''Si este tipo de pensamientos persisten en unos años más, juro que acabare con mi vida''.

Un Lovino de apenas 13 años, tuvo aquel pensamiento mientras observaba su móvil, aburrido.

Desde hace unos meses había tenido este tipo de pensamientos que un niño de su edad normalmente no tendría. Cuestionarse sobre su existencia, si valía de algo en la vida de los demás, si era importante.

Su hermano le había dicho que con el tiempo dejaría de tener ese sentimiento, solamente era una fase que le podría pasar a todos.

Era fácil de decir cuando tu existencia no vale mierda.

Su hermano, era un chico bastante risueño y amable. Era amado por todos, y no estaba tratando de decir que él no lo era. Sabía que era amado por sus padres, por sus escasos 'amigos'.

Feliciano era todo lo opuesto a él, era el optimismo hecho persona. Siempre rodeado de personas que lo amaban. No le disgustaba, de hecho estaba feliz de que Feliciano tuviera bastantes amigos, incluso estaba dispuesto a defenderlo cuando un matón se acercara a él.

Pero no podía dejar de sentir ese molesto sentimiento, una presión en su pecho cada vez que veia a su alrededor. ''Quizás es solo una fase''. Trato de convencerse, con el tiempo podría cambiar, seguiría sus estudios y tendría una familia.

''Solo es una fase, y si no, ya sé que tendré que hacer''. Pensó una vez más, absorto en sus pensamientos.

Había cumplido ya 15 años. Su hermano y él se habían cambiado de instituto, y no era nada nuevo que en el primer día Feliciano tuviera ya gente hablando animadamente con él.

Alumnos ya habían tratado de hablar con Lovino, pero su personalidad sarcástica, arisca y huraña hizo que inmediatamente se alejaran de el por el resto del día, haciendo que inmediatamente se arrepintiera y culpara su maldita personalidad.

Desde la distancia, pudo observar como su hermano se separaba del grupo y comenzaba a acercarse a él.

—Ve~ Hermanito, ¡deberías hablar con los demás! De verdad todos son bastantes amables~ — Comento Feliciano con esa característica sonrisa suya. Otra vez tratando de que su hermano hiciera algo de vida social.

—Créeme, Feli, todos esos idiotas que están contigo han intentado hablarme. — Respondió con sequedad. — Ya les caigo bastante mal como para volver a hablar conmigo.

—Pero… — Hubo un silencio de parte de su hermano, pensando en que podría decir. — En realidad eres una muy buena persona, ve~. ¡Seguro les agradaras si solo te esfuerzas!

— No, Feliciano. — Comento con brusquedad. — Ellos no me volverán a hablar y ni yo a ellos. — Finalizo alejándose de allí, dejando a su hermano solo con un dejo de preocupación.

''Es solo una fase''. Pensó, recordando cuando todo este sentimiento comenzó a tener lugar. ''No estoy enfermo, solamente es una fase de la adolescencia''. Volvió a pensar, se negaba a pensar que tenía un problema, era completamente normal, no necesitaba ayuda.

Llego al jardín de la escuela, el timbre sonó anunciando el regreso a clases, aunque, saltarse un horario no haría nada mal.

Se sentó lo más alejado de allí, bajo un árbol casi abandonado al final del jardín. No quería que nadie lo notara, necesitaba estar solo.

''Aunque no estar solo''- Se dijo, abrazando sus piernas y ocultando su rostro en ellas. Quería aunque sea solo un amigo, que se preocupara de él, rieran juntos y soportara su molesta personalidad.

Aún no había olvidado ese pensamiento que tuvo a sus 13 años, ''Si esto sigue asi, acabare con mi vida''.

Hubieran pasado tres años y recordaba con exacta claridad aquel pensamiento, para Lovino el tiempo le parecía sin sentido, tenía una excelente memoria. Recordaba cada rostro y nombre de sus amigos de primaria, de los viajes que hizo junto a su hermano y padres cuando tenía 6 años. Leía libros de historia que podrían relatar hechos de los años 1456 o 1923, y le parecía como si aquello solamente hubiera pasado hace semanas atrás, el tiempo le parecía algo estúpido, a pesar de que seguía consciente de que los años pasaban. No era como si su vida no tuviera fecha y hora.

Cerró sus ojos exhausto, cansado de la vida y de ese molesto sentimiento de angustia y profunda tristeza que lo acechaba día y noche, no dejándole descansar.

Habían pasado ya 3 años más, y Lovino y Feliciano estaban a punto de cumplir sus 18 años.

Sus cumpleaños era en una semana más, Feliciano estaba emocionado, le encantaba recibir regalos y pasarla bien con su familia y amigos en una mini fiesta, aparte de que ya entrarían a la universidad y ya serian por completo adultos. Lovino en cambio, le daba igual, solamente era un año más en su detestable existencia.

Conforme pasaban los años, la tristeza lo había carcomido por dentro. Nunca había llorado por tanta angustia cada vez que iba a la cama, tratando de ocultar sus sollozos para que su hermano no lo escuchara.

''Dios, que patético soy…'' Hizo una mueca de disgusto al recordar cada vez que había comenzado a llorar en su cama, bajo un montón de mantas.

...

A los 16 años, Lovino pudo pensar por fin que necesitaba ayuda.

''Oficialmente, estoy deprimido''. Pensó esa vez sin más mientras hacia una tarea de biología junto a su hermano.

Feliciano siempre supo que algo iba mal con Lovino, al principio no le había tomado tanta importancia, pensando que solamente eran las hormonas y esos sentimientos mezclados y confusos que cualquier adolescente pudiera tener. Pero su verdadera preocupación comenzó a dar lugar a los 15 años, su hermano seguía sin tener ni siquiera algunos amigos, siempre lo veia solo en los recesos y cuando llegaban a casa, Lovino se encerraba directamente en su habitación, solamente salía cuando sus padres o Feli se lo pedían.

Casi nunca le preguntaba a su hermano si había un problema, sabía que podría llegar con un ligero golpe o con un insulto diciendo: '' ¿Para de preocuparte tanto, quieres? ¡Estoy bien!''. Ya lo conocía perfectamente incluso para poder adivinar sus respuestas a ciertos comentarios.

Quería ayudar a Lovino, el problema era que no sabía cómo.

...

—Uuugh… — Se quejó Lovino, tirándose directamente a su cama, hundiendo su rostro en un montón de cojines.

— ¿Pasa algo, fratello~? —Pregunto Feliciano con su voz cantarina de siempre.

—Estoy cansado de todo esta mierda, eso pasa. — Respondió entre las almohadas, ignorando ya el hecho de ocultar sus sentimientos. Se incorporó y miro directamente a Feliciano. — No me malinterpretes, pero… ¿Qué diferencia haría si yo no estuviera acá?

Hubo un silencio de parte de su hermano.

— ¿Ves? Nada. — Dio un profundo suspiro.

Fratello… ¿Estas bien? — Pregunto preocupado Feliciano, dejando a un lado lo que estaba haciendo y sentándose al lado de su hermano.

Escucho otro suspiro de parte de Lovino. — No. No lo estoy. — Dijo levantándose de la cama. — Feli, quiero irme. Me niego a comenzar la universidad, yo… solo quiero irme lejos, ¿sabes? — Este pensamiento nuevo lo había tenido hace un año atrás, dejar todo e irse a un lugar donde nadie supiera de su existencia. Romper todo contacto de sus padres… excepto su hermano.

—…. ¿Irte? — Pregunto nervioso Feliciano. — ¿Irte a dónde? Fratello, ¡Ni siquiera tienes el dinero para mudarte! — Feliciano estaba preocupado, no quería que su hermano se fuera.

Con un movimiento, Lovino enseguida saco de un cajón dos frascos grandes repletos de ahorros. — Planeo mudarme de país. A España. — Respondió secamente, la noche anterior, antes de que su hermano pudiera regresar de una noche en la casa de ese maldito Alemán, conto todos sus ahorros y verifico los precios de los vuelos. Se veia que Lovino había pensado en todo.

Hubo un silencio sepulcral en la habitación.

—A… ¡¿A España?¡ — Exclamo muy sorprendido el menor. Observando los ahorros y luego a Lovino. Se levantó de golpe y se acercó a su hermano. — N-No puedes irte… ¿Por qué te irías?

— Porque estoy cansado. — Dijo sin más — Cansado de mi patética vida, y desde la secundaria tengo este odioso pensamiento en mente. — Exhalo para poder soltar las palabras que nunca habían alcanzado los oídos de alguien. —''Si esto sigue asi, acabare con mi maldita y jodida existencia''.

Fratello…-

—No. ¡No! — Exclamo enojado Lovino. —No me des esa mirada llena de tristeza y preocupación, ¡La detesto!

—Pero… ¿Por qué nunca nos dijiste…? ¿Por qué nunca me dijiste que había algo mal?— Pregunto Feliciano casi en un murmuro.

—No quería preocuparlos. —Admitió. En parte era verdad, pero, no quería tener toda la atención sobre él y viajes a un psicólogo, no quería tener que ver el rostro de preocupación de sus padres. Ni de nadie.

Feliciano se quedó callado pensando en que decir. Sabía que no había ninguna forma de convencer a Lovino, se veia bastante decidido.

—… ¿Cuándo te vas?

— Después de celebrar nuestro maldito cumpleaños. — Dijo Lovino tratando de suavizar su entrecejo. — No me iré teniendo que dejar solo a mi estúpido fratello, y celebrar el cumpleaños sin mí.

No iba a abandonarlo en el día de sus cumpleaños.

Feliciano dio una débil sonrisa. — Ve~… Está bien. Con tal de que seas feliz…

Se abrazaron con un ambiente de tristeza en ambos.

''Con tal de que sea feliz…. Si claro''. No había forma, en esos momentos si quería mudarse de país, pero en realidad quería viajar y conocer varios lugares, antes de que pudiera acabar con su jodida existencia. No iba a irse sin conocer varios lugares y… con suerte gente.

Los dos fueron a la cama dispuestos a dormir, sin pronunciar palabra alguna después de lo sucedido.

...

Aunque tenía esa pequeña chispa de esperanza, de que alguien viniera y lo sacara de su estúpida miseria. De alguien que lo amara y que no lo dejase solo.

Estaba Feliciano pero… Quería alguien más, no sabría cómo describirlo.

Y con este pensamiento en mente, Lovino cerró sus ojos, listo para comenzar al día siguiente con otro día de mierda.


Jelou ~ ¿Que tal esta?

He tenido esta historia desde hace como dos meses, ¡solamente no tenia idea de como empezarlo! Espero que les guste~ Es algo larguito el primer capitulo pero bueh(?)

Pueden dejarme sus reviews de como les ha parecido? Me dejan saber si les gusto 3 Gracias~