Disclaimer: KOF y sus personajes pertenecen a SNK Playmore. La historia pertenece a su respectiva autora, con mero fin de entretenimiento.
N/A: Universo alternativo. Los posibles lazos familiares, parejas y/o amistades irán de acorde a la historia. Las personalidades de los protagonistas y antagonistas pueden variar. Dependiendo de las situaciones, aparecerán personajes secundarios (únicamente del videojuego).
I
"Tragedia"
La oscuridad había cesado, el cielo se esclarecia y los tenues rayos del sol se colaban por las ventanas, indicando el comienzo de un nuevo día. El canto melódico de las aves se colaba el los oídos de una chica, cuyo único objetivo era seguir durmiendo, y lo habría echo, de no haber sido porque no era la única ocupante de la amplia habitación en la que dormía. Chizuru se revolvía entre las sabanas gracias a su hermana gemela Maki y su entusiasta grito de cada mañana anunciando un nuevo día y las actividades del mismo. Y como cada mañana, terminaba ganándole una guerra por las cobijas.
—Deberías de quitar esa expresión tan tétrica —habló Maki, dando fin a la pelea. —Así Reggy se enamorará más rápido de ti —dijo esto último en un tono burlesco y meloso.
—Deberías de meterte en tus propios asuntos —respondió Chizuru con aire de molestia —me tiene con poco cuidado el idiota de Reggy o sus sentimientos. Si no fuese por su dinero, ya habría terminado con todo ese teatro —explicó mientras se dirigía a la puerta de la habitación.
Y era cierto, aunque Chizuru mantuviera una relación con uno de los hombres más ricos de la ciudad, le parecía molesto acoplarse a él. La diferencia de edad entre los dos era demandante y le resultaba agobiante fingir interés hacia él. Pero aunque la situación se tornara frustrante, debía de hacer un esfuerzo si quería ganarle provecho a la misma, ya que -como decía su padre-, las relaciones amorosas solamente eran negocio.
Después de arreglarse, bajó al comedor de la hermosa mansión -que más bien parecía un templo- y después de saludar a su padre, se dispuso a degustar sus alimentos. Pasaron unos momentos de silencio cuando la pelinegra sintió la atenta mirada del hombre clavada en ella, la cual se limitó a devolverle una mirada desconcertada.
—Hoy será un gran día, hija.
—¿Por qué lo dices?
—Te tengo una sorpresa. Hoy en la noche, después de que vuelvas de tu reunión con Mai.
¿Sorpresa? Si era por el asunto de la dichosa herencia de la empresa, que tanto odiaba pisar la chica, no le causaba ninguna emoción. Tenía un gusto excesivo por el dinero, pero, dirigir una empresa casi clandestina era un asunto diferente. Además, sabía de sobra acerca de la herencia de su madre y, que cuando fuese mayor de edad, sería la beneficiaría de esta -además de su hermana-. Así que ¿por qué habría alguna sorpresa?
—Me muero por conocer la "gran sorpresa" —exclamó con sarcasmo. —Pero sabes que hoy no llegaré a dormir. Así que tendrás que esperar hasta mañana o decirme ahora de qué se trata. —Esperó por una respuesta, la cual sólo interpretó en una sonrisa torcida por parte del hombre.
—Sabes que las pruebas para las personas inscritas en el torneo se realizarán en dos días —cambió de tema. —Necesito que vayas a la empresa y me acompañes a las evaluaciones. Si me preguntas una razón del porqué tú y no tu hermana, sabes de más la respuesta. Así que te pido... —Fue interrumpido por la presencia de Maki.
—Parece que el buitre aún no se va —masculló entre dientes. —Es una lástima que arruinara un día tan hermoso.
Por alguna razón, a Maki le repugnaba la presencia de aquel sujeto. Ella le hacía saber a su hermana mayor que no le debían nada a ese hombre, cuyo interés -según sus palabras- era el dinero de su familia. No compartían lazos sanguíneos, pero el hecho de haber firmado un acta de matrimonio con su madre lo hacía merecedor de una vivienda y los beneficios de la fortuna de su progenitora. Era despreciable para ella ver a ese tipo gozando de los privilegios que le había regalado su madre a costa de su amor, él era la persona más detestable que conocía.
—¡No le hables de esa manera a papá! —vociferó una molesta Chizuru, levantándose de su sitio, mientras el aludido ampliaba su sonrisa ladina. —Él nunca te ha faltado al respeto como para que tú lo hagas. ¡Pídele perdón por tu insolencia en este instante!
—¡Ese infeliz no es nuestro padre! —advirtió la menor señalando al involucrado. —No pienso pedirle perdón a alguien que se burló de la buena voluntad de nuestra madre, aún estando moribunda escupía su veneno sobre ella. Es una maldita rata que... —La frase quedo en el aire gracias al ruido proveniente de una bofetada por parte de Chizuru. Bajó la mano, aún temblorosa y miró con desazón a una enfadada Maki.
—No voy a permitir que calumnies de esa forma a nuestro padre —murmuró con un hilo de voz. —No después de todo lo que ha hecho por ti —esta vez elevó un poco el tono de voz.
—Tú no sabes nada...
Era de noche, aunque las estrellas no se alcanzaran a distinguir en el firmamento debido a la cantidad de luz artificial, la luna llena relucía entre los altos edificios de la ciudad. Una noche perfecta para salir a bailar o dar un paseo tranquilo.
En realidad, ella no se divertía como lo tenía planeado. Desde que salió de su casa la invadió una sensación de opresión en el pecho advirtiéndole que debía volver a casa. Pero ella no era de esas personas que creen en supersticiones, ni mucho menos en sensaciones extrañas, era una noche de diversión y nadie le quitaría esa regalía. Dio un tercer trago a su bebida y observo a su alrededor. El lugar no era muy grande pero era bastante atractivo, un toque elegante pero a la vez extravagante.
Miró por el rabillo del ojo al sujeto que clavaba su vista el ella desde hacía ya un buen rato. Un hombre de cabello largo y rubio que se encontraba junto a otro de apariencia parecida, pero que portaba una gorra, ambos bebiendo el mismo licor que ella. Chizuru esbozó una sonrisa burlona y comenzó a llamar a uno de los hombres con la mirada.
Perdona, querida. Te dije miles de veces que me acompañaras. Ahora disfrutaré al máximo del rubio por ti.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el molesto vibrador de su celular. En cuanto puso un ojo en la pantalla del objeto, no pudo evitar soltar una risita sarcástica. Abandonó su lugar para contestar la llamada, dejando a un desconcertado acompañante y se dirigió a la parte trasera del establecimiento.
—¿A qué se debe el honor de tu llamada, Mai? —dijo con evidente ironía. —¿Te arrepentirse de quedarte en casa?
—Deja tus indirectas para después, Chizuru. Te hablo porque estoy preocupada por Maki.
—¿Qué te contó esta vez? —arrastró con desgano sus palabras. —Esta vez me va a escuchar —susurró.
—Está asustada, dice que tuvo un mal presentimiento. En este momento me dirijo a su casa. Chizuru, de verdad, yo creo que deberías volver...
Colgó el teléfono con desinterés, algo en su entorno había captado su total atención. Un hombre.
De apariencia casi inofensiva y complexión delgada, el hombre se encontraba de espaldas a ella. No necesitaba adivinar de qué color era su cabello, pues, fuera teñido o no, conservaba un brillo bastante peculiar; se encaminó hacia el sujeto que se conservaba de espaldas, erguido e imponente, y cuando logró colocarse a su lado, pudo deducir que se encontraba fumando. Una ligera mueca de desagrado se formó en el rostro de la pelinegra, pero enseguida, recobró la compostura y las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa.
—Es una gran noche como para que alguien la desperdicie en soledad —atrajo la atención del muchacho. —El ambiente en compañía es mejor.
Aquel hombre musitó unas palabras, con el tono de voz lo bastante bajo como para que la chica no le escuchara. Frunció el ceño notoriamente y la observo por un instante. Posteriormente, volvió su cabeza hacia el frente y soltó una risa arrogante. Esa señorita tenía agallas, las suficientes para tirarle cualquier indirecta, con el fin de pasar una buena noche, porque ¿qué mujer se atrevería siquiera a saludar al temido Iori Yagami? Las mujeres que lo habían hecho eran solamente obradoras de la vida nocturna, chicas que le provocaban placer por dinero y después, no volvía a saber de ellas. Pero, la joven que tenía a su lado no parecía ser alguien de ese tipo, era hermosa -debía admitirlo- pero eso era algo que nunca le había importado. A él no le interesaba entablar ningún tipo de conversación con nadie, y mucho menos con la mujer que lo llamaba.
—Piérdete —su tono de voz fue neutro. —No me interesa acostarme contigo.
—¿Acostarse? No sabía que una conversación sería relativamente parecida a terminar en la cama.
—No pienso volver a repetirlo. No me interesas.
No se percató en qué momento la joven se colocó al frente suyo y lo observó detenidamente con una expresión divertida. Le parecía bastante molesta la idea de que alguien lo mirara a los ojos y peor aún, que lo miraran de esa manera tan ¿comprensiva? No, esa mujer no tenía ninguna imagen comprensiva, sus facciones eran dignas de arrancarlas y sus ojos, merecedores de extirparlos. Estaba comenzando a odiar la situación en la que se encontraba, así que decidió acortar la distancia entre sus cuerpos. La tomó del brazo derecho y la empujó hacia la pared más cercana, quedando de una manera en la que sus alientos se entremezclaban y sus miradas se cruzaban.
—Podría matarte ahora mismo con mis propias manos —afirmando el agarre en su brazo, provocó un ligero temblor en ella. —Pero no quiero perder mi tiempo contigo —se alejó de ella dispuesto a irse.
—¿Por qué no haces el intento de matarme? —vociferó demandante. —Dudo mucho que lo logres —esta vez lo retó con sus palabras.
La risa burlona de la mujer hizo que Yagami se girara sobre sus pies y volviera con una expresión de total enfado. Si esa mujer quería morir, le concedería el gusto. Nadie se había atrevido a insultarle sin salir ileso, y ella no iba a ser la excepción. Cuando llegó a donde se encontraba, la tomó del cuello y un ligero crack azotó sus oídos. Estando dispuesto a marcharse de nueva cuenta, se dio cuenta de que el cadáver de la pelinegra no se encontraba... ¿Le había tendido una trampa? Si había sido así, se olvidaría de matarla de la manera fácil y le haría pasar sus últimos momentos en agonía y clamando por su vida. Se entraba burlando de él y lo estaba subestimando. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un aparato, pero no era de él y, llegando a la conclusión de que ese objeto pertenecía a la pelinegra, con pasos cautelosos se dirigió a la fuente del sonido. Pero se detuvo de golpe y abrió los ojos desmesuradamente al escuchar la conversación que ésta mantenía.
—Espera un momento. Habla más despacio porque no entiendo nada. —aconsejó la joven. —¿Qué ocurrió con Maki? —al escuchar ese nombre, un escalofrío invadió el cuerpo del pelirrojo. —Esto es una broma ¿verdad? ¡Dime que es una broma! —La voz de Chizuru era cada vez más descontrolada y alarmante. —No, ella no puede estar...
La frase se quedó al aire, por lo que Iori no pudo saber más. ¿Acaso había escuchado "Maki"? ¿Era la "Maki" que él conocía? Se detuvo a pensar por un momento en el rostro de Maki, sus ojos se abrieron como platos una vez más... ¡Era idéntica a esa mujer! Y él no se había dado cuenta. Si ella hubiera sido la persona que él conocía no hubiera llegado a acercársele. Cuando recobró la compostura se dio cuenta de que la chica ya no se encontraba ahí, a lo lejos pudo divisarla abordando una moto y arrancando a toda velocidad, como si alguien la persiguiera. No lo dudó, tomó su coche y se dspuso a seguirle el paso, tenía que saber qué había ocurrido con Maki, la curiosidad lo estaba dominando y no estaba dispuesto a perderle la pista esta vez.
—Maki...
Continuará...
