Disclaimer: Ni Dragon Ball ni sus personajes me pertenecen...
Círculo completo
(Full Circle)
Un fic de Nora Jeminsen
Traducción por Apolonia
Nota de Autora: Bueno, aquí está al fin (para aquellos que no pueden acceder a mi página web, de todos modos ^_- ): "Círculo completo," la historia de Ko Shiatar y cómo lidió con sus versiones de Vegeta y Kakarotto durante ese año "desaparecido" de "El último guerrero." Para aquellos que no leyeron EUG, no tienen que hacerlo para entender CC, pero lo recomiendo; tendrá más sentido si lo hacen.
Y un par de advertencias. a) Esto es largo como el demonio.26 capítulos, sin contar la pequeña historia "epílogo" que ya está escrita. Estén preparados para ese largo arrastre. b) A pesar que esta historia está basada en el alegre universo Dragon Ball, es una historia de "universo alternativo"... y el mundo de Shiatar es mucho más oscuro que el que están acostumbrados. c) Aunque Dragon Ball es un 90% acción, hay mucho desarrollo de personaje en esta historia; no se quejen si (¡jadeo!) si leen más de un capítulo sin una pelea. ^_^ d) CC no es tanto de romance como lo fue EUG, pero hay un elemento romántico; para aquellos de ustedes que odian las cosas sentimentaloides, tengan cuidado. =) e) Hay un pequeñín de cítrico (en contexto sexual, pero no lemon); consideren esto su advertencia.
Umm... er... no puedo recordar si eso es todo o no, pero... si me he olvidado de algo, les haré saber. ^_^
¡Espero que les guste!
Nora
Dragon Ball Z: Círculo Completo
(Parte Uno: El mortal juego comienza: ¡Shiatar regresa!
"Todo cambió cuando los Saiyajin vinieron. Ellos destruyeron nuestras ciudades, y construyeron nuevas ciudades suyas. Mataron a nuestros líderes, y colocaron al Príncipe Vegeta en sus lugares. Nosotros nos convertimos en sus esclavos, como también nuestros hijos.
"Fue una maravilla que fuésemos capaces de retener algún atisbo de esperanza, durante esos largos, oscuros, dolorosos años. Pero tal vez fue porque sabíamos que tanto uno de nosotros sobreviviera, tanto uno de nosotros tuviera la fuerza para luchar, había una oportunidad. Una oportunidad, si bien remota, que un día, seríamos libres de nuevo."
---El Líder, Memorias de la Ocupación, Pt. 1
Había una vez, una niñita que nació siendo una guerrera.
Nació de una Humana, pero ella no era completamente Humana; en su áspero, difícil mundo, era común que los niños como ella nacieran. Media raza, hijos de guerreros que habían conquistado la Tierra, y sus esclavos Humanos. Su madre, sabiendo que no se le permitiría quedarse con su hija, le dio la única cosa propia que podía: un nombre. El nombre personal que le dio a la niña fue quitado y reemplazado por otro ---Shiatar, el nombre de un arma. Un nombre de fuerza. Pero el nombre de familia estanca, y aunque la familia contó poco en el mundo de Shiatar, era lo único que le quedaba de su madre, y por eso lo mantuvo.
Fue vendida a la arena a la edad de cinco años: alguien había notado que incluso entonces, era una guerrera. El entrenamiento por el que pasó no tenía respeto por su niñez; tenía que volverse fuerte y crecer, o morir. Ella era una esclava, pero también era orgullosa, y cuando fue derrotada durante sus primeras partidas en la arena, hizo un voto que no se permitiría ser derrotada de nuevo. Trabajó duró, entrenó largo tiempo, y lentamente se convirtió en la guerrera más mortal en la historia de la arena. Era muy, muy buena... y muy, muy implacable. Tan filosa y tan fría como la cuchilla de mano por la que fue nombrada.
A la edad de diecisiete años, luchó hasta llegar al máximo de su clase, y ganó el mayor honor que un esclavo como ella podía ganar. Como recompensa, fue dada a un terrible hombre. Quien le hizo terribles cosas. El shock de esto fue tan grande que despertó un increíble poder dentro de ella... un poder que no pudo controlar. Con él, escapó del hombre, pero en el proceso mató a la amable esclava Humana que la había confortado, la única amiga que había tenido en su corta vida. A través de su dolor escudó su frialdad por primera vez, y encontró una nueva resolución. En memoria a su amiga, hizo otro voto: lucharía, ahora, por la gente que había sufrido como ella había sufrido. No dejaría de luchar, hasta que su mundo fuera libre.
Juntó otros de su mundo, que buscaban liberar a los Humanos y los media raza del opresor gobierno de sus amos guerreros. Por varios años de nuevo encontró consuelo en la batalla, pero esta vez era una batalla de otro estilo: trabajó como parte de un equipo, luchando junto a otros de su tipo para hostilizar y hostigar a los Saiyajin en cada momento. Y mientras había estado en la arena, fue muy, muy buena.
Luego vino el día que todos los esclavos se sublevaron, y ella voló a la vanguardia de la carga. Estuvieron muy cerca de ganar... pero no lo cerca suficiente. El Príncipe de sus enemigos revelaron que él había descubierto un nuevo ---aún así antiguo--- poder, un poder de leyenda, demasiado grande para resistir. Shiatar vio a sus compañeros caer, uno por uno. El movimiento de resistencia, por el cual ella había luchado tan duro, fue completamente destruido. Se escondió por un tiempo, luego, con nada que le quedase para vivir, fue a enfrentar a su gran enemigo, sabiendo que perdería, pero determinada en morir luchando. Fue derrotada de nuevo.
Al borde de la muerte, la fortuna intervino; accidentalmente fue batida a otro mundo. Otra Tierra, donde conoció a un hombre que pudo enseñarle los secretos del poder que necesitaba. Un hombre que hubo hecho frente algo como los mismos peligros y penurias que ella había hecho frente. Uno hombre quien, eventualmente, comenzó a amar. Pero nunca olvidó su voto, y tan pronto como estuvo lista, lo dejó atrás para regresar a su propia Tierra. No podría ser feliz con él mientras su mundo todavía sufría. No evadiría las batallas que eran de ella, sola, para hacer frente.
Siempre había sido una guerrera.
Ciudad Vegeta era un lugar de capas. Era una hermosa ciudad, estado del arte, una joya en medio del Imperio ---más magnífico, se decía, que incluso la capital en Vegeta-sei. Una ciudad ordenada, a pesar de su vasta complejidad; el orden complacía a su amo y tocayo. Desde las grandes, brillantes agujas que tocaban las nubes a los esclavos limpiando en la oscuridad, las calles de adoquin debajo, toda y cada parte de la joya Imperial ---instalaciones y habitantes iguales--- conocían su lugar. Era una ciudad de luz en la superficie, sombre debajo de la piel... y las sombras creían más profundo con cada día que pasaba.
Con un suspiro, el penoso esclavo gris apropiado bajó su mirada y volvió a su trabajo, empujando el gran escobillón contra las piedras para barrer la basura acumulada. No había ningún Capataz u Observador en esta parte de la calle, pero él sabía mejor que dejar de trabajar por demasiado tiempo; siempre estaban cerca, y ser atrapado soñando despierto era una manera segura de ser golpeado a latigazos por su problema. Apretó sus dientes ante el pensamiento; los Saiyajin eran amos perezosos, en el mejor de los casos, dado que tenían robots y otras razas para hacer las cosas de cuidado de esclavos por ellos... pero los Observadores, tenía que admitir, eran perfectos para la tarea. Los androides nunca se cansaban; prácticamente veían todo ---y sus látigos de energía siempre estaban listos. Y serían rápidos en reprender a cualquier esclavo que encontraran alzando la vista al cielo matutino, particularmente a un esclavo que estuviera de pie erguido y orgulloso cuando estuviera sin vigilancia. Los Observadores, sabía él, estaban programados para dar una medida extra de castigo a cualquier tipo de esclavo. Un esclavo que no parezca conocer su lugar.
Un día, pensó para sí, empujando lo último de la basura a un compactador antes de girarse de la calle para limpiar el callejón al cual había sido asignado. Este callejón estaba a lo largo de la barrera del sur del Palacio mismo, pero no hubiera importado si este era un callejón en incluso la más profunda inmundicia del cuartel de subastas. Incluso los callejones, en Ciudad Vegeta, tenían que estar limpios. Un día, pondremos a todos los Capataces en una gran pila y los haremos volar al infierno. Y rostizaremos a sus tres veces malditos amos sobre la hoguera que quede. Podemos usar las cenizas como fertilizantes, para hacer crecer un nuevo mundo. Un día.
Semejantes pensamientos ayudaban a hacerlo más fácil.
Se movió en el callejón, que estaba demasiado espeso con sombras que a pesar que era apenas después del alba y que el sol se había elevado brillante en el cielo, pudo como también haber entrado a una cueva. Se detuvo por un momento, escuchando desde el otro lado del Palacio el rugido de una masiva multitud, y suspiró, aliviado que, por una vez, su baja categoría como penoso le preveía con algún privilegio. Había una asamblea en proceso en el vasto patio del Palacio, y gracias a Kami-sama que no tuvo que atender. Sonaba como que sus amos estaban teniendo una gran diversión en esta radiante, hermosa mañana, y cuando los Saiyajin se divertían, la gente sufría. Para toda su alta tecnología y supuesta superioridad, sus verdaderos colores salían a la luz en momentos como este. Ellos eran una raza de salvajes.
Un sonido y una extraña, punzante sensación en la parte de atrás de su cuello lo alertaron, y se asustó violentamente, ya formulando una disculpa mientras se volteaba para enfrentar a lo que seguro era un Observador, y maldiciéndose en silencio al mismo tiempo por su desatento. Pero... frunció el ceño, miró alrededor, su cuerpo se tensó por el primer carraspeo del látigo. No había ningún Observador a la vista. El sonido, sin embargo ---un bajo, monótono murmullo--- todavía estaba presente, pareciendo venir de ninguna dirección en particular. Dio un paso más en el callejón, mirando entre las sombras a lo largo de la pared del Palacio, y al principio no pudo divisar nada. Entonces, con un escalofrío de inquietud, lo divisó ---un perfecto círculo de oscuridad grabado contra la oscura pared. Podía verla sólo porque era oscuridad absoluta, en comparación con la relativa oscuridad del callejón; parecía como un túnel al espacio mismo. Miró fijamente en shock, pero se acercó de todas maneras, preguntándose por este extraño fenómeno. Se había acostumbrado a cosas extrañas apareciendo de la nada, bajo el mando de los Saiyajin ---todos se habían acostumbrado--- pero tenía que admitir que esto tenía que ser la cosa más extraña que había visto en un largo tiempo.
Repentinamente la oscuridad cambió, haciendo remolinos y creciendo en luminosidad hasta que el túnel parecía estar pomposo con la espesa niebla gris, levemente luminiscente en contraste a las sombras. Casi inmediatamente la niebla se partió, y una figura apareció a través de ella.
El lacayo cayó, hundiéndose momentáneamente en un agache de combate antes que recordó no hacerlo, y en cambio se aferró a su escoba de manera protectora. Si esto era alguna nueva arma Saiyajin ---habían habido rumores que alguna clase de dispositivo de tele-transportación había sido perfeccionado--- entonces tendría que observar cada detalle de este. Y esperar ---si la figura era Saiyajin--- sobrevivir el tiempo suficiente para hacer un reporte.
Pero mientras miraba, la figura se detuvo, volteándose para mirar al círculo de niebla. El lacayo frunció el entrecejo, evaluando rápidamente. No era alta, mujer, contextura atlética. Usaba un traje oscuro y una armadura blanca, pero notó inmediatamente que no tenía cola. ¿Una semi-Saiyajin, entonces? Si lo era, una tonta ---sólo los Saiyajin tenían el derecho de usar una armadura, y cualquier bajo esclavo que fuera atrapado usándolo podría ser asesinado en el momento por la impertinencia. Pero ella parecía Saiyajin, con una bastante larga melena de salvaje negro cabello, estaba de pie con la espalda erguida, el aire de guerrera a su alrededor. Mientras él miraba fijamente, ella miraba el círculo mientras se volvía tenue repentinamente, luego se encogió, disminuyendo en segundos a un círculo de la mitad de su radio original, luego un cuarto... y luego desapareció, titilando. La mujer miró fijamente por unos momentos al punto donde había estado, en silencio. Luego se volteó, mirando alrededor, frunciendo el ceño mientras evaluaba su orientación. Se giró hacia el sirviente, y él se tensó de nuevo mientras ella lo notaba. Ella se puso rígida. Se encaraban uno a otro en el callejón, sin decir nada.
Al momento que él logró darle un buen vistazo, supo que ella era, de hecho, un semi-Saiyajin, a pesar de su apariencia ---los Saiyajin de raza pura nunca han tenido ojos verdes. Por lo que ella debe ser una esclava, también... ¿pero qué era ese extraño círculo del que vino? ¿Por qué estaba vestida de esa manera? ¿Y quién demonios era ella? Era, notó inmediatamente, bastante joven; era a veces difícil decirlo con los semi-Saiyajin, pero él calculó que debía estar en sus veinte como máximo. Aún así su mirada era directa y dura, haciéndola ver de mucha más edad que sus años. Era bonita, pero de una muy marcada, fría manera ---bonita como un lindo cuchillo, o una bien afilada espada. Linda de mirar, mortal para tocar. Y había algo sobre ella... No podía sentir su ki en lo absoluto. Interesante ---así que ella sabía como ocultar su ki, también. Pero a pesar de eso, él podía sentir, en un nivel puramente instintivo, un aura de poder en ella...
Y por alguna razón, su rostro era familiar. La miró fijamente, tratando de ubicar ese rostro. En ese momento, la multitud rugió de nuevo en la cercanía, y la mujer se tensó visiblemente, levantando su mirada al cielo. Él frunció el entrecejo, y repentinamente vino el reconocimiento, pero lo descartó. No podía ser. Ella estaba muerta...
Pero la mujer, aparentemente sintiendo algo de lo que estaba sucediendo al frente del Palacio, frunció el ceño y apretó sus dientes en ira. "Kuso," murmuró, para sí misma. "Saiyajin bastardos. Comenzaron sus matanzas temprano hoy."
Su sospecha se cristalizó, aunque difícilmente parecía posible ---rumores decían que esta mujer, si era quien él pensaba que era, había sido asesinada luchando contra el Príncipe. Había estado desaparecida por meses, y entonces el rumor hubo sido generalmente aceptado como verdad, pero aquí estaba ella, llana como el día. Y si él tenía razón, se dio cuenta, sintiendo una oleada de algo que no había sentido mucho últimamente ---esperanza--- entonces se les acaba de entregar el primer pedazo de buena suerte que ha venido a la resistencia en un dolorosamente largo tiempo.
Pero ahora tenía que confirmar su sospecha, y había sólo una manera de hacer eso. Dio un paso hacia adelante, moviendo la escoba a una posición menos agresiva, y notó que ella cayó inmediatamente en un agache, las manos levantadas defensivamente. Sí, esta tenía que ser ella.
"¿Ko?" preguntó él, manteniendo su voz baja. Habían oídos por todas partes. "¿Ko Shiatar?"
Viajar a través de dimensiones, Shiatar reflexionó mientras salía del portón de la DITMIX, era algo parecido a nacer.
No dolía, no era desagradable ---aunque estaba segura que podía serlo, si algo salía mal con el equipo--- pero en un nivel simbólico, era verdad. Por unos meses, había dejado de existir en este mundo. Y ahora que había vuelto, casi una persona diferente de la que había existido antes. Entonces había sido una derrotada, rota niña, aferrándose desesperadamente a una última esperanza de libertar desperdiciando su vida en una inútil batalla... ahora era más grande y mucho más fuerte. Ahora tenía verdadera esperanza. Así que de una manera, había vuelto renacida, con la entrada como su canal hacia dentro del mundo. Le gustaba la metáfora; encajaba bien.
No había sentido nada cuando pasó por la puerta, sólo un hormigueo en su piel, y luego en lugar de el desordenado laboratorio de Bulma de repente había estado en un oscurecido callejón, el aire fresco contra su piel. Era invierno aquí, como había sido en el otro mundo, y ella estaba afuera. Eso no estaba bien ---ella había esperado entrar en el Palacio mismo, en alguna habitación correspondiente al laboratorio de Bulma. Tal vez las dimensiones paralelas no estaban tan cerca como ella pensaba.
Se volteó para mirar mientras la puerta comenzó su ciclo de cerrado. Por un momento, sufrió una repentina urgencia de volver ---no por miedo, porque conocía los peligros de este mundo, o nostalgia; lamentable como era, esta era su casa, no esa otra hermosa, libre Tierra. No, era un rostro que vio en las neblinas de la puerta que casi rompieron su resolución de nuevo. Cerró sus ojos y todavía veía ese rostro, y por un momento vaciló, destrozada de nuevo ---pero no. Había tomado su decisión. No podía echarse atrás ahora. La puerta ya era demasiado pequeña para que pudiese pasar a través de ella sin percances, y se había asegurado que no hubiese ningún seguidor de ese otro mundo. Sus puentes estaban todos quemados. Había sólo un camino de regreso, ahora... y ese era la vitoria. Era un incentivo extra para ganar.
Te prometí que volvería, dijo silenciosa al rostro grabado contra sus párpados cerrados. En los ojos de su mente él se volteó, sus tranquilos ojos azul claro, su media sonrisa suave y un poco triste; sus sonrisas eran siempre, ella había notado, sólo un poco tristes. Pero esa tristeza se había ido completamente por primera vez, sólo por un rato, la noche anterior... Por un momento sintió sus dedos en el borde de su rostro, corriendo su cabello con esa cuidadosa, nostálgica manera suya, y su esencia ---sutil y picante y masculina--- viniendo del otro lado de su rostro, antes que desechase las imágenes. Él no estaba aquí, y fantasear no le haría ningún bien cuando necesitaba concentrar su mente en el aquí y ahora.
La puerta se había encogido al tamaño de una moneda ahora, y se obligó a mirarla. Te prometí que volvería, pensó de nuevo, esperando que sus pensamientos pudieran de alguna manera alcanzarlo a través de esta última, tenue conexión a su mundo. Siempre mantengo mis promesas, Trunks. Recuerda eso.
La puerta desapareció, y ella se quedó de pie sola.
Suspiró, y dejó a un lado sus sentimientos; no tenía ningún sentido ponerse sentimental ahora. Girándose para hacer un balance de sus alrededores, se dio cuenta que, al menos, estaba cerca del Palacio. Así que al menos todavía tenía el elemento de la sorpresa. Podría entrar y ocultar su ki, en lugar de volar; no creía que sería capaz de esconderse en una ciudad llena de Saiyajin. De hecho, tenía suerte de haber emergido en un lugar así, sin ser vista, así no tenía que comenzar a luchar desde el principio---
Su mirada rastrilló sobre la pequeña figura de pie en el callejón con ella, y se tensó, una sobrecarga de ansiedad moviéndose a través de ella inmediatamente. No sin ser vista, entonces ---¿pero era esta persona amiga, enemiga, o un neutral transeúnte? Ella no tenía muchos amigos en este mundo, y ninguno de ellos hubiera sabido que estaba viva, mucho menos que estaba volviendo aquí y ahora. Así que eso deja sólo dos opciones. Una fiesta neutral que ella podría ignorar; tal vez dejarlo inconsciente para prevenir una alarma. Un enemigo... bueno, tendría que lidiar con el enemigo. Con suerte podría hacerlo sin revelarse.
Pero la figura se enderezó también, y ella reconoció a un esclavo público común, uno de los cientos que limpiaban las calles de la ciudad premio del príncipe. Usando el gris liso traje de un Humano ---y a pesar que primero había pensado que podía ser un niño, se dio cuenta bruscamente que ningún niño podría ser así de fornido. Un adulto entonces ---más bajo que ella, para su asombro. Había sabido que los esclavos comunes reciben escasas raciones, pero no había sospechado que incluso el hambre podría ralentizar el crecimiento de un Humano tanto como esto...
"¿Ko? ¿Ko Shiatar?" el Humano preguntó repentinamente, y ella se tensó de nuevo, mirándolo y mirando alrededor. No parecía ser una emboscada...
"¿Quién eres?" demandó ella al final, manteniendo su voz baja también. Había sido un hábito, una vez, hablar a un nivel que los Observadores no pudieran escuchar; ahora tenía que hacer un esfuerzo por recordar. El mundo de Trunks la había hecho más fuerte, pero menos prudente. Tendría que trabajar en eso. "¿Cómo sabes mi nombre?"
La figura vino hacia adelante, y ella vio entonces que él estaba sonriendo. "Nos hemos conocido antes," dijo, "y de todas maneras, reconocería tu rostro en cualquier lugar. Todos nosotros sabemos quien eres. 'La fortuna hace extraños compañeros de camas,' dicen por ahí."
Ella lo miró fijamente, sobresaltada, y respondió automáticamente, "'Pero una buena fiesta hace unos más extraños.'" Él le sonrió en respuesta, y ella finalmente comenzó a relajarse. ¿Este pequeño barrendero de calles estaba en la resistencia? Pero le angostó los ojos, recordando que él había dicho que se habían conocido. Y repentinamente el reconocimiento hizo clic. "Te reconozco, pero no puedo recordar tu nombre..."
"Debería esperar que me reconocieras. La pregunta es, ¿qué estás haciendo aquí? ---No importa, este no es el momento. Este lugar no es seguro, sabes eso. Ven conmigo."
Ella comenzó a seguirlo automáticamente, y luego se detuvo, frunciendo el ceño. No había esperado que la resistencia estuviera viva todavía; cuando ella se había ido, el Príncipe estaba aniquilando sistemáticamente cualquier rastro de movimiento ---incluyendo su propia gente. Pero a pesar de lo complacida que estaba en ver eso, al menos, algunas de las ramas Humanas del movimiento habían sobrevivido, ella no había vuelto para una reunión; tenía un propósito diferente ahora. "No," dijo, deteniéndose. " Vine a desafiar a Vegeta. Voy a hacer eso ahora."
Él la miró fijamente como si se hubiera vuelto loca, pero ella lo ignoró, volteándose para seguir el ki del Príncipe dentro del Palacio; recordaba esa pesada, ardiente aura en sus pesadillas. No estaba lejos, a pesar que él en realidad no estaba dentro ---ahí, en los escalones del frente del Palacio. Dios, entonces sería capaz de desafiarlo en el acto...
Pero su compañero agarró su brazo, sobresaltándola. "Puedes desafiar a Vegeta después," dijo bruscamente de manera urgente. "Como cuando no está rodeado por la mitad del maldito ejército, la mayoría de los esclavos en la ciudad, ¡y Kakarotto! ¡Vamos!"
Se sorprendió y resistió su jalar de nuevo; había estado tan concentrada en Vegeta que en realidad no había pensado en asignar sus sentidos a algo más. Ahora detectó la verdad en la declaración del hombre ---habían varios miles de kis individuales cerca en el patio con Vegeta, incluyendo ambos las variadas, fácilmente reconocibles firmas de Saiyajin y los más débiles, menos distintivas energías de los numerosos Humanos. Y otro ki que era tan familiar ---y casi igual de poderoso--- que el del Príncipe. Kakarotto. Como de costumbre, al lado del Príncipe.
Su corazón se hundió inmediatamente. Incluso si fuera lo tonta suficiente en intentar enfrentarse a Vegeta y Kakarotto al mismo tiempo, no se atrevía ahora; no sólo atacarían todos los Saiyajin reunidos también, sino que todos esos Humanos en el patio podrían ser atrapados en el fuego cruzado de la batalla resultante. Los Saiyajin no pensarían en nada de aventurar bolas de fuego y y todo eso al azar, asesinando a inocentes transeúntes como así también a su deseado objetivo. Así que cualquier muerte Humana estaría en su cabeza.
Suspiró en frustración. Esto era culpa de Trunks, maldición. Nunca hubiera considerado el costo en vidas de entrar en una batalla antes de haberlo conocido.
El Humano al lado de ella jaló de su brazo de nuevo. "¡Vamos, baka! Tenemos suerte que la asamblea está sucediendo ahora; difícilmente hay alguien alrededor, ¡pero si uno de los Observadores nos atrapa estamos muertos! Bastante mal que estés usando esa maldita armadura... ¡Ahora muévete! Hay un lugar donde podemos escondernos a una cuadra o algo de aquí, ¡pero tenemos que llegar allí sin ser vistos!"
Molesta, lo siguió a través del callejón, corriendo rápidamente a través de la desierta calle; ambos se tensaron por un momento, agachándose en otro callejón, mientras una sombra pasaba por arriba. Era un Observador, por su puesto; su plateado rostro sin facciones moviéndose incesantemente mientras flotaba sobre la calle, el látigo de energía enrollado vagamente en su mano de metal. Pero aparentemente pero no encontrar ninguna infracción de esclavos para observar, fluctuaba, y el Humano a su lado liberó un suspiro de alivio.
"Temía que se diera cuenta que había abandonado mi ruta de limpieza, pero no debió haberme visto," murmuró para sí mismo, luego la miró. "¿Entonces dónde has estado todo este tiempo?"
Ella sonrió. "En un lugar seguro. Es una larga historia."
"Aa. Si esa cosa de la que apareciste es de alguna indicación, estoy seguro que es una interesante."
En la distancia, la multitud rugió de nuevo, y Shiatar frunció el ceño, escuchando. "¿Qué está sucediendo?" preguntó al hombre a su lado. "¿Una asamblea, y tan temprano en la mañana?"
El rostro del hombre se volvió desolador, "Ejecuciones," dijo firmemente. "Han estado ocurriendo casi constantemente en los últimos meses. Desde que tú ---desde la rebelión, Vegeta ha estado obsesionado con eliminar lo último de la resistencia. Particularmente..."
Shiatar recordó como habían sido las cosas cuando ella se fue, y se dio cuenta lo que el Humano no estaba diciendo. "Particularmente los semi-Saiyajin," terminó, sintiendo un frío en la boca de su estómago.
El hombre asintió, infelizmente. "Las asambleas son el último entretenimiento, ya que sin los semi-Saiyajin, los juegos de arena han terminado," continuó. "No quedan muchos de tu clase. "Han tenido las asambleas menos frecuentemente últimamente."
Shiatar apretó sus puños mientras la multitud rugía de nuevo; sabía que incluso los Humanos ovacionarían el espantoso espectáculo con los Capataces de pie a su alrededor. Ejecuciones... y podría bien ser el último de su gente muriendo en los pasos. Y había entendido el desliz del hombre, también. "Esto ha estado sucediendo desde que desafié a Vegeta," dijo, angostando sus ojos hacia él. "Porque el Príncipe debió haberse dado cuenta que otros semi-Saiyajin estaban vivos todavía, si yo lo estaba. ¿Cierto?"
El hombre palideció culposamente, luego asintió al final. Shiatar apretó sus dientes en furia ---y culpa. Demasiadas muertes más en su consciencia... pero si atacaba ahora, sería capaz de prevenir un par de esas muertes...
El hombre a su lado sintió el leve aumento de su ki casi antes que ella misma lo sintiera. "No es cierto," dijo, agarrando su brazo de nuevo airadamente y sobresaltándola. "No seas estúpida. Eres más fuerte ahora, puedo decirlo, pero incluso tú no puedes enfrentarte contra esa clase de reunión. Sólo estarías desperdiciando tu propia vida y desperdiciando muchas de otros."
No sabía si él tenía razón o no sobre su fuerza, pero él le recordaba a los no combatientes que podrían estar lastimados por su impetuosidad, y suspiró, cediendo. Viendo su aquiescencia, su compañero asintió. "Es bastante obvio que no has cambiado mucho," dijo él, obligándola a sonreír. "Así que creo que nadie creerá que eres una espía convertida. Te interrogarán cuando lleguemos a un lugar seguro." Miró hacia el cielo. "La mayoría de los Observadores están en la asamblea, manteniendo el orden. El que vi es uno de los pocos que quedan en una patrulla regular. Aún así, no tenemos mucho tiempo hasta que vuelta a esta dirección. Es sólo en frente; vamos."
Lo siguió y corrieron entrando a un corto, redondo edificio, aparentemente residencial por la apariencia de los balcones que lo rodeaban; pero estaban en el distrito de los diplomáticos, donde invitados del Imperio se quedaban cuando venían a visitar al Príncipe. ¿Qué clase de lugar seguro podía haber en una residencia en esta zona?
Tan pronto como pasaron a través de la puerta interna, sin embargo, ella apretó sus dientes, reconociendo inmediatamente la amplia habitación con sus cortinas y almohadones de seda y gasa cubiertos por todas partes ---al otro lado del mínimo mobiliario, cubriendo el suelo rodeando el hoyo en el centro del suelo. Una casa de placer. Debió haberlo supuesto; incluso los Saiyajin de alto rango y los diplomáticos les gustaba divertirse. Afortunadamente, siendo temprano en la mañana, el lugar estaba tranquilo, su habitación principal vacía. Shiatar sonrió entonces, y un entendimiento vino ---una casa de placer era la perfecta casa segura para la resistencia. Los Observadores anticipaban extrañas idas y venidas a todas horas, y eran usualmente manejadas por los esclavos directamente; lo que es más, los Saiyajin que no frecuentaban semejantes lugares eran usualmente más adecuadamente distraídos por los servicios ofrecidos dentro para notar actividades sutiles ilícitas bajo la superficie. ¿Quién esperaría que la resistencia corriera hacia semejante lugar? De hecho, dada la clientela de alta clase que esta casa particular probablemente ofrecía, Shiatar sólo apostaba que las mujeres usaban sus encantos para averiguar información extremadamente útil para el movimiento...
A un lado de un cuarto, las cortinas ondearon y una mujer salió, también vestida en un traje gris ---así que no era una de las mujeres que trabajan aquí. Era más grande, de todas maneras, de lo que Shiatar había esperado; bastante pasada la mediana edad, aunque todavía era bastante bonita. De hecho, le recordó a Shiatar abruptamente a Bulma...
"¿Qué estás haciendo aquí?" la mujer preguntó al hombre a su lado, frunciendo el ceño. "Sólo cerramos por el día; se supone que deberías estar en el trabajo del detalle." Se detuvo bruscamente, mirando fijamente a Shiatar, tomando el traje negro y la armadura.
"Lo estaba," respondió el hombre, "pero mira lo que encontré."
La mujer abruptamente cruzó sus brazos sobre su pecho y comenzó a reverenciarse en el ritual de la deferencia esclava ---luego se detuvo, mirando más atentamente el rostro de Shiatar. "M-masaka," resopló. "Ko Shiatar..."
"Mmm-hmm," el hombre asintió, sonriendo. "Consigue el comunicador lo más rápido posible. Ya-sabes-quien va a querer escuchar sobre esto."
Esa fue la segunda vez que uno de estos Humanos la habían reconocido; no se había dado cuenta que ninguno de los semi-Saiyajin eran conocidos por la rama Humana de la resistencia. "Disculpen," objetó ella, "pero estoy un poco confundida..."
"Oh, sí, sí," dijo el hombre, golpeándose su frente con una mano. "Olvidé que has estado de incógnito por algún tiempo, y han habido algunos cambios desde que desapareciste. Sabes que tendremos que interrogarte, y revisar tu historia, pero sólo el hecho que sabemos que el Príncipe ha estado destrozando nuestro mundo buscando por ti sugiere que tu seguridad no ha sido puesta en peligro." Suspiró, considerando, y luego sonrió. "Oh, bien. Usualmente voy con mi barriga, de todas maneras."
Levantó una mano hacia la mujer, que hizo una reverencia para saludar. "Esta es mi esposa, Marron," dijo el hombre. "Y mi nombre es Krillin."
