Un secreto, una rosa y un 'te quiero'
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Prólogo
Luego de una noche agitada (y ustedes, mentes morbosas, saben a lo que me refiero), los primeros rayos del sol vespertino iluminaron el rostro del joven Kagamine de cabellos rubios. Completamente inmóviles, dos siluetas idénticas reposaban en perfecto silencio. La jovencita de rostro igual al de su gemelo, cual imagen frente a un espejo, mantenía su delgado brazo alrededor del pecho de su reflejo, en el débil rastro de un abrazo. Sus cuerpos desnudos se escondían bajo las blancas sábanas de una cama cualquiera, mas las sonrisas de sus rostros, aún dormidos, revelaban que esa no había sido 'sólo una noche más' en sus vidas.
Perezosamente, el gemelo masculino abrió los ojos. Estos recorrieron el cuarto en el que se encontraban, finalizando dicho recorrido en su pecho, donde descansaba su mano gemela, la de Rin.
Una tenue sonrisa fue dibujada por sus labios, recordando lo vivido la noche anterior, pero fue rápidamente reemplazada por un semblante serio, preocupado por las consecuencias de sus actos, recordando la otra parte del cuento, el oscuro secreto de la experiencia vivida.
Un suspiro se escapó de sus labios, y con sumo cuidado de no despertarla, Len levantó su humanidad de la cama en la que se encontraban. De puntillas, el rubio fue al baño a por una ducha fría, aún indeciso de cuál sería su siguiente movimiento.
"Mi gemela, que tanto la quiero… Esto está mal…"
Una lágrima fue soltada por sus ojos aguamarina. La escurridiza se mezcló al instante con el agua del grifo. Sin duda, la luna pasada presenció la mejor experiencia de su vida, pero también fue espectadora del secreto que debería ser guardado por ambos desde ese momento hasta la tumba. Porque no sólo había infringido la norma de su anillo de la pureza, sino que había perdido la virginidad ¡¡con su gemela!! Él debería seguir usando ese anillo, sin importar que haya roto una promesa de vida y cometido un pecado imperdonable, no era momento de levantar sospechas quitando ese anillo de su dedo, y menos si su hermana pensaba hacerlo. Debía guardar un secreto que nadie más podría entender, algo que lo convertiría en un cínico*.
Tras un buen rato bajo agua fría, el rubio ya trazó el plan "suicida" al que llamó 'La Solución'. Terminó su baño, se puso los pantalones e hizo lo que sólo el peor de los idiotas haría: Salir corriendo.
Unos pantalones Jean azules y una cadena de oro con una clave de sol como dije, adornaban su cuerpo que parecía esculpido por dioses en ese momento. Su camisa blanca y sus zapatos negros habían quedado extraviados quién-sabe-dónde.
Tomó una rosa amarilla del jarrón frente a la ventana del dormitorio, y la colocó en el lado derecho de la cama, dejándola reposar junto a la delicada mano de su gemela. Sacó su móvil amarillo del bolsillo, y escribió claramente: "Te quiero, Len". Dejó el aparato encendido al lado de la rosa, y contempló por última vez a su copia perfecta, antes de cerrar la puerta en aquella triste despedida.
Cínico*= Un enfermo mental, despiadado, descarado, desvergonzado, caradura, falso, hipócrita.
Como aniversario de que este es mi décimo fic en FF, les traje lo que sería una continuación a Spice!, o mejor dicho, a la mayoría de los fics de aquí que terminan en Twincest. Espero que os guste, tengo grandes planes para este fic, y sí, mi prólogo me quedó algo corto, pero en breve estaré subiendo el primer capítulo.
