Hola a todos y muchas gracias por interesante en esta loca historia que se me a ocurrido de la nada misma llena de romance y humor al puro estilo del ¡campo!
Si te preguntas donde se encuentran los personajes, es en Texas, para que no se me pierdan mis amadas lectoras.
Aclaraciones: Los personajes de Shingeki No Kyojin no me pertenecen, solamente me pertenece la trama de este fanfic y los oc's que salgan c:
Prólogo
El tiempo había pasado y la paz por fin había llegado, Eren como era de suponerse fue ejecutado al día siguiente, asesinado por la persona que tanto amaba, Levi.
Este al final del día lloró como nunca había llorado antes y solo la muerte pudo acoger sus lamentos.
Ya han pasado, aproximadamente dos mil años desde aquella tragedia que le demostró a la humanidad lo codiciosa y cobarde que era, perdiendo a un simple joven con hermosos sueños y al mejor de mejores.
La alarma sonó en aquella cálida habitación un joven de cabellos negros se levantaba a la hora exacta en que los gallos cantaban y una vez fuera de la calidez agobiante de aquella cama despertó al joven moreno acostado a su lado, quien lo afirmo por la cintura y unió sus labios con los de este, en un saludo de buenos días.
Era momento de trabajar.
Eren vestido con una camisa cuadrille celeste la cual se encontraba debajo de unos pantalones de mezclilla, todo combinado con botas al más puro estilo vaquero. Un perfecto Country Boy.
-Buenos días amor-
-Buenos días mi vida-
El sol poco a poco comenzó a salir en el rancho de la familia Jaeger, el ahora dueño de esta Eren Jaeger después de probar el desayuno de su amada esposa Levi Jaeger se dirigió al campo pues ya era la hora de trabajar.
-¡Hola Eren!- Una joven de cortos cabellos negros le saludo, con aquel acento campestre típico en ella, la joven de ojos color chocolate y piel tostada como el nombrado se bajó de su yegua un salvaje ejemplar domado por Jaeger, vestía un pantalón de mezclilla una camisa cuadrille roja amarrada a la cintura, su sombrero y botas vaqueras, al igual que Eren, la única diferencia estaba en su camisa, se dieron los cinco y los dos comenzaron con su trabajo, bajo el cálido sol mañanero.
Eren monto a su macho favorito, un hermoso ejemplar, ex-salvaje (también domado por el) blanco con motas color café claro. Los dos entraron a una zona encercada circular, en donde había una gran cantidad de trigo esparcido y un poco más amontonado en el centro, el cual llegaba a la altura de dos metros, rodeando aquel montón de trigo había cinco hombres con horcas, instrumento utilizado para mover el trigo y tirarlo al sendero que formaban los caballos y por último y frente a ellos un total de siete yeguas listas para la corrida.
-¡Ajua! – Grito la chica de cabellos negros más conocida como Catalina de los rios Ilisperger, como le decían de broma Cata de cariño y entre los cercanos.
Y déjenme decirles, con aquel grito comenzó la trilla a Yegua suelta.
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