A Chat Noir le parecía increíble la bienvenida que recibió de los padres de Marinette, luego de ponerla a salvo.
De inmediato, en la terraza Tom lo había tomado gentilmente de los hombros para luego empujarlo levemente para que lo acompañe a la invitación de su hija.
El heroe intentaba hablar que no era necesario ningún tipo de recompensación, era su deber y ya se tenia que ir.
No obstante, el panadero no lo dejaba marchar, pidiéndole que se quede, cortésmente el gatito se quedó. En fin no tenia peligro de destransformarse al no utilizar su poder en la batalla contra el Akuma.
Al volver, Tom le había entregado una bandeja con dulces realmente apetitosos, se le hacia agua a la boca solo de observarlos. Probo uno y luego otro.
Y Tom al verlo disfrutarlo tanto, trajo otra bandeja con otros tipos de postres y otra mas y otra.
Chat Noir estaba en el paraíso. Sus ojos brillosos encantado por la vista.
-Come, come-ofreció el progenitor de Marinette-Puedes comer lo que quieras, hasta mi hija.
Añadió riendo. El felino tosió por la sugerencia, rojo por el atragantamiento y la implicacion de las palabras.
Marinette se encontraba tan colorada, que decidió irse como su padre, pero este no la dejo. Es mas le susurró en la oreja que no se pusiera tímida y que era su oportunidad para mostrar sus encantos.
Le guiño un ojo y le alentó, cerrando la trampilla tras su partida, ella intentó abrirla -inútilmente- la había atrancado.
Era obvio que su padre aun seguía empeñado en emparejarlos.
Rió suavemente no sabiendo que hacer, mientras corría un mechón de pelo detrás de la oreja, nerviosa.
En eso, se percata que Chat Noir esta de pie, ya dejando de comer los dulces y mirándola fijamente a ella.
-Me tengo que ir-espeta.
-¿Te vas?-deja salir en asombro. No en desilusión, pero el minino no descifra el tono.
-Si me quedó no creo que pueda controlarme-le dijo muy cerca a Marinette, quien se le sonrojaron las mejillas.
Sus ojos azules se expanden y siente mucho calor. Tornándose mas serio el hecho de que estaban solos en la habitación. A excepción de Tikki, que estaba escondida cerca de ahí.
-No creo que tenga control en este tipo de situación-explica-Sera mejor que me vaya...
Marinette no puede hablar, las palabras de Chat Noir son precavidas, insinuando que algo podría pasar si se queda.
-Si sigo aquí, no medire las consecuencias, la tentación es increíblemente peligrosa -el contacto visual no se rompe- no importa lo que dijo tu padre, yo no puedo...-replica, el corazón de la chica estaba a punto de salirse de su pecho por tantos latidos.-Correr el riesgo y arruinar mi figura...
-¿Eh?-articula Marinette, parpadeando.
-Tengo una figura que mantener-expresa Chat Noir, mostrando su sensual cuerpo-Si sigo comiendo estas delicias, engordare. ¡No puedo correr el riesgo!
Marinette estaba petrificada por lo que estaba diciendo el gatito.
-No me queda mucho autocontrol -añade y su mirada vaga brevemente en los tentadores dulces-Adiós, My Princess... -dandole un caballeroso beso en el dorso de su mano -agradece a tu padre por mi -levantando su vista y soltando la mano- ¡Estuvo delicioso!
Se despide internamente por los postres dejados atrás y subiéndose por la escalera y luego por la escotilla, se marcha triste por lo que dejó, sin poder antes probar su dulce sabor.
Por otro lado, el golpe de la escotilla que es emitido por su ida, no es lo suficiente fuerte para quitar el estado de estupor de la chica. Chat Noir se refería a los postres.
