Holaaa!! espero que les guste este cortisimo primer capitulo...es a modo introductorio, por eso es pequeño

espero que les agrade! dejen reviews please, asi sabre si seguirlo o no...

la historia, obviamente se basa en el bellisimo EdwardXD solo aclaraba.

todos los derechos y personajes son creacion y pertenencia de Stephenie Meyer.

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Ésa noche en particular era cerrada, sin estrellas en el distante cielo; sin viento, ningún perro ladraba, ningún coche pasaba…aunque en esas épocas, era extraño visualizar un automóvil a tan altas horas de la madrugada

Ésa noche en particular era cerrada, sin estrellas en el distante cielo; sin viento, ningún perro ladraba, ningún coche pasaba…aunque en esas épocas, era extraño visualizar un automóvil a tan altas horas de la madrugada. Las 4 de la madrugada. Nadie salía a esas altas horas, debido no solo a lo inoportuno del horario, sino también debido a una serie de aislados asesinatos que, si bien nadie lamento, pues se trataba de criminales, tenia muy atemorizado al pequeño pueblo.

A la terrible e invencible oscuridad, se le sumaba, por si fuera poco, el penetrante frío, que demostraba su presencia en la copiosa nieve, que caía silenciosa desde la penumbra.

A pesar de todo, esto no resultaba un impedimento para el ser que, pacientemente, esperaba sentado, cómoda y seductoramente, en la rama más alta de un árbol marchito.

Sus penetrantes ojos, en ese momento de un color negro profundo, llenos de sed, eran capaces de verlo todo en la oscuridad, esperaban, ávidos; su cuerpo, que parecía deliberadamente acomodado sobre la superficie rugosa de la rama, descansaba, aparentemente sin ninguna preocupación, con una rodilla doblada, una pierna caída en una dirección, y la espalda apoyada contra el tronco; aun así, era obvio que, como sus ojos, estaba expectante. La delicadeza de sus rasgos ocultaban su verdadera naturaleza, letal, mortífera, echando bajo tierra quizás, lo que algún día había sido.

Expectante de sangre.

En la lejanía, a unos 2 kilómetros de aquel gigante árbol, se escucho un pequeño alarido, sofocado rápidamente por algo desconocido, quizás aterrador, que no le había dado tiempo siquiera a pedir auxilio.

Como si esa fuese la alarma que esperaba y necesitaba, con movimientos espeluznantemente rápidos, bajo de un salto el árbol, desde una altura de 7 metros; al hacerlo, tanto el árbol como la tierra tuvieron un pequeño estremecimiento.

Antes de echar a correr a la velocidad del rayo, sus ojos se volvieron más oscuros, si eso podía ser así, y sus hermosos labios se curvaron en una sonrisa seductoramente macabra.

La luna, única luz en aquella insoldable oscuridad, era su única testigo.