Disclaimer: Undertale no me pertenece, es propiedad de Toby Fox.


Advertencias: Este fanfic tiene OCs, además, es una parte paralela a mi fanfic SoulTale, los protagonistas son Sans, Papyrus y dos OCs que son parte de SoulTale, así que, bien puedes leer y considerar que los niños que aparecen son simplemente alumnos o leer la historia completa y ampliar tus conocimientos acerca de ellos. Que la historia ocurra paralelamente no significa que ocurra al mismo tiempo, estas clases empiezan el día después que Acedera deja la escuela y continúan hasta que empieza a converger con el resto de la historia. Las actualizaciones serán generalmente semanales y cortas. Aclarado esto, ¡les dejo leer!


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Tutorías con el profesor Sans
(llame, pero no hay garantías de que contestemos)

¡Primera clase!
... ¿Sándwich?

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Recién había llegado y su tutor se había echado a dormir.

Acedera no se molestó en despertarlo, consideró que quizás, no había dormido bien la noche anterior y el cansancio le estaba cobrando factura, quizás, solamente tomaba una pequeña siesta antes de empezar las lecciones, ella tomó siestas de quince minutos en su tiempo cuando no podía dormir haciendo los trabajos de la secretaria.

Así, alejándose un poco del esqueleto que empezaba a roncar, se quedó leyendo sus propios apuntes mientras esperaba que el tiempo pasara.

Y el tiempo pasó y pasó, ella había terminado de leer todos los apuntes (sin terminar de entender lo que estaba escrito ahí) y ya se había oscurecido, su tutor aún no se despertaba y no daba signos de que fuese a hacerlo.

Se recostó en su silla y optó por quedarse observando el lugar, en algún momento él iba a despertar, ¿no? Fuese como fuera, ella no quería ser quién le levantara, ¿quién sabe si se enojaría o si le haría algo? No. Solamente esperó.

Y esperando se acabaron sus seis horas de tutoría, ya era de noche y debía volver a casa a hacer el aseo general. No obstante, no podía marcharse así como así, ¿y si el esqueleto despertaba y no la encontraba? Sería descortés dejar una carta nada más y marcharse sin despedirse no era ni una opción.

Tomó aire, ya había perdido su tiempo por seis horas, podía continuar esperando un poco más mientras organizaba su cronograma de la semana.

Sacó una libreta y se puso en ese trabajo.

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Después de una intensa clase de cocina con la señora Laurence, Papyrus llegó satisfecho a su hogar, había aprendido a hacer sándwiches sin quemar la cocina en su totalidad, un progreso asombroso para el gran Papyrus.

No obstante, toda dicha desapareció en el instante en el que Papyrus entró a su casa, encontrándose con Sans durmiendo encima de la mesa y la hija de la señora Laurence mirando tranquilamente los cuadros de huesos que adornaban las paredes.

—¡HUMANA! ¿QUÉ HACES AQUÍ? PENSÉ QUE TUS CLASES CON SANS SE HABÍAN ACABADO HACE TRES HORAS.

—Ah… ¿ya pasaron tres horas? —preguntó ella casi sorprendida, pero parecía como si su expresión solamente fuese por compromiso—. Bueno, no pudimos empezar, el señor… Esqueleto estaba muy cansado, así que pasamos las clases por hoy.

Papyrus se golpeó el cráneo con la mano, debió haberle dicho a Sans que no podía dormirse durante las clases. Su error.

—LO SIENTO MUCHO, HUMANA, HABLARÉ CON MI HERMANO AL RESPECTO. ¡SI QUIERES PUEDES TENER ESTOS MAGNÍFICOS SÁNDWICHES HECHOS POR EL MÁSTER CHEF PAPYRUS EN SU EXITOSA CLASE DE COCINA!

Papyrus se acercó a ella para poderle entregar la bolsa con los sándwiches, pero ella reaccionó de forma inesperada: se levantó automáticamente y retrocedió abrazándose al libro más cercano que encontró.

—Se lo agradezco, pero no creo que sea necesario, mamá posiblemente tenga los mismos sándwiches —mentía, ella sabía que su madre jamás llevaba lo que preparaba en las clases al hogar y si lo hacía, no se les era permitido ni a Dalia ni a ella comer de sus pruebas.

—PERO ESTOS SON ESPECIALES, LOS PREPARÉ YO —entonces Papyrus pareció preocuparse—. SI NO LOS QUIERES… NO SABRÉ CÓMO PAGAR TU TIEMPO NI DISCULPARME POR EL FLOJO DE MI HERMANO.

—No es necesario, está bien —insistió ella negando con la cabeza.

—NO ESTÁ BIEN, FUE MUY MALEDUCADO DE SU PARTE.

Acedera tenía un problema: le temía a los esqueletos. No recordaba desde cuándo o por qué, quizás fue cuando todos los modelos de la clase de biología la aplastaron una noche que intentó hacer el inventario escolar, se había quedado durante horas en el suelo esperando ayuda mirando fijamente los cráneos que parecían querer morderla en cualquier segundo. Por esa razón, tener esqueletos moviéndose y hablando por voluntad propia le ponía los pelos de punta, pero comprendía que estaban vivos, eran personas y era descortés y hasta ridículo su comportamiento.

Por eso había aceptado que un esqueleto fuera su tutor, para superar su tonta fobia. Pero esa era la primera clase, aún no era capaz de verlos fijamente sin sentir un frío recorrer su espina dorsal (mala referencia, no servía para relajarla), aun así… ese esqueleto alto le transmitía algo diferente a la aversión, se permitió verlo por unos segundos a la cara y notó preocupación en sus facciones.

Cielos, si hasta se veía adorable.

—Está bien —aceptó finalmente avergonzada, tomando la bolsa e intentando no tener contacto con los huesudos dedos de Papyrus—. Muchas gracias.

—NO ES NADA HUMANA, ESPERO DISFRUTES MI DEBUT EN EL ARTE DE LOS SÁNDWICHES, CUANDO VUELVAS MAÑANA TE DARÉ ALGO MUCHO MÁS VALIOSO, DELICIOSO Y ASOMBROSO, ¡YA VERÁS! ¡NYE JE, JE!

Acedera asintió sin preguntar demasiado, tomó sus pertenencias y se dirigió a la puerta.

—Que tengan buena noche —se despidió antes de marcharse rápidamente, aún debía limpiar toda su casa, Dalia había hecho una fiesta la noche anterior y todo era un caos.

—¡GRACIAS, HUMANA! —se despidió Papyrus esperando a que se fuera, una vez lo hizo, miró a Sans con los brazos cruzados—. ¡SANS! ¡HUESOS FLOJOS, DESPIERTA!

—cinco minutos más, paps —murmuró entre sueños mientras se acomodaba—. zzz…

—¡NO ME "ZZZ"! ¡A DESPERTAR! ¡TE QUEDASTE DORMIDO EN TU PRIMER TUTORÍA!

—oh… —Sans con pereza despegó su cara de la mesa, miró a todos lados somnoliento y bostezó—. ¿ya se fue?

—¡DEBIÓ HABERSE IDO HACE TRES HORAS Y SE QUEDÓ ESPERANDO A QUE DESPERTARAS! —se quejó Papyrus, furioso por la indiferencia de su hermano.

—ah, ¿y por qué se quedó esperando?

—FUE PORQUE… BUENO… NO SE LO PREGUNTÉ —dijo Papyrus como si recién caía en cuenta de ello—. ¡PERO ESO NO IMPORTA! SANS, NO PUEDES SEGUIR DE VAGO PASÁNDOTE TODAS TUS RESPONSABILIDADES COMO SI SE TRATARAN DE UN JUEGO.

—vamos, bro, sabes que eso de la educación no se me da, no soy un gran tutoriel después de todo —guiñó un ojo.

Y Papyrus tuvo un tic nervioso en el ojo.

—¡YA BASTA CON LOS CHISTES! —Sans se rió y Papyrus suspiró, cambiando su expresión de enojo a una de aflicción—. SANS, YO… ME PREOCUPO POR TI, HERMANO, HAS ESTADO MUY EXTRAÑO ÚLTIMAMENTE.

Sans se quedó en silencio, e irguiéndose (un poco, aún tenía una posición desgarbada) miró a Papyrus con gracia.

—¿extraño de qué forma?

—ESTÁS… MÁS DISTRAÍDO, ES COMO SI ALGO TE MANTUVIESE OCUPADO O… ¿PREOCUPADO QUIZÁ? —se sentó en el asiento que hace un momento la humana había ocupado y suspiró, con Sans nunca era fácil hablar—. QUIERO QUE TENGAS ALGO PARA DEJAR DE PENSAR EN LOS PROBLEMAS, PENSÉ QUE ESTA SERÍA LA FORMA MÁS ADECUADA, UN TRABAJO QUE NO IMPLICARA TU POCO SALUDABLE COMIDA CHATARRA.

Sans se esforzó por no reírse, después de todo, cuando Papyrus hablaba tan en serio no podía siquiera pensar en hacerle burla. Se rascó la parte trasera de su cráneo y asintió.

—comprendo, paps, me esforzaré un poco más.

—¿LO HARÁS? —preguntó Papyrus con ilusión.

—seh, no me dormiré la próxima vez.

—ESE ES UN BUEN INICIO —dijo Papyrus alegre—. ¡POR CIERTO, HERMANO! ¡HE APRENDIDO UNA NUEVA Y EXTRAVAGANTE RECETA DEL ARDUO ARTE CULINARIO, SE LE LLAMA SÁNDWICH! ¡TE PREPARARÉ UNO…!

—zzz…

—¡SANS! ¡HUESOS FLOJOS! ¡DEJA DE DECIR "Z"!