Obsesión Artificial.

-¿Me estás diciendo que Hitsugaya Toshiro, el genio juvenil más reconocido del siglo XXII y uno de los solteros más codiciados de todo Japón, vive aquí, en una ciudad cuya atracción turística principal es que se quedaron atrapados en el siglo XVIII?- Takaede Megumi, hija de un empresario multimillonario, preguntó horrorizada a Hinamori Momo, hermana adoptiva del mencionado Hitsugaya Toshiro.

-Sí, Takaede-san.- la castaña de ojos marrones miró a la castaña de ojos verdes. –Sé que es bastante contradictorio, pero Shiro-chan nació aquí y quiere pasar el resto de su vida aquí en Seireitei. No tienes de que preocuparte, el resto de la ciudad vive su vida usando faroles de gas pero en su casa hay electricidad. Terminaras acostumbrándote al lugar.- sonrió tratando de ser amable.

El contraste entre las dos castañas era evidente. Momo era de estatura baja, de cabello corto con un pequeño broche que la otra mujer había calificado de "anticuado" al igual que a su kimono floreado color fucsia y sus sandalias y medias Tabi, con un flequillo natural un poco ladeado y ojos grandes e inocentes, era considerada por muchos una mujer muy bonita pese a que nunca usaba más maquillaje que un simple resaltador de pestañas o un labial. Megumi, por otro lado, era alta y su cabello le llegaba hasta la cintura perfectamente alisado y su flequillo caía en V hacía el inicio de su nariz recta, mientras que su ropa estaba al día con la moda actual con una blusa que dejaba los hombros al descubierto y una falda casi completamente transparente de no ser por una franja de tela real que cubría de la vista solo lo estrictamente necesario, su rostro no estaba excesivamente cargado de maquillaje pero seguía teniendo bastante y la mueca de desagrado no se iba de sus labios mientras apretaba su bolso contra su pecho. Ninguna de las dos era exactamente voluptuosa, Megumi tenía un poco más de pecho que Momo producto de cirugías que no habían sido tan buenas como ella quería pero ambas eran más bien delgadas, solo que Takaede se veía un poco más huesuda.

Iban en un auto conducido por un chofer contratado por el hermano adoptivo de la más baja camino a la mansión de este mismo en la ya mencionada ciudad Seireitei famosa por no haber avanzado tecnológicamente desde el siglo XVIII pues siempre fue muy aislada hasta las últimas décadas, pero irónicamente en esa ciudad nació una de las mentes más brillantes del actual siglo XXII.

-No tengo porque acostumbrarme a este lugar.- comentó Megumi. –Soy su prometida, Toshiro-kun tendrá que escucharme cuando le diga después de la boda que lo mejor será mudarnos para criar a nuestros hijos en un ambiente adecuado para que sigan sus pasos o los de su abuelo, mi querido papi.- se llevó una mano al pecho con una sonrisa presuntuosa.

-Suerte con eso…- solo pudo decir Hinamori, pues ya bien conocía a su hermanito menor y sabía que no había fuerza en el mundo que lo hiciera abandonar su preciada mansión en una de las tantas colinas que rodeaban la ciudad. –Esta ciudad es buena para un inventor, aunque no lo creas. Como nadie más usa instalaciones eléctricas excepto algunas empresas que él ya se encargó de comprar para no recibir quejas, no temé causar apagones que los ciudadanos puedan resentir y tiene a su completa disposición la planta energética de la ciudad. Y aunque eres su prometida, no creas que él es una persona fácil. Aún no se conocen bien y solo se casaran este San Valentín para cumplir con la ley.- suspiró tristemente.

Sabía que Toshiro no estaba muy emocionado con este matrimonio, pero la ley que instalaron hace un par de décadas era muy inflexible en cuanto a los matrimonios. Antes de cumplir treinta años cada persona debía estar casada o sí no los obligaban a casarse con alguien que el Estado decidiría y en caso de máxima negación se podía llegar a arrestar a quienes no cumplían. La ley fue impuesta debido a la crisis de déficit de nacimientos que el país había estado sufriendo antes y debían admitir que estaba funcionando un poco. Su hermano no quería perder credibilidad del gobierno al no obedecer esa ley por más que no estuviera de acuerdo, con sus veinticinco años su tiempo se agotaba así que cedió a la oferta de uno de sus socios y accedió a desposar a su hija de veintiún años.

-Los matrimonios arreglados para cumplir con la ley son la moda de hoy, Hinamori-chan, actualízate.- la menor rió cruelmente. –Entiendo que tengas treinta, ya estés casada y todo, pero los jóvenes de ahora estamos mucho más acostumbrados a estas cosas.- la miró con desagradable condescendía. –Aunque, sí hay algo que no entiendo, es cómo Hitsugaya-kun duró tanto tiempo soltero. Con su apariencia todos esperaban que se casara antes de los veintitrés años.- llevó un dedo a su barbilla.

-Él se iba a casar a los veintidós.- asintió con un suspiro, su mirada de pronto se tornó triste. –Estaba realmente enamorado de la chica, eran amigos desde pequeños y cuando ella se mudó no había semana en la que no se escribieran el uno al otro. Pero… no estoy muy segura de qué pasó con ellos. Habían decidido casarse por medio de las cartas y cuando ella acordó ir a vivir con él de pronto… él simplemente no volvió a escribirle. Se encerró en su laboratorio y empezó a trabajar en su asistente robótico que…-

-¿Su asistente robótico?- la otra castaña de repente la interrumpió. -¿Te refieres a ese robot que es el más parecido a un humano?-

-Así es.- no pudo evitar una pequeña sonrisa orgullosa pese a que hablar de la anterior prometida de su hermano la deprimió. –Shiro-chan es muy reconocido por crear al primer robot físicamente más parecido a un humano hasta la fecha, aunque no ha hablado mucho al respecto en la prensa, es su mayor orgullo y nunca se separa de su invento.- rió tiernamente. –Al menos lo sé por lo que me ha dicho Rangiku-san, nuestra madre adoptiva. Hace mucho que no visitó la casa, así que no he tenido el placer de ver al robot aun pues ni siquiera en revistas o en internet hay fotos.-

-Mi papi vio al robot.- presumió la más joven como sí el "logro" fuera suyo. –Dijo que es bastante impresionante, servicial y que no se le despega a Hitsugaya-kun. Es increíble que tendré un robot sirviente para mí.- aplaudió entusiasmada. Momo la miró mal.

-No es tuyo, es de Shiro-chan y no podrás usarlo sin su autorización.- dijo con firmeza. –Además, Rangiku-san me ha dicho que lo ayuda en sus experimentos, así que no creo que lo rebaje a cumplir las órdenes de una… joven como tú.- entrecerró sus ojos castaños.

-Solo estás celosa.- le sacó la lengua infantilmente.

La castaña mayor resistió el impulso de rodar los ojos y en cambio volvió su vista al paisaje exterior, feliz de que solo faltaban pocos minutos para llegar a la casa donde se había criado de niña, aunque sabía que su hermanito recientemente le había hecho muchas modificaciones y la agrandó al menos dos veces. Desde que se casó hace tres años no había vuelto al lugar y pese a que le escribían constantemente extrañaba mucho a su familia.

Era una lástima que el motivo de su visita ahora mismo fuera llevar a la nueva prometida de su hermano allí por pedido de él ya que daba la casualidad de que vivían en la misma ciudad, la chica no era exactamente su tipo favorito de persona, pero no podía desaprovechar la excusa para volver. Shiro-chan cambió un poco luego de que la boda con su anterior prometida se canceló y ya no volvió a invitarla, estuvo muy contenta cuando la invitó a través de su última carta hace un par de semanas así que simplemente debía tolerar a la no-tan-encantadora Takaede Megumi.

No recordaba mucho de cómo era la anterior prometida, pues solo la vio cuando era una niña un par de veces antes de que fuera a estudiar a la universidad de Tokio y todo lo que sabía se lo contó Rangiku-san, pero sabía que era una buena chica y le agradaba bastante, incluso habían intercambiado algunas cartas sobre la planeación de la boda antes de que ella simplemente no volviera a hablar con nadie en la familia. No sabía qué pasó entre ellos para que de repente todo simplemente se cancelara.

-¡Damas, ya hemos llegado!- anunció su entusiasta chofer mientras entraban a una propiedad que les abrió las puertas dejándoles ver el camino que conducía a la gran mansión, mucho más grande que la casa grande normal donde Hinamori pasó su infancia.

Luego de un minuto más de conducir, finalmente aparcaron frente a la casa donde ya los esperaba una sonriente Matsumoto Rangiku. Bajaron y Momo de inmediato corrió a saludar a la mujer mientras el chofer sacaba las maletas del auto y las cargaba hasta dentro de la mansión. Megumi se quedó un poco más rezagada comiéndose con los ojos a la enorme y lujosa mansión donde iba a vivir con su futuro esposo.

-¡Ha pasado mucho tiempo, Momo-chan!- Rangiku la sofocó en su pecho por un momento antes de finalmente liberarla. -¿Dónde está la chica?- miró emocionada detrás de ella. -¡Oh, ahí está! ¡¿Tú debes ser Takaede-san, verdad?!- corrió hacia la chica y le dio un fuerte abrazo. -¿Lista para formar parte de la familia?- le guiñó un ojo.

-Por supuesto.- Megumi sonrió forzadamente, sus ojos fijándose en el amplio pecho de la mujer mayor. -¿Puedo preguntar qué es usted de mi futuro marido?- alzó una ceja.

-Yo crié a ese jovencito y esta muchacha.- tomó a Momo del brazo. –Pero formalmente soy la ama de llaves de la casa. Puedes llamarme suegra sí quieres.- rió escandalosamente.

-¿Llamar suegra a una ama de llaves? Ugh…- Megumi susurró eso por lo bajo, pero estaba tan cerca de ellas que ambas escucharon a la perfección.

Rangiku perdió la sonrisa por un momento en lo que compartía una mirada curiosa con Momo, aunque al segundo siguiente volvió a sonreír como si nada.

-En fin, queridas. ¡Vayamos a la casa! El capitán nos espera.- aun jalando a Momo, empezó a dirigirlas a la mansión.

-¿Capitán?- preguntó Megumi confundida.

-Así llama Rangiku-san a Shiro-chan por la época en la que fue capitán de un equipo de futbol en la secundaria.- informó Momo.

-Oh.-

Llegaron a la puerta de la mansión luego de pasar el pequeño sendero con el chofer siguiéndolas de cerca con las maletas. Cuando ingresaron, la más bajita de inmediato sintió la nostalgia invadirla. Desde hace tres años que no volvía al lugar donde se crió. Era agradable estar de vuelta.

La joven prometida de su hermano se maravilló de inmediato ante la majestuosidad de la gran mansión hecha de madera pulida casi en su totalidad, con hermosas lámparas decorando las paredes y candelabros en los techos.

-Veo que por fin han llegado.- Momo jadeó contenta al ver a su hermanito bajar por las escaleras. ¡Hace tanto que no lo veía en persona! Sin embargo, su sonrisa desapareció al ver a una chica muy familiar siguiendo al famoso inventor. –Ha pasado mucho tiempo, Hinamori. Ah, y es un placer conocernos por fin, Takaede, estoy seguro de que este matrimonio nos beneficiara a ambos.-

-También estoy segura de eso, Toshiro-sama.- canturreó alegre la mujer, pero luego frunció el ceño al fijarse en la persona detrás de su prometido. –Uhh… Toshiro-sama ¿podrías explicarme quién es esa chica y por qué está tan cerca de ti?- obviamente ya estaba totalmente celosa.

-Con gusto.- una leve sonrisa tiró de los labios de Hitsugaya mientras se volvió hacia la chica de cabellos negros atados en una coleta, vestida con un vestido negro sencillo corto hasta las rodillas y un delantal blanco, dándole la apariencia de una criada. –Esta es Karin. Seguramente ya habrás oído de ella… es mi más famosa creación.-

-¡Oh!- la boca de Takaede cayó. -¡¿Ella es el robot?!- la miró impresionada. –Increíble… ¡Realmente parece humana!-

-Sí…- susurró Momo aun mirando al robot. –Realmente parece una réplica perfecta de Karin-chan.- dijo eso en voz demasiado baja para que Megumi la escuche, pero Rangiku sí pudo hacerlo y le envió una mirada de disculpa, seguramente por haberle ocultado ese dato por tanto tiempo.

Toshiro y Karin terminaron de bajar por las escaleras y se acercaron más a ellas, entonces fue cuando la treintañera pudo escuchar el sonido característico de metal y engranajes moviéndose cada vez que ella hacía un movimiento. En verdad era un robot… Pero se parecía tanto a Karin-chan… esa bonita niña que su hermanito tanto amó.

-Es un placer conocerlas, mis señoras.- el robot que se parecía a Karin se inclinó cortésmente hacia ellas. ¡Incluso tenía la misma voz que ella! –Estoy a su servicio.-

-Estará a su servicio siempre que yo lo diga.- intervino el albino. -¿Serías tan amable de ir por té y unos bocadillos, Karin? Quiero conversar con mi hermana y mi prometida.-

-Será todo un placer, amo.- se inclinó ante él una última vez antes de retirarse por una puerta debajo de las escaleras. Ella caminaba como un ser humano normal, pero el sonido de metal y engranes hacía clara su condición de máquina.

-Shiro-chan… ¿Crees que podríamos conversar a solas un momento?- miró nerviosamente a Takaede, aunque ella parecía más interesada en los costosos cuadros decorando las paredes.

-Por supuesto. Matsumoto, por favor lleva a mi prometida a la sala de estar, las alcanzaremos en un momento.- ella asintió, aunque obviamente descontenta, pero no podían dejar sola a la más joven o quién sabe qué haría. –Ven, Hinamori.- subieron por las escaleras hasta el segundo piso y salieron al balcón que daba al gran patio trasero. –Ha pasado mucho tiempo desde que estuviste aquí. Hice muchas modificaciones en la casa, esperó que no se te haya hecho demasiado extraño.-

-Se ve bien.- admitió. –Eso no es de lo que quiero hablarte, Shiro-chan… ¿Esa chica… es de verdad un robot? Y sí es un robot… ¿por qué se parece tanto a tu anterior prometida? ¿Por qué se parece tanto a Karin-chan?-

-Ella es mi mayor obra maestra.- asintió solemne. –Tal vez tardes en acostumbrarte, pero sé que pronto la amaras tanto como la amó.-

-¿Pero por qué?- lo miró un poco preocupada. -¿Por qué le diste la apariencia de Karin-chan? ¿Y por qué no te casaste con ella sí dices que la amas? Nunca me contaste qué pasó entre ustedes.-

-Karin me dejó.- masculló con el rostro cuidadosamente en blanco. –Ni siquiera su familia sabe qué fue de ella. Me dejó, pero encontré una forma de recuperarla.- sus ojos adquirieron un tinte sombrío. –Tal vez no sea verdaderamente ella, pero es mía, y no me dejará nunca. Me aseguré de ello al crearla.- se pasó una mano por el cabello. –Aun no siente como humana, sigo trabajando en ello, pero cuando pueda sentir de esa forma... Tal vez sea como sí Karin nunca se hubiera ido…- sus ojos brillaron con ilusión, pero Momo solo pudo sentirse preocupada.

-Shiro-chan… no creo que esto esté bien.- murmuró nerviosamente. –No creo que sea… saludable, para ti. Sí Karin-chan se fue, entonces habrá tenido sus motivos. No tienes que… replicarla.- tragó saliva al notar lo mal que de repente la estaba mirando. –Deberías seguir adelante. Takaede-san no es precisamente de mi agrado pero tal vez sea una buena esposa para ti. Tal vez deberías apagar a esa cosa y…-

-Karin no es una cosa, Hinamori.- gruñó él con tono protector. –No te atrevas a hablar así de ella ni a sugerir tal atrocidad como apagarla. Ella no me dejará. ¡Karin no me dejará nunca! No otra vez…- negó con la cabeza, por un momento viéndose como un niñito perdido, antes de que su gesto se volviera estoico. –Ahora vamos, mi prometida y Matsumoto aguardan.-

-Y si quieres que esa co… que tu obra maestra reemplace a Karin-chan, ¿entonces por qué vas a casarte con Takaede-san?- preguntó ceñuda, queriendo entender más de esta locura mientras bajaban por las escaleras.

-Necesito quedar bien con el gobierno para que me permitan seguir avanzando en mis investigaciones con total libertad. Ellos quieren que dé la imagen de un hombre casado, de familia, entonces la daré. Karin aún no está lista para ser mi esposa, primero que nada quiero que pierda ese chirrido metálico infernal que hace cada vez que se mueve, aunque ya estoy trabajando en eso y pronto lo lograré. Y enseñarle a sentir como humana sea probablemente lo que más tiempo me tomé, pero al menos ya empecé a trabajar en eso, he avanzado poco pero algo es algo. Luego… ya veré hasta qué punto llegaré humanizándola.- dijo con una mano en la barbilla.

-¿Planeas…?...- tragó saliva, aún más nerviosa que antes. -¿Planeas hacerla humana?- lo miró anonadada, con un mal presentimiento.

-No creo que llegue a hacerla humana del todo, pero iré tan lejos como me sea científicamente posible llegar.- de nuevo habló como si no fuera la gran cosa.

-Pero… eso no es algo así como ¿jugar a ser Dios?- no sentía que estuviera bien.

-Los humanos siempre hemos jugado a ser Dios, Hinamori. Afectando el clima, matando a todo lo que sea posible matar, modificando genéticamente a animales y a nosotros mismos, incluso traer gente de vuelta a la vida después de que lleve unos minutos muerta. Que yo vaya un poco más allá no me hace diferente, solo más listo.- bueno, eso era cierto pero aun así…

No pudo seguir hablando del tema porque llegaron a la sala de estar donde Matsumoto y Takaede ya estaban tomando el té y comiendo bocadillos.

-¡Oh, Toshiro-sama! ¡Al fin has vuelto!- Megumi lo miró encantada.

-Sí… ¿Dónde está Karin?- miró alrededor de la habitación con el ceño fruncido.

-La envié a traerme unos bombones con licor, estos son muy insulsos.- señaló despectivamente a los bombones ya colocados en la mesa frente a ellas.

Momo pudo notar el cambio en la expresión de Toshiro, él pasó de escuchar con atenta caballerosidad a mirarla como si estuviera a punto de tomar la katana que siempre llevaba en la espalda desde el atentado que sufrió a los doce años por un científico celoso llamado Aizen y enterrarla en el cráneo de su prometida, pero en cambio respiró profundo y volteó a ver a Rangiku con reproche.

-Yo le dije que no le ordenara nada sin su permiso, capitán.- ella se desentendió rápidamente. –También le dije a Karin-chan que no tenía que obedecerla, pero ella dijo que quería complacer a la futura esposa de su amo.- eso pareció relajarlo ligeramente.

-Bien… me alegra que esté tomando decisiones por ella misma. Es un avance.- se sentó frente a su prometida. –Takaede-san.- la llamó.

-¿Sí, querido?- lo miró alegremente.

-No vuelvas a ordenarle nada a Karin sin mi autorización.- las tres se congelaron ante su tono mortalmente serio, y un poco amenazante. –Ella no es una sirvienta, es mi asistente, fue creada para propósitos más grandes que cumplir tareas tan bajas. Sí quieres una sirvienta tengo robots para eso.-

Megumi tragó saliva, antes de asentir nerviosamente.

-Claro, Toshiro-sama. No se volverá a repetir.-

-Sé que no.- en ese momento, escucharon el sonido de metal y engranes acercándose. –Ah, parece que ya regreso.-

-Lamento mucho la demora, Megumi-sama. Tuve que ir a la tienda por ellos.- la imitación de Karin-chan colocó una bandeja con bombones frente a la joven hija de empresario. –Amo, imaginé que ya estaría listo para tomar el té, así que compré amanatto para usted. Esperó no le importe el gasto adicional.-

-Claro que no, Karin.- su mirada se dulcificó de inmediato. –Ven, siéntate. Deja que los robots de servicio se encarguen de esto.- aplaudió rápidamente tres veces y de inmediato llegaron pequeños robots de la altura de niños con apariencia muñecos de nieve metálicos con brazos de espagueti. –Hinamori, por favor tú también siéntate.- dijo él una vez Karin se sentó a su lado, por lo que Momo decidió sentarse también a su otro lado.

Siguieron conversando de detalles del contrato entre Hitsugaya y el señor Takaede padre de Megumi, y también de la boda.

-He decidido quedarme dos meses completos para ayudar a planear la boda. Mi esposo entiende, y llegara en un mes y medio para ayudar con los últimos detalles y asistir a la boda también.-

-¡Será bueno tenerte por aquí, Momo-chan!- festejó Rangiku dando palmaditas.

-Supongo que será bueno tener la opinión de la familia de mi prometido para planear la boda.- Megumi no estaba muy entusiasmada que se diga.

-Entonces está decidido.- el dueño de la casa asintió. –Pueden elegir cualquier habitación en el segundo piso, y pueden visitar el tercer y primer piso a su gusto, pero temó que el cuarto piso está prohibido.- eso hizo que ambas recién llegadas lo miraran confundidas. –Allí está mi laboratorio y demás cosas un poco… peligrosas. Preferiría evitar accidentes.-

-Incluso yo no puedo ir allí.- aportó Rangiku. –Solo él y Karin-chan. Ni siquiera los robots de limpieza, solo robots ya específicamente diseñados para estar por ahí. Realmente puede ser muy peligroso así que por su bien no vayan a menos que se los pida.-

-Oh, bien.- Megumi se encogió de hombros. –De todos modos no soy muy fan de la ciencia…- Toshiro la miró con una mueca ante eso y Hinamori rodó los ojos. ¿Y diciendo ese tipo de cosas esperaba que el matrimonio entre ellos funcionara?

Momo decidió escoger su vieja habitación, justo al lado del cuarto de Rangiku, mientras que Takaede solo eligió la habitación más grande que pudo encontrar.

Después de la cena de esa noche, la treintañera finalmente encontró un momento para hablar a solas con la mujer mayor en la casa.

-…Y realmente me preocupa el hecho de que el robot se parezca tanto a Karin-chan. ¡No puedo entender por qué a ti no te preocupa! Rangiku-san… ¡Creo que Shiro-chan está enloqueciendo!- le comentó alarmada mientras conversaban en su habitación.

La rubia suspiró tristemente antes de mirarla con ojos cansados.

-Sé que esto se ve mal, Momo-chan… Pero tú no lo viste antes.-

-¿Antes?-

-Cuando Karin-chan accedió a venir a vivir aquí con él, estaba tan feliz… Deberías haberlo visto, estaba como obsesionado limpiando cada rincón de la casa y preparó con tanto cariño su habitación… Estuvo realmente devastado cuando ella nunca llegó.-

-Aún no puedo creer que lo abandonara…- susurró tristemente.

-Ni yo. Ellos se amaban muchísimo. No sé qué pasó. Ella dijo que llegaría un día, él la esperó por dos días sin apartar la mirada de la puerta principal y con el celular en mano. Al ver que ella no llegaba, al tercer día salió por la puerta y no volví a verlo en toda la semana. Solo sé que en algún momento volvió y se encerró en su laboratorio, y solo supe que estaba en casa cuando un robot fue a llevarle comida. Los siguientes meses fueron un infierno, Momo-chan. Él vivía encerrado en ese laboratorio, apenas comía, apenas dormía, no hacía nada más que trabajar allí. Eventualmente volvió a dormir en su habitación, pero seguía pareciendo un desastre. Él se veía… muerto en vida. Yo intenté buscar a Karin-chan, saber por qué nunca llegó, pero no conseguí nada útil. Ella simplemente desapareció después de decirle a su familia que vendría aquí. Entonces, poco más de un año después de su desaparición, el capitán salió de su laboratorio del brazo con Karin-chan… La verdad me tomó un momento reconocer que no era realmente ella sino un robot, y fue solo por escuchar el ruido que hacía al moverse, de no ser así nunca lo habría notado.-

-Es verdad… es increíblemente parecida. Una copia perfecta.-

-Él trabajo muchísimo en hacerla así, y no pude culparlo.- la miró con tristeza. –Por mucho tiempo creí que un día entraría a su laboratorio y se mataría a sí mismo allí, solo los robots entrando y saliendo con sus pedidos me tranquilizaban. Y luego, cuando creo esa imitación de Karin-chan, él volvió a sonreír, volvió a ser él mismo… solo que un poco más… obsesionado con su robot.-

-Entiendo lo que me dices.- se mordió el labio nerviosamente. –Pero tú también trata de entender mi preocupación. Él quiere convertir a esa máquina en Karin-chan, y eso no es saludable. Por más que quiera, nunca será realmente ella y todos lo sabemos.-

-Lo sé.- se llevó una mano al rostro con pesar. -¿Pero qué puedo hacer? No quiero que vuelva a ser como era antes de que la creara, y nos guste o no ella es un gran avance en la ciencia y le dio bastante fama, por lo que no podemos forzarlo a deshacerse del robot solo porque no nos guste.-

-Esto no se trata solo de que no nos guste. Es su salud mental. ¡No puede enamorarse de una máquina!-

-Tal vez ya lo haya hecho.- ambas se miraron seriamente, antes de suspirar con resignación.

Esa noche, por más que lo intentó, la treintañera no pudo dormir. Estaba demasiado preocupada y con un mal presentimiento pesando en su subconsciente. Movida por esa sensación, se levantó de su cama y se puso una bata y sus zapatos de dormir, abandonando su habitación y subiendo hasta el tercer piso.

El tercer piso contenía una habitación que hacía de biblioteca, el gimnasio que su hermano siempre usaba y otras habitaciones que usaban para almacenar cosas, en el tercer piso solía estar el laboratorio, pero ahora que había agregado un cuarto piso allí estaba y seguramente allí estaba también su nueva oficina, ya que no la encontró cuando abrió esa puerta en el tercer piso.

Miró las escaleras que llevaban al cuarto pisó y mordisqueó una de sus uñas con vacilación. ¿Debería subir? Esta siempre fue su casa así que tenía tanto derecho como él pese a que ahora era el que vivía aquí y el que la mantenía. Aparte… también estaba muy preocupada por él, y dudaba que estuviera en su sano juicio en este momento. Necesitaba echar un vistazo. Solo sería un corto vistazo y entonces volvería a dormir.

Subió por las escalares y llegó al cuarto piso, que estaba bloqueado por una puerta que requería de una contraseña de cuatro números. ¿Pero cuáles? Bueno… conociendo a su hermano y su obsesión con Karin, probablemente sería algo relacionado con ella. Con un poco de duda, introdujo las siglas del seis de mayo, cumpleaños de la joven desaparecida. Suspiró aliviada al ver la puerta abrirse rápidamente. ¡Había acertado!

Entró de puntillas al lugar, estremeciéndose ante el desorden de cables, maquinaria, y trozos de metal por todas partes. ¿De verdad este era el laboratorio de un obseso con la limpieza y el orden como Hitsugaya Toshiro? Sin duda perder a Karin lo había afectado de muchas formas.

Estuvo mirando alrededor por un par de minutos aunque alejada y sin tocar nada, con demasiado miedo de que alguno de esos trozos de metal de repente se moviera y le arrancara el brazo. Luego de un tiempo, sin embargo, escuchó murmullos por detrás de una puerta y se acercó curiosa a esta, pegando la oreja para poder escuchar mejor.

-…Sí usted es feliz, amo, entonces yo soy feliz.- esa era la voz de Karin… o más bien de la réplica de Karin.

-¿Y segura que no estás celosa de mi prometida? ¿Ni un poco?- ese era su hermano, sonando un poco frustrado.

-No, amo.-

-¿Y qué piensas de ella? Quiero que me respondas con sinceridad.-

-Siempre respondo con sinceridad a menos que me pida lo contrario, amo. En cuanto a su prometida, pienso de ella que es una mujer de veintiún años, 58 kilogramos, un metro y sesenta y ocho centímetros de altura, con ojos verdes, cabello castaño oscuro, piel blanca, talla número…-

-Karin, te pedí tu opinión subjetiva, no una descripción.- la interrumpió con voz fría.

-Por una evaluación de su personalidad en las tres horas trece minutos 28 segundos que convivimos, encontré su personalidad muy incompatible con usted, amo, parece tener complejo de superioridad y ser muy superficial, aparte de estar interesada más en su fama y dinero que usted.-

-¿Entonces no te agrada?- él sonó feliz por eso.

-Me agrada su apariencia y su forma de hablar es adecuada y bella. Su personalidad podría necesitar actualizaciones, sin embargo.- por actualizaciones Momo supuso que se refería a mejoras.

-¿Te desagrada la idea de que me case con ella?- él esta vez habló en voz más baja, esperanzada.

-No, amo.- eso lo hizo bufar con clara irritación.

-Dime, Karin… ¿No me amas?-

-Claro que sí, amo.-

-Habló en serio, Karin… ¿Me amas? ¿Me amas tanto que me quieres solo para ti?- ahora hablaba con suplica desesperada, rogándole por que le demostrara ser más que una máquina.

-Disculpe, amo, pero no entiendo su pregunta, por favor reformule.- hubo una pausa luego de su contestación inmediata y carente de emociones, antes de que pudiera escuchar el suspiro derrotado del Hitsugaya.

-Olvídalo… seguiremos trabajando en esto luego. Al menos has avanzado algo, supongo… Ahora, ven aquí.-

En respuesta a su pedido, Momo escuchó el sonido robótico que hacía la réplica de Karin-chan al caminar, y entonces no escuchó nada más que el suave susurro de ruidos sordos que no supo identificar.

Curiosa por qué estaba pasando ahí adentro, Hinamori frunció el ceño y se puso de rodillas para poder mirar por el hueco de la cerradura. Por un momento solo pudo vislumbrar el escritorio, luego cambió el ángulo y lo que vio la dejó sin aliento.

Toshiro tenía a la copia de Karin abrazada a su cuerpo, mientras besaba sus labios con dulzura. Ella solo se quedaba parada ahí, con los ojos abiertos y la mirada vacía, sin moverse mientras se dejaba besar por su creador. ¡Él estaba besando al robot!

Era oficial, Hitsugaya había enloquecido por completo. Él se volvió loco y tal vez estuviera más allá de la salvación. Pero Hinamori tenía que intentarlo de todas formas.

Sí, ella lo salvaría, pensó decidida mientras salía del cuarto piso escapando de vuelta hacia su habitación. Lo alejaría de esa máquina que se había vuelto su obsesión y le regresaría la cordura. Pero para conseguirlo, también debía averiguar de una vez por todas qué fue lo que le pasó a la verdadera Karin. Solo entonces el verdadero Toshiro podría regresar.

Fin.

¿O no?

Bueno, fin por ahora xP

Les di los dos ultimos fics con finales cerrados porq sabia q querrían matarme cuando leyeran el final tan abierto de esto x'D

Esto fue creado originalmente para ser un Long-fic, pero ahora planeo convertirlo en un Three-shot, o un Multi-Chapter de cuatro o cinco caps, tendre q pensar eso luego o.o

No se preocupen, planeo hacer una continuación de esto, solo q no sé cuando n.n

Ah, y lamento subir esto tan tarde... estaba concentrada en otra cosa y como q me olvide :P

Este fic tambien forma parte del Reto FanFiction!

Género del fic: Ciencia Ficción.

En unas horas subire otro One-shot! ;D

Ojala q esto les haya gustado y los personajes de Tite Kubo!

COMENTEN! *o*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!