Después de ése día, no volvería a salir de su habitación nunca más

Después de ése día, no volvería a salir de su habitación nunca más. Es decir, uno puede aguantar un par de bromas, unos insultos, unos cuantos aviones de papel volando sobre su cabeza... Pero nadie, ni mucho menos alguien como él, podía soportar el rechazo de la chica que le gustaba desde siempre.

Todo había empezado esa misma mañana, cuando apenas y podía levantarse de su asiento y salir al recreo...

-- Flash back --

Todos estaban muy ansiosos por que tocara el timbre liberador, ése que les informaría que podían salir y alejarse del detestable profesor de Historia Universal, para descansar en la hora libre del mediodía... Pero el bendito timbre no llegaba, y el hartazgo empezaba a ser palpable en el ambiente. Es decir, ¿quién podía culparlos? Gaisensei era el profesor que todos detestaban, pues se entusiasmaba tanto cuando hablaba de héroes como El Colmillo Blanco de Konoha, el héroe argentino Belgrano y, más que nada, al hablar de la siempre hermosa Betty Boop n/m: el mejor personaje estadounidense femenino de toda la historia!!, que, después de un par de clases..., te daban ganas de utilizar el Chidori del profe de Lengua contra él.

Dos minutos... ¡¿Quién fue el imbécil que atrasó el reloj?! Desesperante; simplemente desesperante. Al menos agradecía no tener que compartir ésa hora con Rock Lee, un muchacho que les llevaba un año y el fan número 1 (por no decir el único) de Gai. Pero, regresando a ése momento, lo único que mantenía a Naruto Uzumaki alejado de la lección (además de el estúpido timbre ya mencionado que no sonaba) era cierta muchacha que se sentaba frente a él...

Sí, nada más y nada menos que una de las menos populares chicas de la academia n/m: y eso que estoy siendo amable... y no la estoy contando a Hinata : Sakura Haruno.

Esa pelirrosada le quitaba el sueño desde hacía años, desde que era un niño y la veía pasar junto a él por la calle o en la placita, aunque ella no le prestara ni la más mínima atención. Estaban en el mismo grupo de la clase de Inglés, y él se la pasaba intentando llamar su atención. Pero ella siempre acababa dándole un fuerte golpe que lo dejaba en el piso por un buen rato.

El problema no era sólo que Sakura tuviera mal carácter (lo cual no era ninguna novedad) sino que lo que de verdad sacaba a Naruto de casillas era su otro compañero de equipo: Sasuke Uchiha que, al contrario de Sakura, era el chico más deseado y frío de toda la Academia.

Sasuke tenía los ojos y el pelo negros y la piel muy pálida. Su hermano, Itachi Uchiha, había sido expulsado hacía un par de años, por casi haber matado a la antigua profesora de Ciencias.

Aún así, ni siquiera la mala fama de el primogénito hacía que Sasuke perdiera su encanto entre las chicas, que hasta habían formado varios grupos de fanáticas y que se la pasaban compitiendo por la atención del muchacho, que, en realidad, no le prestaba ni la más mínima atención a ninguna de ellas.

Pero, aún así, Naruto culpaba al pelinegro cada vez que Sakura lo golpeaba... es decir, todo el tiempo. Para desgracia del primero, Sasuke y él compartían el banco doble, y el rubio siempre recibía regaños de los profesores por molestar a su queridísimo alumno ejemplar (además de tener muchas otras razones para hacerlo).

Un minuto... "Vamos, ¡suena de una vez!". ¿Cuán desesperado puede llegar a estar un muchacho de trece años? Pues, lo suficiente como para dar molestos golpeteos sobre el banco con un lápiz. No, no sonó muy desesperado, ¿no? Bueno, hay que tomar en cuenta la fuerza del golpe, y ahí sí, se puede decir que por poco no rompió nada.

Treinta segundos... Poco, muy poco, muy poco...

Veinte... Ya casi, sólo había que resistir y mantener la calma.

Diez... ¡Cuenta regresiva!

Cinco... cuatro... tres... dos... uno...

¡¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!!

Una estampida de alumnos salió corriendo por la puerta, en dirección a los jardines, donde finalmente podrían descansar...

Pero no, Naruto no podía descansar. ¡Ni en sueños! Tenía un pendiente que debía solucionar lo antes posible...

Así que, juntando valor y librándose de Shikamaru, que se le estaba acercando para charlar, corrió hacia la parte de atrás del edificio, donde cierta chica pelirrosada lo esperaba...

-¿Qué diablos quieres, Naruto?-preguntó de manera ruda Sakura.-Apúrate, que tengo que ir a la reunión del Club de Fans de Sasuke Número 159, y todavía tengo que comer.

Ese tono frío... No importaba, de todos modos lo intentaría; no podía continuar fingiendo que no le importaba... no, esperen, él no fingía: realmente le molestaba cuando Sasuke se llevaba todo el crédito (que por cierto se merecía) y él quedaba en segundo plano; no dejaba de hacer saber su enojo.

-¿Y bien?

Miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estaba allí. Luego clavó la vista en el piso.

-Yo... Sakurachan... etto...-no sabía cómo empezar. –Yo...

-¡Vamos, Naruto!-chilló ella.

-¡Bueno, bueno!-saltó él. Imitó los juegos de dedos de Hinata.-Sakurachan... yo...

-Naruto...

-¡ME GUSTAS!¡DE ACUERDO?!-gritó finalmente pero, antes de que algo más ocurriera, vio como la pelirrosada empezaba a reír, y luego a soltar una carcajada. Sakura cayó al piso, retorciéndose de la risa.

-¡Jajajaj! ¡¿Pensaste que yo me fijaría en alguien como TÚ?!Jajaaj!-fue imposible intentar pararla, y Naruto salió corriendo de allí.

A pesar de que faltaba una hora, regresó a su casa lo antes posible, dejándose todo, pero no le importó: las lágrimas podrían arruinar su reputación.

-- Fin del Flash Back --

Sí, lo mejor era quedarse allí y evitar a toda costa que Sakura Haruno volviera a verlo.