—Summary del Chapter: "Ore-sama había perdido y ahora tenia que cumplir la apuesta que él mismo había empezado, después de todo, Ore-sama es un hombre de palabra."
—Personaje: Atobe Keigo.
—Advertencia: Ubicado entre el final de la ova trece y principio de la ova catorce.
—Titulo Original: Vivencias de Ore-sama.
—Disclaimers: Ni la trama, ni Keigo me pertenecen —Ya quisiera yo— todo es por obra y gracia de Konomi Takeshi.
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Cuando quiso darse cuenta de su estado de inconsciencia ya era tarde. Echizen había anotado el último punto para finalizar el Tie Break y acabar de una vez con aquel eterno partido.
En resumidas cuentas, el enano de Seigaku había ganado y, por ende, Hyotei había perdido sus oportunidades de llegar por último año a las Nacionales.
Se quedó quieto sin siquiera moverse un ápice, intentado asimilar su derrota y la humillación en la que ahora mismo se sentía. No solo había perdido y había decepcionado a su equipo sino que, para colmo, teniendo la confianza suficiente de que después de todo su esfuerzo y haber desarrollado su letal técnica de Koori no Sekai ganaría sin dudas, apostó su cabello en signo de suficiencia.
Su mirada ensombrecida bajo los mechones de pelo grisáceo que se paseaban —que despuésya no se pasearían— por su rostro escondía su semblante ligeramente afligido. Derrotado.
Vio a Taki interponerse entre Echizen y el rasurador —de quien sabe donde sacó— que tenia en su brazo izquierdo con su habitual cara de póquer en el rostro, pero con toda la intención de hacer "cumplir" su promesa.
"Seguro debe estar pasándosela en grande." Pensó algo desapasionado mientras apartaba la mano de Echizen que se dirigía al semi largo pelo del ahora titular Taki. Lo menos que necesitaba era compasión por algo que él mismo había ocasionado. Además Atobe Keigo jamás faltaba a su palabra, fuera lo que fuera.
— ¿Crees que algo así puede echar por tierra toda la belleza de Ore-sama? —Preguntó mientras de nuevo recuperaba el control de sus emociones y mostraba su mueca de burlona suficiencia. Echizen, por supuesto, no respondió y se quedó en su habitual mutismo.
Atobe no permitiría que el mocoso de Echizen lo humillara más, por supuesto que no y, decidido a terminar con aquella tediosa promesa él mismo tomó la rasuradora de Echizen y se lo pasó por su hermoso cabello mientras los grisáceos mechones caían desperdigados por el suelo y sus zapatos de un lustroso blanco pulido.
Después de terminar su labor no tenia idea de cómo había quedado pero de algo si estaba seguro: Había quedado fatal.
— Mantente en la cima, Echizen. Después de todo has derrotado a Ore-sama, Atobe Keigo. — Sin decir más avanzó con paso apresurado y los titulares lo siguieron, sin intercambiar palabras.
¿Por qué había dicho aquello? No sabía si Echizen había captado el mensaje, pero el capitán no perdonaría que Echizen de ahora en adelante perdiera. No. Después de todo, había tenido el gran honor de haber vencido a Ore-sama por primera vez en sus catorce años de vida y lo mínimo que podía hacer era seguir adelante y apuntar hacia lo más alto. Seguir superándose hasta que un día volvieran a tener un partido y Atobe se jactara de su victoria con una sonrisa de superioridad.
Mientras tanto, practicaría más esforzadamente en cada entrenamiento y, por supuesto, tenia que arreglar su ahora arruinado cabello.
Tsuzukeru…
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- Ore-sama: Forma que tiene Keigo para referirse a él de una forma poco refinada, pero que cambia al agregarle el "sama".
- Tsuzukeru: Continua.
