Disclaimer: Los personajes y el universo de KHR no me pertenecen, gracias a la OD. El fic bobo es de mi pertenencia, sí :) (por algo está en mi cuenta, duh).
Advertencias: Sin spoilers, pero con bastante frikismo dando vuelta.
Notas: Tenía ganas de escribir la habitación de Gokudera según la imagino yo. En realidad ya la había escrito en otro fic que nada más subí a mi Livejournal, pero esto es algo más coherente que puedo subir a . Oh, quiero aclarar que este fic es gen, no yaoi :).
Nunca terminas de conocer a una persona.
Gokudera se veía bastante nervioso mientras intentaba abrir la puerta. Tsuna creyó que en realidad "avergonzado" era la mejor palabra para describirlo, aunque ambas cosas se veían extrañas en su amigo.
Suspiró.
—No tienes que mostrarme si no quieres, ¿sabes? —dijo el muchacho—. Puedo esperarte afuera mientras buscas el libro.
Aunque le asustaba un poco la idea de lo que pudiera haber en esa habitación que Gokudera no quisiera enseñarle.
—¡Claro que no, Décimo! —respondió el italiano, abriendo la puerta de su cuarto—. No es ningún problema que pase.
(A decir verdad le preocupaba un poco lo que su Jefe pensara acerca de… bueno, del "decorado" –del cual realmente estaba orgulloso, mas temía que Tsuna creyera que era infantil o algo-).
Gokudera entró en su propia habitación y fue directo hacia donde creía que debía estar su libro de matemáticas. Creía, porque era difícil mantener el orden con tantos libros y tan poco espacio.
Tsuna lo siguió, temiendo un poco de más lo que pudiera ver en el dichoso cuarto que se había mantenido secreto para él hasta ese momento. Pero al final no era nada de lo que pensaba.
Era peor.
Bueno, tal vez no tanto. Originalmente había imaginado un lugar mucho más oscuro y tenebroso, con más dinamita y calaveras (y aunque no fuese a admitirlo, también había temido que el cuarto estuviera lleno de fotos de él mismo), pero no era nada de eso. Era más bien el tipo de cuarto que Tsuna habría creído perfecto para un niño. Un niño con mucho, mucho tiempo libre y una insana afición a la ciencia ficción.
Porque cada centímetro de cada pared estaba cubierto por posters de películas y series (de las cuales sólo identificó unas pocas, entre ellas Star Wars), cada estantería tenía más libros de los que deberían ser humanamente posibles, cada superficie tenía al menos una figura o réplica de algo sobre ella. Tsuna no conocía ni la mitad de las cosas que se encontraban allí, lo que lo hizo sentir un poco tonto.
Aunque bueno, tuvo que admitir que había cierto olor a pólvora en la habitación, y también había una calavera en una de las estanterías (que por algún motivo le pareció que también era una réplica de algo, porque dos pequeñas luces anaranjadas brillaban en donde deberían estar los ojos). Pero aquellas eran las únicas pruebas de que la habitación realmente pertenecía a Gokudera. Nunca habría imaginado ese lado de su Guardián…
…Aunque ahora que lo pensaba, señales no le habían faltado.
"Realmente estoy rodeado de gente rara" pensó mientras miraba el cuarto con una de sus típicas expresiones de mezcla de resignación, miedo y sorpresa.
—Ya lo encontré, Décimo —dijo Gokudera repentinamente, mostrando el libro con una sonrisa en su rostro.
—Ah, Gokudera-kun. ¿Crees que podríamos quedarnos aquí a estudiar?
El italiano parpadeó sorprendido.
—Claro, no hay problema, Décimo.
La verdad, le había gustado bastante esa habitación tan "infantil".
