puente. Mi visión no estaba en su mejor estado, pero pude notar que lucía un poco… pues, preocupada.

"B-Blue…" Murmuré, sintiendo dolor al pronunciar su nombre. No dolor físico- bueno, si, dolía físicamente- pero también sentía un tremendo dolor en el corazón. Ella negó con la cabeza, con los labios apretados en una firme línea.

"N-No…" Comenzó ella. "No puedo."

"¿De qué hablas?" Pregunté, deshaciéndome del agarre de Green, avanzando un par de pasos hacia ella. "¿Qué ocurre?"

"No puedo, Red."

"¡Te amo!" Grité, e inmediatamente me arrepentí, porque me atracó un mareo terrible, y estuve a punto de desplomarme. Para mi suerte, Green seguía ahí. Levanté la mirada nuevamente, para encontrarme con la de ella.

"Y-Yo…" Murmuró, y por un breve instante, pude ver algo en sus ojos, algo que no supe reconocer. "Necesito a un hombre, Red. Necesito a alguien fuerte, que pueda velar por mis intereses. Necesito a alguien que se haga respetar, alguien que pueda defenderse… Red… tú no eres ese hombre; nunca podrás serlo."

"B-Blue." Le llamé, pero ella simplemente se dio la vuelta y se marchó. "¡Blue!"


Esa noche no llegué a mi casa a dormir; en lugar de ello me quedé con Green. Sin embargo, no podía conciliar el sueño. En parte porque el dolor en todo mi cuerpo era insoportable, y las pastillas no habían hecho nada para aminorarlo, y aún entonces, no podía dejar de pensar en lo que dijo, no podía dejar de pensar en mi, y en cómo me veía el mundo.

Me puse de pie, con cuidado de no hacer ruido para no despertar a mi amigo, y me miré en el espejo que se adhería a la puerta de su armario. Aún en la oscuridad de la noche, podía ver mi rostro malherido e hinchado, y algunos cortes y heridas que desparecían debajo del cuello de mi camiseta sucia. Me deshice de ella, y después de mis pantalones, luego siguió mi ropa interior y así quedé desnudo al aire frío de la noche, estudiando detenidamente mi cuerpo en el espejo.

No había una sola de mis extremidades que no estuviese cortada o no tuviese un moretón, pero más allá de eso, me percaté del estado de mi cuerpo- me percaté de cómo me veían los demás. Delgado, muy delgado, casi en solo huesos y piel. En el mejor de los casos, tenía el cuerpo que cualquier chica querría tener. Sentí coraje, sentí horror al descubrirme. ¿Por qué me demoré tanto? ¿Cómo es que no había descubierto lo asqueroso que era? Lo indeseable que era en esta condición… Lo inútil que habían sido todos mis esfuerzos por estar con ella.

Traté de reprimirla, pero una lágrima se las ingenió para bajar por mi rostro deformado. Malditos mis genes, maldito mi metabolismo, maldita mi vida.

"Puedo ayudarte." Murmuró una voz, pero yo no me giré, sabía de quién se trataba y si ya me había visto en este punto, era inútil tratar de cubrirme. Ya no me importaba nada. "Si no estás conforme con tu cuerpo, podemos mejorarlo. Pero si decides hacerlo, no lo hagas por ella. No vale la pena."

"No…" Murmuré, aún mirándome en el espejo. "No será por ella." Gruñí, apretando la mandíbula, rememorando todo ese tiempo perdido. "Ya hice demasiadas cosas por ella. Esto lo haré por mí; porque quiero… quiero ser la mejor versión de mi mismo. Quiero ser tan perfecto como pueda ser."

"De acuerdo." Murmuró Green, y lo escuché revolverse en su cama. "Empezaremos mañana; vendrás conmigo al gimnasio 5 días a la semana. Te entrenaré hasta que vomites y tu cuerpo no pueda más, habrá días en que no puedas levantarte debido al dolor, y aún así tendrás que entrenar. ¿Quieres hacerlo?"

"Ya no me da miedo el dolor." Murmuré, rozando una herida en mi pecho con las yemas de mis dedos. "De aquí en más, solo puedo mejorar. Quiero ser mejor… por mí."

Quiero, por mi, por mi futuro, ser mejor.

N/A: Pues sí. Como podrán haber apreciado, esto es mas o menos "El Gimnasio", pero mucho mejor, en mi muy humilde opinion. Ya tengo la historia mucho más desarrollada, y me gusta más que la que tenía planeada al principio. Ahora que me desocupé con Cobalt y Crimson, finalmente puedo echarle los kilos a esta historia. Creo que tiene mucho potencial, y podría incluso quedar mejor que la trilogía entera de Lazos.

Pero bien. Solo el tiempo lo dirá. Espero que les haya gustado, les pido un review antes de irse y nos vemos en el siguiente capitulo.

PD: Disculpen cualquier caso de OoC. Creo que se pudo haber dado en algunas partes, pero conforme avance la historia me iré apegando a las personalidades. Lo prometo, soy bueno en ello :D